Congeniando con el Enemigo

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Gaeil se me acercó del otro lado de la mesa mientras bajaba la voz.

—Deja que mi abuela te organice la boda —susurró, yo me envaré y levanté una ceja.

—¿Qué? —pregunté pasmada— No voy a hacer eso.

—Es la única forma que ella te acepte en la familia —dijo mientras tomaba la botella de cerveza tal como lo hacía Kentin: Envolviendo apenas el pico de esta, entrelazando los dedos índice, mayor y anular; yo me reí y Gaeil me miró sorprendido— ¿Qué sucede?

—Nada, sólo que Kentin agarra de la misma forma la botella —dije, extrañaba a mi novio, extrañaba a esa persona amable y dulce que se quedó del otro lado del océano— Realmente conocí a otro Kentin cuando vine aquí. Este no es mi Kentin, es un muchacho sin cerebro y mimado... Como un zombie que sigue la horda por mero impulso.

—¿Por qué lo dices? —preguntó, y le conté lo que había pasado en la cena con el comentario del tamaño de mis senos. Cuando se lo dije, Gaeil dejó salir una carcajada tan sonora que todos se dieron vuelta para mirarlo— ¿En serio dijo eso? Ay, Jesús... No sé por qué me sorprende siendo que dijo exactamente lo mismo cuando le presenté a mi primera novia, en esas épocas en las que todavía era su nieto.

Volvió a reírse con ganas, su risa era clara y jocosa, me miró con sus ojos azules que a la luz del sol tenían un color bastante verdoso. De hecho podía ver muchos de los rasgos de Kentin en él.

—Mi hermanito es una buena persona, sólo que es un idiota cuando mi abuela está cerca —me confesó con voz suave, me tomó de la mano y me miró—. Mira... sé que no debo meterme porque apenas me conoces, pero si me permites darte un pequeño consejo es que deberías ceder sólo por esta vez. Tú no sabes lo que mi abuela significa para mi hermano, ella sustituyó a su madre y estuvo mucho tiempo a su lado. Puedo darme cuenta de que no eres una chica que ceda fácilmente y que, cuando consideras que tienes la razón, no abandonas tu postura ni cedes un centímetro, pero creo conveniente decirte que este... sacrificio por tu parte no pasará desapercibido por Kentin. El resto de mi familia no importa, pero mi hermano te mirará con otros ojos y te valorará más. No abandones un noviazgo de años sólo por una vieja caprichosa.

Sonreí con delicadeza. Con que facilidad me había leído pese a que sólo me había visto en dos ocasiones, pero le di la razón.

—¿Puedo saber por qué quieres volver a entablar lazos con Kentin? —pregunté con inocencia. Gaeil suspiró, algo apesadumbrado.

—Porque es mi hermano —respondió.

—El hecho de que sea tu hermano no significa que necesariamente tengan que llevarse bien o amarse.

—No, pero yo lo prefiero así. —su voz era sincera y su mirada también—. Cuando mi viejo me dijo que iba a ser hermano mayor no lo podía creer; había sido el único nieto por más de una década, y para mí, el hecho de tener a un hermanito fue algo que me llenó de alegría. Cuando Kentin nació estaba muy enfermo y débil, y naturalmente yo pasé a segundo plano pues todas las atenciones fueron para él, pero jamás se me hubiese ocurrido que mi abuela me dijera que ya no podía vivir más allí con ellos pues necesitaban el espacio para mi padre y su familia. Yo sólo era un niño de diez años cuando eso pasó. Si hay algo que debo reconocer es que Rachel, la madre de Kentin, salió en mi defensa y le dijo a mi abuela que tranquilamente podríamos vivir todos juntos, «como en familia» recuerdo que dijo, y que espacio en la casa había de sobra, pero viste a lo que es mi abuela... No entiende que hay distintos tipos de familias.

—De hecho me he dado cuenta de que pretende que nadie toque nada, con decirte que aún conserva la habitación de tu tío David —agregué.

—Ahí tienes otro ejemplo. Mi tío David se mudó hace décadas, pero ella aún conserva su habitación como si aún él viviera allí —dijo—. Pero no importó lo mucho que mi madrastra hablara con mi abuela o que Rick intercediera la decisión estaba tomada: Me tenía que ir de allí. Así que viví momentáneamente con mis abuelos maternos y visitaba a mi hermano y mi papá a diario, pero no en calidad de hijo, sino en calidad de visita.

Corazón de Melón con Chocolate (libro #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora