Yo los Declaro... Marido y Mujer

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Una vez que me bañé ya estuve lista para salir hacia el ensayo de la boda de Rosalya; habiamos quedado con Lysandro en encontrarnos en la parada del bus al mediodía, y ya llegaba diez minutos tarde, así que como alma que lleva el diablo salí de mi casa corriendo lo más rápido que pude. Al llegar, Lysandro me estaba esperando.

-Empiezo a preocuparme de tu impuntualidad, no es normal en ti -confesó Lysandro cuando llegué. Intenté recuperar el aliento y le levanté la mano pidiendo que espere un momento, estaba roja y acalorada, finalmente pude hablar.

-Perdón, odio ser impuntual. La alarma no sonó y tuve un sueño rarísimo -susurré sin aliento.

-No te preocupes, es comprensible, tú jamás eres impuntual. Ven, Nathaniel nos está esperando -me indicó mientras me pasaba el brazo sobre los hombros.

-¿Nathaniel? -pregunté, desconcertada.

-Sí, él nos llevará hacia donde es el ensayo -respondió, cruzamos la calle y vi a Leigh, Rosa, Ariadne, Ptolomeo, Nathaniel y Melody que ya nos estaban esperando cerca del C4 que era de propiedad del rubio.

-Creo que es el fin del mundo, Annie llega tarde -se rio Melody. Entorné los ojos, todos llegamos tarde una o dos veces en la vida, no era la gran cosa.

-Vamos, chicos -indicó Nathaniel mientras abría la puerta de su automóvil, el cual era para cinco personas y nosotros éramos ocho.

-Rosa, siéntate en mis piernas -le indicó Leigh cuando se subió, Ptolomeo hizo lo mismo con su hermana, pero Lysandro y yo nos miramos sonrojados, mi amigo se sacó su chaqueta y me la tendió, rojo como un tomate.

-Po-Pon esto como asiento antes de sentarte -Tartamudeó el cohibido albino. Tomé su chaqueta y cuando él se sentó yo la doblé varias veces y la coloqué como Lysandro me había indicado, sobre sus piernas. Cuando todos estuvimos en el interior del vehículo, Nathaniel encendió el motor y salimos con rumbo hacia donde era el ensayo de la boda.

El paisaje cambio con rapidez y muy pronto dejamos atrás la urbe para permitir que paisajes vírgenes y árboles, así también como praderas y cultivos se apoderaran de nuestras vistas. Nathaniel dobló hacia la izquierda y entró en un camino de tierra hacia una propiedad llena de viñedos, había una muy bonita casona estilo colonial casi al fondo del camino, me recordó poderosamente a una de mis películas románticas favoritas, ambientada en la toscana italiana, sin duda alguna era el sitio perfecto para una boda de ensueño. Cuando llegamos, Kim, Dajan, Iris, Violetta, los gemelos, Castiel (que se había cortado el cabello, corto y desmechado, lo que le quedaba muy bien), Ámber, Li y Charlotte nos estaban esperando, con la polvareda por detrás del C4, Nathaniel estacionó cerca de ellos.

-Vaya que llegan atrasados -dijo Castiel mientras movía la mano, ahuyentando el polvo que había en el aire.

-Fue culpa de Annie, se durmió -rio Rosa, yo le golpeé el brazo con el ceño fruncido.

-Ya te dije que lo siento -mascullé.

Desde dentro de la casona salió una señora muy elegante con un atuendo muy profesional, tenía el cabello castaño en una tirante coleta alta y penetrantes ojos grises, llevaba una carpeta de anotaciones en la mano derecha; a simple vista parecía una abogada o la secretaría de alguien sumamente importante, pero era la encargada del salón eventos que Rosa había contratado.

-Ya todo está ornamentado y listo para el ensayo de la cena, señorita Glasmond -anunció la mujer. Tenía mis serias dudad de que ella sea la organizadora de bodas de mi amiga, pero resultó ser así: Rosa había sucumbido ante el estrés y había contratado a una organizadora profesional para los detalles finales y aquellos que necesitaban mucha más atención que el resto, especialmente lo relacionado a la comida, la bebida, las flores y la ornamentación. Por nuestra parte, nosotros fuimos derecho hacia la capilla; era muy bonita con varias imágenes de santos y un Cristo crucificado al final del pasillo, no era grande ni ostentosa, al contrario era bastante simple, pero muy acogedora. Nos estaba esperando un anciano sacerdote, con varias canas en sus cabellos y una barba muy bien peinada. Tenía un aspecto bonachón y cálido y me recordó poderosamente al abuelo Rick. Al vernos nos saludó a todos, dejando los novios al final.

Corazón de Melón con Chocolate (libro #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora