RICK
-¿Quién llamaba tía Mary?
-Oh, nadie Richard, se habían equivocado- respondió ella nerviosa.
-Vale- dije sin quedar del todo convencido- Ya me voy.
Agarré las llaves que colgaban de un gancho en la pared y abrí la puerta.
-¡Ah Richard, se me había olvidado decirte algo! Esta tarde...- me distraje al ver a uno de los chicos del club de skate con su patín, bajando a una velocidad vertiginosa por la acera-... ¿De acuerdo?
-Si claro- respondí fingiendo que me había enterado.
Crucé la entrada del jardín y salí a la calle, donde mi coche estaba aparcado por el simple motivo de que me dio pereza maniobrar tanto para meterlo en el garaje. Conduje hasta el instituto con la música sonando a todo volumen y sin la capota del coche. El viento me daba de lleno en la cara y me sentía libre, libre de verdad. Pero como todos los buenos momentos, este también acabó repentinamente.
Aparqué en mi sitio especial y salí del coche con el diario pelotón de chicas con demasiadas hormonas en la cabeza gritando cosas como: "¡Rick, guapo!" "¡Rick te quiero!" "¡Rick sal conmigo!"... Tampoco me molestaba, es decir, ¿A quién le podría molestar que una horda de chicas le alabara tanto?
Me dirigí a la taquilla y la cerré en cuanto cogí los libros. Vi como Austin y Josh se acercaban, cada uno con el balón de su respectivo deporte bajo el brazo, Austin uno de rugby y Josh con uno de baloncesto.
-¡Qué hay tío!- me saludó Austin
-¿Qué tal?- le respondí yo mientras hacíamos el típico saludo de chicos. Lo repetí igual con Josh y nos pusimos a hablar del partido de fútbol que habíamos visto el día anterior. Cuando la conversación empezaba a acalorarse debido a que Austin y Josh discutían sobre si había sido penalti o no, una aguda y dulce voz detrás de Josh nos hizo darnos la vuelta.
-Eeeh... Rick, necesito hablar contigo un momento por favor.- dijo Jannette tímida mirándome. Llevaba dos tranzas a los lados que la hacían ver adorable e infantil.
-¿Tu qué quieres enana? Porque si quieres una cita con él lo llevas claro.- le dijo Austin riéndose.
Vi cómo se ponía más pálida aún y bajaba la vista intimidada.
-No te atrevas a hablarle así- le espeté a Austin enfadado.
-Woooh, el "hermanito mayor" se pone sobreprotector...-dijo él riendose. Con una intimidante mirada les ordené que se marcharan, y eso fue lo que hicieron.
-Discúlpalos, no suelo relacionarme con gente...- cómo decirlo sin ofenderla.
-Empollona, rata de biblioteca, don nadie... Como quieras decirlo, no me molesta. Y tranquilo, no hace falta que te disculpes, sé cómo son tus amigos. Es su gran hamartía.
-¿Su qué?- pregunté confundido
-Su gran error fatal. Como se nota que no lees, decepcionarías a John Green...- dijo ella poniendo los ojos en blanco. Claro, y se supone que debería saber eso.
-Bueno, a lo que venía. Tengo algo muy importante que contarte, pero aquí hay... demasiada gente.
Me condujo hasta un pasillo medio vacío y allí empezó a explicármelo todo.
-Esta mañana llamé a tu casa...- la interrumpí.
-¿Por qué...- esta vez me interrumpió ella poniéndome un dedo en los labios para que me callara.
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Los Guardianes de los Cuatro Elementos ©
Fantasy¿Qué pasaría si un día te despiertas, y sientes que algo no va bien?¿Y si de repente empiezan a ocurrir cosas extrañas? Hansel, Lily, Jannette y Rick viven sus vidas con tranquilidad, día tras día como una aburrida canción que se repite una y otra v...