Día 27. Futanari

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Sigfrid era una de las chicas más deseadas del cole. Y en realidad era bastante obvio el porqué. Labios carnosos y apetecibles, pechos firmes y notablemente más grandes que los de las demás, caderas ligeramente pronunciadas, trasero de infarto y piernas contorneadas. Si, una belleza.

Y a pesar de ser deseada por muchos chicos, ella les ignoraba. Porque no le atraían los hombres. Ella era más de... pechos, ¿Vale? Y era por esa sola razón que siempre perseguía discretamente a Frida, estudiante de universidad en la carrera de Administración. Al ser gran amiga de Gold, hermano de una amiga suya, era bastante común toparse con la pelinegra cada cierto tiempo en el hogar del pelidorado cenizo. 

Claro que, aquello más que incomodarle, le ponía nerviosa. 

Frida era 5 años mayor que ella. De 22 años, era la mujer más hermosa que había visto en la Universidad. Ojos peculiarmente negros, pechos redondos, firmes y grandes (Que a comparación de los suyos, eran copa E), caderas igual de pronunciadas que las suyas, trasero un poco menos prominente que el suyo y piernas torneadas. Piel pálida y tersa, cabello azabache perfectamente arreglado. 

Una diosa. 

—Eh, Siggy~— La llamó su rubia amiga Goldie, liberándola de sus ensoñaciones. Le sonrió y, mientras se hallaban regreso a casa en el bus escolar, su amiga le estuvo fastidiando —¿Te apetece venir a casa? He encontrado una serie en Netflix que mola un montón ¡Es flipante, de verdad!

La castaña soltó un suspiro desganado —Me encantaría, G. De verdad que sí. Pero padre y madre han vuelto a castigarme por suspender el examen pasado de Filosofía.— Murmuró mientras jugaba con sus uñas perfectamente decoradas, distraída.

—Jopé~ Tus padres son muy estirados. Pero no tanto como mi abuelo. Él definitivamente vive en el siglo XVIII.— Ambas chicas rieron levemente.

—Lo sé... Me conozco a tu familia. No necesitas repetirlo.— Murmuró y su sonrisa volvió a desvanecerse —De cualquier forma, no me permitirán ir a tu casa. Perdona. 

Goldie por un momento guardó silencio, hasta que una idea vino a su mente. Con una sonrisa, dijo —¿Qué tal si le dices a tu mamá que te ayudaré a estudiar para Filosofía?

—¿Por quienes les tomas? ¿Marge y Homero Simpson? Son más listos de lo que crees.

—Venga~ Nada pierdes con intentar.— Murmuró e hizo un adorable puchero —¿Porfi? ¿Por tu mejor amiga?

Sigfrid estuvo un momento debatiéndoselo, hasta que por fin dejó escapar un suspiro ruidoso, derrotada —Vale. Dame mi móvil.— Goldie sonrió enormemente para luego tomar de la mochila de su amiga su iPhone 8 plus y extendérselo. 

La castaña rápidamente lo desbloqueó, entró a la aplicación de llamadas y presionó el botón para llamar a su madre. Luego del tercer tono, atendieron —¿Mamá? Hola. Si, voy camino a casa con Goldie.— Volvió la mirada brevemente a su amiga, quien asintió repetidas veces con una sonrisa y ambos pulgares arriba, animándola —Mamá, em. Quería preguntarte si me das permiso de ir a casa de G a estudiar. Si, es para Filosofía— Murmuró y un breve silencio invadió el espacio. —Vale, prometido— La rubia sonrió, aquello era una buena señal.

—Vale mamá, si suspendo de nuevo el examen de Filosofía, prometo hacer los deberes de casa por todo el mes y hacer de canguro para tu amiga, ¿Feliz?— Dirigió su mirada a su amiga y le asintió levemente con una sonrisa. Goldie celebró en silencio. —Vale mamá, te llamaré al llegar a casa. Besos. 

Y cortó la llamada. 

—¿Y?

—¿De qué serie estamos hablando?— Fue lo único que dijo Sig con una sonrisa, a lo que Goldie carcajeó con fuerza. 

30 Days of OTP |Frededdy|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora