Corazón de Melón con Chocolat...

By SolCnavesDaz

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Pasáte por la playlist del fanfic en Spotify y escuchá toda la música que seleccioné especialmente para mi ob... More

Irlanda
Secretos Familiares
Gaeil O'Connor, el Bastardo
Congeniando con el Enemigo
La Motocicleta de Gaeil
Los Hermanos Sean Unidos
Preparativos de Bodas
El Vestido de Rosalya
Animate
Despedida de Soltera
Mi Última Noche Como Soltero
El Amor en los Tiempos de Bodas
Salven a la Soldado Rosa
Annie, creo que...
La Confesión de Alexy
Matryoshka!
Monster
Yo los Declaro... Marido y Mujer
Juegos de Seducción
El Don de la Vida
Nacido para Matar
La Leyenda de Armin
Maximum Trolling
Aún Te Deseo
Convivencia
Los Juegos del Hambre
Cantos de Fuego
Nuevos Compañeros
Los Mini
Exámenes, Estrés y Una Boda Que Planear
¿Y Si Atrasamos la Boda?
Keep Calm and Vámonos de Vacaciones
Copos de Nieve
La Dueña de la Voz Misteriosa
Girlfriends
Los O'Connor
Una Rosa Victoriana
Luces
Arly
Legalmente Annie
Tengo Trabajo Que Hacer
Celos
Mea Culpa
Tenemos Una Boda Que Planear
La Familia Se Agranda
Pre-Boda
Señor y Señora O'Connor
Noche de Bodas
Luna de Miel con Gusto a Ramen
Una Suegra para Annie
A tu Lado

Gritos

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By SolCnavesDaz

Mientras nos acercábamos a las montañas, Kentin iba sorteando árboles, ramas, arroyos y rocas. El Jeep Commander era un todo terreno, así que podía recorrer esos lugares sin problemas, aunque dentro del vehículo se estaba desarrollando un terremoto grado nueve por como íbamos de salto en salto.

Mientras yo me aferraba con fuerza a la manija que estaba sobre la ventanilla, Kentin giraba el volante y hacía cambios de marchas, se lo notaba sumamente concentrado. Por su parte, Armin parecía un niño, porque, con cada golpe y salto que hacía el Jeep, él exclamaba y daba pequeños grititos de sorpresa. Venía desde hace dos kilómetros diciendo «¿Ya llegamos? ¿Ya llegamos?», la paciencia de mi prometido estaba en el límite y la mía también. Lily, que iba sentada al lado de Armin, venía sintiéndose mal desde que entramos en terreno irregular, y por su parte Lysandro estaba sumamente desorientado.

Por detrás de nosotros venían Nathaniel en la camioneta Hilux azul que había rentado, en el vehículo iban Castiel, Violetta, Ámber e Iris; con nosotros iban los gemelos, Lily y Lysandro, pero Kentin quería atar al pelinegro al capó del auto y usarlo de defensa por lo insoportable que estaba.

No sabía que tanto nos habíamos adentrado en la vegetación pero mi novio parecía conocerlo muy bien. Apenas había doblado en el camino de tierra que se adentraba en el bosque, Kentin había apagado el estéreo del auto para escuchar mejor el movimiento y el sonido del motor.

El GPS marcó el fin del trayecto. Nos encontrábamos en un claro entre medio de árboles frondosos, ambos vehículos se detuvieron, uno al lado del otro, y empezamos a descender de ellos. Castiel ayudó a bajar a Ámber mientras Lysandro se unió al grupo de los varones a descargar todo lo que habíamos traído: Las carpas, el gazebo, los bolsos, la comida (aunque la idea principal de Kentin era cazar lo que íbamos a comer, algo que todas las chicas pusimos el grito en el cielo con un rotundo NO), las mesas y sillas de campamento, leña, carbón, mantas y bolsas de dormir, entre otros elementos de supervivencia.

Al principio nos pareció peligroso que Ámber, con su estado, nos acompañase, pero su obstetra le dio luz verde y pudo venir con nosotros.

Kentin se colocó uno de los bolsos al hombro mientras que recogía otro con la mano izquierda. Castiel llevaba las conservadores y Lysandro la mayor cantidad de bolsos que podía. Con una breve identificación del terreno, Kentin señaló el lugar donde armaríamos las carpas.

-Allá -dijo mientras señalaba con la cabeza el lugar designado-, donde están esos arbustos, lejos de las ramas de los árboles. Revisen el suelo y eliminen piedras, ramas y cualquier cosa que pueda representar una molestia al momento de dormir.

Cargando las cosas, nos acercamos al sitio señalado y las dejamos con pesadez en la hierba, el clima aún ayudaba a estar al aire libre y los pájaros cantaban con alegría, aunque seguramente la temperatura descendería en los próximos días, el factor climático fue uno de los detalles a tener en cuenta al momento de organizar este campamento, y afortunadamente sólo íbamos a tener, en principio, uno o dos días malos.

-Este sitio es hermoso -dijo Lysandro mirando a su alrededor, era raro verlo en ropa deportiva aunque que le quedaba muy bien; verlo fuera de su estilo de vestir victoriano era algo muy raro, pero grato de ver.

-Odio la luz -masculló Armin mientras sacaba su celular, su rostro pasó del aburrimiento al terror-. ¡No! ¡No tengo señal, no tengo internet!

Rebuscó en sus bolsillos tratando de encontrar algo, al no hallarlo lo buscó en su bolso.

-¡No traje la PSP! -gritó sumamente preocupado-. ¡¿Cómo!? ¡Recuerdo haberla guardado!

Alexy no dijo nada, pero se le notaba en su rostro una sonrisa de complicidad y satisfacción.

-Mejor así, no te morirás si no tienes internet unos cuatro días -dijo Kentin, Armin se alarmó aún más.

-¡¿Cuatro días?! -gritó alarmado, Lily lo miraba de reojo. Honestamente... no sé qué le podía ver a Armin aquella chica. No había dudas de que el pelinegro era guapo con su piel blanca, sus ojos celestes, su cabello negro... Pero era tan IMBÉCIL y aniñado que no entendía como había logrado conquistar a Asagi. Aunque pensándolo bien... entre Castiel y su bipolaridad de "hoy te quiero y al segundo te odio" y Armin con su obsesión por los videojuegos... Yo también me hubiera quedado con Armin.

Mientras Ámber se sentaba en una de las sillas de campamento, me dispuse a ayudar en el armado de las carpas. La idea original de Kentin era que él y yo durmamos en una carpa, Castiel y Ámber en otra, y luego armar dos más: Una para los varones y otra para las chicas, pero desistió de esa idea cuando le dije que era más fácil trasladar dos carpas grandes, y dormir chicos por un lado y chicas por el otro.

-A ver quién arma la carpa más rápido -propuso Castiel, competitivo como siempre.

-No se vale, ustedes son seis, nosotras solo cuatro -mascullé mientras sacábamos la carpa de las chicas.

-¿Y yo qué? -preguntó Ámber molesta, sentada desde la silla.

-Tú no puedes hacer nada, estás embarazada -le recordé mirándola sobre el hombro.

Ámber me sacó la lengua. Iris, Violetta, Lily y yo nos dispusimos a armar las carpas con rapidez. Y a pesar de haber más testosterona que estrógeno, las chicas y yo terminamos de armar la carpa antes que los varones.

-¿Pero que nunca armaron una carpa? -preguntó Kentin mientras intentaba arreglar el lío de varillas y cuerdas que era la tienda de los chicos.

-La verdad, no -dijo Alexy divertido, Kentin se presionó el puente de la nariz.

-No hay un simulador de campamento así que, nope -dijo Armin, Castiel le dio un golpe con la mano abierta en la nuca.

-Son una vergüenza para el género masculino -se quejó Kentin, se quitó su musculosa negra dejando al descubierto sus músculos. Lily, Iris, Alexy, Violetta, y hasta Ámber, dejaron salir un suspiro de excitación al ver el cuerpo cincelado a mano que lucía mi prometido. Yo los miré con mi mejor cara de asesina serial-. Dejen, ya me encargo yo.

-Yo te ayudo -me ofrecí y me acerqué a él. Así que mientras Kentin y yo armábamos la carpa, el resto de los chicos preparaban las mesas, el gazebo e iban a recoger leña; por lo que habíamos estudiado antes de venir de campamento había cerca de nosotros había un río donde podríamos bañarnos y recoger agua para luego filtrarla y hacerla potable, aunque teníamos bastantes bidones de agua mineral destinada exclusivamente para nuestro consumo.

-Espero encontrar a Slenderman -dijo Armin mientras observaba el bosque. Si ya de día los árboles intimidaban demasiado, no quería imaginarme cómo sería de noche.

Alexy se tapó la mano con la cara. Antes de ayudar a Kentin, me le acerqué a Lily.

-Oye, Lily, honestamente... ¿Qué es lo que lo ves a este troglodita? -le pregunté con honestidad; la muchacha se rio con ganas y se sonrojó intensamente. Pese a que estábamos en medio de la naturaleza ella seguía con su estilo gothic lolita, con su peluca rosada tapándole un ojo y las lentillas de fantasía que hacía que sus ojos sean completamente blancos y carentes de un iris y pupila.

-¿Tú que le ves a Kentin? Es puro músculo y brutalidad -preguntó con unas sonrisa y entorné los ojos. ¿Cómo se atrevía esta chaparra a insultar así a mi novio?

-No es puro músculo. Es tierno, amable, divertido y tiene un corazón de oro -le respondí de malas maneras.

-Lo mismo Armin -dijo con una sonrisa y abrí los ojos sorprendida por la forma en la que me había respondido: Respetuosa y amable-. Es amable, divertido, excéntrico, me hace reír mucho y tierno. Me sorprende que no te hayas dado cuenta de ello, considerando que lo conoces hace varios años y viven juntos.

«In your face, motherfucker!» pensé. La respuesta de Lily me había dejado completamente desencajada; así que, con la dignidad que me quedaba, me retiré de escena en silencio para reunirme con mi novio.

Kentin alzó sus ojos verdes como las hojas de los árboles en pleno verano y me observó.

-¿Sucede algo, linda? Pareciera como si hubieses perdido una batalla -se burló. Yo no respondí porque sabía que iba a darme un buen reto y con toda la razón del mundo, simplemente me limité a observarlo preparar el fuego.

-Oye, Kentin -dijo la voz de Castiel a nuestras espaldas. Ambos nos giramos y lo miramos, estaba descargando las cosas de Ámber de la camioneta. Dado el embarazo de la rubia, mi novio había conseguido una cama plegable del ejército, pero todo el resto de nosotros dormiríamos en bolsas de dormir-. ¿Estás seguro de que no hay nadie a kilómetros a la redonda? No recuerdo que este sitio sea una reserva natural o algo así.

Mi novio se irguió en todo su metro ochenta y cinco y lo miró.

-Absolutamente nadie. A excepción de una casa abandonada a dos kilómetros -dijo Kentin señalando al suroeste-. Ya vieron lo difícil que es llegar hasta aquí.

-Veo que conoces bien el lugar -le dije mientras montaba una varilla de la carpa de los varones, él me guiñó el ojo.

-Acá hacemos los campamentos de supervivencia una vez al año -dijo con una sonrisa.

-Entonces son terrenos militares -dedujo el pelirrojo, mi novio asintió con la cabeza-. ¿Y tienes permiso para estar aquí?

-Claro que sí. Tengo la autorización firmada por mi padre, sólo tengo que mantener a los civiles controlados y cuidar de que no se provoque un incendio forestal.

-Podríamos visitar esa casa esta noche -propuso Armin y Violetta empalideció.

-Es una buena idea. -Nathaniel se unió a la propuesta del pelinegro, Ámber y yo lo miramos.

-¿Estás mal de la cabeza? -le preguntó su hermana.

-Es una casa abandonada, como mucho habrá ratas arañas -masculló el rubio con toda frialdad.

-Y fantasmas y cuerpos putrefactos que fueron asesinados por una bruja del bosque -dijo Castiel, poniendo cara de sádico. Violetta se encogió del miedo.

-No le hagas caso, Viole -dije mientras le daba un pisotón a Castiel, quien gritó de dolor y me miró de mala cara.

Finalmente nos habíamos instalado, las carpas estaban armadas y Kentin estaba preparando el fuego, aunque debido a las lluvias estaba haciéndose muy difícil encender una lumbre que nos cobije y nos brinde calor para cocinar. Las chicas y yo decidimos ir a explorar un poco en lo que los chicos terminaban de armar todo el equipo de supervivencia, especialmente los gazebos, las mesas y sillas plegables. El río estaba a unos cuantos metros del campamento, caudaloso y de fuerte correntada. También pudimos encontrar varios animales salvajes y hasta incluso pudimos ver a un par de ciervos buscando comida, nos agazapamos lo más que pudimos entre los arbustos y nos quedamos un rato largo observándolos, maravilladas con su hermosa forma, hasta que Violetta dejó salir un estornudo y todos los ciervos salieron corriendo, asustados por ese ruido.

Iris insistía en ir a ver esa famosa casa abandonada, algo a lo que yo me negué.

-Ni de broma -dijimos Ámber y yo, Iris suspiró algo frustrada.

-Yo creo que Annie tiene razón -dijo Lily con timidez. Estaba un poco más suelta desde que habíamos llegado, ya que durante las dos primeras horas de viaje ella no había dicho ni una palabra-. No lo digo porque haya fantasmas, eso no existe, sino porque puede haber personas ahí que utilizan ese lugar.

-¿Q-Qué tipo de personas? -preguntó la tímida Violetta, que se aferraba a mi mano pese a ser de día.

-Violadores o narcos... -respondió la rubia embarazada, yo me presioné el puente de la nariz, pues esas palabras hicieron que a Violetta le entró aún más miedo.

-¿V-Violadores? -preguntó Violetta.

-Está bromeando -sonreí mientras disimuladamente pellizcaba a Ámber que dio un respingo-. Seguramente la estructura de esa casa no debe estar bien, por eso es peligroso. Imagínense tantos años sin mantenimiento, puede venirse abajo en cualquier momento.

Luego de dar una última vuelta por el bosque, regresamos por donde vinimos.

Nos encontrábamos en la sombra de los árboles mientras comíamos, Kentin había preparado un guisado muy rico, el viento soplaba con suavidad haciendo que los árboles se movieran, parecían como si recién se estuvieran despertando de una larga siesta y se estuvieran desperezando, la imagen de los ents de El Señor de los Anillos se me vino a la mente.

Compartimos la comida riendo y haciendo que Lily se incorpore más al grupo. Alexy miraba como su hermano se relacionaba con ella sin descuidar a Violetta, con quien hablaba muy animado. Violetta había logrado entrar en una prestigiosa escuela de arte, y entonces recordé que, desde el día en que acompañé a Armin en esa cita doble con Lily donde Alexy confesó que le atraía Violetta, nunca más habíamos tenido la oportunidad de tocar el tema, algo que me tenía sumamente preocupada.

Sentí la mano de Kentin acariciándome la entrepierna, yo pegué un respingo y lo miré a los ojos.

-¿En qué pensabas? -preguntó en un susurro, sus ojos verdes me miraban con fiereza, sabía cuándo yo me retrotraía en mis propios pensamientos.

-En nada en especial -susurré a mi vez. No quería contarle los detalles de mis pensamientos allí, en medio del almuerzo, preferiría esperar a que estemos los dos solos para poder hablar más tranquilos y en privado.

-No mientas -advirtió, si había algo que Kentin detestaba era que le mintiese diciendo que no pasaba nadad cuando sí pasaba algo.

-Después te digo -susurré y me percaté que todos se habían quedado callados, observándonos. Yo los miré- ¡Vuelvan a sus charlas! Qué metidos que son...

La mesa estalló en risas, haciéndome reír a mí también.

Una vez que todos terminamos de comer, cada cual levantó sus utensilios y nos dirigimos al río a lavarlos. El bosque me hacía recordar a la carrera de orientación con Nathaniel, entonces me percaté de algo.

-Hey, Nath -lo llamé, el rubio se incorporó y me miró con sus ojos ámbares, estaba lavando con energía su cuenco-. ¿Por qué no invitaste a Melody?

-Discutí con ella -respondió, me quedé mirándolo.

-¿Ya no siguen juntos? -pregunté, él blanqueó los ojos. Evidentemente no quería hablar del tema, pero al parecer aún sentía que podía contar conmigo para tocar ciertos temas delicados.

-No. Sí seguimos juntos, pero Melody está cabreada conmigo y no me habla -me explicó Nathaniel, tomó sus cosas y las secó sacudiéndolas con energía, haciendo que gruesas gotas de agua vuelen por todos lados-. Así que aproveché la invitación de Kentin para distraerme de ella un rato, pero eso la cabreó aún más.

Yo tragué saliva, no imaginaba a Melody enojada.

-Pues... Supongo que no debo meterme en asuntos de pareja -reflexioné-, aunque sabes que puedes contar conmigo para lo que sea.

-Claro, y que Kentin me corte las pelotas -masculló Nath con sorna.

-Sabes perfectamente que no voy a ir con mi novio a contarle chismes y habladurías -gruñí mirándolo con el ceño fruncido-. Además lo nuestro ya es historia antigua.

-Para ti será historia antigua, Annie -recalcó mirándome a los ojos con una mirada tan profunda que me paralizó.

Nos pasamos la tarde conversando, caminando por el bosque y jugando entre todos, pero al caer la noche el claro del bosque se llenó de luciérnagas, un espectáculo digno de robar suspiros y miradas de asombro. Esa noche no había luna en el cielo y las estrellas manchaban el firmamento oscuro de plateado.

Castiel estaba de frente al fuego, tocando su guitarra mientras Lysandro escribía algo en su libreta, Kentin estaba muy concentrado tallando algo en un palo de madera con su cuchillo mientras que Alexy y Violetta asaban malvaviscos al fuego.

Por su parte, Armin se caía del aburrimiento y las chicas y yo conversábamos animadas.

-¡Me aburro! -exclamó Armin, alertándonos a todos-. Quiero mi X-Box, mi PS4, mi computadora...

-Por Dios, Armin. No te morirás por no jugar por unos días -dijo divertido Alexy mientras tomaba un malvavisco y lo ponía en una galleta.

-¿Qué tienen ganas de hacer? -preguntó Kentin mientras dejaba el cuchillo con clara expresión de hartazgo-. Porque estoy harto de escucharte quejar por todo. Entonces dime qué mierda tienes ganas de hacer antes que te mate.

-¡Quiero ir a esa casa abandonada de la que tanto hablas! -exclamó Armin, muy entusiasmado.

Las chicas dijimos "¡no!" al mismo tiempo.

-Seamos democráticos, sometámoslo a votación -dijo Armin, y se puso de pie-. Quienes quieran ir a la casa abandonada...

Levantó la mano... Y con él todos los varones, nos ganaban por uno.

-¡Democracia una mierda! -dijo Ámber mientras se levantaba con dificultad-. Ustedes nos superan en número.

-Vamos, preciosa. Será divertido -dijo Castiel mientras le sacudía de los hombros con delicadeza-. Estamos solos en el bosque, no nos va a pasar nada.

-Yo no voy, me quedo acá -sentenció la rubia, Castiel hizo la mímica de ahorcarla por detrás de ella.

-Formemos parejas y nos separemos, el primer equipo en llegar a la casa tiene premio -dijo Kentin divertido, tomamos una hoja de la libreta de Lysandro, anotamos nuestros nombres y esperamos al sorteo.

La primera pareja eran Lily e Iris, seguían Alexy con Lysandro, Violetta con Kentin, Castiel con Nathaniel y, por último, Armin y yo; Ámber se quedaría en el campamento, durmiendo y cómodamente acostada en su catre militar.

Mi pareja y yo tomamos una linterna cada uno y entramos al bosque. Los grillos cantaban con suavidad, de vez en cuando se escuchaba algún búho, pero lo que más miedo me daba era la oscuridad... Sin luna y con las copas de los árboles tapando las estrellas, sólo podíamos valernos de las linternas.

-Esto acojona demasiado... -susurré, iba tomada de la mano de Aren mientras él canturreaba para sí.

-Sleeendeeeer... Sal, sal, donde quieras que esteeee-eees -cantaba el pelinegro, yo blanqueé los ojos, creía en los fantasmas pero no en Slenderman, era solo un tonto juego, ni siquiera existía.

Otra cosa, en cambio eran los fantasmas, poltergeists... ¡O un maldito loco con una motosierra!

-Armin, deja de jugar, en serio me pones nerv... -empecé pero mi compañero gritó.

-¡AHHHH!

-¡AHHHHH! ¿¡QUÉ ES!? -grité a mi vez, temblando como una hoja, Armin iluminó hacia a un costado y se acercó a donde dirigía la luz.

-Encontré una navaja -anunció. Le metí una patada en el trasero.

-¡Déjate de bromas! ¡No es momento de hacerlas! -dije, pero en ese momento se escuchó otro grito: Era Violetta o Lily.

Armin y yo nos miramos alertados y corrimos hacia donde habíamos escuchado el grito, pero en medio del camino escuchamos otro más, que venía del otro lado.

-¿Qué está pasando? -pregunté, temblando de miedo-. ¡Si esto es una broma de mal gusto, que pare ahora porque me va a dar algo!

-¡No estoy bromeando, yo estoy igual que tú! -chilló Armin. Escuchamos unas hojas moverse por detrás de nosotros, me escondí detrás de Armin mientras él iluminaba el lugar donde habíamos escuchado el ruido.

-¿Kentiiin? -preguntó Armin con una vocecita-. ¿Alexy? ¿Castiel?

Nadie respondió pero lo que sí vimos fue una cara blanca, sin gestos o rasgos faciales que flotaba en medio del aire. Jamás había gritado tan fuerte en mi vida.

Aren salió corriendo y yo en mi intento de huir, tropecé con una piedra y caí al suelo.

-¡¡Armin!! -lo llamé pero no apareció, me levanté y continué corriendo. Escuchaba gritos por todos lados, eran de las chicas.

-¡¡Lily!! ¡¡Iris!! ¡¡Violetta!! -llamé, estaba llorando del miedo, y la adrenalina corría por mi sangre.

-¡¡Annie!! -escuché la voz de Violetta unos pocos pasos más adelante.

-¡¡Violetta!! -grité. Vi a Iris con Violetta y Lily que llegaban corriendo.

-¡¡Vimos un fantasma!! ¡¡Hay que encontrar a los chicos!! -dijo Iris, yo también había perdido a Armin de vista.

Algo o alguien nos arrojó una piedra, gritamos de miedo y salimos corriendo, había perdido el rumbo y no tenía idea de dónde estaba.

Corrimos tanto como nuestras piernas alcanzaban, bamboleando las luces de las linternas, tratando de no separarnos, pero a lo lejos escuchamos el grito de uno de los muchachos.

-¡¡¿¿Kentin??!! -bramé y esperé, nadie respondió, unimos nuestras espaldas esperando cubrir así más terreno con la vista-. ¿¿¡¡Nathaniel!!?? ¡¡Lysandro!! ¡¡Alguien!!

Nada. Sólo silencio, hasta los grillos habían dejado de cantar producto de todo el escándalo que había en el bosque. Volvimos a escuchar otro grito varonil. Violetta temblaba como una hoja al viento y lloraba de miedo.

Nuestras respiraciones eran agitadas, descoordinadas y alteradas, continuamos escuchando con otro grito surcó el aire, nuevamente nos movimos con terror.

Entonces vimos salir un hombre, tenía el rostro desfigurado y portaba un hacha, era alto, fornido y deforme.

Tomé a las chicas de las manos y las obligué a seguir corriendo, había que encontrar a los muchachos a como dé lugar y salir de ahí. Continuamos corriendo hasta que encontramos la casa abandonada, tenía los tablones muy desgastados y algunos vidrios rotos, intentamos abrir la puerta pero no cedía.

-¡Apartense! -les ordené y le di una patada. Nada. Intenté de nuevo... No se abría.

-¡¡Annie, rápido ya viene!! -gritó Iris. Volteé rápidamente y vi que mi amiga tenía razón: Aquél maniático se acercaba con el hacha en alto.

En aquél momento de desesperación recordé mis viejas lecciones de Tae Kwon-Do: La patada venía del pecho. Me puse de costado, levanté el muslo hasta que mi rodilla me tocó el pecho y puse todas mis fuerzas en esa patada, por fin logré abrir la puerta. Entramos atropellándonos unas a otras y cerramos la puerta, busqué algo para trabarla: encontré una vieja cómoda y con ayuda de las chicas la corrimos para obstaculizar la puerta, pero no podíamos hacer nada con las ventanas.

-¡¡Suban!! -les ordené al ver como aquel loco atestaba hachazos limpios contra las ventanas rotas.

Subimos las escaleras corriendo mientras en nuestros pies los tablones crujían peligrosamente. Nos encerramos en un dormitorio viejo con una chimenea e intentamos mantenernos calladas, pero nuestros sollozos y lágrimas nos delataban. Abajo, aquél hombre subía muy despacio las escaleras, saboreando el miedo y terror de sus víctimas.

Fue entonces cuando vi el atizador de fuego y el armario, lo suficientemente grande como para que quepa una persona.

-Chicas, chicas, escuchen -susurré, mis amigas lloraban de terror-. Quédense aquí, yo me esconderé en el armario y cuando ese loco llegue lo atacaré, sólo no se muevan.

-A-Annie... -sollozó Iris, me levanté con cuidado y tomé el atizador, lentamente me escondí en el armario y cerré la puerta, dejando solo una rendija donde podía observar a mis amigas.

Los hachazos en la puerta se escucharon, las chicas gritaban de miedo, fueron tres hachazos y finalmente el loco estaba adentro; podía ver el terror y el miedo en la cara de mis amigas.

Una espalda enorme se presentó ante mí; sujete el atizador con fuerza y esperé, y cuando levantó el hacha yo salí con rapidez y le atesté un certero golpe en la cabeza con todas mis fuerzas. El cuerpo se puso rígido y cayó, desmayado al suelo polvoriento.

Fue en ese momento en que entraron Lysandro, Nathaniel, Castiel y los gemelos.

-¡Kentin! -dijeron los muchachos, yo parpadeé.

-¿Kentin? -repetí, mis amigas seguían llorando.

-Acabas de derribar a Klenton, An-Chan -rio Aren. Me envaré.

-¿QUÉ?

Castiel se acercó al cuerpo y le quitó el rostro: Era una máscara y debajo de ella estaba mi prometido.

Volví a tomar el atizador, ¡iba a hacerlo picadillo! Pero Lysandro me detuvo.

-¡¡Suéltame, lo voy a matar!! -grité, pero el albino me arrastró escaleras abajo mientras los gemelos tranquilizaban a las chicas y Castiel y Nathaniel reanimaban al imbécil de mi novio.

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