Día 22. Con vendas.

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ADVERTENCIA: Lenguaje en extremo vulgar, sexo explícito. No me hago responsable por traumas (Aunque, quienes habéis llegado aquí, ya tendréis de sobra). Quedáis avisadxs.


—A-Aaaaah~... F-Fred~...— Gimoteó entre pequeñas risitas discretas el menor, mientras observaba como el mayor debajo suyo lamía la sangre que brotaba de sus heridas abiertas. Sus muslos internos yacían completamente manchados por la sangre fresca que corría por la tersa y nívea piel hasta perderse en las sábanas blancas, donde formaba pequeñas nubes rojizas.

El de sangrientos ojos echó un vistazo a su amante, mientras sus colmillos acariciaban la carne y su lengua recorría cada corte con lujuria, alimentándose de la dulce pero algo espesa sustancia rojiza que liberaba el joven estudiante. —¿Te gusta, corderito?

—M-Mmmh~...— Freddy tuvo que contener la respiración al sentir sus vellos erizarse por el roce de los caninos del de tez pálida. —F-Fred~...

—¿Es que estás rogando que te muerda, humano?— Murmuró a su oído, mientras perforaba la delgada piel de este mismo con uno de sus colmillos. No liberó sangre, pero la sensación de pertenencia era en extremo placentera. Mientras descendía de nuevo para colocarse entre las piernas del castaño, observó las vendas que adornaban su cuello y brazos. Las marcas debían cubrirse para evitar levantar sospechas entre el resto de humanos ignorantes.

La presencia de Fred involucraba un riesgo mayor, para él y para Freddy.

—S-Si te alimentarás de mi... m-mmmhm~... hazlo y-ya...— Masculló el más bajo entre jadeos, mientras respiraba erráticamente. Su vista nublada por el deseo y sus labios arrastrando oxígeno a sus pulmones con desespero hacían que su pecho subiera y bajara de forma descontrolada —Y-Y te recuerdo... q-que soy un novicio...— Agregó con cierta molestia, mientras observaba atentamente cada movimiento del de burlona sonrisa.

—Ah, lo olvidaba— El pelinegro se puso de pie y sonrió. Sus colmillos, de unos 15mm de largo le hacían ver temible, pero no amenazante. —Eres solo un bebé. Por eso me han mandado cuidar tú culito tan apetecible.

—T-Tú me has transformado en esto, vampiro descerebrado. Y por esto es que tengo que llevar cargando estas vendas. Para esconder las evidencias de tú existencia.

—Y la tuya, Freddy. Que no se te olvide que estamos juntos en esto.— Gruñó Fred mientras miraba con ojos explosivos a su pequeño recipiente. El castaño rió y unió sus esponjosos labios con los del mayor, acallando cualquier queja.

—Siempre dices lo mismo— Susurró para luego volver a besar desesperadamente los labios fríos y finos de su pareja. El ambiente se calentaba, aunque no era nada nuevo. Desde aquella vez, donde Freddy indujo a su senpai a follarle y luego morderle, transformándolo en novicio, el sexo es algo común entre ambos chupasangre. —Haz lo que tengas que hacer y aliméntate de mi, Fred. Quiero sentir todo de ti.

—Creí que nunca lo pedirías— Ambos se lanzaron una fugaz sonrisa cómplice, para luego tumbarse en la cama. Las cortinas de fina tela del dosel los rodeaba, dando la impresión de hallarse en un viejo cuarto, cuando en realidad era bastante normal tener ese estilo de cuartos y mueblería en familias adineradas como la de Fred. —¿Comenzamos con el juego, colmillitos?— Habló quedamente el mayor de los dos, sonriendo divertido.

—Apresúrate y métemela hasta el fondo— Gruñó ya cansado Freddy. No le agradaba tomarse las cosas con calmas. Rodeó con sus brazos el cuello de Fred y besó su mejilla, pasando a su cuello hasta llegar a sus clavículas. El mayor se estremeció y por fin le despojó de sus ropas.

Arrancó las vendas del cuello de Freddy, sin llegar a lastimarle. Observó con satisfacción cada marca de rasguño, corte o mordida. Sus colmillos se asomaron con deseo de algo más de sangre. Nunca estaba satisfecho.

30 Days of OTP |Frededdy|Where stories live. Discover now