Corazón de Melón con Chocolat...

By SolCnavesDaz

122K 6.1K 794

Pasáte por la playlist del fanfic en Spotify y escuchá toda la música que seleccioné especialmente para mi ob... More

Irlanda
Secretos Familiares
Gaeil O'Connor, el Bastardo
Congeniando con el Enemigo
La Motocicleta de Gaeil
Los Hermanos Sean Unidos
Preparativos de Bodas
El Vestido de Rosalya
Animate
Despedida de Soltera
Mi Última Noche Como Soltero
El Amor en los Tiempos de Bodas
Salven a la Soldado Rosa
Annie, creo que...
La Confesión de Alexy
Matryoshka!
Monster
Yo los Declaro... Marido y Mujer
Juegos de Seducción
El Don de la Vida
Nacido para Matar
La Leyenda de Armin
Maximum Trolling
Gritos
Convivencia
Los Juegos del Hambre
Cantos de Fuego
Nuevos Compañeros
Los Mini
Exámenes, Estrés y Una Boda Que Planear
¿Y Si Atrasamos la Boda?
Keep Calm and Vámonos de Vacaciones
Copos de Nieve
La Dueña de la Voz Misteriosa
Girlfriends
Los O'Connor
Una Rosa Victoriana
Luces
Arly
Legalmente Annie
Tengo Trabajo Que Hacer
Celos
Mea Culpa
Tenemos Una Boda Que Planear
La Familia Se Agranda
Pre-Boda
Señor y Señora O'Connor
Noche de Bodas
Luna de Miel con Gusto a Ramen
Una Suegra para Annie
A tu Lado

Aún Te Deseo

2.5K 147 24
By SolCnavesDaz

No sé qué era más hermoso, si el atardecer coronando de rojo aquellas verdes praderas o Annie con ese bello vestido blanco bañado en dorado por la luz del Sol.

Tenía el cabello suelto, ondeando al viento, se lo veía sedoso y nutrido; el astro Rey le sacaba destellos cobrizos y sus ojos verdes contrastaban con el rubor de sus mejillas. Estaba descalza, sentada de costado, extendiendo sus piernas sobre el mantel que habíamos colocado para merendar; se había pintado las uñas de las manos y los pies de color rosado pálido y su piel brillaba como si fuese un diamante.

-¿Sucede algo, Lysandro? -me preguntó. Yo la miré a los ojos y negué con la cabeza mientras sonreía.

-Sólo que te ves muy hermosa -dije mientras tomaba su mano. Ni la mejor seda de toda Asia podía compararse con la piel de Annie, ella me regaló una sonrisa.

-Este sitio es muy bello -observó y era cierto, esas praderas no cabían en la imaginación, parecían salidas de un cuento de hadas.

Yo tomé una fresa y se la acerqué a la boca, ella tomó mi mano y con delicadeza mordió un pedazo; me mordí los labios, tratando de controlarme, pero eso era tremendamente erótico. Reí nervioso mientras ella masticaba la fresa, tomé un poco de jugo y lo sorbí; dejé el vaso vacío en el mantel, tomé un pedazo de durazno y le ofrecí a Annie, quien lo recibió con una sonrisa, pero el pedazo era demasiado pequeño así que tuvo que meter tres de mis dedos en su boca, y al sentir aquella cavidad húmeda y caliente dejé escapar un suspiro de gozo.

Annie tomó un poco de crema con la punta de su dedo y con una risa juguetona me manchó la nariz. Mirándome con esos ojos verdes se lamió el dedo y luego se acercó gateando hacia mí, mi corazón empezó a latir con fuerza al ver esa actitud tan felina en ella.

Se acercó con peligrosidad a mi rostro y atrapó en su boca la crema de mi nariz... y luego mis labios. Los suyos eran cálidos, tersos y deliciosos, tal como los recordaba de la primera y última vez que la había besado en el Palacio de Scone, en el bosque.

Mi mano acarició su espalda y la atraje más hacia mi cuerpo, mientras me recostaba sobre el mantel y ella sobre mí. Sentí sus senos sobre mi pecho, su corazón enloquecido como el mío, su respiración agitada, su perfume embriagador... De todas las mujeres de la tierra, no había ninguna como ella, ni siquiera Ariadne, con esa belleza casi vampírica y esa elegancia británica... Nadie podía comparársele a Annie...

Se subió sobre mí, pudo sentir mi excitación y sonrió con complacencia, mis manos subieron por sus piernas, acariciando la tersa y suave piel de la chica que había amado desde el primer momento en que mis ojos se cruzaron con los suyos, aquella de mañana de instituto con Castiel, y que el cretino de Kentin había logrado conquistar el corazón de la dueña de esos ojos... Sin embargo, allí estaba... sólo para mí. Muérete de envidia, soldado, esta vez yo seré quien le haga el amor, y créeme que me tomaré todo el tiempo del mundo para saborearla.

Continué acariciándola con la palma de mis manos mientras sus ojos me miraban con deseo, era la cosa más seductora que había visto en mi vida... tan sexy, tan poderosa, tan femenina... Ella movió su cadera sobre mi ingle, yo gemí al sentir el peso de su cuerpo sobre mis genitales, me senté y la besé con delicadeza, ella me mordió; riéndome por lo bajo la miré a los ojos.

-No te apresures, no voy a terminar pronto. No soy Kentin, yo te voy a hacer el amor de manera lenta y lujuriosa -le gruñí con voz gruesa y oscura, cargada de deseo carnal y lujurioso. Annie se sonrojó.

-Estoy malacostumbrada, disculpa -dijo en un susurro. Le corrí el cabello, atrapé su oído en mi boca y succioné, ella gimió.

-Kentin es un cretino por no sacarte hasta la última gota de placer -gruñí sobre su oído, provocando en ella un espasmo de placer contenido y un suspiro de éxtasis-. Pero, es entendible... Sólo estuvo con una chica, ¿quieres ver lo que puede hacer un profesional?

-Me encantaría -accedió, su voz vibró en mi pecho, le mordí el lóbulo de la oreja y me recosté sobre ella mientras le separaba las piernas y le tomaba las muñecas.

-No te vas a escapar -prometí. Empecé por su cuello, podía ver el nombre de mi amigo en cada centímetro de su piel; soplé sobre su cuello y automáticamente Annie se retorció debajo de mí, yo sonreí complacido.

Continué soplando aquí y allá, mientras movía mis caderas sobre su intimidad, mis labios empezaron a besar su piel, tal como lo había soñado siempre, tan blanca como la nieve... Lo que hubiera dado por ser yo quien le arrebatara la virginidad, ser el primer hombre en su vida, ¿cuántas veces Leigh me había sorprendido tocándome pensando en ella? ¿Cuántas canciones y poemas le había escrito ya?

-Lysandro... -susurró, mi ego se infló... Toma ya, Kentin.

-Dime, princesa -susurré, mientras seguía devorándola como quien degusta del más fino y exquisito chocolate.

No respondió, pero sí continuó gimiendo mientras yo bajaba por sus senos y con cuidado bajé el escote para apreciar aquella perfección creada por Dios. Los senos de Annie salieron al descubierto, no llevaba sostén, yo me mordí el labio.

-Pero que señorita tan indecorosa... -gruñí divertido mientras olía el delicioso perfume de su piel-. Mira que no llevar sostén...

Annie rio y gimió cuando atrapé aquel delicioso pezón en mi boca. Ni el bombón más delicioso podía compararse con aquel pezón, estaba duro y dispuesto a todo lo que lo quisiera hacerle, estuve un rato bastante largo degustándolo hasta que pasé a su gemelo.

Mis manos apretaban aquellos senos generosos mientras Annie jugueteaba con mi cabello, acariciándolo y sintiéndolo. Con cuidado bajé hacia su entrepierna, acaricié su clítoris con el dedo pulgar, ella gimió nuevamente, estaba muy excitada, tanto como yo.

Lentamente le corrí la ropa interior y besé con delicadeza aquél pequeño botón mientras Annie seguía moviéndose, dando espasmos de placer... besaba, mordía, tiraba y lamía de aquella joya, absorto por su tersura, lo receptivo que era y lo bien que respondía a mis atenciones, cómo poco a poco empezaban a fluir sus humores, preparando su ser para recibirme en ella. Coloqué la punta de mi índice en su cavidad y empecé a presionar con cuidado; era muy receptiva, introduje entonces otro dedo... Y luego otro, no paraba de besar su intimidad mientras mis dedos, ágiles, la preparaban para mí.

-Lysandro... Ya... Por favor -me rogó. Oh no, no... aún no estoy satisfecho.

-Shhh... -le dije mientras seguía moviendo mis dedos, profunda y lentamente, la estaba cocinando a fuego lento-. Aún no, no estas lista.

A pesar de los ruegos de Annie, yo continué penetrándola más y más hasta que, por fin, dejó salir todo su éxtasis.

Annie estaba jadeante y deseosa, me acerqué a ella y la besé con ternura en los labios, me quité la camisa y me desabroché el jean, tomé mi falo con la mano y me preparé para el gran momento. Lo apoyé contra ella y presioné, Annie arqueó su espalda, aún no había entrado del todo... presioné una vez más mientras tiraba mi cabeza hacia atrás, la tomé de las manos y me pegué a ella.

Ambos gemíamos... mis penetraciones eran lentas y profundas, durante tres años me había reprimido, ocultando mi deseo, mis ganas de poseerla, los celos frente a Kentin y Nathaniel... Ah, sí, esos dos cabrones le habían hecho el amor, pero ahora Annie era mía, solo mía.

Mis embestidas empezaron a aumentar en intensidad y velocidad, podía ver como el rostro de Annie se transformaba de placer y gozo, como sus generosos senos saltaban, como se entregaba a mí.

-Annie, quédate conmigo... -le gruñí mientras me acercaba a ella-. Quédate conmigo.

-Sí, sí, Lysandro -dijo, me tomó del cuello y me besó y finalmente en el climax me entregué a ella...

Abrí los ojos. Estaba metido en mi bolsa de dormir mientras el resto de los muchachos seguía durmiendo. Castiel roncaba completamente abierto, al igual que Armin, Kentin dormía boca abajo con el trasero levantado, Nathaniel dormía de costado y Alexy hecho una bolita. Todo había sido un sueño... Sólo un sueño...

Me incorporé y miré mi reloj, las seis de la mañana. Molesto, me restregué la cara, tomé una campera y me levanté con cuidado de no molestar a Castiel y Alexy que dormían.

Salí de la carpa y me acomodé el cuello y la espalda, tomé mis tenis y me las calcé. Era tan temprano que sólo un par de aves estaban cantando, entonando sus cantos mientras llamaban al resto de los animales a levantarse. Un poco de niebla se levantaba sobre el terreno y creaba de aquél claro un lugar hermoso pero aterrador, las chicas seguramente estaban durmiendo. Me dolía el pecho, estaba haciendo frío, me coloqué la campera y cerré la cremallera hasta el cuello; con las manos en los bolsillos me acerqué con cuidado hasta la carpa donde Annie y el resto de las chicas estaban durmiendo, escuchaba sus respiraciones y alguno que otro ronquido.

Con mucho cuidado abrí el cierre de la carpa, me metí dentro y me senté en el suelo a observar cómo Annie dormía... Se la veía tan hermosa, tan angelical...

«Debes parar con esto», me dije a mí mismo, «no está bien que desees a la prometida de uno de tus mejores amigos, no después de todo lo que padeció Kentin el año pasado por ella, demostró que la ama; ahora demuéstralo tú y déjala ir.»

¿Cuánto tiempo había pasado enamorado de ella? Desde que la conocí, desde que la vi en ese pasillo junto con Castiel. Mi mente recordó su sonrisa, sus bellos ojos verdes, la sorpresa al ver los míos, cómo la había defendido de Ámber, como habíamos compartido los años de Instituto, cómo habíamos estudiado juntos y ella me había regalado ese dibujo del conejo; cómo habíamos organizado el concierto, cuando Debrah la había hecho la vida imposible, cuando la besé en Escocia... Recordé lo hermosa que se veía con ese vestido de Versalles en el baile de Navidad y en el baile de graduación, cuando compartimos el viaje a la playa...

Recordé como eran sus gemidos mientras Kentin le hacía el amor, ¿habría gemido así conmigo?, ¿lo habría disfrutado tanto?

Mientras una lágrima se escapaba de mis ojos, mi mente seguía recordando los momentos que habíamos compartido... La confianza que me había entregado al confesarme sus sentimientos encontrados hacia Nathaniel y Kentin, sus miedos y pesares, las veces que nos habíamos reunido solo para compartir una charla o una tarde.

¿Por qué lloraba? Yo sabía el final sin que nada hubiera empezado... Ella nunca fue mía, nunca lo sería. Jamás hubiera podido ser mía, mi mente ya la había despedido pero mi corazón seguía aferrado a la tonta idea de que ella alguna vez me viera como hombre, como alguna vez lo había hecho.

Ella había cambiado mi vida, mis metas, mi forma de ver la vida... Me había tocado el corazón como nunca nadie lo había hecho; conocía sus gestos mejor que nadie, su perfume... Ella conocía los míos.

Le acaricié el rostro mientras mis lágrimas seguían cayendo.

Hubiera dado la vida por verte como te vi en el casamiento de Rosa, tan elegante y seductora... Hubiera entregado todo lo que poseo con tal de ser yo quien camine a tu lado por los caminos de la vida... por pasar mi vida contigo, por ser el padre de tus hijos, compartir mis sueños, mi cama, mis anhelos... Todo... Eras la indicada para mí, eras la que Dios me había destinado... Kentin te robó de mi lado, Annie...

Me acerqué con cuidado y la besé. Ese era mi último beso, mi último sentimiento de esperanza depositado en ella.

-Adiós, mi amor -susurré casi imperceptiblemente, me retiré con cuidado mientras reprimía los deseos de llorar, salí de la carpa y la cerré, me alejé con las manos en los bolsillos con paso ágil, ese paso se transformó en medio trote, ese trote en una carrera a toda velocidad y pronto me encontraba corriendo por el bosque mientras lloraba.

Corrí a toda velocidad hasta que me quedé sin aliento, no sabía dónde estaba pero quería quedarme un rato a solas.

Tomé la navaja que había comprado antes del campamento y me acerqué a un árbol. En él tallé mis iniciales y las de Annie. Una L y una A unidos por un símbolo del infinito se había tatuado en ese ser vivo. Cuando terminé me recosté sobre el árbol lastimado y me hice una bolita.

En mi interior recé, pidiéndole a Dios que haga que para la próxima vida pueda estar con ella.

Siempre la amaría... Siempre...

Continue Reading

You'll Also Like

444K 16.6K 52
No hace falta explicar nada, ya saben de que trata esto. La portada NO es mía, créditos a su artista. Historia dedicada simplemente a entretener. OJO...
258K 25.5K 67
Freen, una CEO de renombre, se ve atrapada en una red de decisiones impuestas por su familia. Obligada a casarse con Rebecca, una joven que llegó a s...
90.9K 8.6K 28
Lara pensaba que Toni era el amor de su vida, pero dejó de serlo hace mucho, después del primer golpe que recibió por su parte cuando estaba embaraza...
87.6K 7.7K 41
Alexia es una chica con miedo al amor y con muchas inseguridades con su cuerpo. Conocerá a pedri gracias a su nuevo trabajo, atracción, risas, buenos...