—¡Samy! —Viene a saludarme con emoción, y me rodea mientras deja un beso en mi cabeza.
—¡Feliz cumpleaños años, Karen! —Digo al igual que ella y le devuelvo el abrazo, apretándola fuertemente con mis brazos.
Mamá se pone a conversar con ella y papá se va a otro lado. Yo me voy con la intención de buscar a Aaliyah, que debe de estar en su habitación, pero Camilla me detiene. Abro la boca, feliz, y me tiro encima de ella. Comenzamos a reír porque caemos al piso, pero no me separo de ella.
—Sam. —Aaliyah va bajando las escaleras y nos ayuda a levantarnos del suelo. —¿Que les pasó? —Cuestiona.
—Ésta loca me quizo matar. —Camilla responde y ríe.
—Te extrañé. —Me defiendo y la miro ofendida con una mano en el pecho.
—Ya lo sé, tonta. —Dice obvia.
—No hace falta ser grosera.
Camilla se va a otro lado y Aaliyah y yo tomamos asiento en el sillón de la sala, mientras que el tiempo pasa. La celebración va tranquila y sin preocupaciones hasta que llega alguien. Es Shawn. Entra por la puerta, vistiendo un jean azul y una camiseta blanca, es tan simple, pero a la misma vez se ve tan bien. Inmediatamente me desconcentro de mi conversación con Aaliyah y le presto atención a su hermano.
Me ve y estoy a punto de morir de nervios. Nadie me avisó que él estaría aquí, así que me disculpo rápidamente con mi amiga y salgo disparada hacia el patio, donde estaban mis padres, para evitar saludarlo.
No me malinterpreten, él me caía bien, pero nuestro último encuentro en Los Angeles fue muy cariñoso. Una cosa llevó a la otra, y terminamos en la habitación de su hotel. Desde ahí no lo he vuelto a ver. Hasta hoy, por supuesto.
Saco mi teléfono para revisar mis notificaciones, quedándome a un lado de mi madre, que hablaba de algo con Karen. Siento una mirada sobre mí, y levanto la cabeza por curiosidad, pero es mala idea porque Shawn y yo hacemos contacto visual. Me sonríe y empieza a acercarse. Me siento como una estúpida porque los nervios incrementan y no sé qué hacer.
—Sam. —Me besa la mejilla y se me queda viendo con una sonrisa.
—Hola, Shawn. —Digo algo avergonzada. Siento mi rostro hirviendo, debo de estar muy ruborizada.
—Tiempo sin vernos. ¿Como has estado? —Pregunta y se rasca la nuca.
—Muy bien. ¿Y tú?
Estaba más que nerviosa, pero intentaba disimularlo. Nos mantuvimos entretenidos durante un par de minutos hablando de cualquier cosa, sin mencionar ese pequeño encuentro que tuvimos, y nos callamos apenas Camilla aparece.
—Oh, veo ya conociste a mi primo. —Me dice apoyándose en mi hombro.
—Nos conocíamos de antes. —Shawn le aclara. —En Los Angeles. —Recalca éste.
Y ¡Bum! Es como si hubiera mencionado eso a propósito, haciéndome entrar en calor de nuevo. ¿Y si se le escapaba algo en frente de Camilla?
Entre los tres nos miramos, y la tensión en el ambiente crece.
—La tía me llama, pero volveré. —Nos mira a ambos cómplice, y se retira.
Unos segundos de silencio es lo único que necesitaba para saber que lo que se venía a continuación iba a ser sobre ese tema que tanto quería evitar.
—Sam, sobre aquella noche que pasamos juntos... la pasé increíble e intenté llamarte mil veces, pero pensé que quizás malinterpretarías las cosas-
—¿Por qué lo haría? —Lo interrumpo curiosa y lo miro atenta.
—Tal vez tú pensabas que yo solo te quería para una noche. —Explica.
—¿Y no fue así? —Pregunto.
—Si. Es decir, no. —Mira al suelo al responder. —No fue así.
—Mira, Shawn. Esa noche quería pasarla bien. Estaba un poco tomada. Tú estabas ahí, te veías muy bien, y no sé qué se me cruzo por la cabeza cuando me acerque a ti.
—¿Entonces todo fue planeado?
—No hubo nada planeado. Pensé que tú también querías divertirte esa noche porque nunca me dijiste que no, y por eso también acepté quedarme en tu hotel. —Digo harta.
—¿Entonces qué?
—No lo sé. No sé qué esperas que yo haga. —Reniego.
—Ahí estas. —Aaliyah se cuelga de mi brazo. —¿De qué hablan que tanto tiempo les toma? —Mira a su hermano y luego a mí.
—Sam me estaba contando de la vez que te caíste del patín por quedarte mirando a un chico.
—Eres una chismosa. —Me mira la castaña. Me alzo de hombros y sonrío inocentemente.
—Tengo que ir al baño. —Me disculpo y Aaliyah saca su brazo del mío. Intento sonríele a Shawn cuando hacemos contacto visual, pero lo único que logro es hacer una mueca.
(...)
Llegamos a casa, y mamá sube a su habitación a cambiarse de ropa.
—¿Tienes hambre, cariño?
Niego. —Voy a tomar agua.
—Bueno, yo me iré a dormir. Apagas las luces cuando termines aquí.
—Buenas noches.
Papá desaparece de mi vista. Lleno el vaso con agua y me lo termino en menos de tres segundos.
Si tan solo él no se hubiera presentado, todo hubiera ido bien. Pero era algo difícil, era el cumpleaños de su mamá. Aún así, hubiera sido mejor que no me hubiese hablado y hubiese dejado las costas como estaban. Ahora tenía un lío en mi cabeza. Shawn me había dado a entender que yo le gustaba, y yo no estaba cómoda con esa idea.
Al día siguiente, la llamada de Brian me despierta. Agarro mi celular como puedo y contesto.
—¿Qué hora es y por qué me llamas tan temprano? Estaba durmiendo. —Balbuceo.
—Sam, son la una de la tarde. No es temprano.
Bufo. —Tengo sueño, Brian.
—Si si, como sea. Solo te llamo para hacerte recordar que hoy a las seis tienes que estar en el departamento de Shawn. Sin falta, como lo prometiste.
—Si, no te preocupes. No lo había olvidado. —Miento.
—Sigue durmiendo, entonces. Nos vemos luego, te quiero.
—Ya lo sé.
—Já. Graciosa. —Río y él cuelga.
Maldita sea. Tenía que verle la cara de nuevo a Shawn. Esto no podía ser peor.
Intento seguir con mi sueño, pero ya es tarde y no puedo conciliar el sueño nuevamente. Me levanto y tomo una ducha larga, después de todo, tenía como cinco horas para arreglarme y estar lista antes de las seis.
Gran error haber dicho eso. Cuando checo la hora, no dudo ni un segundo en apagar el televisor, y voy a mi armario y cojo lo primero que veo. Saco un jean y una camiseta común y corta. Saco mis zapatillas de debajo de mi cama y me cambio a la velocidad de la luz. Paso el cepillo por mi cabello, casi a punto de arrancármelo y desconecto mi celular para salir de mi habitación.
Corro escaleras abajo y salgo de casa. Pido un Uber y espero cinco minutos a que llegue. Bajo del auto después de pagar, y tocó el timbre, espero que la puerta se abra y entro. Saludo al señor de la recepción, éste me sonríe y yo le devuelvo el gesto.
Me meto al elevador, espero unos segundos hasta que llego al piso indicado. Salgo y camino hacia la puerta con los nervios a flor de piel. Es estúpido, pero luego de la charla que tuvimos ayer, verlo es lo último que quiero hacer.
Doy unos golpecitos con mis nudillos contra la madera, y segundos después Brian me abre la puerta.
—Viniste. —Saluda.
—Literalmente me llamaste hace unas horas para avisarme que no faltara.
—Si, tienes razón, bonita. —Sonríe tontamente y yo arrugo la nariz ante su apodo. Está definitivamente borracho.
—No me llames así.
—Pero si eres bonita. —Se ríe otra vez y comienza a tambalearse. —Shawn está por ahí si quieres ir con él. —Lo señala y se da media vuelta para irse. Entro a la casa, cierro la puerta, y observo lo que hay frente a mí.
No es nada nuevo para mí su departamento ya que si había estado por aquí un par de veces anteriormente. Pero lo que capta totalmente mi atención, es el hecho de que el castaño y una chica que nunca en mi vida había visto, estaban muy acaramelados en el sillón, tocándose las manos y conversando muy felices.
Por alguna razón, eso me molesta e intento concentrarme en algo más. Voy hacia la cocina, y tomo la botella de tequila que estaba sobre la mesa.
—¿Piensas terminarte todo eso tú sola? —Una voz femenina me hace sobresaltar en mi sitio. Me giro a ver a la chica, y ésta me esta sonriendo con una mano en la cintura.
—Uhm... creo que si. —Dudo. Ella ríe y hace un gesto con la mano.
—Si quieres más, te aviso de antemano que afuera tenemos más. —Vuelve a reír y desaparece.
Tomo del pico de la botella sin dudarlo mientras camino hacia afuera. Hay una parrilla la cual están utilizando, chicos y chicas bailan descontroladamente con botellas en la mano mientras la música está alta, pero no tanto. Tomo asiento en uno de los pequeños sillones y continuo bebiendo.
Pasa el tiempo y yo no soy consciente de que la botella va a la mitad. Se me dificulta ver las cosas con total claridad y cuando me paro, me tambaleo un poco.
Dejo la botella y me adentro a la casa. Busco a alguien en específico, pero no recuerdo a quien, hasta que veo a mi amigo en la cocina y voy hacia él.
—¡Heyyyyy! ¿Donde estabas? —Brian me abraza de los hombros mientras levanta su mano que sostiene una botella casi vacía. —Vamos a jugar beer pong en un rato, ¿te unes?
Río sin alguna razón, y niego. —¿Quien esss esa chica con la que Shawn essstá? —Pregunto fijando mi vista en la pareja. Brian ríe un poco y me mira con los ojos achinados.
—Su nombre es Alexisss. Shawn la conoció hace una semana en la casssa de un amigo.
—¿Essstán juntosss o algo así?
Él asiente. —Supongo que están intentado algo, es decir, ssse han besado antes. —Y justo cuando lo menciona, la chica se abalanza encima de Shawn para devorarle los labios.
—¿Sabes sssi ya lo han hecho? —La pregunta sale de mis labios sin siquiera yo estar pensando.
—¿Te refieresss a si ya han follado? —Me mira con una sonrisa pícara.
—Si. —Digo de mala gana.
—Que yo sepa, no. Ssshawn no me lo ha comentado.
—Esssso significa que puede que lo hayan hecho.
—¿Por qué estamosss hablando de la vida sexual de miiii mejor amigo?
No respondo y también me pregunto yo lo mismo. Me alzo de hombro porque no sé qué decir ante esta situación.
Mis pies se dirigen hacia los anteriormente mencionados. Ya lo dije, estoy media borracha y no pienso con claridad. Me paro frente a ellos, y gracias a Dios que ya se han dejado de besar. Les sonrío a duras penas y fijo mis ojos en el castaño.
—¿Shawn, podemos hablar? —Digo sin rodeos. Él mira a Alessia o como sea que se llamaba y ella hace una mueca un poco desagradable para mi gusto. El castaño se levanta y me toma de la muñeca. Me lleva por el pasillo y nos adentramos en una habitación.
Su habitación.
Cuando cierra la puerta, la música desaparece.
Shawn me mira atento, y por un segundo las palabras se me van. Aunque tampoco tenía planeado decirle algo. Todo esto es efecto del alcohol y créanme que no me gusta para nada.
Comienzo a balbucear. Mi mente está en blanco. Shawn se cruza de brazos y suelta un suspiro.
—Sam, estás borracha. Lo que sea que tengas que decirme, puedes hacerlo otro día.
—No, no. —Digo rápidamente y carraspeo. No sé como, pero aclaro mi mente. —Quería decirte que... —Vuelvo a carraspear. —Quería hablar sobre lo de ayer. Sssé que no-
—Mira, dejaste en claro que no querías nada, y con eso es suficiente.
—Pero, Shawn-
—No importa. —Me interrumpe de nuevo antes de dejar la habitación.
Unas horas después, me regreso a mi casa, cansada, borracha, deshidratada, con ganas de vomitar y terribles ganas de llorar. ¿La razón? Ni yo sabía. O por lo menos no lo hacía en ese preciso momento.
Los días pasan. Nada nuevo realmente, pero empiezo a salir mucho con Ben, el hijo de un amigo de papá. Lo conocí cuando tenía como quince años, pero realmente nunca nos llegamos a conocer tan bien, hasta hace unas semanas. Y de veras era un chico especial. Era caballeroso y atento, era muy guapo y sobre todo, tenía buen físico. Cuando íbamos a la cama quería asegurarme de sacar el cien por ciento de eso. Ben era un buen partido.
Ademas, me ayudaba de alguna forma a olvidarme de Shawn... para ser más específica, me estaba ayudando a olvidarme de lo que me dijo Shawn en el cumpleaños de Karen. O bueno, intentaba, porque todos los días, de alguna u otra forma, él rondaba por mi mente.
—¿En qué piensas?
Su voz me golpea de repente y le presto atención rápidamente.
—¿Qué? —Parpadeo un par de veces. —Ah, nada. —Le sonrío levemente.
—Así que... ¿Qué haremos hoy? —Dice recostándose a mi lado y se apoya en su mano para observarme.
Muerdo mi labio.
—No lo sé, es que... tengo planes esta noche.
—Oh, está bien, no te preocupes. —Dice inmediatamente y me sonríe. —¿A donde iras? —Me mira curioseando.
—Una fiesta. Es de unos amigos. Pero ¿sabes que? Puedes venir si quieres. —Digo corridamente y me arrepiento al instante.
Nunca debí decirle eso.
Más tarde, salgo de casa ya arreglada y me meto al auto de Ben. Le doy un beso en la mejilla como saludo y él arranca.
En el camino, solo me comenta que está muy emocionado por conocer a mis amigos. La verdad es que él no tiene ni idea sobre o Shawn o Brian, y mi intención nunca ha sido contarle sobre ellos.
Llegamos al departamento. Tengo el corazón en la boca cuando estamos frente a su puerta. Y la situación hubiese sido diferente si Ben no hubiera venido conmigo, pero tuve que abrir mi bocota.
—¡Estás aquí! —Brian me abraza fuertemente y luego me deja ir. Se da cuenta de la presencia de Ben y me mira confundido.
—Él es Ben. Ben, éste es Brian. —Los presento y ellos se abrazan con una sonrisa.
—Adelante. —El rubio se hace a un lado y Ben entra de la mano conmigo.
—Amigo, ¿crees que puedas ayudar con las cervezas afuera? —Brian le pregunta amigablemente. Ben asiente de la misma forma y se va al balcón. Se dirige a mí. —¿Acaso están saliendo? —Cuestiona con una ceja alzada.
Me encojo de hombros —No lo sé.
—¿Te gusta?
—Supongo.
—¿Supones? —Sonríe de costado y se cruza de brazos. —A ver, Sam. La última vez que estuviste aquí, recuerdo que me preguntaste por Shawn y por la chica que estaba con él. Y me preguntaste cosas raras. Eso me dio a entender que Shawn te gustaba o algo así.
—Primero que nada: tú estabas borracho. ¿Como es posible que recuerdas eso? Ademas, yo había estado tomando también, así que no era muy consciente de las cosas que decía, no puedes culparme por eso. Y Shawn no me gusta. Segundo: ¿Eso que tiene que ver con Ben?
—Bueno. —Se encoge de hombros. —No voy a decir nada más. Pero sabes que te quiero, ¿cierto?
Frunzo el ceño y lo miro confundida. —¿Si?
Él asiente sonriente y se va.
Me voy hacia donde se supone que está Ben, pero mis ojos viajan inconscientemente hacia alguien en específico y mi corazón se acelera nuevamente. Y no tengo justificación esta vez.
Él la tiene sobre sus piernas, tocándola inadecuadamente y ella solo ríe coqueta hacia él.
Sus ojos chocan con los míos, y rápidamente vuelvo a tierra para irme hacia afuera, pero algo me detiene, alguien mejor dicho. Me giro. Es él.
No me dice nada por unos segundos, solo mantiene sus ojos sobre los míos. Me pongo nerviosa y miro por sobre su hombro. Su acompañante nos está mirando.
—¿Qué quieres? —Le pregunto desesperada por irme.
—¿Qué haces con ese chico? —Pregunta exigente.
Arrugo el ceño antes de darle una respuesta clara.
—Estoy saliendo con él. —Espeto. Su cara tiene una expresión de asombro, pero no me dice nada. Me doy media vuelta y ésta vez me alejo de él.
Llego donde Ben. Él está charlando amigablemente con todo el mundo, hasta que me ve. Me rodea los hombros sin dejar de hablar con los otros chicos sobre algún tema del cual no presto atención.
