Punto de vista de Anna.
El insomnio ha sido como una alarma que grita en la pata de mi oreja desde hace una semana. Desde aquella noche no he podido pegar un ojo, no he podido estar en paz conmigo misma.
No le he llamado, no le he buscado, y tampoco he recibido lo mismo de su parte. No soy una mujer de orgullo, pero tengo la esperanza de que el timbre suene y sea el disculpándose con un ramo de rosas rojas, pero ni siquiera sé de qué se tiene que disculpar. Por un momento pienso que yo soy la culpable, no lo debí presionar tanto, ni siquiera sé si mantenemos una relación de pareja.
Sé que él no es bueno para mí, soy consciente de que el peligro le rodea, le he visto quitarle la vida a dos personas, le he visto con un arma, le he visto perder los estribos pero incluso así le necesito, tanto que he pensado en ir a su casa en plena madrugada cuando el insomnio me abofetea.
Lo necesito más de lo que necesito el aire.
Mi mejor compañía este viernes por la noche ha sido un pote de helado sabor a oreo, películas románticas y un pijama de osos que era de mi madre.
Soy tan masoquista.
Miro el teléfono por enésima vez y los grillos suenan, simplemente porque no hay un mensaje o una llamada.
— ¿Puedes dejar de mirar el teléfono por un segundo? —La voz de Sam me riñe al otro extremo de la cama y por un momento olvide que ella estaba aquí—. Si él no ha llamado es porque es un gran idiota y que tampoco piense por un momento que tú vas hacerlo. Él tiene que venir a pedirte perdón, de lo contrario no te merece
Sus palabras caen como un balde de agua fría y aunque una parte de mi quiere llamarle, correr a sus brazos tengo una dignidad que me tiene atada a la cama.
—Eres la mejor amiga de todo el mundo mundial ¿Sabes eso? —Le regalo una sonrisa forzada.
—Soy la única que tienes bebe.
El sonido del timbre a duras pena llega a escucharse hasta la habitación.
—Creo que llego nuestra pizza.
Sam se pone rápidamente de pie y desaparece casi corriendo por la puerta. Agradezco infinitamente su compañía porque de lo contrario no resistiría tener que llamarle, aunque estas ganas de hacerlo me queman la piel.
De pronto el silencio se adueña de la habitación y no era consciente de que la película había terminado. O peor aún, ni recuerdo cuando comenzó.
Parezco una adolescente deprimida de quince años al no dejar de mirar la pantalla vacía del teléfono. ¿Qué me hace pensar que va a llamar si no lo ha hecho ninguno de estos días?
Para mi suerte Sam vuelve a la habitación pero con las manos vacías y hay una expresión hermética en su rostro.
—Tienes visita. —Se muerde el interior de la mejilla y me regala una media sonrisa.
Una gran parte de mi quiere que sea Harry quien haya venido. Pero ¿A quién engaño? Cada centímetro de mi cuerpo espera que sea él.
Que sea el, por favor, por favor, por favor.
—Oh Annie por amor a cristo. —Ella se cruza de brazos y niega con la cabeza.
— ¿Qué? —Pregunto cabizbaja.
—No es él amiga, no es Harry. Deja de torturarte de esa manera. No sé qué demonios paso con ustedes pero sea lo que sea, es solo una pelea y alguno de los dos va a tener que dar el primer paso y tendrán que superarlo como todas las relaciones amorosas.
Aquellas palabras fueron suficientes para abofetearme duro en la cara, puede que ella tenga razón pero no tiene idea de cómo se siente estar en esta situación.
— ¿Entonces quién es?
—Jacob.
Punto de vista de Harry.
Estoy hecho un miserable, he perdido todo lo que he recuperado hasta ahora, he bebido en una semana todo lo que no había bebido en mucho tiempo, no después de semanas de tratamientos y fuerza de voluntad. Tengo miedo de volver a caer, tengo miedo de lastimar a los que quiero por los recuerdos dolorosos que me ha traído la llegada de Amanda, no logro ordenar mis pensamientos y siento que voy a estallar.
Una parte de mi quiere buscarla pero tengo miedo de que me rechace y lo comprendería aunque me doliera. Estuve a punto de hacerle daño, recordar la imagen de su rostro envuelto en pánico quema mis entrañas. Y la otra gran parte de mi la necesita, la necesita más que nada en este mundo.
Tomo un sorbo de Dalmore y el exquisito sabor se filtra en mi sistema, el salón está completamente oscuro y no hay más que silencio en toda la casa.
El timbre suena y tomo otro sorbo antes de disponerme abrir, jalo de la perilla y mi cuerpo se congela por completo al verla a ella, una mujer alta y esbelta con cabello color negro carbón y ojos azules penetrantes me observan de pie a cabeza.
Mi corazón late cruelmente y el mismo dolor con el que late es incalmable, no sé cómo sentirme. Por instinto voy a cerrar la puerta en su cara porque no me siento preparado para hablar con ella pero sus manos aguantan el peso de la puerta y se niega.
— ¡Harry, por favor! —Amanda habla con delicadeza como si eso fuese a suavizar el odio que me produce tenerla cerca.
— ¿Qué jodido infierno estás haciendo en mi casa? —Suelto con una frialdad que se ha vuelto natural.
—Necesito que hablemos. —Hay una expresión en su rostro que no puedo comprender.
Trago con dificultad y las ganas que tengo de vomitar se aproximan.
— ¡Por favor! —Ella insiste y hay suplica en cada palabra.
— ¡No! ¿Qué mierda quieres? ¿No me hiciste bastante daño? —Soy consciente de que estoy a nada de perder el control sobre mí mismo.
Mis palabras apuñalaron justo en su corazón pero no me importa. ¿Por qué tendría que importarme cuando a ella no le importo hacerme tanto daño?
—Es por ello que estoy aquí Harry, quiero reparar el daño que hice.
Una risa amarga brota de mi garganta y las ganas de matarla con mis manos actúan por inercia, envuelvo mis manos en su cuello y le estampo contra la pared.
— ¿Me estas jodiendo? ¿Crees que puedes reparar el daño que me hiciste? ¿Crees que puedes borrar la imagen de verte en la cama con el que era mi mejor amigo en ese entonces? —Grito y un delgado cristal se ha formado en sus ojos pero no me importa—. Maldita sea yo te amaba Amanda, si no te mate antes te juro que lo hare ahora si no te vas.
— ¡No! Sé que no eres capaz de matarme, por el amor que me tuviste sé que no eres capaz. —Ella intenta soltarse pero yo aprieto más fuerte casi levantándola del piso por el cuello—. Sé que ahora amas a Anna pero...
— ¡Cállate! Tú no eres digna de mencionar su nombre.
—Solo quiero tu perdón Harry, es todo. Solo necesito que me perdones te dejare en paz, no viviré tranquila sabiendo que aún me odias. —Las lágrimas caen por su mejilla como una cascada pero no me inspira melancolía en lo absoluto.
—Vas a tener que vivir con ello.
La empujo hacia afuera, haciéndola caer al piso y cierro la puerta detrás de mí.
Todas las emociones que estuve conteniendo han caído sobre mí y no era consciente de que las lágrimas que quemaban mis entrañas estaban saliendo, casi quemaban mi piel.
No me quiero permitir odiarla porque eso es un sentimiento y no quiero sentir absolutamente nada por ella.
Ella murió para mí en aquel incendio.
Dos golpes vuelven a sonar en la puerta y tiro de esta rápidamente.
— ¿Qué demoni... —Mi corazón se paraliza por una fracción de segundo—. Jacob.
Antes de que pueda decir una palabra más un golpe es depositado en mí mandíbula y sin darme la oportunidad de reaccionar otro es depositado en la boca de mi estómago haciendo toser por faltar de aire.
—Te pedí que te alejaras de ella, te dije que la ibas a lastimar como lo haces con todo. Lastimas todo lo que está a tu paso. —Hay una aguja en cada palabra que puya mi piel.
—Y-yo lo siento...
— ¡No! No lo sientes, tú no sientes nada. Por tu culpa Emma está muerta, esa noche perdimos una hermana y el día que pisamos chicago perdiste a un hermano, yo perdi a un hermano.
—No me perdiste Jake. —El dolor se instala en mi garganta y las lágrimas comienzan a salir.
—Si lo hice, y yo te necesitaba, necesitaba a mi hermano mayor, y simplemente fingiste que yo no existía, me alejaste de ti. —Las lágrimas salen de sus ojos y su ceño fruncido me hace sentir peor de lo que nunca he estado en mi vida.
—Sabes que no es así, todo fue para protegerte Jacob. Si mis enemigos sabían acerca de ti serias su primera objetivo para derrumbarme y no estaba dispuesto a correr ese riesgo, no estaba dispuesto a perderte a ti también. Eres lo único que me queda, eres mi hermano menor y te amo, pero necesito protegerte y es la única manera que se de hacerlo.
Nuestras respiraciones son entrecortadas y hay un silencio neutro después de aquello, nuestras miradas sé que son una sola convertidas en dolor y él se sienta en el piso recostándose en la puerta.
Limpio la sangre que sale de mi boca con mi brazo, manchando la camisa pero no me importa.
— ¿Tu realmente estás enamorado de Anna? —Pregunto pero me da miedo saber la respuesta.
Aguanta la respiración por un momento e intenta dejar de llorar pero todo su esfuerzo es en vano cuando estas vuelven a caer y se dispone a mirarme directamente a los ojos.
Mi corazón se quiebra silenciosamente porque estoy malditamente enfermo de todas las lágrimas, las suyas, las de Anna. Yo solo quería mantenerlos a salvo.
Y en cuanto a mí: Espero las lágrimas, espero el corazón roto que sé que vendrá.
—Realmente estoy enamorado de ella Harry.
Mi pecho y mi garganta duelen, pero mi corazón ha sido completamente destruido.
—Entonces conquístala, hazla feliz, hazla sonreír. Yo no le merezco, ella no merece ser partícipe de toda esta mierda en que estoy involucrado.
Intento sonar estable pero la verdad es que me duele cada palabra que sale de mis labios y no me había dado cuenta hasta ahora que realmente estoy enamorado de Anna Lee, tan enamorado que soy capaz de renunciar a ella para que mi hermano le dé la tranquilidad que yo no voy a ser capaz de darle. Porque él se lo merece, estoy intentando recompensarle todo el daño que le he hecho a él, y que mejor manera de darla la oportunidad de estar con la chica que ama.
—No Harry, ella no me ama, ella te ama a ti y no puedo luchar contra eso. —Una media sonrisa se asoma en sus labios—. Pero quiero que me prometas algo.
Yo asiento y el traga con dificultad antes de hablar.
—Quiero que la mantengas a salvo, quiero que la protejas como lo hiciste conmigo todo este tiempo. No dejes que nadie le haga daño.
—Te lo prometo.