El ladrón de mi diario.

By Jacksom

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¿Qué pasaría si te robasen tu diario donde apuntas todos tus pensamientos, tus ilusiones, tus secretos oscuro... More

El ladrón de mi diario.
Persecución
La casa del ladrón.
Cambio de papeles.
Solución y más problemas.
Tarde de niñera
Viernes
Planes para el finde
Celos
¿Calma?
Reencuentro
Carretera de lluvia
Confesiones entre suspiros de desastre.
Heridas, literalmente.
Aventuras en el hopital
Vuelta a la normalidad
Demoledor de corazones.
¿Olvido?
Los sueños son buenos, las pesadillas no tanto.
Todo fluye
Cotidiano
Situaciones
Aléjate.
Confusión.
Pause
¿Y si..?
No todo está perdido
Gracias
La canción
Entre miradas y sonrisas.
Romeo y Julieta
Fiesta de cumpleaños.
Esté donde esté.
Amor dicen que se llama.
Campo de béisbol.
Mi mundo.
Si yo no puedo...

Despierta.

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By Jacksom

Laia POV:

Cuando me levanté Ross ya no estaba a mi lado. Sorprendentemente sentí un resquicio de decepción, aunque quedó oculto con el alivio. No había tenido más pesadillas en toda la noche y había dormido bien, lo que era algo sorprendente. Me quité las sábanas rápido y bajé al piso de abajo con cuidado. Aún sentía los puntos tirantes en la pierna y debía tener cuidado, aunque según me habían dicho en el hospital, podía hacer vida normal. Temía que Ross se hubiera marchado sin decir nada, pero le encontré en el sofá con la televisión encendida y su móvil en la mano. Parecía que se acababa de levantar y aún se estaba espabilando.

—Buenos días— le saludé.

Él se volivó y sonrió levemente mientras yo me apoyaba en la parte de atrás del sofá.

—¿Estas bien?— le pregunté

—Claro— contestó— He dormido estupendamente y eso que llevo la ropa desde ayer—

— Puedes usar el baño si quieres, ya sabes, darte una ducha caliente. Puedo prestarte ropa, ¿sabes? Tengo un hermano mayor que ya no vive con nosotras, dejó practicamente todas sus cosas en su habitación. Puedo prestarte algo. —

Ross me miró sorprendido. Todo el mundo se sorprendía cuando mencionaba que tenía un hermano mayor. Sobretodo porque nunca hablaba de él, ni parecía muy emocionada cuando lo hacía.

—Esta bien, gracias, una ducha no me vendría nada mal.—

—Puedes usar mi baño, te dejaré la ropa fuera.Hay toallas limpias en el armario de dentro.— dije mientras iba hacia la cocina.

Escuché como Ross volvía a subir las escaleras y yo maldije en mis adentros. Aquello había sido malditamente incomodo. Bueno no tan incomodo en realidad, solo que me resultaba raro que en realidad me pareciese normal que Ross estuviese allí en mi salón recien levantado y medio despeinado. Y habíamos dormido juntos. ¿Qué significaba aquello?

— Ai Laia, solo te metes en problemas— susurré para mi.

Miré el movil que había bajado conmigo. Hacia cómo un día y medio que no lo había usado y cuando lo encendí los mensajes y las llamadas se sucedieron uno tras otro en una desagradable sintonía. La mayoría de las llamadas eran o bien de Evelyn o bien de Ethan o bien de Gabriel. Los mensajes más de lo mismo, todos pidiendo que respondiese sus llamadas y pidiendo perdón, Gabriel pidiendo explicaciones y demás rollos. Dejé el móvil sobre la mesa frotándome los ojos con la mano. Hoy tocaba vuelta a la rutina. Volver a ver a Evelyn, volver a verla e intentar no escuchar sus palabras hirientes en mi cabeza, volver a ver a Gabriel y tener que contarle todo y soportar sus comentarios de ánimo e incluso volver a ver a Ethan con el que había acabado tan mal. Escuché el agua correr en la ducha de arriba y suspiré. Sería mejor que preparase las cosas de Ross y me empezase a duchar yo misma o llegaríamos tarde al instituto. Aún no sabía qué pensar de Ross, ni qué pensaba él de mi. Recordé a Ross en su coche la tarde anterior con lágrimas en los ojos y luego le recordé dormido en mi cama, aún con la ropa del día pero con una expresión de paz que me asombró tanto que simplemente me dejé llevar ¿que otra cosa podía haber hecho? Sin embargo aquello se había ido un poco de las manos y lo que necesitaba en esos momentos era volver a la normalidad. Volver a mis días aburridos de ir al instituto con Gabriel y Evelyn y las tardes estudiando o viendo series o leyendo o haciendo cosas normales. La normalidad... ahora sonaba taaaan bien. Demasiado bien para ser verdad.

Ross POV:

Cuando asomé la cabeza fuera del baño sentí el frío de la mañana en la habitación. La puerta estaba cerrada y sobre la cama ya hecha estaba colocada pulcramente una muda de ropa formada por unos pantalones negros y un jersey oscuro. Suspiré y me acerqué a la ropa agarrandola y volviendo al calor del baño generado por el vapor del agua.

Mientras me vestía mi cabeza daba vueltas una y otra vez sobre mis acciones, mis palabras y mis pensamientos de la noche anterior y de los días anteriores en general. Laia rondaba en todos los pensamientos. Primero la había dejado sola en el hospital cuando de alguna manera me había comprometido a cuidarla y después simplemente habia vuelto a ella y ahora me encontraba  en el baño de su casa con la ropa de su misterioso hermano. Suspiré y me peiné el pelo con las manos mirándome en el espejo. La ropa me quedaba sorprendentemente bien, como si la hubiese comprado para mi. Escuché un secador de pelo en un baño cercano y me decidí a salir. Me acerqué al baño donde estaba Laia ya vestida con unos vaqueros ajustados y de talle alto y un jersey corto que cuando subía los brazos dejaba ver el abdomen plano, justo como en ese momento. Aparté la mirada y ella apagó el secador y se volvió hacia mi

- Vaya, la ropa te queda bastante bien- dijo acercándose hacia mi. Colocó bien el jersey alisando la tela de los hombros.

-¿Sólo bastante bien? Yo diría que fantásticamente bien- dije. Al momento después maldije porque sonaba como si estuviese ligando con ella. No me dió tiempo a seguir pensando porque ella rió y dijo:

- ¿Y yo que tal estoy eh? -

Posó para mi de lado colocándose el pelo que le caía suavemente sobre la espalda. Recorrí su cuerpo con la mirada sin poder evitarlo rápidamente. No supe que decir y ella rió de nuevo dandome un golpe y volviéndose para buscar algo en su bolsa.

- Ahora solo queda el último toque- dijo mientras se aplicaba rimel en las pestañas.

Suspiré aliviado. Aquello me había pillado totalmente desprevenido. Simplemente no me esperaba que Laia coquetease conmigo, aunque bien pensado...acababa de despertarme en su cama. Toda una ironía.

Laia acabó y bajamos a desayunar. Yo detrás de ella siguiendola ya que aún no conocía bien la casa. Aunque a este paso la iba a conocer pronto.

Laia puso la radio y yo me senté a la mesa observándola mientras empezaba a preparar el desayuno. Aquello era sumamente agradable. Sonreí mientras ella tarareaba y ponía dos tazas sobre la mesa.

- ¿Tortitas? - preguntó

- Uff, me muero de hambre. Comería lo que fuera-

- Perfecto, porque son mi especialidad. Y hoy tenemos tiempo. Somos increíblemente madrugadores para un día de instituto-

- Uff instituto- le respondí- vuelta a la rutina- hize una pausa mientras observaba como ella cascaba dos huevos expertamente- Tendrás que volver a ver a Evelyn y a Gabriel- Ella se volvió hacia mi mientras batia la masa de las tortitas.

- Aún no he hablado con ellos- dijo con mirada triste

De repente yo recordé por qué habia ido en realidad a hablar con Laia y maldije por no haberme acordado hasta el momento.

- En realidad Evelyn quiere disculparse contigo cuanto antes mejor. Hablé con ella y con Gabriel ayer y ambos te hechan mucho de menos-

Laia me miró anonadada

- ¿Por qué no me lo has dicho antes?- exclamó de repente. Su actitud había cambiado en un momento y ahora se veía algo más animada.

- Lo siento, debería habertelo dicho antes- me disculpé.

- No pasa nada- dijo mientras vertía la masa de tortitas en una sartén - solo quiero volver a estar normal con ellos, ya sabes, simplemtente estar como antes. No es mucho pedir ¿no?-

- Ya verás como todo sale bien y podeis volver a hablar como antes, al fin y al cabo son tus mejores amigos, tus inseparables mejores amigos- repetí.

Suspiré, debería habérselo dicho nada más llegar. A Laia le esperaba un día duro, pero ella no parecía especialmente nerviosa.

Desayunamos tranquilamente charlando de temas sin importancia, como si nos conociéramos de toda la vida. Finalmente Laia subió a mi coche.

- Coche nuevo- me dijo nada más subir.

- Más bien, coche de segunda mano- le contesté.

-¿ Qué ha pasado con el otro coche?-

- No rentaba arreglarlo y lo tuve que mandar al desguace. Tampoco es que me haya importado mucho, pude salvar un par de discos que tenía por ahí-

- ¿Y a tus padres no les ha importado? - me preguntó

- Que va, estaban super preocupados por ti. Me han hecho muchas preguntas. Por cierto quieren verte y mis hermanos también. A Tara casi le dió un ataque cuando le conté lo del accidente y Adam montó una escenita para ir a verte al hospital-

Ella rió animada, poniéndose el cinturón mientras yo arrancaba y encendía la radio.

- Tus hermanos son los mejores. Puedo pasarme cuando te venga bien, si no es una molestia claro-

- ¡Claro que no es una molestia!- dije - todos estan deseando verte, creo que te quieren más que a mi- bromeé

Laia rió de nuevo suavemente, algo cohibida por mis halagos.

- No seas tonto Ross, vas a hacer que me ponga roja-

Sonreí, mientras llegábamos. Agarré mi mochila que había pasado la noche en el coche y salimos del coche de camino a la puerta del instituto.

Me giré hacia Laia que iba mirando atentamente entre la multitud. Vi a mis amigos a lo lejos acercándose a mi y maldije por mis adentros. Se acercaban, y la iban a fastidiar pero bien. Kyle se plantó delante mía chocandome los cinco y mirando a Laia descaradamente que ni si quiera se había percatado de con quien me había parado a hablar exactamente.

- Esta debe de ser Laia, ¿me equivoco?-

-Eehh- yo titubeé pero finalmente les presenté- Laia este es Kyle, Kyle Laia. Kyle juega conmigo en el equipo de béisbol.-

Laia se giró prestando atención por fin a Kyle y le saludó amablemente. Kyle parecía sorprendido.

- Nosotros ya nos conocemos- dijo Laia sonriendo- ¿ verdad Kyle? Íbamos juntos a clase hace unos cuantos años ya.-

Kyle asintió bajando la cabeza ¿que estaba pasando? ¿Se conocían?

- Si, me acuerdo mucho de ti Laia, me ayudaste realmente mucho- dijo Kyle.

Nunca en mi vida había visto a Kyle tan serio. Aquello estaba siendo sorprendente.

- ¿Todavía andas con esa rubia? - Preguntó Kyle.

- Sí-contestó Laia- aún ando con Evelyn, de hecho tengo que ir a buscarla ¿os importa si os dejo? -

Yo negé con la cabeza, en señal de que no me importaba y Laia de despidió con una cálida sonrisa y una sacudida de su mano.

Los dos nos quedamos mirándola hasta que abrió la puerta del instituto y se perdió en la marea de gente que pasaba hacia las aulas.

Fui el primero en apartar la mirada y me quedé mirando asombrado a Kyle que agachó la cabeza avergonzado.

- No preguntes. Tienes suerte de tener a esa chica cerca. No ha cambiado nada, y eso que a penas la conocía en realidad.-

Kyle sacudió la cabeza y volvió a su aire de tío duro y socarrón. Dándome unos golpes en el hombro pasamos juntos al instituto.

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