El instante más hermoso de la...

Par PalomaCaballero

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(LGBT+) Mikoto se encuentra sumido en una tristeza profunda después de que su novio, Harry, lo deja por otro... Plus

Notas Iniciales
Mikoto
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Notas de autor

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Par PalomaCaballero


Tw: gaslighting

Mikoto entró en pánico el sábado por la tarde, cuando llegó a su casa, con Mars cargando algunas bolsas y se dio cuenta que todo era un desastre. Al entrar a la cocina, la mesa estaba tapizada de cosas empolvadas por el desuso. Por suerte había lavado los trastes en la mañana y el fregadero no estaba atiborrado de platos llenos de comida descompuesta, pero el hecho de que no hubiese espacio en la mesa hizo que se sintiera tan avergonzado como para querer salir huyendo.

Sus manos se movieron con nerviosismo, tratando pensar que iba a hacer con tantas cosas y dándose cuenta que no había espacios libres para colocar muchos de los botes de vidrio vacíos o latas de conservas que habían estado manteniéndolo vivo el último año. Ciertamente tenía bastante tiempo que no cocinaba para nadie, ni siquiera para él mismo, tenía tan pocas ganas de hacerlo que a veces solo abría una lata de atún y se comía el contenido con un tenedor. Una lata era suficiente para todo el día, cuando salía compraba muchas, para no tener que ir al súper tan seguido. Odiaba los enlatados, pero no había mucho que hacer al respecto, en su estado, cualquier cosa le habría sabido a nada.

—Ay, lo siento mucho, dame un par de minutos y...—Mikoto se quedó en silencio al darse cuenta que Mars parecía mirar fijamente hacia una esquina. Había una mezcla de curiosidad y sospecha en sus ojos, aunque de nuevo aquello no era demasiado evidente. Mikoto se quedó en silencio un momento, preguntándose que sería lo que estaba viendo, su mente trató de registrar en su memoria las cosas que arrumbaba por ahí y cuando recordó, sintió que su boca se secaba.

El pobre no sabía que decir, sentía que si se excusaba sonaría como un comentario fuera de lugar, pero estaba seguro que miles de cosas estaban pasando por la mente de Mars en ese momento y no sabía si eran buenas.

—Tienes un montón de cosas en estas cajas —él se inclinó, revisando su contenido por encima, tomando unas orejas de Mickey Mouse que sobresalían de entre el desastre.

De inmediato Mikoto sintió como el calor le calentaba la cara. Tenía ganas de correr y quitarle todo de las manos, pero aquella reacción habría sido demasiado grosera para alguien que no sabía que estaba revolviendo en la intimidad de otra persona ¿O quizás si lo sabía? Mikoto se mordió los labios.

—Sí, yo...—su voz tembló un poco, pero de inmediato consiguió controlarla. Al menos esa impresión tenía—. Yo iba a ponerlas de regreso en su lugar —dijo avanzando y tomando una de las cajas para moverla de lugar. No se atrevió a recoger aquella en la que Mars estaba hurgando, pero le hubiera gustado.

Cuando estaba a punto de cruzar el umbral de cocina, apresurado por ocultar sus pertenencias, Mars se aventuró a hablar, rompiendo la ilusión de control que creyó tener. Aquello no debió sorprender a Mikoto, en realidad nunca había tenido el control de nada, era una especie de barco a merced de las olas, a la deriva en el inmenso mar.

—¿Son cosas que te dio Harry? —Sus palabras parecían haber sido dichas de manera casual, pero estaban ahí por algo.

Él tardó un momento en moverse de su lugar, pero cuando reaccionó, se giró para mirarlo.

—Son solo algunos recuerdos, no es la gran cosa —dijo, sin embargo, parecía bastante mortificado. Mikoto no tenía idea de porqué, no tenía nada de malo conservar todos esos lindos momentos en sus representaciones materiales.

—Este es muy lindo —dijo mirando las orejas—. ¿Fueron juntos a Disneyland? —lo interrogó, encendiendo las luces de las orejas y riendo un poco.

Mikoto se quedó en silencio un momento, preguntándose cómo era que una comida divertida en casa había terminado de aquella manera, pero de todas formas no pudo evitar sentir añoranza al ver el objeto y suspiró.

—Fuimos juntos una vez, dijo que estaba seguro de que nunca había ido en mi vida y me llevó —se explicó, encogiéndose de hombros. Ellos se habían pasado un buen rato, Harry pagó por todo, siempre gastaba mucho dinero en él, le regalaba cosas pequeñas o cosas caras, daba igual, siempre estaba consintiéndolo.

En ese entonces todavía eran estudiantes y todo el mundo le decía lo envidiosos que estaban de que tuviera un novio como ese. Cuando fue hora de regresar ya era muy tarde y se quedaron en un hotel, la cara de Mikoto adoptó una mueca rara al recordar las cosas que pasaron en aquella habitación. Estaba muriéndose de pena.

—¿Y habías ido alguna vez? —inquirió, dejando la bolsa en su lugar y revolviendo un poco más el contenido de la caja, Mikoto se encogió en sí mismo y regresó sobre sus pasos, sentándose en una de las sillas, mientras devolvía la otra caja a su lugar.

—Sí, una vez, mi hermana me llevó cuando tenía trece años, un año antes de mudarme a la ciudad —aseguró, sintiéndose excesivamente melancólico.

—¿Y se lo dijiste? —dijo, encontrando una tira de instantáneas que mostraban a un Mikoto sonriente y a Harry con la misma cara estoica de siempre, dejando que el chico se colgara de su brazo y se recargar un poco en él.

—¿Qué cosa? —inquirió el chico, parpadeando un par de veces.

—Que no era la primera vez que ibas.

Mikoto apretó los labios y negó con la cabeza. Mars no opinó al respecto, era una persona excesivamente callada cuando se lo proponía y eso terminaba poniendo muy nervioso a Mikoto. Él necesitaba saber que no estaba haciéndole sentir incomodo o que no dijo nada incorrecto, pero la incertidumbre siempre estaba presente cuando hablaba con Mars. Por esta razón siempre sentía un poco de miedo de verlo a la cara, estaba acostumbrado a que las personas fueran silenciosas por mensajes, aparte de Nara nadie era tan efusivo como él, pero en persona era otra cosa. Sin embargo, Mars le caía bien la mayor parte del tiempo, así que el miedo lo ponía en una situación difícil.

—No quise romper la ilusión —dijo finalmente, sintiéndose un poco tonto después de haber pronunciado aquellas palabras. Mars se incorporó, recargándose en la pared.

—¿Te vas a deshacer de ellos? —preguntó, señalando las dos cajas, lo suficientemente grandes para que Mikoto tuviera que utilizar toda la capacidad de sus brazos, pero que Mars podría cargar a la vez sin ningún esfuerzo.

—No —respondió de inmediato, sintiéndose asustado por la posibilidad—. Una amiga los empacó, pero voy a guardar las cosas en su lugar un día de estos.

A decir verdad, Nara había intentado tirarlo todo, pero Mikoto no la había dejado, porque aún se aferraba a todas esas cosas con tanta fuerza, que la sola idea de perderlas le causaba un dolor indescriptible. Sería como tirar a la basura los años pasados, fingir que nunca ocurrieron y él quería atesorarlos, porque todavía amaba a Harry con tanta fuerza que incluso los peores momentos los recordaba con cariño.

Dolía, pero no podía evitarlo.

—Despejemos la mesa —Mars cambió de tema, Mikoto sintió que la manera en que había evitado ahondar en el asunto era su forma de mostrar disconformidad.

O quizás estaba imaginando cosas.





—Deberías decirle a tu novio un día de estos que nos prepare tempura, tengo ganas de algo de comida oriental —El viejo Charles Robinson, uno de los dos miembros fundadores de la empresa se encontraba sentado en la sala de juntas, estirándose en su lugar con cierta pereza en sus movimientos. Harry estaba frente a él y revisaba de manera distraída algunos papeles del caso en el que estaban trabajando.

Chris levantó una ceja, mirando a su novio en busca de alguna respuesta aclaratoria que nunca llegó.

—Un día de estos, jefe, por ahora hay demasiado trabajo en la oficina —comentó acomodando las carpetas en sus manos para después levantar la vista hacia el hombre—. ¿Qué piensa de una cena en un restaurante italiano? Acabo de descubrir uno excelente esta semana —agregó sin que su expresión vacilara en lo más mínimo.

—Me gusta la comida italiana —espetó Charles, frotándose la barriga, como si estuviera saboreando los platos en ese mismo instante y después miró su reloj, haciendo una mueca de desagrado—. Me marcho ahora mismo, tengo algunos pendientes que no pueden aplazarse, espero que te hagas un espacio el próximo fin de semana porque voy a tomarte la palabra.

Harry se despidió del hombre, que actuó como si Chris no existiera. Era lógico, él era solo un empleado regular, sin embargo, eso no era lo que le molestaba de aquella situación. Él esperó a que estuvieran a solas para expresar su descontento.

—¿Por qué le dijiste eso al jefe? —su voz sonó bastante alta en medio del silencio de la oficina. Harry frunció el ceño, pero no lo miró, en su lugar comenzó a guardar los papeles en su maletín.

—¿No te gusta la comida del chef Paolo? —preguntó. Chris pudo notar el ligero tono de burla en su voz. No parecía estarlo tomando en serio y eso lo hizo enojar.

—Sabes de lo que estoy hablando —gruñó. Cuando Harry se levantó hacia el proyector y comenzó a desconectar la máquina, supo que no tenía intenciones de contestarle—. ¿Por qué no le dijiste que tu novio no puede cocinar arroz sin quemarlo? —preguntó haciendo referencia a sus nulas habilidades para la cocina.

—No lo creí necesario —respondió, siguiendo con sus labores, actuando como si estuviera realmente interesado en enrollar todos los cables para llevarlos al almacén.

La respuesta hizo que Chris se enfureciera aún más porque sabía que lo estaba tomando a loco y que a quien en realidad se refería el jefe cuando habló "del novio de Harry" era a Mikoto.

—Deja de hacerte el idiota. No le has dicho a nadie de por aquí que ahora sales conmigo ¿Cierto? —espetó, apretando los puños para contenerse. Chris no era una persona de carácter fácil, tampoco era la clase de persona que permitía que jugaran con él, aunque en ese momento estaba sintiéndose acorralado por la indiferencia de su pareja.

—Ya te lo dije, no es la gran cosa y tampoco me importa lo que los demás piensen —su voz sonaba lacónica. Chris tuvo ganas de levantarse y golpearlo, pero no lo hizo, en su lugar fue la mesa quien recibió su puño.

—¡Yo soy tu novio! ¿Cómo no va a ser la gran cosa? ¡Todos piensan que todavía sigues con él! —exclamó, sin pronunciar el nombre de Mikoto. Su existencia era un fantasma que lo asechaba todo el tiempo. No había momento o lugar en el que pudiera librarse del chico.

Harry se detuvo en seco, poco acostumbrado a dar explicaciones y se le quedó mirando un instante antes de hablar

—¿Acaso eres un adolescente? Quiere que les envíe a todos una carta con membrete para avisarles —dijo frunciendo el ceño. La expresión de Harry mostraba por completo lo que estaba pensando: que aquella discusión era ridícula.

La cara de Chris se puso roja de ira y vergüenza, estaba seguro de sus exigencias eran justificadas, pero la manera en que Harry le hablaba siempre lo hacía sentir como si fuera un niño caprichoso haciendo un berrinche.

Ellos se llevaban bien, estaba seguro de ello, se divertían juntos, la convivencia era fácil, el sexo maravilloso, él conocía una faceta de Harry que nadie más tenía permitido ver, sin embargo, de vez en cuando tenían momentos como ese en los que sentía que estaba muy lejos de conocer realmente a quien habría sido su mejor amigo de toda la vida.

—Debiste haberle dicho...—las palabras murieron mientras bajaba la cabeza, tenía ganas de llorar, no sabía si de rabia o de tristeza.

—Es mi jefe, no mi amigo, no necesita saber nada de mi vida personal —aseguró, soltando un suspiro.

—No necesita saber, pero...—"habría sido bueno que lo aclararas" pensó. Chris no se había dado cuenta, pero cada día se acostumbraba más a tragarse sus palabras.

Harry se le quedó viendo con esa mueca seria y fría que le mostraba a todo el mundo y después de varios segundos suspiró, para después sentarse a su lado y besar su mejilla

—No te preocupes por eso, no es la gran cosa —dijo adoptando una sonrisa cálida. Esa sonrisa era la que conocía—. ¿Qué tal si vamos a beber esta noche? Será divertido.

Chris lo miró, no quería dejar pasar el tema, pero parecía que Harry ya estaba en otra, por lo que regresar a lo mismo realmente le haría sentir como si estuviera haciendo un berrinche y en él último año había entendido que pelear con Harry era inútil. Siempre terminaba pidiendo disculpas y sintiéndose como un tonto. Ser amigos no era lo mismo que ser novios, por lo que al principio todos aquellos cambios en la dinámica de su relación fueron un shock.

Ahora era diferente, estaba comenzando a entender como funcionar juntos sin discutir tanto. Sin embargo, todavía no podía controlarse por completo. Harry era una persona demasiado racional y él a veces se dejaba llevar por su carácter apasionado, generando un montón de discusiones sin sentido.

Pero eran una pareja, se querían y eso debía ser suficiente.

—Está bien, vamos, necesito un trago —murmuró, sintiéndose todavía incómodo por el intercambio de palabras. Harry se le quedó mirando y su sonrisa era aún más brillante.

—Eres sexy cuando estás molesto, casi tengo ganas de pasar directo a la habitación —murmuró en su oído.

—Vete al infierno —Chris no pudo evitar reírse, al final de la noche ya no se acordaba porque estaba molesto.

 ¡Hola a todos! Les quiero mostrar un dibujo hermoso de mi bebé Mikoto, que además de que quedó muy bello, tiene un concepto chulisimo que le queda perfecto. Si ustedes son aficionados a seguir artistas en instagram, denle su apoyo a esta hermosa personita de acá *-*.

Recuerden pasarse también por mis redes. ♥

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