Capítulo 17

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LILY

Desperté y me levanté del suelo sofocada y tosiendo violentamente. Había fuego por todas partes y al fondo estaba ella. Una barrera de llamas nos separaba, haciendo imposible que pudiera ayudarla.

-¡Lily socorro!- gritaba Mary desesperadamente mientras lloraba. Apenas tenía siete años, y estaba acurrucada en una de las esquinas abrazando su peluche de Mickey Mouse contra su pecho.

-¡Lily!-oí un grito a mis espaldas, Amy se acercaba corriendo con una mascarilla improvisada hecha con trapos mojados.

-Ella...Corre...Ayuda-me empecé a marear, tosiendo descontroladamente. Alcancé vislumbrar a unos bomberos corriendo hacia Amy y mi, y otra cosa más que jamás se borraría de mi memoria, el suelo de media habitación desprendiéndose, la zona en la que Mary estaba acurrucada incluida.

-¡MARY!-sollocé. Unos dedos se aferraban al corte suelo, corrí hacia ellos.

El fuego me quemaba la piel, pero no podía parar, no me importaba nada, tenía que salvarla. Corrí hasta llegar a la zona del suelo que estaba hecha polvo por el desprendimiento, Mary se agarraba fuertemente a una de las vigas, pero el fuego la iba abrasando la mano, y poco a poco se soltaba.

Todavía no había llegado, y en el último momento un pedazo de techo cayó delante de mí cortándome el paso. El miedo se apoderó de mí, ¿Que podía hacer?

Empecé a sentir la palma de mi mano húmeda, a pesar del sofocante e infernal calor que hacía allí dentro. Tenía que intentarlo, si no había sido un sueño tendría que dar resultado, era mi última esperanza. No quedaba otra opción, por lo que cogí aire profundamente, cosa que no salió muy bien debido al humo.

Vamos Lily, reacciona

Vislumbré una pequeña manita entre el espesor del humo, que se aferraba afanosamente y con dificultad a las vigas que constituían el derruido suelo. Noté como el agua empezaba a gotear, señal de que el plan estaba funcionando.

YA

Levanté las manos de golpe, haciendo que el fuego de mí alrededor quedase extinguido por el agua que salía a presión desde mis extremidades. Giré en mi sitio apagando las llamas, y noté que ni Amy ni los bomberos estaban ya, me había quedado sola. Volví a girarme hacia Mary, a la que se le escapaban, como a cámara lenta, los dedos de uno en uno de su agarre.

-¡Mary!- salté hacia ella y caí dándome un golpe seco en el abdomen, dejándome sin respiración. Mis dedos rozaron su brazo, y como por acto reflejo me dejé caer más aún para conseguir atraparla. Lo hice, aunque ahora colgaba agarrándome casi solo con mis pies, pero la había salvado, lo había conseguido.

No debí cantar victoria tan deprisa. El suelo empezó a oscilar, tambaleándome violentamente, y haciendo que mi hermana estuviera cada vez más cerca de soltarse. Era ahora o nunca

-Mary, suelta el muñeco y cógeme con las dos manos.

-Pero...

-¡Mary suelta ese peluche!- la pobre más asustada de lo que ya estaba dejó caer el juguete, al que poco después las llamas devoraron. Con un poco de fuerza, tanto física como de voluntad, consiguió agarrarse a mi brazo con las dos manos. Bien, íbamos poco a poco, pero teníamos que darnos prisa. El tiempo se nos acababa junto con el oxígeno.

No se me ocurría otra cosa, así que como una auténtica trapecista, empecé a balancearme hacia delante y hacia atrás, mientras las piernas se me iban soltando centímetro a centímetro. Con un fuerte impulso conseguí lanzar a Mary al suelo. Un fuerte sonido me indicó que mi hermana había caído sana y salva, puede que no ilesa, pero la había puesto a salvo, unos crujidos de fondo me alertaron, por lo que continué con e el plan.

Los Guardianes de los Cuatro Elementos ©Where stories live. Discover now