El Don de la Vida

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Los últimos días que nos quedaban de vacaciones se fueron volando y finalmente teníamos que regresar a la Capital para poder continuar con nuestras vidas universitarias. Nuestro loft nos esperaba, igual que siempre, a diferencia que ahora Rosa se había casado y ya no vivía con nosotros, entonces su dormitorio estaba vacío. Durante las vacaciones en el pueblo, Armin había recogido las cosas que habían quedado en su casa luego de la pelea con sus padres y las había llevado a casa de Kentin, no había sanado lazos con su familia todavía, al parecer por vergüenza, de manera que volvimos cargado de cosas, igual que cuando nos mudamos a la Capital, hacía ya un año.

Subimos con Fuser por el ascensor hacia el penthouse, nuestro loft seguía igual que siempre: Los tres dormitorios, el balcón terraza, el lavadero, dos baños, living-comedor-cocina y una vista espectacular a la ciudad. Quedaba cerca de la Facultad de Derecho y de la escuela de corte y confección a la que asistía Alexy con Rosa, aunque esta última estaba en su luna de miel con Leigh, recorriendo las principales capitales de la alta costura: Paris, Viena, Milán, Londres y Nueva York.

-Guau, qué callado está todo sin la gritona de Rosa -observó Armin cuando dejó su equipaje en el dormitorio que compartía con Alexy, había querido usar el de Rosa pero su hermano gemelo se lo impidió diciendo que sería ocupar su lugar.

-La verdad que cambia bastante sin Rosalya criticando a Annie como vestirse para ir a la universidad -se burló Kentin, eso me recordó que debía inscribirme en las materias de ese año, para mi tranquilidad podía cursar todas las materias excepto dos que era correlativas con las otras tres que había suspendido el año pasado. Tomé mi portátil e ingresé al sitio web de la universidad.

Kentin abrió el refri y sacó una Guinness, la destapó con su navaja y sorbió un poco.

-¿Qué haces, linda? -me preguntó mientras me veía con la computadora.

-Me inscribo para las materias de este año -le dije mientras seleccionaba las que iba a hacer, cuando me inscribí apagué la laptop y la cerré-. Listo, ¿tú tienes que seguir en el internado?

-No, ya no -dijo con una sonrisa-. Por suerte me gané el derecho de venir a dormir con mi prometida todas las noches.

Sin soltar la botella, me rodeó la cintura con los brazos y besó mis labios, yo le devolví el beso mientras me reía.

-Eso me recuerda... Hay que poner fecha -me dijo mientras me acariciaba el cabello-. ¿En qué época quieres que vayamos a Japón?

-Estaba pensando en ir para diciembre, después de mi cumpleaños -le dije con una sonrisa.

-A ver, ven organicemos esto -dijo Kentin mientras me guiaba a los sillones, tomó una hoja del cuaderno de anotaciones que teníamos al lado del teléfono, un bolígrafo y se sentó-. Si quieres que nos casemos en Diciembre, vamos a tener nieve en Japón, ¿te parece bien?

-Por mí sin problemas -le dije mientras le ponía los pies en el regazo, Kentin hizo de olerme los pies y puso cara de asco.

-Oshtia tía, pero que olorcillo que tenemos en los piesh -dijo imitando el acento de los españoles. Abrí los ojos sorprendida mientras me reía.

Posh mira quien habla, chaval! El que al regresa' del ejército, se saca la' bota' y nos morimos to' aquí -le respondí mientras él estaba tentado de la risa-. ¡Y olé!

A Kentin le agarró un ataque de risa y a mí también, me acarició las piernas y continuamos verificando todo mientras yo jugaba con las manos.

-¿Qué lugares quieres conocer de Japón? -me preguntó Kentin-. O sea, tú eres la otaku aquí, conoces más de Japón que yo.

Corazón de Melón con Chocolate (libro #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora