Punto de vista de Harry
Las imágenes de mi pasado golpean duro contra mis costillas, mi corazón se acelera inhumanamente y siento como el sudor comienza a deslizarse por mi frente. Siento una presión fuerte en mi estómago y la se ira y el odio se apoderan de mi instantáneamente.
No pierdas el control, no pierdas la postura, no pierdas el juicio. Me grito a mí mismo dentro de mi mente.
No puede ser ella, tengo que estar desquiciado, pero ¡Maldita sea! Es ella, es Amanda, no hay duda de que sea ella. Esa mirada que puede volver loco a cualquier hombre, esos labios que podían hacerte cometer el peor de los crímenes para solo besarlos. Ese cuerpo de Diosa.
En efecto, es ella. Es la misma mujer que me hizo añicos el corazón, la que traiciono mi confianza, la que se metió en la cama con mi mejor amigo, la que me consumió por completo. Es esa maldita mujer, esa que jamás pensé volver a ver.
Ella debería estar muerta. ¿Cómo es posible?
Salgo de mi trance en el momento que Anna arrastra mi nombre con desconcierto.
—Harry.
Anna y su padre parecen no comprender la situación, pero ella sí. Ella comprende perfectamente la expresión en mi rostro.
—L-lo siento, tengo que irme.
Sé que luzco aturdido y desequilibrado pero necesito irme. Todo el dolor y rencor que me causa sobrepasa mis límites.
Escucho la voz de Anna llamar a mi nombre a mis espaldas, pero no soy responsable de como pueda reacción si no me deja ir. Sus delgadas manos se aprietan con fuerza sobre mi brazo y tira de mí hacia ella en el momento que salgo por la puerta.
— ¿Qué demonios paso allí adentro contigo? —Su expresión es casi inestable y sé que necesita una respuesta.
Pero yo ahora mismo no puedo dársela.
—Tengo que irme, te llamare.
Intento soltarme de su agarre pero ella no desiste y presiona más fuerte.
— ¿La conoces? —Su mirada se clava sobre la mía y mi corazón se hunde.
Es la única mujer que he amado con toda mi vida, es la única mujer por la que un día estuve dispuesto a matar, pero no puedo decírtelo. No ahora.
— ¡Anna por favor!
— ¡No! Ahora mismo vas a explicarme que está pasando.
—Necesitas dejarme ir maldita sea. —La rabia se mezcla en mi sistema como un líquido venenoso y tiro su cuerpo lejos de mí, haciéndola tambalearle pero logra mantener el equilibrio para no caer al suelo.
Su mirada es casi sin vida y hay pánico en su expresión, pánico de mí. Trago el sabor amargo que me produce lo que acabo de hacer y aprieto con fuerza mis puños.
Me siento inestable y mis manos tiemblan ¿La lastime? ¿En realidad soy capaz de llegar tanto por culpa del daño que me hizo aquella mujer? ¿Acabo de lastimar a la chica que se ha vuelto mi presente y mi futuro?
—Cariño lo sien...
— ¡No! —Me acerco a ella pero retrocede por inercia—. No sé qué demonios paso ahí adentro contigo y con ella, pero creo que merecía una explicación. Solo quería una maldita explicación. —Su voz se ha vuelto un hilo y hay un delgado cristal en sus ojos.
—Anna yo...
— ¡Cállate y lárgate!
—Por favor no hagas esto. —El miedo se ha vuelto un nuevo factor con el solo hecho de perderla después de esta noche.
— ¿No querías irte? Entonces vete. ¡Lárgate ahora mismo Harry!
Necesito que me escuche, que comprenda. Pero sé que ahora no es el mejor momento, no después de lo que hice, ella no lo merece.
Su mirada se retira de la mía y desaparece detrás de la puerta, dejándome hecho un miserable en la puerta de su casa.
Camino a toda marcha hacia mi auto y caigo sobre el asiento antes de perderme en la carretera. Las lágrimas se deslizan por mi rostro con frustración, y hace mucho tiempo no me sentía de esta manera. Estoy frustrado porque estaba seguro de que Amanda estaba muerta, ella murió en aquel incendio pero la realidad me abofetea con la imagen de hacerle daño a Anna.
Ella es lo único que me importa ahora.
Aprovecho mi rabia para conducir a toda velocidad por las calles solas de chicago, necesito que alguien me explique lo que está pasando. Y él va a explicármelo.
Cruzo un par de calles hacia mi destino y puedo observar como se ha perdido la sangre en mis nudillos, están tan blancos que no creo que sea capaz de procesar sangre nuevamente.
Soy consciente de que el latido de mi corazón ha sobrepasado sus límites y voy a estallar.
Mi cuerpo reacciona por si solo y me bajo del auto en el momento que lo dejo mal estacionado en frente del almacén de Finn. Saco el arma de la cintura de mis pantalones en el momento que dos de los hombres de Finn apuntan directo hacia mí.
— ¡FINN HAYNES! —Grito por encima de sus hombros lo suficientemente alto para que él pueda escucharme—. ¿Dónde está?
—Este no es tu territorio Harry, si no quieres que...
— ¡Cállate la boca! —Le apunto directo al centro de la cabeza a uno de ellos—. Si no quieres que con una sola bala perfore sus dos cráneos es mejor que me busquen a Finn. Y esta una promesa, y cuando Harry Styles promete... Cumple.
No estoy jugando, ellos sabían que cada una de mis palabras iba envuelta en sangre. Y sus cabezas rodarían como rebanadas si no conseguía lo que quería.
—Y no soy un hombre de esperar.
Uno de ellos le hace señas al otro por encima del hombro y se gira sobre sus pies de vuelta hacia el almacén.
Mi respiración se agita con cada pensamiento, con cada recuerdo.
Observo a Finn salir con dos hombres a sus lados y una sonrisa diabólica pintada en sus labios.
Voy a borrarte esa sonrisa bastardo.
Me voy hacia el sin importarme cuantos hombres están apuntando a mis espaldas, envuelvo mis puños en su camisa y estallo su cuerpo contra la pared.
— ¿Por qué demonios me dijiste que estaba muerta? —Arrastro las palabras con odio y siento como la ira invade mi cuerpo instantáneamente.
— ¿De qué mierdas estás hablando? —Su ceño se frunce pero la sonrisa perversa no se ha borrado de su rostro.
—Sabes muy bien de que hablo. Amanda está viva, Amanda está aquí.
Una risa siniestra brota de su garganta y usa todas sus fuerzas para alejarme de él.
Él lo sabía, ella jamás murió en ese incendio.
— ¡Vaya! ¡Vaya! ¿Así que es cierto que tu adorada Amanda está en la ciudad después de dos años? No lo creía hasta ahora, pero tienes razón. —Se cruza de brazos receloso—. Yo mismo la ayude esa noche, me suplico tanto después que nos encontraste en su cama. Que sentí lastima por ella, y que mejor para joderte la vida.
Ahora mismo tenía el deseo de matarlo, pero soy solo yo contra toda su gente. Es obvio que ni Batman podría salir victorioso en mi situación.
—Eres un bastardo hijo de puta. ¿Qué ganas con todo esto? Sabes que no eres ni la cuarta parte de lo que somos nosotros. —Rio por encima de mi ira, sabiendo que he dado en un punto débil.
—Por ahora amigo. —Me guiña un ojo demostrando confianza, pero conozco ese temor en la manera en como mueve sus manos.
— ¿Amigo? En los negocios no hay amigo. Y lo aprendí de ti. —Escupo con asco en su dirección.
— ¿Eres consciente de que podría volar tu cabeza en pedazos ahora mismo y dejarla en la puerta de tu casa envuelta en papel de regalo navideño? —Todas las armas apuntan directamente al centro de mi cabeza.
Por supuesto que era consciente en el momento que decidí venir aquí, pero si su intención fuera matarme ya no estaría diciendo una palabra.
—Ya lo hubieses hecho.
—Tienes razón. —Asiente tolerante—. Siempre fuiste el consentido de Hoper, siempre te gratificaba a ti todos los negocios que hacías bien a mí solo me daba el dinero y ni siquiera se dignaba a mirarme. Siempre fuiste mejor que yo, lo admito. Pero ahora los papeles se han volteado y tengo un mejor final para ti. Te daré donde más te duele Harry —Su mirada transmitía deseo de venganza y odio—. Saludos a Jacob y a Anna.
La bilis raspa mi garganta mientras baja torpemente. ¡No! ¿Cómo sabe de la existencia de Jacob?
Estoy eufórico lleno de adrenalina, lleno de deseos de coserle la boca a balas. Nunca había querido a una persona muerta como lo quiero a él, lo quiero ver suplicándome que le perdone la vida. Te hare tragar cada una de tus palabras Finn Haynes, a mi familia no la tocas.
—Si por un momento piensas que puedes poner tus manos sobre mi familia, ese día Finn Haynes. Sera tu ultimo pensamiento, y es una promesa.