Los O'Connor

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Gaeil y yo bajamos por el ascensor mientras mi hermano mayor no paraba de darme toques entre medio de las costillas, soy muy cosquilloso y no podía evitar dar pequeños espasmos, a pesar de que ya le había dado tres puñetazos, no paraba de molestar.

Coloqué los ojos en blanco mientras las puertas del ascensor se abrieron ante nosotros, salimos al garage del subsuelo y desactive la alarma de mi Jeep.

-Yo conduzco -dijo Gaeil, me envaré.

-Ni en tu sueños -le dije mientras me subía en MI lugar, que era el del conductor-. No dejo ni que Annie lo conduzca y te voy a dejar a ti.

-Soy tu hermano mayor, es diferente -dijo con una sonrisa y subió, yo arranqué el motor mientras veía como mi hermano encendía un cigarro.

-¡Gaeil, te he dicho mil veces que no fumes dentro de mi auto! -le Grité a mientras le daba otro puñetazo.

-Que denso eres -masculló con el cigarrillo sostenido entre sus labios, abrió el cenicero del auto y apagó allí ese palito provocador de cáncer.

-Carajo, ahora tendré esta peste todo el día -mascullé mientras salía del garage, el cielo estaba un poco más claro ahora que la primavera estaba mucho más cerca.

-¿Annie no fuma? -preguntó Gaeil mirando distraído por la ventana.

-No. No bebe ni nada. Es super sana -dije con orgullo.

-No bebe, no fuma, no sale... Dime que no folla y me tiro del auto.

-Eso piensas tú -reí.

-Entonces dime que tal es en la cama.

-¡No voy a decirte eso!

-Pffff... Seguro que no es tan buena como Helena.

-¿Tu novia?

-Exacto: las argentinas tienen algo en la sangre que no tienen ni las irlandesas ni las muchachas de aquí, tienen swing.

-Me quedo toda la vida con Annie -dije en pocas palabras. Conduje unos minutos en silencia mientras Gaeil seguía mirando por la ventana, finalmente me animé a hablar-. ¿De qué quiere hablar el abuelo?

-Por lo que el viejo me dijo, quiere hablar de varios temas -Respondió Gaeil-. Ahora que el jefe de la familia es él quiere poner unas cosas en claro, después de todos estos años por fin se puso los pantalones... Debería de haberlo hecho hace rato y no dejar que la abuela se comporte así.

Me quedé en silencio, era cierto. Ahora que mi abuelo estaba separado de mi abuela, se había tomado su papel como jefe de la familia muy en serio.

-¿Y qué tal es en la cama? -preguntó Gaeil. No pude evitar reírme, me mordí los labios recordando el desempeño de Annie como amante y no pude evitar emocionarme por dentro.

-Es genial -respondí.

-¿Tan así? -preguntó Gaeil divertido-. Sólo estuviste con una chica, no creo que puedas estar tan seguro.

-Ni veinte actrices porno podrían comparársele -dije con una sonrisa pícara en los labios.

-Lo que sí reconozco de Annie son esos pechos de miel que tiene... Ufff, Mamma mia -gruñó Gaeil.

-¡Deja de decir eso, quieres! -le ordené propinándole un puñetazo, ambos reímos.

En el trayecto hacia el pueblo paré dos veces a cargar combustible y comer algo, finalmente llegamos al pueblo.

Ya se estaba haciendo de noche, conduje hacia la casa de mi padre, el portón de madera estaba abierto, estacioné el Jeep cerca de la puerta y descendí, Gaeil lo hizo también.

Corazón de Melón con Chocolate (libro #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora