El instante más hermoso de la...

By PalomaCaballero

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(LGBT+) Mikoto se encuentra sumido en una tristeza profunda después de que su novio, Harry, lo deja por otro... More

Notas Iniciales
Mikoto
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Notas de autor

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By PalomaCaballero


A la mañana siguiente Mikoto se despertó justo a tiempo para correr a su trabajo y llegar quince minutos tarde. Lo cual tuvo como consecuencia escuchar los regaños de su jefa, mientras se sentía como la peor persona del mundo por arrastrar a Mars a sus problemas hasta el punto de que el pobre hombre se había ido a casa de madrugada, aún cuando él tenía un horario mucho más exigente que el suyo.

Mikoto aceptó la reprimenda y cuando por fin se hizo un espacio para mirar su teléfono, las cosas se pusieron peores al notar que tenía un par de mensajes del hombre preguntando como estaba. Mars nunca escribía primero, pero debió haber sido un espectáculo lamentable el que había dado el día anterior, por lo que lo primero que hizo fue disculparse al respecto tanto como pudo.

Lo segundo fue alejarse de su celular el resto de la tarde, así que le dijo a Mars que se tomaría un descanso de su teléfono hasta la noche porque tenía mucho trabajo. Aquello, pese a todo, no fue tan difícil como pensaba, en especial porque se encontraba en un estado de sopor tan denso que las horas le parecieron minutos y los minutos horas. Su conciencia del tiempo se volvió tan extraña que al salir del trabajo le dio la sensación de que habían pasado mil años antes de que se terminara su turno.

Al llegar a su casa no llamó a Nara, en su lugar, se tiró en su sillón y se quedó dormido hasta el día siguiente. Por lo regular el podía dormirse en cualquier sitio, pero nunca antes un mueble le había parecido tan cómodo como esa noche en que el forro acolchado pareció comérselo entero hasta que el sol se filtró por la ventana.

La ventaja de haber bajado de peso hasta los límites más insospechados era que toda su ropa le quedaba como pijama, así que daba igual que trajera puesto, su cuerpo nunca se sentía incómodo por culpa de prendas ajustadas.

Cuando despertó, todavía estaba con la cabeza embotada. No sabía qué día era, donde estaba o porqué se sentía como si estuviera teniendo una experiencia extra corporal, pero cuando sus pensamientos se aclararon, se dio cuenta de todo.

Absolutamente todo.

Mikoto suspiró, buscando su celular, lo primero que vio fue un par de mensajes de Nara, preguntándole como estaba. Él esperó un poco antes de contestarlos y luego entró a Facebook, donde Chris público una foto de Harry en la cocina de su casa, preparando café. Pronto los dos irían juntos al trabajo y por el encabezado, supo que tenían una cena planeada para esa noche. Cumplirían catorce meses de novios, lo cual quería decir que estaban juntos desde hace más de un año.

Mikoto sintió que todo se volvía gris yse dio cuenta, de la manera más dolorosa que Mars tenía razón.

Tenía que alejarse de Harry.




—Oh, hola —Mikoto abrió ojos sorprendido, pues diez minutos antes, cuando Mars le preguntó si estaba despierto, no se imaginaba que el hombre se fuera a aparecer en su departamento sin avisar. Su presencia fue tan extraña como si tuviera un elefante en medio de la habitación, pero le había ayudado a espabilarse y notar que, no importaba cuantas veces fuera abandonado, todavía tenía que trabajar para pagarle a Nara el dinero que le debía.

—Traje postres —comentó, mostrándole una caja blanca, con el sello de una tienda muy conocida en la ciudad—. ¿Ya desayunaste? —agregó, sin dar demasiadas explicaciones.

—No —Mikoto se hizo a un lado para dejar que Mars pasara dentro del departamento. Todavía se sentía extraño el tener a alguien que no fuera Harry en su espacio, pero sabía que Mars solo estaba siendo amable y dejarlo en la puerta sería muy grosero.

—¿Puedo preparar café? —dijo, caminado hacia la cocina. Mikoto se sintió extremadamente avergonzado al darse cuenta que su casa seguía siendo un pozo de caos y que él estaba usando todavía el uniforme con el que salió del trabajo el día anterior.

—Ah, sí, ahora vuelvo —comentó, corriendo a su habitación para darse una ducha rápida. Mikoto se sentía como un gran desastre, porque cuando salió, se dio cuenta lo raro que era el hecho de haber dejado a Mars preparándose un café mientras él se bañaba.

Sin embargo, cuando entró en la cocina se encontró con el hombre disfrutando de su bebida con toda tranquilidad. Estaba seguro de que no se había tomado más de quince minutos en la habitación, pero de todas formas se sintió culpable.

Al llegar a la mesa, Mars le ofreció unos pastelillos individuales que eran la cosa más tierna que Mikoto hubiera visto en su vida y de inmediato se olvidó de la incomodidad que le estaba generando toda aquella escena. En su lugar, se apresuró a mandarle algunas fotografías a Nara para que los viera, ellos dos compartían el mismo gusto por las cosas lindas, eran bastante cursis y estaba seguro de que la mayoría de la gente pensaba que eran un poco extraños, pero como eran asiáticos, también daban por hecho que era parte de su naturaleza tener algunas cosas raras en su personalidad. Ninguno de los dos lo mencionaba, pero sus familias también pensaban que eran un poco raros.

De todas formas, Mars no hizo el más mínimo comentario al respecto, a pesar de que podría haberlo hecho. De inmediato pensó en Harry y la manera en que desaprobaba esa parte de su personalidad con la misma frialdad que rechazaba todas las cosas que no le gustaban. Harry era un hombre muy sobrio, elegante, le gustaba la manera en que actuaba, mostrándose ante el mundo con la tranquilidad de quien estaba muy seguro de sí mismo, así que era lógico que hubiera preferido a alguien como Chris.

Chris era la persona más brillante que Mikoto hubiera conocido, allá donde fuera siempre llamaba la atención, las miradas a menudo se desviaban hacia él cuando se reía. Tenía el cabello castaño claro y los ojos del color de la miel y cuando el sol se reflejaba en ellos se volvían casi traducidos.

Nunca había conocido a una persona con unos ojos tan bonitos como los de Chris, tan naturalmente coquetos, como dos cerezos en flor. Mikoto se sintió inmediatamente inconforme consigo mismo, él era un asiático de ojos negros, de cabello negro, con la piel destrozada por culpa de la falta de sueño y su propio descuido. Su cabello asimétrico le daba una forma rara a su cabeza, que de por sí ya era bastante grande para su cuerpo escuálido. Cuando Mikoto se miraba al espejo solo podía ver a un chico desaliñado de mirada perdida.

—¿Estás bien? —Mars debió haber notado el cambio en su expresión, porque de inmediato preguntó al respecto. Él se quedó en silencio un momento antes de responder.

—Sí, estoy bien —dijo, y luego miró a Mars y sonrió al darse cuenta que sus ojos verdes también se veían traslúcidos con la luz del sol y eran quizás más encantadores que los de Chris. No sabía por qué no los había mirado con detenimiento hasta ese instante, pero notarlos lo reconfortó. Quizás solo era el hecho de tener un poco de compañía lo que le hacía feliz—. Tienes uno ojos muy bonitos —le dijo.

Mars pareció sorprenderse un momento, pero después le devolvió la sonrisa.

—Son mi mejor rasgo —espetó, en un tono tan profundo y cálido al mismo tiempo. A pesar de su comentario, no parecía que estuviese actuando de manera arrogante.

Mikoto pensó que seguramente Mars tendría muchas cosas mejores que sus ojos. Ellos no se conocían a profundidad, pero era obvio que se trataba de un hombre con una amabilidad infinita. Sin embargo, en ese momento decidió que Chris ya no era la persona con los ojos más bonitos del mundo. Los de Mars eran mucho más dulces y fue extraño, porque incluso viéndolos de frente no se sintió como una basura en comparación.

Pensando un poco al respecto, se dio cuenta que quizás los ojos de Mars eran tan hermosos, porque cuando miraban a otras personas, estas podían sentirse tan brillantes como una mañana soleada en primavera. 


Bueno, espero que hayan disfrutado este capítulo y les dejo con una bonita canción de amor para estos dos.

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