—¿Yoongi?— susurro Taehyung a la distancia mientras sus pies tomaban vida propia y lo guiaban a donde el alfa se encontraba.
A lo lejos, junto al pasillo del fondo Yoongi permanecía sentado con sus manos cruzadas en su pecho y sus ojos cerrados.
Taehyung con pasos lentos y cortos se acerco, su omega movió las orejas perezosamente y eso le asusto. Su omega rara vez hacia acto de presencia por lo que cuando lo hacía se sentía raro y extraño a la vez, como si una parte de su cuerpo que tenía inmóvil volviera a moverse después de mucho tiempo.
—Yoongi.— le llamo cuando estuvo frente al alfa. No supo porque pero lo hizo, últimamente sus acciones eran autónomas de su razón.
Yoongi abrió sus ojos, mirando aquel quien le llamo.
—¿Que haces aquí, Taehyung? — la voz de Yoongi sonó ronca y perezosa como si acaba de despertarse.
—Vine por los resultados de mis análisis.— informó Taehyung sentándose en la misma banca, junto al alfa.
Un par de enfermeras pasaron frente a ellos sin mirarlos.
—Oh.. ¿y que tal salieron?— Yoongi se acomodo contra el respaldo de la banca buscando una mejor posición.
—No lo se, el doctor esta ocupado por lo que me dijeron que debía esperar.—Taehyung dejo escapar un largo suspiro que llamo la atención de alfa a su lado.
—¿Estas bien? —preocupado Yoon gi le miró.
—No..—susurro Taehyung bajando la cabeza, de pronto se sintió cohibido.
—¿Por qué?
—Mis padres están más preocupados por mi desde lo que paso y no me gusta que lo estén—confeso Taehyung aferrando su manos a la tela del pantalón cuando éstas picaban por aferrarse a los hombros de Yoongi y respirar de su aroma.
Las imágenes borrosas de la noche en que tuvo la crisis lleno su mente, se avergonzó por ser tan atrevido y causar problemas.
Desdé que despertó aquella mañana en casa de Yoongi sus padres se habían puesto más sobre protectores con él, no lo dejaban salir ni hacer nada sin que ellos estuvieran al tanto de sus acciones. Por las noches los escuchaba hablar entre la oscuridad contar se sus penas y temores, muchas veces los veía llorar y lamentarse por su destino.
Lloraban a su espalda para no preocuparlo pero lo que ellos no sabían era que él los escuchaba escondido entre la protección de sus sábanas acompañándolos en su dolor a la lejanía.
Cada día que pasaba se sentía más débil y sin fuerzas, sentía que poco a poco iba muriendo.
Pero realmente no le importaba morir porque sabía que ese era su destino, lo que le preocupaba era dejar a sus padres solos, con dolor y sufrimiento, que se culparan por lo sucedido cuando no era así.
Ni él ni sus padres eran los culpables de que su destino fuera escrito así.
—También los míos...— Yoongi desvío la mirada de Taehyung evitando cualquier contacto con el omega. Odiaba tocar un tema tan delicado y ser el centro de atención, buscó con la mirada la puerta de su tío con la esperanza de que saliera cuanto antes.
—¿Cuándo crees que esto acabe?— pregunto Taehyung dejando caer su cabeza sobre el hombro de Yoongi.
Su cuerpo actuó sólo.
Se sintió bien, confortado y tranquilo a pesar de los sonidos del ventilador y los pasos de las personas que iban de un lado a otro de fondo.
Su corazón latió despacio al ritmo de su respiración, sintió su cuerpo relajarse y su omega acurrucarse en su interior.
No entendía sus propias acciones, su razón le decía que era incorrecto que en cualquier momento el alfa se enfadaría por invadir su espacio personal pero a su omega le gustaba, le gustaba el calor del cuerpo contrario, su propio cuerpo lo buscaba aunque tratara de resistirse.
No se entendía.
Era como una droga de la que se estaba asiendo adicto tan lentamente que no se dada cuanta. Todos sus sentidos se nublaban cuando el aroma de alfa de Yoongi lo tenía cerca, cuando el aroma se colaba entre sus sentidos y saciaba la sed de revolcarse en él. Su lobo se quedaba dormido, inconsciente. Ausente de su alrededor, adormecido de su dolor, y anestesiado de la realidad.
Se había dado cuanta que al estar junto a Yoongi su mundo se detenía, el dolor disminuía y el cielo dejaba de ser gris, las nubes se convertían en paisajes maravillosos con sólo estar a su lado.
Le gustaba su compañía pero le asustaba al mismo tiempo.
No quería aferrarse a nada más que así mismo para no sufrir.
Su omega estaba herido, sangraba lentamente lastimado su cuerpo, matándolo lentamente y sin contemplaciones.
Ya se había rendido, pero tenía miedo de lo que pusiera pasar.
Sabía que no tenía futuro, su mundo se estaba apagando y por más que lo prolongará éste se apagaría conforme el tiempo transcurriera.
—Taehyung..—podía oír su nombre a lo lejos, en la obscuridad a la que se había sumergido pero no tenía las fuerzas necesarias para abrir sus ojos, sus párpados pesaron. La voz de Yoongi era cada vez más lejana, más inentendible y apagada.
Su cuerpo cedió dejando de doler y permitiéndose perderse entre los abismos del sueño.
No quería luchar más, se sentía bien así.
Fin...