Las horas pasan y ya no soy consciente de algunos de mis actos. Ben y yo bailamos en el balcón muy borrachos y a punto de tener sexo. Me acerco más a su cuerpo y me deslizo hacia abajo de manera sensual, provocándolo aún más. Él me coge de las caderas y me aprieta a su cuerpo para comenzar a besarme el cuello. Jadeo algo excitada y me dejo llevar por la música, mientras froto mi trasero sobre su amigo.
Mis ojos recaen en un castaño bastante atractivo. Hasta que me doy cuenta de que lo conozco y sé perfectamente quién es.
Le doy la vuelta e inmediatamente beso los labios de Ben con desesperación. Lo obligo a poner sus manos sobre mi trasero y yo lo agarro del cuello con brusquedad, intensificando más el beso. Él se abre paso a mi boca para meter su lengua y encontrarse con la mía. Abro un ojo y giro la cabeza un poco para encontrarme a Shawn mirándonos sin disimulo.
Me concentro de nuevo en Ben, y en lo bien que besa. Sus manos ahora tocan mi cuerpo sin una pizca de caballerosidad, pero todo eso termina cuando alguien se interpone entre ambos.
—¿Podemos hablar? —Sus ojos me miran fijamente sin siquiera inmutarse de mi acompañante.
Miro a Ben, que lo mira a Shawn algo ido, y éste me coge de la mano para llevarme a otro lado. Me tambaleo un poco cuando llegamos a una habitación. La misma de la otra vez supongo.
Él me agarra para que yo no me caiga, y río un poco antes de eructar.
—Lo siento. —Digo divertida.
—Sam, ¿que haces con ese chico?
—Shawn, ya te dije, estoy saliendo con él. —Digo obvia y luego vuelvo a reír. —Es tan guapo. —Lo miro con los ojos medio cerrados y me vuelvo a tambalear. Shawn vuelve a impedir mi caída.
—¿Pero por qué? ¿Desde cuando se conocen? Ni siquiera es un buen partido.
Algo en mi reacciona y me paro derecha. El dolor de cabeza comienza a aparecer, pero lo trato de ignorar. Miro atenta a Shawn y frunzo el ceño.
—No tengo porqué darte explicaciones a ti, ¿si?
—Samantha.
—¿Qué quieres? Vete con tu noviecita esa y déjame en paz.
—¿De qué estás hablando? —Dice molesto.
—La chica con la que te estuviste besando hace poco.
—Ella no es mi novia.
—Bueno, no me interesa y tampoco quiero saber. Déjame en paz, Shawn.
(...)
Una semana después de la fiesta en el departamento de Shawn, Ben me pidió que fuera su novia. Por supuesto que yo no me negué, pero después de dos días, me arrepentí.
Había quedado con Brian en salir a comer algo, solo él y yo. Cuando llegamos al restaurante, me lo encontré hablando por teléfono. Así que le besé la bese la mejilla y tomé asiento. Esperé a que terminase la llamada, y una vez que lo hizo, le conté todo lo que quería que supiese.
—Entonces... ¿tú y Ben están oficialmente juntos? —Yo asiento. —... Pero tú no dejas de pensar en Shawn. —Él me mira dudoso, y yo vuelvo a asentir.
—Y lo peor es que no sé cómo decirle a Ben que quiero terminar con él, o al menos pedirle un tiempo y decirle que
no estoy preparada para estar con alguien... ¿sabes? Decirle la verdad.
—Bueno, la verdad sería admitir que a ti te gusta Shawn y que solo estás, o estabas, confundida. —Sonríe orgullosamente y yo lo miro mal. —¿Que?
—Que no me gusta Shawn.
Brian alza las cejas. —Ni tú te crees eso.
—No sé ni porqué te lo he contado si no me vas a ayudar.
—Me lo has contado porque soy tu mejor amigo. Al igual que Shawn me ha contado algo jugoso porque soy su mejor amigo.
—¿Qué te dijo?
—¿Por qué quieres saber? Si no te gusta. —Sonríe maliciosamente.
—Brian, te juro que te voy a matar. —Le digo estresada. El rubio suelta una carcajada y me mira sonriente.
—Yo también te quiero, Samy.
Me carcomo la cabeza mientras que comemos. Ninguno ha dicho nada por varios minutos. Desde que llegó nuestra comida, Brian se ha dedicado a mirar su teléfono, y yo simplemente le daba vueltas al tema en mi cabeza.
Es que me era difícil aceptar algo de lo que yo ni siquiera estaba segura. El hecho de que pensase en Shawn estando con Ben, no significa que me guste Shawn. Es solo que él está atrapado en mi cabeza, y yo no sé que hacer. Y todo es su culpa... O al menos eso es lo que quería creer.
Alzo mi mirada a Brian cuando se ríe sin quitar la vista del celular. Frunzo el ceño sin dejar de mirarlo, hasta que se da cuenta de lo que hago.
—¿Qué ocurre? —Su risa cesa poco a poco. Deja su móvil sobre la mesa y me mira atento.
—¿Sabes una cosa...? —Pregunto sin mirarlo. —Nunca he llegado a conocerlo completamente, y tú sabes lo qué pasó en Los Ángeles. Él malinterpretó algunas cosas y me sentí mal, y le dije que no iba a haber nada entre nosotros, pero luego, en la fiesta que hiciste en su departamento, cuando lo vi con esa chica, me sentí... no sé...
—Tuviste celos. —Completa mi oración. Lo miro algo apenas habla, pero él niega. —Sam, está bien.
—No, no lo está. Es que no puedo sacarlo de mí cabeza. Y te prometo que estoy tratando, pero no puedo.
—Ya te lo dije, Samy, te gusta. Ya sea solo porque te parece atractivo, o no sé, pero lo haces. Te gusta Shawn.
—Él está saliendo alguien, de todas formas. —Me encojo de hombros.
—¿Si? —Me mira confundido y yo asiento.
—La chica con la que estuvo en ambas fiestas.
Brian cambia su expresión de asombro a una de "ah, era eso".
—Shawn no está saliendo con nadie. —Dice riendo levemente. —Es decir, si estuvo con ella y duraron como dos semanas, pero no fue nada formal... Solo la usó porque- —Y se calla. ¿Y ahora?
—¿Porque qué? —Digo para que continuase. Él niega, como si no fuera algo importante.
—No puedo decirte, lo siento, Sam. —Me mira algo apenado.
—Brian. —Exclamo tratando de no sonar tan desesperada. —Dime. No puedes empezar a contar algo y dejarlo a la mitad.
—Lo sabrás pronto, te lo prometo.
—Vamos, dime. —Sigo insistiendo, y el rubio vuelve a negar.
—Solo quería una chica para follar.
Mi expresión cambia. —No te creo. —Él se encoge de hombros divertido.
(...)
Ben abre la puerta del local y me deja pasar a mí primero. Le sonrío y me acerco a su boca lentamente para dejarle un beso.
—Apresuremonos que muero de hambre. —Digo entusiasmada. Tomo su mano y avanzo con él hasta una mesa, pero freno en seco al ver algo que no quería ver. Mi corazón se acelera y aprieto la mano de Ben sin querer.
—¿Qué ocurre? ¿Estás bien?
—Si, uhm... —Trago saliva y miro a los ojos a Ben. —No te preocupes, estoy bien, pero tengo que ir al baño. Ahora regreso. —Le digo y me voy rápido.
Paso por la mesa en la que Mendes está, y lo miro de reojo. Siento su mirada a mis espaldas. Llego al pasillo donde está el baño y cuando voy a empujar la puerta, su voz llega a mis oídos.
—Sam, espera.
Cierro los ojos fuertemente y suspiro. Si volteaba, iba a caer más de lo que ya había caído. Me gusta Shawn, pero no es lo que yo quiero, no es mi culpa, y no puedo hacer nada para sacarlo de mi cabeza.
Lo enfrento y lo miro a los ojos. Me pongo incluso más nerviosa. Está ahí, parado frente a mí, luciendo tan bien como siempre y haciendo que yo me muera por dentro.
—¿Por qué me haces esto? —Murmuro desesperada. Llevo días pensando solo en él, y en lo mal que me hace.
Shawn frunce el ceño. —¿De qué hablas? —Pregunta suavemente.
Niego repetidas veces. No sé qué responder. No sé por qué he reaccionado así. Me sudan las manos y me quiero ir de aquí.
Shawn se acerca a mí a pasos lentos, y finalmente coge mis manos. —Sam, ¿qué pasa? —Tiene una expresión de preocupación.
—Tú, tú pasas. —Espeto. Lo tengo que soltar, dejarlo salir. Suelto sus manos y retrocedo un poco. —Me dices que... que quieres estar conmigo, y después te vas con la primera chica que encuentras y-
Su expresión cambia de golpe y me interrumpe.
—A ver, espérate. Fuiste tú la que me rechazó. Fuiste tú la que me dijo que no quería nada conmigo, que yo solo malinterpreté las cosas. Y te dejé en paz, Sam. Y luego te emborrachaste y me reclamaste porqué estaba con una chica.
—Si, y después eres tú él que vino a cuestionarme porque estaba con un chico. No pongas esto en mí, Shawn, porque todo es tu culpa.
—¿De qué estás siquiera hablando? Yo no he hecho nada.
—Jugaste con mis sentimientos. —Digo finalmente.
Shawn se queda callado, confundido, pero yo no le doy tiempo de hablar y me doy media vuelta para meterme al baño.
Cierro la puerta con el corazón en la boca. Y no es después de un par de minutos que caigo en cuenta que tengo que regresar con mi cita. Me apresuro en hacer mis necesidades y una vez lista, salgo al pasillo. Shawn ya no está. Vuelvo a la mesa y veo a Ben observando la carta. Inconscientemente busco con la mirada al canadiense, pero parece que definitivamente ya se había marchado.
Tomo asiento y le regalo una de mis mejores sonrisas a Ben. Hago como si nada hubiese ocurrido anteriormente y trato de mantener mis pensamientos alejados.
Un par de horas más tarde decido volver a casa y me excuso con que tal vez tenga fiebre. Ben se ofrece a llevarme y le agradezco. Una vez que ya me he librado de él, le marco a Brian. Le cuento con lujo de detalle lo que ha pasado con Shawn en el café, y termino confesándole que realmente me gusta su mejor amigo. A Brian se le ocurre decirme que a Shawn yo también le gusto. Y ahí comienzo a llorar.
Antes de colgar me explica que Shawn solo estaba saliendo con esa chica Alexis para poder olvidarme, y no quería que yo lo supiese. De todas formas, yo también estuve haciendo lo mismo con Ben, pero no quería aceptarlo.
Suelto una llanto más porque toda esa estúpida discusión con el castaño temprano en el restaurante, fue por nada, y ahora no sabía que hacer.
No dejo de darle vueltas al tema, y cuando cae la noche, mi cabeza no deja de doler. Decido que lo mejor sería irme a dormir de una vez, ya mañana sería un nuevo día y me sentiría mejor.
Arrugo la frente cuando empiezo a tener conciencia. Abro los ojos poco a poco y la luz del día da directo contra mis ojos. Me doy la vuelta para poder seguir durmiendo, soltando un quejido, pero es imposible. Segundos después, ya estoy en el baño haciendo pis. Y vaya que sí tenía ganas de orinar.
Cuando salgo de mi habitación, noto que no hay nadie en casa, así que decido ir a prepararme panqueques o algo rico para desayunar, pero antes de llegar a la cocina, alguien toca el timbre. Voy a abrir la puerta, pero ¿quién me estaba visitando a esta hora?
No sé qué decir o hacer, y simplemente me quedo perpleja ante él. Para variar, estoy en éstas fachas de recién levantada, y no creo verme bien.
—¿Podemos hablar? —Pregunta. Sus ojos me perforan el alma, y asiento. Me hago a un lado, sin decir nada, lo dejo pasar. Cierro la puerta confundida y nerviosa, y me volteo. —Me gustas también, Sam... En caso que no lo sepas. —Levanta ligeramente la comisura de sus labios regalándome una pequeña sonrisa.
Pero no puedo hacer lo mismo. Lo miro sin expresión, ingenua, me sorprende su repentino apareamiento en mi casa. De cualquier forma, esto no nos iba a llevar a ningún lado. Yo ya había tomado mi decisión.
Shawn se veía feliz.
—Me alegro por ti, Shawn... —Intento sonreír sin mirarlo a la cara. —Pero tienes que irte. —Termino, y soy capaz de alzar la vista. Su expresión cambia repentinamente y me ve confundido, y tal ves dolido también.
—¿Qué? Sam, tú me gustas. Yo te gusto. Te lo pido, solo hay que habla- —Dice apresurado, pero lo interrumpo.
—No hay nada de qué hablar, Shawn. Tú y yo no podemos estar juntos. Lo siento... Solo vete, por favor. —Pido.
Él me mira con enojo y decepción, tanto que me hacen dudar por un segundo. Lo veo alejarse sin insistir una vez más, sin intentar hacerme cambiar de opinión. Sale de mi casa, y cómo desearía que no lo hubiese hecho.