Capítulo 21

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LILY

-Practiquemos- solté sin más.

-¿Cómo?- preguntaron Hansel y Jannette a la vez, lo que hizo que se ruborizasen.

-Se supone que tenemos que derrotar a cuatro tipos, fuertes, poderosos, inteligentes, y que además son dioses. Nosotros somos cuatro niños y niñas, que apenas pueden usar sus poderes. ¿Creéis que compensa?

-No, está claro- respondió Rick mirando a la pared.

Las siguientes horas (milagrosamente no nos encontraban) pasaron entre fuego, aire, tierra y agua. Cualquiera que hubiese entrado se habría asombrado bastante al ver a unos niños que se divertían, mientras una de ellos levitaba, otro hacía malabares con fuego, una servidora se dedicaba a crear figuritas con agua en el aire, y un último chico hacía crecer  afilados rosales en las estanterías.

También hicimos descubrimientos impactantes. Mezclar, fusionar nuestros poderes era uno de ellos. Mientras yo hacía figuritas en el aire, Jannette mandaba heladas ráfagas de aire que congelaban el agua, o  cuando hacía dianas de agua flotantes, Rick se divertía lanzando dardos incendiados que dejaban agujeros humeantes en la figura. No tardamos en empezar a controlarlos.

Se abrió la puerta súbitamente de golpe. Pat se asomaba al otro lado. El pobre hombre jadeaba cansado.

-Chicos, han llegado- anunció atemorizado. Era la primera vez que no veía a Pat tranquilo y sereno.

Nos pusimos de pie. Había llegado la hora de luchar, el momento que tanto habíamos esquivado, llegaba por fin. El sol empezaba a ponerse, no tardaría demasiado en hacerse de noche.

-Bien, vamos a patear unos cuantos traseros divinos- exclamó Jannette mientras salía por la puerta trasera y chasqueaba los dedos, como una auténtica diva. Rick, Hansel y yo nos miramos atónitos. La niña tímida y serena acababa de desaparecer, con un chasquido de dedos.

La seguimos emocionados, todo el miedo se había disipado, dando lugar a la más profunda emoción. De la cafetería la gente salía huyendo a raudales, ni un alma quedó allí dentro tras pocos minutos. Nadie excepto ellos.

Cuatro hombres, ya no encapuchados, de ojos tan rojos como la sangre, y colmillos más afilados de lo normal, ponían patas arriba toda el establecimiento mientras nos buscaban.

-Va-va... ¡VAMPIROS!- chillamos los cuatro atemorizados. Ellos reaccionaron tan solo un instante después, y corrieron hacia nosotros.

La velocidad y la fuerza de aquellas criaturas era algo inaudito, por lo que decidimos no huir, era hora de luchar. Rick saltó hacia uno de los vampiros, pero este lo esquivo con facilidad, y poco después, había conseguido inmovilizarle. Corrí en su ayuda, y empapé al vampiro de inmediato, aunque no ayudó mucho. Sirvió lo suficiente para despistarle, de manera que aflojó el agarre de Rick, y él consiguió escapar.

Mientras, Jannette y Hansel se las tenían que ver con otros tres vampiros, que poco a poco les acorralaban contra una esquina.

-¡Chicos, reaccionad!- les grite.

Jannette salió de su asombro, y consiguió elevarlos a los dos en el aire hasta rozar el techo. Hansel aprovechó el desconcierto de los malhechores para volver a descender con la ayuda de Jannette y tocar el suelo, haciendo crecer una maraña de zarzas que acorraló a los vampiros contra los últimos lengüetazos de sol que atravesaban una de las ventanas.

Aullidos desgarradores indicaban que la luz empezaba a hacer efecto sobre su piel, y pocos segundos después, tres vampiros quedaron reducidos a cenizas.

-¡Rick, tu turno!- gritó Hansel.

Rick lo comprendió al instante: fuego. Al cuarto vampiro también se le acababa el tiempo. Todo parecía marchar sobre ruedas, pero los refuerzos no tardaron en aparecer.

Los Guardianes de los Cuatro Elementos ©Where stories live. Discover now