30 Days of OTP |Frededdy|

By KurogawaYuri

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-El amor no se demuestra solo con sexo... ¿Lo sabías, Freddy? -En 30 días tendrás que demostrarlo, Fred. Cont... More

Las reglas del juego.
Día 1. Abrazo
Día 2. Beso
Día 3. Durmiendo ~Daddy Kink~
Día 4. Chupón
Día 5. Masturbación al pasivo.
Día 6. Masturbación al activo ~Daddy Kink~
Día 7. Jugueteo con los dedos
Día 8. Felación.
Día 9. El Misionero
Día 10. En cuatro ~Lemon explícito~
Día 11. Mientras lo masturba.
Día 12. Contra la pared.
Día 13. Con el pasivo encima ~Daddy Kink~
Día 14. Cambio de papeles.
Día 15. Con ropa
Día 16. Bajo el agua.
Día 17. En la ducha
Día 18. Fuera de Casa ~Daddy Kink~
Día 19. Sudoroso y Caliente ~Omegaverse~
Día 20. Ruidoso y Exagerado ~Incesto~
Día 21. Con Rasguños y Arañazos.
Día 22. Con vendas.
Día 23. Juego de Rol
Día 23. Juego de Rol (Alice in Wonderland) + Día 24. Cosplayando ~Omegaverse~
Día 24. Cosplayando (Creepypasta) + Día 25. Con juguetes.
Día 26. Sadomasoquismo ~Omegaverse~ + Wattys 2019
Día 27. Futanari
Día 29. Tu fetiche ~Daddy Kink~
Día 30. Apasionado y romántico. ~Omegaverse~
SPECIAL 1: QUESTIONS & ANSWERS! FT. Readers
Día 31. Sin experiencia.
SPECIAL 2: ROCKIN' AROUND THE CHRISTMAS TREE
Día 32. Oral ~Lésbico~
Día 33. Del lado equivocado del infierno.
Día 34. Atraco.
Día 35. Hogwarts
Día 36. A escondidas ~Omegaverse~
Día 37. Cuarteto.
Día 38. El más temido.
Aviso importante. Creo que me están plagiando.
Día 39. Abuso
(Final) Día 40. El día en que se conocieron
Aviso importante. Segunda edición en camino.

Día 28. Furry

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By KurogawaYuri

—Freddy joder, cállate...— Murmuró el lobo mayor mientras acorralaba el cuerpo de su joven e inexperto hermano. El pequeño de castaños cabellos lloriqueaba de vez en cuando mientras forcejeaba con el mayor para liberarse de su violento agarre. —¡Te he dicho que te calles!

—¡D-Déjame ir!— Lloriqueó una vez más el pequeño lobito de tiernos ojos. Sus lágrimas delataban su precaria condición y el otra vez innombrable hecho de su debilidad innata. Detestaba ser el más inofensivo de sus tres hermanos. 

Gold era el heredero legítimo al trono de Valaquia, por lo mismo debía ser el más fuerte de todos. Y claro que lo era, con una resistencia y fuerza casi titánicas, se coronaba como el implacable guerrero del reino. 

Su hermanastro Fred, segundo heredero, llevaba en las venas sangre guerrera. Su nacimiento fue marcado por una destructiva guerra que arrasó con múltiples reinos y destrozó a su pueblo. Por tanto, el lobo pelinegro creció en un ambiente hostil y frío. No cabía duda que él era más cabeza dura que su padre.

Su tercer hermano Golden, nacido dotado de una inteligencia y elegancia superiores, había desarrollado desde pequeño habilidades en esgrima siempre subestimadas. Su agilidad, inteligencia y delicadeza innatas lo volvieron el mejor espadachín del reino de Valaquia. 

Dejando a Freddy, el menos de los cuatro. Pues... no había mucho que decir. Lo único digno de resaltar es que el menor era genuinamente el más hermoso de los cuatro príncipes. Además el único doncel conocido en todo el reino. Su presencia no pasaba desapercibida en ninguna fiesta, por grande que fuese. Y sus curiosos ojos dorados como el sol de invierno eran envidiados incluso por su propio progenitor. 

Pero con la belleza, viene la debilidad.  

—¡Te he dicho que te calles, bastardo malnacido!— Cuando el puño del mayor de los dos estuvo a centímetros de impactar el precioso rostro de su hermano, Fred fue brutalmente empujado al otro extremo del gran cuarto. 

Su padre, ardiendo en furia, tomó a su preciado tesoro y lo alzó en brazos, alborotando su castaña cabellera mientras escuchaba sus lloriqueos —¡Frederick Von Drac Tercero, ¿Qué te he dicho sobre tratar a tu hermano menor?!— Alzó su demandante voz el padre de los cuatro jóvenes y actual rey de Valaquia. Su aura era asesina, sus colmillos a plena vista delataban su sed casi incontenible de sangre. 

Su instinto le demandaba proteger a su familia. Incluso si implicaba pelear a muerte con su propia sangre. 

—¡Pero padre...!— El mayor fue enviado a callar con una mirada acuchillante por parte de su progenitor. El de azabaches cabellos gruñió en respuesta, cambiando drásticamente su actitud. De ofensiva a defensiva. —Ese bastardo no merece ser llamado mi hermano menor...

—¡Cuida tu hocico, Frederick! O yo mismo me encargaré de entregarte a los leones del Oeste... Y no quisieras regresar allá, ¿O sí?— Su cuerpo se estremeció ante el recuerdo de las tierras lejanas de Moldavia, actual reino aliado de Valaquia. Su pelaje se erizó y sus pupilas se contrajeron, esperando una señal de peligro. —Si las nodrizas vuelven a informarme que has intentado atacar a tu pequeño hermano ¡Sin importarme que seas mi hijo, te entregaré a ellos sin dudar! ¡¿Ha quedado claro?!

Fred empuñó sus manos y sus garras se incrustaron en su piel como navajas. Su padre siempre le había odiado por las razones incorrectas. 

Fred en realidad quería ayudar a su hermanito a ser más fuerte. Más ágil. Más feroz. Porque no quería verle sufrir otra vez. El azabache siempre había amado en secreto al joven lobito, porque siempre era tan atento, tan dócil, tan gentil con él. 

A pesar de no merecerlo, tenía el honor de ver todos los días a un ángel. No podía negar que su pequeño hermanastro era el más hermoso de todos los antropomorfos del reino. Su cuerpo parecía languido, pero en realidad la carne era resistente. Fuerte. Había sido bendecido con la belleza de su madre y la fortaleza de su padre. 

Pero su tierna mente inocente no concebía que tuviese que matar para vivir. 

Y le dolía en el alma que su hermano pensase así. No cabía duda que de no ser por la presencia constante de sus hermanos y suya, su pequeño lobito habría sido fácilmente devorado por los salvajes hace ya varios años. 

—Si, padre...— Murmuró en contestación el mayor, cabizbajo y avergonzado divisó el fornido e imponente cuerpo de su padre llevar en brazos a su hermano para seguido retirarse del salón con él. La furia incrementó y Fred no pudo evitar despedazar con sus garras todo lo que estuviese a su alcance. Las finas cortinas de seda y lino, los pisos y parte del mobiliario acabaron con notables rasgaduras, cortes y destrozos que luego las nodrizas se harían cargo de arreglar. De mala gana, pero lo harían. 

En el trayecto fuera del gran salón y hacia sus aposentos, el lobo azabache se topó con su hermanastro mayor Gold, quien apaciblemente leía un libro del famoso escritor Voltaire en la biblioteca. Fred sin tanto revuelo decidió adentrarse al gran espacio cubierto de repisas repletas de libros y pergaminos antiguos. Su hermano mayor, al notar su presencia, sonrió levemente mostrando una conducta totalmente opuesta a la que solía cargarse. Digo, hablando objetivamente.

—Fred. Qué agradable e inaudita sorpresa— Murmuró suavemente su mayor mientras cerraba el libro tras colocar la cinta que marcaba su pausa —¿Qué ocurre? ¿Porqué esa mueca?

—He arruinado todo...— Murmuró el menor de los dos mientras tomaba asiento junto a su hermano.

—¿Otra vez?— Susurró el rubio cenizo con una burlona sonrisa. El menor no se lo tomó a bien. —Vale. Perdona. ¿Has pensado en decirle?

—No tengo el valor...— Cabizbajo jugueteó con sus dedos. Nervioso, ansioso, irremediablemente acongojado. —¿Y si Freddy me odia?

—Hermano, Freddy sería incapaz de odiar a nadie. Digo, tan sólo míralo. Es un ángel en el cuerpo de un joven, inexperto y débil licántropo antropomorfo. Si fuese a odiarte créeme, lo haría desde que lo trajeron a vivir con nosotros hace nueve años.

—Qué gran ayuda, Gold.— Murmuró el lobo de azabache cabellera sarcásticamente mientras jugaba con sus dedos, al tiempo que se ponía en pie para abandonar el lugar —Iré a despejarme a mi alcoba. Te veo en la cena.—

—¡No te escapes al establo con King otra vez o padre te arrojará a los cocodrilos!— Fred hizo solo un gesto con su mano, intentando ignorarle. El lobo mayor soltó un gruñido y formó una sonrisa retorcida —Un día dejarás de ser tan caprichoso, hermanito. Y comenzarás a actuar como el príncipe que debes ser.— Murmuró y retomó su lectura.

El silencioso camino a la alcoba fue tortuoso para el de blanco pelaje. Sus pensamientos consumían gran parte de su energía, lo que provocaba que sintiese una fatiga peor que la de cualquier Grigori desdichado. 

Sus pisadas resonaban con un eco en el gran pasillo, los preciosos ventanales le daban una esplendorosa pero melancólica vista de la ciudad que fue su hogar antes de ser enviado al castillo, contra su voluntad más encima. Él no era de caminatas ni paseos por el bosque. Pero ayudaban a que reorganizara sus ideas. Y esta vez lo necesitaba. 

Los cuatro cuartos estaban en la misma dirección, así que sin esperar tanto se dirigió hasta allí, pero antes de poder siquiera mover el pomo de la puerta que daba a sus aposentos, un curioso pero familiar sonido le distrajo. Los gemidos que se escuchaban eran suaves pero resonaban en el gran corredor. 

Fred por un momento sintió asco, ¿Golden estaría de nuevo teniendo sueños eróticos? Pero tras analizar el timbre de voz, su pelaje se erizó. Esa voz era demasiado dulce, demasiado armoniosa para ser de su revoltoso y casi inútil hermanastro. Era Freddy.

Tenía que ser. 

—¿Acaso...?— A pasos silenciosos y cuidadosos, Fred se acercó a la puerta de la gran alcoba del más joven de sus hermanos. La puerta estaba entreabierta, dándole cierta visibilidad al interior. Lo que pudo presenciar le dejó sin aliento. Las prendas hechas a medida yacían esparcidas por el suelo de caoba oscura, mientras el joven lobito aprisionaba su miembro entre su pequeña mano; sus piernas doblegadas y abiertas le daban una vista casi sublime del que era hasta la fecha responsable de sus más insanos deseos. 

Pero ahí no terminaba la cosa. 

La verdadera sorpresa vino cuando Fred logró reconocer su nombre saliendo entre dulces gemidos de los tan apetecibles labios de su hermanito. —F-Fred~... M-Mghm~... M-Más~... Sigue así, rómpeme~...— Sus mejillas se tiñeron de un violento tono rojizo, sus pupilas se dilataron y su entrepierna comenzó a cosquillear. 

Su instinto salvaje le llamaba a reclamar al pequeño de tierno pelaje acanelado. Y así lo hizo. A paso firme y decidido se adentró en los aposentos de su hermano menor, procurando no hacer ruido para poder contemplar un poco más la preciosa figura del joven auto-complaciéndose con su solo recuerdo. —Fred~... H-Hermano~...

—Vaya, vaya. Henos aquí reunidos, querido hermano— La voz del mayor salió ronca, rasposa. Sus colmillos se notaron a plena vista cuando una sonrisa zurcó juguetonamente sus labios. El menor dio un ligero brinco del susto al percatarse que no estaba solo. El miedo se apoderó de su cuerpecito, alejando así cualquier rastro de placer o éxtasis que yaciese dentro suyo. —¿Cuándo planeabas decirme que te estimulas pensando en tu hermanastro mayor, Freddy?

—Y-Yo... N-No le cuentes a padre sobre esto... S-Sería capaz de matarme...— Murmuró mientras gruesas y saladas lágrimas corrían furiosamente por sus mejillas teñidas de un adorable rosado. Aquellos ojos parecían devorarle, amenazarle. 

—Oh no te preocupes, pequeño. No le contaré a padre que has osado profanar tu dulce e inocente mente con pensamientos tan lascivos.— El menor suspiró en silencio, aliviado. Qué ingenuo. —Pero...— Su pelaje se erizó. —A cambio deberás ayudarme.

Sus miradas se conectaron, reclamándose en silencio. La temperatura en sus cuerpos subía a niveles exorbitantes y sus manos picaban por las ansias de entrar en contacto con el otro. Era tan íntimo pero tan enfermizo. 

Aunque, bueno... para ellos no lo era, por lo visto. 

—¿A-Ayudarte con qué?...— Sus ojos recorrían nerviosos la figura de su hermano, quien se paseaba tranquilamente por su habitación como si se trasase de la suya. Sus nervios a flor de piel no indicaban nada bueno. Mucho menos las indiscretas miradas que el mayor le dedicaba. Era aterrador.

—Digamos que ahora... Tengo un pequeño problema que debe ser resuelto— Murmuró y señaló con dirección a su zona baja. Las mejillas del más pequeño adoptaron un color rojizo al ver el problema no tan pequeño. —Tú lo has ocasionado... Tú debes solucionarlo. 

Tragó grueso. ¿Qué debía hacer? Su cuerpo estaba tenso por el orgasmo que no había logrado liberar, pero ahora sus sentidos se habían agudizado, sus pupilas se hallaban dilatadas y sus manos picaban por liberar el notable miembro de su hermano y hacerle una felación. Y eso fue lo que hizo.

Típico.

—V-Vale...— El joven lobo se colocó de pie frente a su hermano, quien aprovechó la oportunidad para admirar con detenimiento el cuerpo del menor. Piernas torneadas, caderas pronunciadas, abdomen perfectamente plano y adorable, brazos fuertes y por último su rostro. Adorables colmillitos sobresaliendo de sus carnosos y adorables labios. A diferencia del resto de los antropomorfos, la familia real conservaba más rasgos humanos, por lo que su complexión era más resistente. Pero los rasgos tan definidos y femeninos de Freddy podrían confundirse con los de una joven doncella. Sus grandes ojos dorados brillaban como el mismo sol. Y su cabellera castaña alborotada le daba el toque de inocencia con el que no se suponía que debía contar en una situación tan morbosa como esa. 

Pero, ¿Qué más daba? Inocente o no, Fred disfrutaría eso como nunca. 

—De rodillas hermanito, te enseñaré como debes hacer una felación...— Freddy asintió y ligeramente dudoso se colocó de rodillas, aún desnudo frente a su hermano no sentía vergüenza alguna. Después de todo, no sería la primera vez que se verían en pelotas. 

No malpenséis, son hermanos, ¿No puede existir la confianza fraternal? Jopé....

—Abre grande esa deliciosa boquita tuya y cierra los ojos, ¿Vale? No temas— Obedientemente el castaño acató la orden y cerró los ojos, abriendo su boca tanto como pudiese. No estaba acostumbrado a hacer algo como eso, así que claramente se hallaba temblando. 

Pero aquel miedo e inseguridad se esfumaron cuando sintió el falo de su hermano invadir su cavidad de forma lenta y tortuosa, como tanteando el terreno desconocido. Su pelaje se erizó cuando escuchó un sonoro suspiro de alivio provenir de su hermano. Abrió los ojos y al fijarse que Fred sonreía satisfecho, decidió tomar la iniciativa y empezar a moverse. 

No sabía lo que hacía, pero instintivamente comenzó a chupar de adelante y hacia atrás, su lengua jugueteaba con el glande de vez en cuando y lamía parte del tronco una vez volvía a entrar. Era como lamer una piruleta enorme. 

—A-Aaah~ J-Joder~... L-Lo haces mejor que en mis sueños...— Murmuró el mayor mientras acariciaba las hebras castañas y marcaba un ritmo más intenso. El menor fingió no escucharle, temía arruinar el ambiente y enfadar a su hermano mayor. 

No quería que volviera a tratarle como lo hacía siempre. Quería ser amado por su mayor.

¿Tan mal estaba querer un poco de amor? 

—F-Freddy, qué boquita más deliciosa~— Murmuró el mayor mientras jadeaba, gemía y gruñía ante el claro placer que sentía. Sus pensamientos se nublaban ante la oleada de placer que recorría desde la punta de sus orejas hasta sus pies. La situación era tan morbosa. 

—¿T- Te gusta, hermano?— Murmuró con dulce voz el menor mientras con su manito acariciaba el falo de la misma forma, bajo la inquieta y penetrante mirada del de azabache melena. 

—Me encanta, Freddy... Sigue así, hermanito...— Le felicitó el mayor con una sonrisa ladina, a lo que el menor asintió. Sus mejillas sonrojadas y adorable sonrisa delataban su felicidad. Se sentía bien sabiendo que estaba complaciendo correctamente a su hermano. Así que sin vacilar y con una confianza desbordante, insertó nuevamente el glande y parte del tronco a su boca.

De un momento a otro y, debido al ritmo brusco de las embestidas que marcaba su hermano, sintió unas inesperadas náuseas. Pero ese raro sentimiento era nublado por el incesante placer de saber que estaba mamando con gula el miembro viril de su hermano. 

La polla filial llenaba perfectamente su boca, haciéndole delirar. Era todo surrealista. Como si el ser un antropomorfo no lo fuera. 

—A-Aaaah~ E-Estoy por... a-acabar~— Gruñó el mayor unos minutos antes de acabar y llenar la cavidad bucal de su hermanito. La semilla incestuosa de su hermano llenaba tan deliciosamente su boca, desbordando por la comisura de sus labios como un pequeño manantial. 

La imagen del menor con rastros del líquido nacarado en su rostro y labios era tan caliente. La polla del mayor se mantenía inabatiblemente erecta, a pesar de haberse corrido ya en una ocasión. Freddy abrió un poco su boca, dejando escapar una generosa cantidad de aquel líquido producto de la liberación de su hermano, líquido que seguido cayó sobre su pequeña manito. 

Se colocó sobre la cama de finas sábanas y, con las piernas abiertas dándole la espalda a su hermano, se recostó en la cama boca abajo y comenzó a lubricar su virgen esfínter con el semen del más alto. 

Fred estaba fascinado. ¿Cómo su hermano sabía lo que tenía que hacer? Ni idea, no quería preguntar. Solo gozar. 

—A-Aaaah~ H-Hermano~ E-Entra rápido~ N-No aguanto más~ Q-Quiero ser tuyo~— Gimió el más pequeño. Freddy parecía en una especie de raro trance, ya que decía incoherencias y actuaba solo de acuerdo a su instinto animal. Fred, preso de su lado animal al igual que su hermanito, asintió y se despojó de sus ropas, dándole la más apetecible vista al de dorados ojos. 

Abdomen perfectamente marcado, pelaje blanco que contrastaba con su cabellera negra, ojos rojizos como la sangre. Y un miembro viril de unos 34cm. Esperad, ¿He dicho 34? 36 como máximo. Parecía que le rompería. Aunque en realidad aquello era poco para lo que Fred tenía planeado hacer. 

Sonrió mostrando unos grandes colmillos blancos mientras a paso firme y lento se aproximaba a la cama con dosel. Freddy había realizado una lubricación exitosa y ahora estaba listo para recibir la polla filial de su hermano. El ambiente no era tenso. En cambio era muy caliente. 

—¡H-Hazlo ya, no podré aguantar mucho tiempo!— Gimió el menor preso del deseo. Qué raro. 

—Hm... Si así lo deseas, pequeño y dulce hermanito...— Murmuró el mayor para luego tomar entre una de sus grandes manos la peludita cola juguetona de su hermano. Observó durante un segundo el perfecto culo del menor, donde yacía la tan adorable marca de nacimiento en forma de corazón de Freddy. —Te follaré tanto que rogarás que me detenga.— Murmuró a su oído, haciéndole gemir. 

Y así, sin demora, se empaló en su interior completamente. Era casi un milagro que el interior del menor le haya recibido completamente. Digo vamos, ¿36cm completos? Qué aguante de campeonato, joder. 

—¡A-Aaaaaah~!...— Gimió el menor, en una curiosa combinación de placer, intenso dolor y exhaustiva desesperación. Sólo tenerlo dentro no era suficiente. Quería que se moviese. Que le follase. Que le violase. —M-Muévete~...— Gimió en respuesta, mirando con desespero al mayor, quien con una burlona sonrisa comenzó con las arremetidas. 

Certero, feroz, salvaje. Así era como debía ser el sexo. 

—A-Aaaah~ Tú interior es estrecho y calentito, Freddy... Y-Y es todo mío~...— Jadeó el mayor mientras con sus colmillos recorría la tierna carne de la espalda de su hermano. Entre embestida y embestida, daba pequeños besos, mordisquitos y chupetones, marcando su territorio. 

Freddy gemía encantado. Había perdido la cabeza completamente. Su animal interno se encargaba de tomar el mando ahora que se había entregado al placer carnal incestuoso. Su hermanastro. Su sangre. 

Su todo. 

—Aaaah~... T- Tan grande y duro~ M-Mghm~...

—Q-Quiero correrme dentro, Freddy... ¿M-Me dejas hacerlo?— Cuestionó el mayor, a lo que el joven lobo sólo pudo fanfarronear. ¿Y ahora pedía permiso?

—¡H-Hazlo, por favor~!— Gimió el menor entre lloriqueos. El placer era tanto que su rostro no pudo evitar delatarlo. Sus ojos se tornaron blancos y su lengua había salido, liberando alaridos de placer. 

Era como una película. Una película +25.

—C-Córrete, Fred~ C-Córrete y lléname de tu semen~...— Gimió el menor mientras movía descompasadamente sus caderas, intentando hallar su ansiado orgasmo.

Fred sonrió y salió un instante del interior de su hermanito, haciéndole enfadar. —¡E-Eh! ¡N-No te he dicho que salgas!— Gimió y fue enviado a callar al instante, cuando sintió el falo entero enterrarse en sus entrañas. Gritó de placer y aulló de lujuria. Su cuerpo entero ardía como el infierno.

Sabía que era pecado. Sabía que su cuerpo sería eternamente profanado. Pero le encantaba ser pecador si se trataba de disfrutar así. 

—¡¿Así es como lo esperabas, Freddy?! ¡¿Estabas ser cogido por tu hermanastro mayor de esta forma?!

—¡E-Es mucho mejor! ¡¡A-Aaaaah~!!— Fred sonrió victorioso. Y por fin luego de unos largos diez minutos de seguir embistiendo sin control a Freddy, ambos alcanzaron el orgasmo. 

Pero Freddy aún quería más. 

Cuando Fred estaba por salir, Freddy le tomó posesivamente del brazo y le arrastró hacia la cama, tumbándolo boca arriba sobre esta. Claramente no estaba en sus cinco sentidos si actuaba de aquella manera. Pero, ¿Qué podíais esperar? Son animales. Es su naturaleza.

—Aún no hemos terminado... Tú no me has dejado correrme... Ahora te toca ayudarme a terminar...— Murmuró y gracias a la excesiva lubricación, insertó el miembro de su hermano nuevamente en su interior. Se sentía tan bien. —A-Aaaah~ M-Mghm~... 

Fred anonadado solo pudo dejarse hacer. Ver a su hermanito menor tomar el control de la situación y auto-penetrarse de aquella forma tan violenta le encendió a mil y reanimó su dura erección una tercera vez. 

Dios, ¿Quién era ese niño? 

—F-Freddy~... M-Mmm~...

—T- Te montaré como una perra, Fred... Y-Y dejarás de tratarme como basura...— Murmuró y comenzó a montarle. Rápido. Certero. Dando directo en su punto dulce, aquella zona que le hacía ver estrellas y delirar incoherencias. 

Fred no pudo evitar sentirse en las nubes. Su hermano controlaba perfectamente la presión que ejercía en su interior como si se tratase de su mano o su boca. Se sentía estrecho y caliente, aún después de haberle follado tan intensamente. 

El choque de pieles y los sonidos lascivos que provocaba el pene de Fred al empalarse de nuevo en el interior de Freddy les encendía. Aquellos húmedos sonidos daban a entender que, pasase lo que pasase, ahora estaban unidos. No solo por la sangre. Sino también por el coito. 

—A-Aaaah~ H-Hermano~...

—¿Q-Quieres correrte, hermanito?— El menor asintió y sus ojos se bañaron en placenteras lágrimas, producto de su oleada de placer. Su vientre ya cosquilleaba y sus colmillos relucían cuando dejaba salir aquellos dulces gemidos. Fred relamió sus labios. Debía marcarle o sería tarde. —Hazlo. Córrete para tu hermano, pequeño lobito...— Freddy gimió al ver a su mayor aproximarse y liberar sus grandes caninos, dispuesto a marcarle como su propiedad. 

Era obvio que le deseaba. Deseaba ser suyo. Así que arqueó su cuello, en señal de entera sumisión. Fred más que calentarse, se colocó conmovido por el acto de amor de su hermano. Mientras para los vampiros, el asesinato era el más grande acto de amor, para los lobos lo era ser aceptados por su destinado. 

Así, en medio del frenesí, Fred marcó al joven y ahora desvirgado lobito, quien al sentir el miembro de su hermano ensancharse en su interior, se corrió irremediablemente, manchando sus abdómenes. 

Fred se corrió una tercera vez, liberando su semilla en el interior del menor y marcando cualquier punto que no hubiese sido cubierto por su semen. 

Ambos exhaustos cayeron en la cama, sus respiraciones irregulares eran prueba de la actividad que habían realizado con ahínco, pero al mirarse a los ojos, supieron que había valido la pena. 

Todo ese maltrato, ese dolor, esas lágrimas, ese coraje retenido. Todo eso había valido la pena ahora que eran uno. En carne y alma. 

Por primera vez siendo oficialmente pareja, sus labios se encontraron en un beso dulce. Sin dobles intenciones. Sólo amándose en silencio. Como siempre habían hecho. Fred con sus fornidos brazos rodeó la cintura de Freddy, quien apresó entre sus manos los azabaches cabellos del mayor, atrayéndole y profundizando aquel beso. 

Al separarse debido al poco oxígeno, sonrieron satisfechos. Juntaron sus frentes y cubrieron sus cuerpos para mantener el calor. Los latidos de sus corazones iban en sincronía, sus respiraciones se mezclaban y sus sonrisas creaban el ambiente perfecto. Así, entre cariños y mimos, ambos cayeron en brazos de Morfeo sin percatarse. 



[...]

Al despertar a la mañana siguiente, el mayor de los dos lobos frotó sus ojos con algo de fuerza intentando alejar inútilmente el sueño. Intentó incorporarse, pero un par de bracitos se lo impidieron. Al agachar la mirada, se encontró con el apacible y dulce rostro del menor que yacía reposando tranquilamente a su lado. Sus labios entreabiertos, sus largas pestañas y su respiración calma le hicieron sonreír. 

Ahora ese pequeño lobito que siempre añoró a una distancia era suyo. Ahora él era suyo. 

Se acercó lentamente al menor sin despertarlo y, depositando un dulce beso en su frente, murmuró con unos ojos cargados de amor. —Buenos días, mi amor...— Seguido bajó hasta el vientre del menor e igualmente depositó un beso ahí, sonriendo tontamente. Como doncella enamorada —Buenos días a ti también, mi cachorrito... 

Era hora de que dejara de ser tan caprichoso. Y comenzara a actuar como el príncipe y futuro rey que debía ser.


•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*•.*

¡He vuelto! Ostras. Ahora sí me he tardado mil años. ¿Cómo estáis todos? ¿Ya en la escuelita? ¿No? ¿Sólo yo? Vale. 

Jopé, pensaba actualizar hace dos días pero me he quedado sin luz y eso. Un rollo rollero. Gajes del oficio. Pues vale, ¡¿Qué os ha parecido el capítulo!? A mi no me ha encantado pero no creo que esté tan cutre. 

¿Qué decís vosotros? ¿Os ha gustado? Decídmelo en los comentarios. Cualquier clase de retroalimentación es bien recibida! 

He visto mucho apoyo al día 27. No esperaba que os gustaría tanto. ¡Me alegro tanto porque sigáis dando apoyo a la historia! Jo~ He llegado a 300 seguidores, me siento tan feliz de haber llegado hasta acá! Es impresionante. Gracias a todos los que me seguís, prometo no defraudaros!

Y las 59.4k! Ostras! Casi 60k! Os ha gustado la historia, eh? Eso me gusta. ^^

Pues vale. Hasta acá lo dejaremos por hoy. Cualquier duda, comentario o preguntita que tengáis para mi podéis dejarla aquí. :3

Ah! Y por cierto, un saludito muy grande para @Caze48 y @okami_sandog que llenáis los comentarios de tanta vida y alegría. Sois la bomba! ^^

Pues sin más que decir, yo me paso a retirar, jeje. ^^

Os amo a todos, 

Nos leemos luego~!


Yuri~



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