El Amor en los Tiempos de Bodas

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Salí corriendo de mi casa con rumbo a la parada del bus, ya llegaba tarde a mi encuentro con Lysandro en el centro comercial. A raíz de la despedida de soltera de Rosa, había llegado a casa con el alba, con una tanga roja colgando del cuello y los tacones pendiendo de la punta de los dedos. Ni siquiera me tomé la molestia de desmaquillarme, y me fui derecho a la cama. Mamá había intentado despertarme para almorzar, pero según ella, la mandé a volar y le dije que me deje dormir. Ahora pasaban de las cinco, tenía hambre y Lysandro me estaba esperando para acompañarlo a comprar su traje para la boda de su hermano.

La tela de mi vestido celeste ondeaba al viento y mi cabello me golpeaba la espalda mientras corría por alcanzar el próximo bus; finalmente lo alcancé, pagué el boleto y me subí, ¡menuda maratón me había corrido! Mientras recuperaba el aliento, me senté en uno de los asientos cercanos a la puerta, me coloqué los cascos y encendí mi reproductor.

El día estaba precioso, pero ya el verano se estaba despidiendo para dejarle paso al otoño, los días se estaban haciendo más cortos y las noches más largas, el frío aún no se sentía, pero no demoraría mucho más en hacer presencia. Irremediablemente se acercaba la vuelta a clases. Los árboles aún seguían tan verdes como siempre, pero la sabia naturaleza le indicaba a sus hijos e hijas que era mejor seguir el ejemplo de la hormiga y empezar a preparar, poco a poco, las reservas para el invierno. Finalmente el bus se detuvo en la entrada del centro comercial del pueblo, yo me bajé y entré.

A diferencia del mall en donde yo había trabajado en la ciudad capital, este sólo tenía dos pisos y no había muchos negocios. Vivir en un pueblo pequeño tiene sus desventajas, una de ellas es, sin duda, que hacer los fines de semana. Encontré a Lysandro esperándome sentado en un banco cerca de la fuente, estaba distraído y absorto en su libreta, seguramente escribiendo un nuevo poema.

—Hola, Lysan, disculpa la tardanza —dije cuando llegué. Lysandro levantó su rostro y me sonrió, se puso de pie y me saludó con un beso en la mano, como siempre.

—No hay problema, creo que después de lo anoche, todos estamos bastante cansados —dijo Lysandro mientras nos poníamos en marcha—. ¿Qué tal les fue?

—Bien, ¿y a ustedes?

—Excelente, nos divertimos mucho. Nunca vi a Leigh reírse tanto —me respondió con una sonrisa.

Nos quedamos en silencio mientras nos acercábamos a la tienda donde Lysandro quería ver su traje para la boda. Tenían varios estilos y modelos, se nos acercó un muchacho dependiente de la tienda.

—¿Puedo ayudarlos? —preguntó con una sonrisa.

—Deseo comprar un traje —empezó el formal Lysandro—. Estoy buscando algo que se asemeje al estilo victoriano, en negro o gris oscuro.

El muchacho asintió y se perdió en los depósitos para buscar un traje acorde a la talla y gusto de Lysandro mientras yo curioseaba por ahí, mi amigo me siguió.

—¿De verdad Kentin no tiene problemas que vengas conmigo a la boda? —preguntó Lysandro mientras yo miraba un par de gemelos muy bonitos de color azul.

—En serio, sucede que él se va a Irlanda mañana y no me podrá acompañar —respondí, el muchacho regresó trayendo consigo tres modelos distintos: Uno de dos piezas con un bonito cuello italiano y dos de tres piezas, pero se diferenciaban entre sí por el cuello pues uno tenía el cuello alto y el otro lucía un cuello de smocking, Lysandro los miró a los tres, indeciso.

—Deberías probarte los tres, así comparas cuál te gusta más —sugerí.

—Su novia tiene razón —dijo el muchacho, yo me enrojecí intensamente, Lysandro asintió y se metió en el probador. Me senté en una sillón, mientras esperaba, se podía escuchar como Lysandro se desvestía.

Corazón de Melón con Chocolate (libro #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora