RICK
Ahí estábamos los cuatro. Sentados contra el muro.
Yo me apoyaba contra la pared, y acariciaba el pelo de Lily, que estaba sentada frente a mí y recostada en mi pecho. Podía notar como el dolor seguía desgarrándola por dentro, y alguna que otra solitaria lágrima conseguía escaparse entre sus parpados cerrados. Jannette y Hansel estaban a mi derecha, este último intentando todo tipo de bromas o gracias para que ella riera y dejara de llorar, aunque poco conseguía, y acababa abrazándola para que se desahogara por completo.
De cara a nosotros, las cuatro ancianas se sentaban en unas sillas que parecían bastante cómodas - y aunque nos habían ofrecido unas, habíamos desistido- y nos miraban con sonrisas plasmadas en sus arrugados rostros.
-Bueno- dijo una de ellas.- creo que merecéis algunas explicaciones.
Hansel y yo, que éramos los únicos que nos habíamos recuperado ligeramente tras lo ocurrido (aunque todavía se podía notar a leguas la tristeza en nuestras caras) asentimos.
- Entonces empecemos por el principio.
Con un simple chasquido de dedos al compás, una densa neblina empezó a envolver individualmente a cada una de ellas. Pronto, esta se disipó dejando a la vista a cuatro jóvenes chicas, seguramente de no más de veinte o veintidós años. Nos fue fácil reconocer a cada uno una de ellas.
- Usted es la bibliotecaria - dijo Jannette asombrada mirando a una rubia de ojos azules, que tenían una intelectual sonrisa en la cara.
- Y usted es la cajera del Starbucks del centro comercial- continuó Lily, hacia la pelirroja de gafas con un toque hippie.
- A usted la he visto en algunas sustituciones de Historia en el instituto- añadí yo haciendo memoria. Esta veinteañera, al igual que la primera era rubia, aunque sus ojos eran color castaño oscuro y parecía ser pocos años mayor que ella. Me respondió con un guiño.
-Y usted... ¿No será por casualidad la hermana de Sam? Recuerdo verla muy a menudo por su tienda de antigüedades.- cuestionó Hansel a la última de ellas, morena y de ojos casi negros.
-Si chicos, somos nosotras- respondió la pelirroja, que por ahora no tenía nombre.- Pero si queréis asimilarlo todo, vamos poco a poco y desde el principio. Yo soy Ann, y soy tu Protectora, Lily.
Lily la observó algo confusa.
-¿Pro- Protectora?- preguntó con voz entrecortada a causa del reciente llanto.
-Si- contestó la rubia de ojos azules.- Al igual que yo soy la de Jannette. Por cierto, soy Holly.
-Y yo soy tu Protectora Rick- se presentó otra de las mujeres- Michelle, encantada- me tendió la mano, que estreché afablemente. Aquellas chicas transmitían una sensación de familiaridad y alegría algo extraña, si nos fijamos en que nunca las había conocido o me había relacionado con ellas, como mucho para preguntar dónde se situaba algún lugar de extraño nombre o localización.
-Y supongo que tú serás mi Protectora- acabó Hansel
-Exacto. Soy Lisa.- dijo con una gran sonrisa.
-Pero... No entiendo. ¿Protectoras?- cuestionó por segunda vez Lily.
-Tranquila, vamos por partes. Bien, yo os lo explicaré. Os hemos estado protegiendo, como bien indican nuestros nombres, para que los Oscuros no se acercasen a vosotros.- Su imagen empezó a titilar, pero todo volvió a normalidad un instante después- Aunque, como podéis comprobar, nuestros poderes empiezan a menguar, causa por la que no pudimos defender a vuestros familiares.
Una triste mirada cruzó su rostro. Holly miró a Jannette.
-Lo siento- dijo con una vocecita apenas audible- lo intenté, pero ellos se hacen más fuertes y...- no pudo acabar, Jannette la interrumpió.
-Tranquila, lo sé. Sé que lo intentasteis.- les dedicó una triste sonrisa, una de las que apenas son un leve movimiento de las comisuras de los labios, pero bastó para que Holly dejara de repetirse groserías a si misma por su error. Fue como un destello, instantáneo pero lo suficientemente visible para que todos nos diésemos cuenta. Poco después volvió a enfocar su mirada en el suelo, para que esta se quedara allí anclada por lo que pareció una eternidad.
El silencio se propagó, y en la sala ni un simple sonido era audible.
- Cada vez se están haciendo más poderosos, pero nosotras no podemos detenerlos. Vosotros sois la clave, vosotros tenéis que conseguirlo.
-¿Pero por qué? ¿Por qué nosotros? Solo somos chicos y chicas normales, ¿cómo es que somos los elegidos o lo que sea que somos?- preguntó Jannette. Parecía muy cabreada y a la defensiva. Al igual que nosotros, necesitaba toda la verdad.
-¿No os acordáis?- dijo Ann de lo más afligida. Parecía dolida incluso.
-¿Acordarnos de qué?
De repente todo empezó a sacudirse. Las paredes temblaron como si fueran gelatina, las puertas quedaron destruidas, y en el techo las luces empezaron a oscilar.
-Rápido, no falta mucho para que lleguen- comunicó Holly a las demás.
- Primero acabemos con lo que empezamos, merecen saber toda la verdad.- contestó ella.
- ¿Pero por qué estamos aquí?- pregunté yo asustado. Al parecer se nos acababa el tiempo.
- Todo ha sucedido como si de una partida de ping-pong se tratase- empezó a explicarme mi Protectora- primero, los Oscuros consiguieron apresaros cogiéndoos desprevenidos, pero no a nosotras. Así que, aún vosotros estando inconscientes, conseguimos sacaros de aquel antro en el que os habían apresado. Conseguimos llevaros a todos vosotros sanos y salvos a un lugar seguro, para empezar las comprobaciones.
-¿Qué comprobaciones?
- Preguntas al final, Hansel. Como iba diciendo, necesitábamos empezar las comprobaciones para asegurarnos de que erais vosotros y no ningún tipo de impostores. Entonces ellos volvieron a dar con nuestra posición, y volvieron a conseguir teneros cautivos, en aquella extraña sala en la que dieron fruto vuestros poderes, y al activarse por fin estos después de tanto tiempo, nos fue fácil localizaros, pero no solo a nosotras, también los Oscuros, que se pusieron alerta. No fue difícil rescataros por última vez, ya que teníais aterrorizados a los malhechores, así que valió con entrar y llevaros a resguardo. Fue entonces cuando cada uno despertó y tuvo sus propias pruebas. ¿Os importaría contarme que le ocurrió a cada uno?
-Yo-yo empezaré - se ofreció Jannette tartamudeando.- Primero me desperté en una bonita habitación, y tras salir a explorar encontré a Lily con una camisa de fuerza, y por lo que parecía, bastante traumatizada. Nos dormimos, y más tarde desperté sola. Estaba en casa, y mis hermanos...-hizo una pausa aguantando las lágrimas- mis hermanos estaban conmigo, y también mi padre y mi madre. Estábamos cenando y de repente todo empezó a temblar. El techo salió volando como si de un pedazo de papel se tratase, y entonces pude ver el huracán. Había mucho viento, y todos tratábamos de aferrarnos a algo. Jake y Peter estaban a mi lado, uno a mi derecha y otro a mi izquierda, y podía salvar solo a uno de los dos. Yo, no...-no pudo acabar, pues rompió a llorar desconsoladamente. La abracé para intentar tranquilizarla, y le acaricié el pelo. Por un momento sentí que era como mi hermana pequeña, y que tenía que cuidarla y protegerla siempre.
Holly la miró compadeciéndose de ella.
-Yo estaba en la playa - solté de repente mientras seguía aferrado a a la pequeña, ya se había tranquilizado un poco, y estaba tumbada sobre mi regazo mientras Lily apoyaba su cabeza en mi hombro.-Mis padres estaban sentados conmigo en una manta encima de la arena y hablábamos. De repente el oleaje empezó a ser mayor, hasta que una gran ola arrastró hasta el agua a mis padres. Ellos me pedían ayuda, así que sin pensármelo dos veces me tiré al agua a buscarles. Tuve la sensación de que ahogaba, así que simplemente me dejé llevar por las olas, que me arrastraron hasta una especie de acantilado lleno de afiladísimas rocas. Justo antes de estrellarme, cerré los ojos y aparecí en un pasillo con una puerta que me trajo hasta aquí. No pude salvarles...
-Rick...- dijo Michelle afligida, podía notar el arrepentimiento en su cara.
-Aparecí en la montaña, y me pasó lo mismo, no pude salvar a mi familia.- respondió Hansel cortante. Podía darme cuenta de que no quería volver a vivir la horrible experiencia.
-Lily- dijo Ann- ¿Qué pasó?
Lily no contestó, solo emitió un sollozo. El silencio volvió a apoderarse de la sala. Un leve temblor hizo que las luces volvieran a parpadear, el miedo nos caló una vez más.
-No sois los únicos confusos aquí, chicos.- explicó Lisa- nosotras seguimos buscando la explicación de algunos sucesos extraños.
-¿Más extraños que lo que ya ha pasado? ¿Más que levantarte un día y que tienes poderes o algo así?- exclamó Hansel frustrado.
-Es algo con lo que estáis bastante familiarizados. Los accidentes.
-¿Qué accidentes? - pregunté. Sí, podía ser bastante lento si me lo proponía.
-Aquellos que se llevaron a vuestros seres queridos- aclaró Michelle sombría.
-Digamos que es posible que haya sido nuestra culpa en parte- dijo Ann.
-¡¿QUE VOSOTRAS QUÉ?! ¡¿VOSOTRAS SOIS LAS RESPONSABLES DE LA MUERTE DE MI HERMANA?!-saltó Lily más enfadada de lo que jamás hubiera imaginado, y creedme, la imaginaba muy enfadada.
-¡¿DE LA MUERTE DE MI FAMILIA?!- la acompañó Jannette. Recalco, NO os habría hecho gracia verlas así. Como bien decía mi tío:
《Nunca te interpongas entre una mujer enfadada y el motivo de su enfado, a no ser que no aprecies tu vida》
-¡NO, NO!- exclamó Ann rápidamente, seguramente temiendo que nosotros dos nos uniésemos también a la "revuelta".- Ni lo pienses. Nos referimos a que, si hubiésemos conseguido que vuestros poderes se activasen antes, quizás los habríamos salvado. Pero de todas maneras, no lo habríamos logrado, los poderes aparecen en un determinado momento, que nadie puede estimar.
Una última vez, las luces oscilaron, y acabaron apagándose por completo. Nos sumimos en una penetrante oscuridad, aunque por poco tiempo.
- Gracias Rick- dijo Michelle- veo que empiezas a pillarle el truco.
-Poco a poco- Rick se encogió de hombros y sonrió. Elevaba la mano a la altura de su cara, y controlaba sutilmente una pequeña llama, apenas del tamaño de la de una cerilla, o un mechero. Esta empezó a crecer y crecer, hasta que ocupó toda su mano, dispuesta en forma de cáliz.
-No nos habéis respondido, ¿Por qué nosotros? ¿Por qué nosotros y no cualquier otra pandilla de chicos y chicas?
Un fuerte golpe en el techo, que hizo temblar toda la estancia, puso alerta a las Protectoras.
-No hay tiempo, ellos ya han llegado. Cuando entren aquí, tened por seguro que no podremos protegeros, son demasiado fuertes, y nuestros poderes se debilitan.- explicó Lisa
-Solo hay una cosa que debéis saber. No es cosa del destino, ni una mera coincidencia, mucho menos un accidente. Sabed que sois vosotros, los elegidos: los Dioses Elementales, o como nosotras los llamamos, los Guardianes de los Cuatro Elementos.
Fue lo último que alcancé a oír, antes de que irrumpieran en la habitación cuatro figuras negras encapuchadas, y que todo se quedara quieto. Absolutamente todo.