Mea Culpa

2.4K 104 22
                                    

-¿Que intentó qué? -gruñó la voz de Kentin, su pecho vibró cuando dijo esas palabras.
-Intentó violarme -repetí en medio de sollozos, sentía las manos de Kentin vibrar por la fuerza que hacían sus manos cerradas en dos puños.
En ese momento empezó a sonar mi celular, yo lo busqué en la cartera y cuando lo saqué vi quien me llamaba: Era Jeff.
-Dame eso -ordenó Kentin mientras me tendía la mano con la palma hacia arriba. Le entregué el celular y él atendió la llamada-. Escúchame, pedazo de hijo de puta, no creas que te vas a escapar de esta.
Su voz era venenosa, peligrosa y sobre todo intimidante, tenía el ceño tan fruncido que pensé que se le iban a partir las cejas al medio.
-¡No me vengas con sobornos! ¡Annie y yo nos vamos derecho a hacer la denuncia! -gritó Kentin y colgó, yo lo miré.
-¿Un soborno? -pregunté, él me miró.
-Me ofrecía un millón por tu silencio, pero no se las va a ver tan fácil -dijo y tomó la chaqueta de cuero-. Vamos, Annie.
Yo lo seguí callada, volvimos a bajar hacia el lobby y salimos hacia la calle, la primavera ya había llegado pero el calor apenas sí se sentía; Kentin envolvió su mano en la mía y caminamos hacia la comisaría más cercana.
Luego de radicar la denuncia, los exámenes médicos y psicológicos, regresamos al loft; Kentin me dejó pasar primero y luego entró él, aún con lágrimas en los ojos, abrí la puerta de la terraza y salí afuera, Kentin me seguía de cerca mientras Fuser me olfateaba la mano, me apoyé contra el muro y miré hacia abajo, la ciudad se abría a mis pies.
Irremediablemente empecé a llorar, Kentin me pasó el brazo por los hombros y me consoló; mientras lloraba en sus brazos él me acarició y empezó a cantarme una canción en una lengua un poco rara que no conocía pero que me calmaba.
Su voz era armoniosa y clara, era la primera vez que lo escuchaba cantar pero me tranquilizaba mucho, cuando terminó me sequé las lágrimas y le sonreí.
-Que linda canción... Aunque no entendí ni una palabra -dije mientras reía, él me sonrió.
-Is gnáth, a bheith ar an chéad uair a chuala tú an Ghaeilge -me dijo, yo abrí los ojos y levanté las cejas.
-¿Ahora sabes hablar en orco? -pregunté, Kentin río con ganas.
-Es Gaélico -me dijo-. Conocido vulgarmente como irlandés.
-No sabía que hablabas gaélico -le dije con una risita-. Es la primera vez que me hablas en ese idioma.
-No suelo hablarlo mucho, solo cuando tengo conversaciones privadas con mi padre -dijo Kentin sin dejar de abrazarme-. Aunque casi todo el mundo en Irlanda lo habla, es obligatorio enseñarlo en las escuelas, para no olvidar nuestras raíces.
-Me imagino, entre tanto inglés dando vuelta -dije, Kentin hizo un gesto con la cara.
-Putos ingleses... -susurró, otra lágrima se me escapó.
-Disculpa -le dije con un susurro, él me la secó con sus dedos.
-Vamos a descansar, hoy no fue un buen día y ya es tarde -dijo, yo asentí mientras me mordía el labio para evitar que tiemble, Kentin me observó un momento-. Oye... Quiero preguntarte algo... ¿Mañana vas a ir a trabajar?
Yo negué con la cabeza, eso era lo que más me dolía, no poder seguir trabajando para la pasantía, por ende mi promedio no iba a alcanzar para poder graduarme.
-Voy a renunciar a la pasantía -dije mientras entrabamos al loft, Kentin me miró sorprendido.
-Pero... ¿y tu título? -preguntó Kentin mientras dejaba entrar a mi perro adentro y cerraba la puerta.
-Ya veo como lo soluciono -dije. La verdad que no tenía ganas de pensar, estaba agotada y sólo quería irme a dormir, había sido un día pésimo.
-Bien, linda, vamos a la cama-Dijo Kentin, apagó las luces del salón y entramos a nuestro dormitorio, yo me asomé a la ventana y pegué frente en el frío cristal; sentí las manos de Kentin abrazándome desde atrás.
-Perdóname -susurró-. Perdón por ser tan imbécil.
-No, perdóname tú a mí -susurré mientras le tomaba las manos en las mías-. Yo no te presté atención, no quise escucharte, tenías razón, siempre la tienes.
-No siempre... -reconoció mi novio, me besó la cabeza-. Sólo intentaba protegerte.
-Lo sé -dije, e hice que me abrazara más fuerte-. Lo sé.
-Vamos a dormir, hermosa -susurró, yo asentí, nos cambiamos y nos metimos en la cama, me acomodé en su pecho y cerré los ojos para conciliar el sueño.

Abrí los ojos, ya se había hecho de día, Kentin no estaba a mi lado, pero sí había una notita.

Corazón de Melón con Chocolate (libro #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora