One Shots (Shawn Mendes)

Por allitakesis1flight

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Historias cortas de Shawn Mendes. *Quiero aclarar que este libro es solo para entretenimiento. No tiene ningu... Más

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El mejor amigo y la novia
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Secundaria
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Extremadamente Shawn
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Novios por un día
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Sobreviviendo a él
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Problemitas
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Mejores amigos (Parte I)
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iMessage (Parte VI)
Mejores Amigos (Parte II)
iMessage (Parte VII)
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Un dia como cualqueira
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iMessage (2)
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Una y otra y otra y otra vez
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Señorita
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Enséñame a amar
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Hermanastro
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Más privacidad, por favor
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Three empty words
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Preguntas (Parte III)
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Pequeña Horan
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Crush
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Ex's & oh's
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Livin' proof
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Pequeña linda mentirosa
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byebyeLittleButterfly

Fan

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Por allitakesis1flight

—Gracias. —Le pago al taxista y me bajo del auto.

Me coloco mis lentes de medida y acomodo mi cabello ligeramente. Avanzo hasta entrar al aeropuerto y espero unos segundos.

Un grupo de personas se esta formando en uno de los lugares de llegada. Deduzco que es donde él está.

Cuando llego, no hay nadie. Así que espero pacientemente.

—Hey. —Una chica me saluda. Parece buena gente, así que le sonrío de vuelta y nos la pasamos charlando por varios minutos.

—Se demora mucho.

—Si. —Concuerdo. —Y solo para tomarnos una foto.

—Completamente de acuerdo contigo. —Dice mirándome y suelta una risa.

—Creo que mejor me voy. Está tardando mucho.

—¿Estás segura? —Arruga la frente ligeramente y yo asiento. —Está bien —Se encoge de hombros y me sonríe dulcemente. —Nos vemos.

Me despido y camino hasta una pared. Tomo asiento en el suelo, recostando mi espalda en el cemento blanco y me coloco mis audífonos.
Muevo la cabeza al ritmo de la música y me centro en la pantalla de mi iPhone, hasta que un ligero sonido se escucha y no proviene de mis Beats.

Levanto la cabeza para ver si algo está pasando. Se me ha olvidado por completo para qué he venido.

Un montón de personas, chicas, mayormente, rodean a un par de personas. Son chicos, y sé exactamente quienes son.

Me mantengo en mi lugar, sin quitarme los audífonos, y disfruto de la vista.

Él se pasea por el círculo de gente mientras se toma fotos con cada persona presente. La mayoría lo abraza, otras solo quieren una selfie, y algunos le entregan un obsequio.

Me pongo de pie cuando la gran cantidad de gente ha disminuido y camino tranquilamente hacia ellos. No estoy nerviosa en lo absoluto, y es algo bueno porque si no fuera así, probablemente ya estaría llorando en el piso. O en el baño vomitando.

Me pongo al lado de un chico y busco rápidamente con la mirada a la chica con la que hable antes, pero no la encuentro. Supongo que ya se ha ido.

Cuando me giro, el canadiense está frente a mí. Y buen susto el que me ha dado.

—Hola, linda. —Me saluda con amabilidad y le sonrío de vuelta.

—Hey, ¿como estás? —No sé por que digo eso, pero él me regala una gran sonrisa.

—Muy bien. —Me responde. Coge el teléfono de una chica y se toma la selfie. —Gracias por preguntar. —Le devuelve el celular a la dueña y se voltea hacia mí. —¿Quieres una foto? —Pregunta amablemente con una sonrisa delicada, pero yo niego.

—Solo quería saludar. —Sigo con simpleza.

El ruloso posa para otra foto y después vuelve a mí, de nuevo.

—Gracias, linda. Un gusto conocerte. —Responde y yo asiento, más no le digo nada devuelta.

Me salgo de la mancha de personas y voy al segundo piso para ir al comedor. Busco Starbucks y tomo asiento en la primera y única mesa que encuentro vacía.

Me quito los lentes y los dejo sobre la mesa. Voy a la caja y pido un Frappuccino de fresa. Espero a que mi orden esté lista, pero en ningún momento soy consciente de que mis lentes están donde los dejé.

Cuando recibo mi bebida, dejo la cafetería, y me paseo por el aeropuerto. Me da un pequeño ataque cuando caigo en cuenta de que no llevo mis lentes, así que corro de vuelta a Starbucks, pero ellos ya no están donde lo había dejado anteriormente.

No me serviría de nada reclamar. Había sido mi culpa después de todo.

Me ato el cabello en una coleta alta y me pongo a caminar de nuevo, sin rumbo, hasta que me termino el Frappuccino. Busco un basurero cerca de mí, pero el único que encuentro está lejos.

Camino con flojera hasta llegar a él, boto el envase, y cuando me doy la vuelta para irme, choco con alguien.

—Lo siento, lo siento. —Digo rápidamente, muy avergonzada.

Por Dios. ¿Por qué esto me tenía que pasar a mí? Por lo menos ya no llevaba la bebida conmigo, o sino hubiera sido un desastre.

—Está bien, no te preocupes. Fue culpa de ambos. —Levanto la vista y entro en un pequeño estado de shock, pero creo que lo disimulo bien. Lleva sus lentes de sol y la capucha puesta. Al parecer no quiere que lo descubran.

—No, de verdad. Lo siento. No me fijaba por donde iba. —Confieso. Él asiente encogiéndose de hombros.

—No te preocupes. Soy Peter. —Extiende su mano, con una pequeña sonrisa en los labios. Se presenta como si fuera lo más normal del mundo, cuando en verdad, soy una completa extraña para él. Y se supone que para mí, él también lo es.

Evito que una carcajada salga de mi boca y asiento con los labios apretados. Parece que no me reconoce de hace unos minutos.

—Okay. —Me cruzo de brazos, observando su mano delante mío. "Peter" parece ofendido.

—Uhm... —Parece incómodo e inmediatamente quita su mano retira su mano mientras mira a los lados. —Hace frío, ¿no? —Trata de suavizar el ambiente y ríe medianamente.

—Sip. Deberías de ponerte esa sudadera.

—Lo sé. —Vuelve a reír ligeramente mostrando sus perfectos dientes.

—Así que... Peter, ¿verdad? —Él asiente. —¿De donde vienes?

—Soy de Ontario.

—Oh, Canadá. Amo ese país.

—Si, también yo.

—¿A que te dedicas? Si no es molestia mí pregunta.

—Me gusta cantar. —Dice evadiendo mi pregunta.

—¿Entonces eres cantante? ¿Eres famoso? —Frunzo el ceño, pareciendo confundida. Trato de meterme en el papel de la chica que perfectamente no sabe quién es este chico en frente mío.

—Uhm... ¿De donde eres tú? —Evade la pregunta de nuevo. Se ha puesto nervioso inmediatamente. Se rasca la nuca y mantiene una pequeña sonrisa en la cara.

—Los Angeles.

—Eso es genial. —Dice.

—No respondiste a mi-

—¿Quieres ir a tomar algo? Sé que es tarde y no nos conocemos, pero sería agradable conocerte. —Vuelve a interrumpirme. Esta vez no intento de nuevo con la pregunta y asiento con una sonrisa.

—¿Irás con todo tú equipaje?

—Oh, lo siento. Lo había olvidado. —Dice mirando las maletas y la guitarra que llevaba en la mano. —¿Me acompañarías a dejar esto? Mi hotel no queda tan lejos.

—¿Estás invitándome a algo indebido?

—¿Que? No, no. ¿Como crees? —Habla rápidamente. Me carcajeo por su reacción.

—Estoy bromeando. Vamos, dame eso, te ayudo. —Cojo una de las maletas y él me agradece.

Nos metemos en uno de los taxis que esperaban fuera del aeropuerto. En el camino al hotel, no decimos nada más que "Gracias" y "Buenas noches" al conductor. "Peter" le pide que por favor estacione en la parte de atrás, pero para no incomodarlo, no pregunto nada.

Bajamos cuando llegamos. Ayudo a "Peter" a bajar las maletas y su guitarra, y entramos al hotel.

—Wow. —Me sorprendo por la elegancia. Mi boca se abre y "Peter" me mira sonriendo. —¿Vives aquí?

—Oh, no. Estoy de viaje por unos días.

—Ya veo. —Asiento y observo el lugar con asombro. —Es un lindo hotel.

—Si, mi manager quería asegurarse que estuviésemos cómodos.

—¿Tienes un manager? —Finjo confusión.

La expresión de su rostro cambia repentinamente y evito por no reírme.

—Uhm... ¿dije manager? —Sonríe como tonto y yo muevo la cabeza, asintiendo delicadamente. —Quise decir, mi padre.

—Oh, viajas con tu padre. —Asiento dando por hecho mis palabras, aunque en verdad sabía de antemano que eso no era cierto.

Tenía que mantenerme en la papel.

—Con un amigo. —Corrige. Asiento sin tomarle importancia.

Caminamos hasta el elevador. Mantengo una de mis manos en la maleta mientras la jalo, y la otra dentro del bolsillo de mi sudadera. No decimos ni una palabra en lo que él ascensor empieza a ascender. Cuando suena el sonido de llegada, las puertas se abren.

Lo sigo hasta hasta su cuarto sin decir nada. Se para frente a una puerta, pasa la tarjeta y entramos.

—Bonita habitación. —Comento yo.

—Si gustas puedes acomodarte un rato. —Mira a su alrededor por un momento y luego vuelve a mí. —Uhm, puedes coger algo del refrigerador o ver la televisión si quieres. Tengo que ir a hablar con mi amigo. —Señala la puerta mientras con el pulgar y me mira.

—Está bien.

—No me voy a demorar. Ahora vuelvo. —Asiento y "Peter" se va.

Tomo asiento sobre la cama y saco mi celular. Entro a Spotify y pongo para que suene música aleatoria. No tengo preocupaciones porque nada malo pase.

Si fueran otras circunstancias, estaría temblando de miedo por no saber qué pasaría después. Pero en esta ocasión, era Shawn Inocente Mendes con quien estaba tratando. ¿Qué iba a hacerme esa carita de ángel?

Luego de como unos cinco minutos, escucho voces fuera de la habitación. Me pongo alerta y observo la puerta con atención. Ésta se abre repentinamente y me sobresalto de inmediato.

Shawn no viene solo. Está con un rubio un poco más bajo que él, ya lo había visto en un par de fotos.Viste un buzo y una sudadera con un par de zapatillas grises.

—Este es Brian. —Ambos se acercan y me pongo de pie para saludarlo. —Brian, ella es... —Se calla cuando se da cuenta que no sabe mi nombre.

—Samantha, pero puedes llamarme Sam o como quieras. —Digo sin importancia mostrando una sonrisa.

—Un gusto. —Extiende la mano y la acepto. El rubio se voltea hacia Shawn y le sonríe arrugando los ojos.

—Uhm... ¿entonces está bien que esté en una habitación con dos chicos que apenas conozco?
—Trato de sonar divertida. Estoy en medio de ambos y se me hace incómodo porque nadie dice nada y no sé qué es lo que va a suceder.

Brian sonríe y se encoge de hombros.

—No te vamos a hacer daño. —Me giro y lo miro. Asiento confiada de sus palabras.

—Bueno, Brian. Tenemos que irnos. Nos vemos después. —Shawn habla finalmente y sin previo aviso, me coge de la mano y me lleva afuera. Brian también sale y se va a su cuarto después de despedirse.

Con mi mano entrelazada aún con la del canadiense, me adentro al elevador. Yo soy consiente de lo que está pasando, pero se siente bien de alguna manera estar así con él.

Cuando las puertas del ascensor se abren, se puede apreciar perfectamente una manada de personas fuera del hotel. Todas las ventanas están rodeadas de rostros aplastados, y los gritos sobran.

Hago una pequeña mueca por el ruido y miro a Shawn.

—¿Algún famoso se está hospedando en este hotel? —Finjo emoción al hablar.

Él se gira a verme y parece que le cuesta sonreír. Parece que no quiere que sepa quien es él en verdad.

—Eso parece. Vamos. —Me arrastra para el lado contrario al que íbamos, pero me detengo, y él también debido a que estábamos cogidos de la mano, y lo obligo a voltearse.

—Es por ese lado. —Señalo los ventanales de la entrada y pongo mi mejor cara de inocencia.

Se supone que solo soy una chica ordinaria que no sabe qué está pasando.

—Está lleno, no podremos salir. —Intenta convencerme, pero yo soy yo, y nada iba a cambiar mi decisión.

—Claro que si, vamos. —Doy por hecho, y esta vez, lo jalo yo para poder salir por la entrada principal.

Es el momento en el cual los fans se dan cuenta de Shawn, que gritan desde el interior de sus pulmones. Mis tímpanos casi revientan, pero no detengo mi paso.

—Espera, Samantha. —Él para, y como es más fuerte que yo, me obliga a hacerlo también.

—¿Que haces, Peter? Vamos. —Intento arrastrarlo conmigo pero es muy tarde.

Me coge por las rodillas y me sube a hombro, mi trasero quedando a vista de todos. Los chillidos de los fans incrementa. Shawn, sin darse cuenta, esta causando más alboroto.

De cierta forma no puedo quejarme. Tengo una perfecta vista de su culo.

Me lleva en su hombro hasta que salimos por la puerta trasera y me baja inmediatamente.

—No me vuelvas a poner un dedo encima. —Digo apenas toco el suelo. ¿Quien se creía él para hacer eso? Esta bien, podía ser el grandioso Shawn Mendes, pero eso no le daba el derecho de tocarme sin mi consentimiento.

—De verdad lo siento. Es que no escuchas cuando- —Trata de justificarse pero lo corto en media frase.

—¿Te da vergüenza que te vean en público conmigo? —Cuestiono.

—¿Que? No. —Sus ojos se abren y responde rápidamente. Al parecer, él le ha encontrado otro significado a lo que he preguntado.

—Porque sería demasiado estúpido, es decir, no es como si fueras una celebridad y todos estén hablando de ti en este momento. —Suelto con burla. Lo miro a Shawn y él asiente con una ligera sonrisa.

Suspira. —Tienes razón. Lo siento.

—No te preocupes. Pero en serio, no vuelvas a tocarme.

—Prometido. —Levanta la mano y me sonríe.

—No me dijiste a qué te dedicabas. —Cambio de tema y él busca mis ojos.

—Me gusta la música, ya te lo dije.

Lo miro con una ceja alzada. —Eso no me dice nada.

—Solo piensa un poco.

—Pues lo único que se me viene a la mente cuando le dices eso es que eres algún cantante famoso, pero no sabría decirte quien.

—No te lo diré, de todas formas. —Ríe.

Empezamos a caminar cuando comienza a llover. Shawn y yo nos reímos porque ninguno de los dos trae algo más que una sudadera y llegaríamos a donde sea que íbamos, empapados.

—¿Has escuchado una canción llamada In my blood? —Pregunta de repente.

—Creo que si. ¿Quién la canta?

—¿Has escuchado hablar de Shawn Mendes?

—No lo sé, no recuerdo. ¿Es su canción? —Shawn asiente. —Cántala. —Pido.

—El coro va así. It isn't in my blood. —Canta la nota alta en un tono suave y lo repite otra vez.

Finjo una mueca y frunzo los labios.

—Creo que no. —Miento. —A propósito, tienes una bonita voz. —Halago.

Deja salir una risita y asiente mirándome. —Gracias.

Sigo caminando a su lado, sin una pizca de idea de adonde íbamos.

Durante el trayecto, varias personas se quedaban viéndonos cuando pasamos por sus lados, sobre todo chicas. Debo ser solo yo, pero creo que más me miraban a mí que a él. Y no de una bonita manera.

Shawn se detiene en frente a la puerta de un local. Me mira con una sonrisa esperando a que dijera algo.

—¿Aquí es? —Cuestiono metiendo mis manos en los bolsillos de mi sudadera.

Él asiente, abre la puerta y me deja pasar.

Lo primero que choca contra mi rostro, es el olor a café. Frunzo la nariz por el desagradable olor y finjo naturalidad cuando por dentro quiero salir corriendo.

—Me gusta. —Tomo asiento frente al ruloso. Él me observa con delicadeza, y me siento extraña.

—Si. Es mi lugar favorito.

—¿Así que me trajiste a tu lugar favorito? —Levanto una ceja mirándolo a los ojos.

Shawn se encoge de hombros y baja las comisuras de sus labios.

—Es muy tranquilo, y como puedes ver, no hay casi nadie. —Da por hecho. Asiento sin decir nada más cuando una chica se nos acerca y pregunta nuestra orden.

Yo la verdad no tengo hambre, y el olor del café me mata, pero no quiero parecer grosera, así que solo pido té de frutos rojos.

La misma señorita llega con la orden luego de un par de minutos. Coloca la taza de café frente a Shawn y la de té, frente a mí.

—Entonces... —Shawn habla cuando la camarera ya se ha retirado. Levanto los ojos hacia él, esperando a que prosiga.

—¿Entonces que? —Frunzo el ceño y medio sonrío confundida.

—Háblame de ti. —Pide con simpleza.

¿Que le hable de mí? ¿Que quiere que le diga?

—¿Que quieres saber? —Levanto mis comisuras.

—¿A que dedicas?

—Estoy en la universidad. —Explico. —Primer año.

—Oh. Acabas de salir del colegio. —Afirma. —Eso es genial. Yo no tuve la oportunidad de disfrutar mis dos últimos años en la escuela. Pero si me gradué.

—¿Estudiaste desde casa? —Él asiente. —Típico de algunos retirarse antes por la fama.

Me doy cuenta de lo que he dicho. Me altero y miro a Shawn esperando a que diga algo.

—¿Que? —Dice confundido.

—Uhm... digo que es típico que alguien como tú lo hiciera... digo, eres como que famoso, ¿no?

—¿Por qué lo dices? —Suena algo alterado. Pero yo también me he puesto nerviosa. Ahora tengo que inventar una buena excusa para salir de esta.

—Supuse que eras algún tipo de influencer. No sé si lo notaste, pero mientras veníamos, mucha gente se te quedaba mirando. —Explico. Hasta yo me lo creo.

Vaya, soy tan genial.

—Oh. —Su expresión se suaviza un poco y la sonrisa vuelve a su rostro. —No, no te preocupes. No soy influencer y tampoco tengo algún tipo de relación con la fama.

—Mmm, pensé que si. Por un momento me emocioné. —Él ríe ante lo que digo.

—Pero sería asombroso.

Después solo nos la pasamos hablando de cosas al azar. Él me revela un "secreto". Me dice que escribe canciones y toca la guitarra.

Como si fuera nuevo.

Pero finjo sorpresa y le digo que me parece muy genial que lo haga.

Cuando estamos de vuelta a su hotel, saco mi celular y veo la hora. Abro mis ojos porque se me ha ido el tiempo con Shawn. No quiero llegar tarde a mi dormitorio.

—Mierda. —Guardo mi móvil dentro de mi bolsillo.

—¿Que pasa? —Se gira y me mira algo preocupado. Niego y hago una mueca de despreocupación.

—Nada. Debo irme. —Digo rápidamente.

—Creo que ya es muy tarde como para que te vayas sola. ¿No quieres quedarte? Yo puedo ir a dormir con Brian. —Pide.

De alguna forma me pierdo en sus ojos. No articulo palabra por al menos un par de minutos y Shawn, al parecer, de ha dado cuenta. Pero no dice anda.

Nunca, ni en un millón de años, hubiera imaginado que esto estaría pasando. Shawn me estaba ofreciendo quedarme a dormir en su habitación de hotel.

Quise decir que no, pero hasta yo misma tenía algo de miedo volver al campus de la universidad a la una de la madrugada. Solo asiento sin pronunciar alguna palabra y Shawn me sonríe delicadamente.

—Te daré una camiseta para que puedas cambiarte.

—No quiero molestar más, en serio. No tienes porque hacer esto. —Pido algo avergonzada. Siento que lo estoy usando. Él es el ser más amable que he podido conocer hasta ahora. Y eso que apenas lo conozco realmente.

—Está bien. No me molesta. —Me regala otra sonrisa por milésima vez desde que hablé con él. Miro al piso y me muerdo el labio inferior.

—Gracias, Peter. —Shawn asiente en lo que va donde su maleta y se saca el seguro. La abre, busca algo dentro de ella, y finalmente saca una camiseta negra y un par de medias del mismo color.

—Hace frío. —Se encoge de hombros en lo que me extiende su ropa y la cojo agradecida.

—Estaré en el baño. —Aviso antes de entrar.

¿Qué diablos? Me arrepiento inmediatamente de mis palabras. Arrugo la frente confundida. ¿Por qué dije eso?

Me quito los pantalones y la camiseta y me visto con la prenda que Shawn me ha dado. Rápidamente deslizo el polo por mis brazos hasta que se acomoda en mi cuerpo. Me quito mis medias y me pongo el par que son de él.
Cuando me veo en el espejo, me doy cuenta de lo grande que me queda su ropa.

Doy un gran suspiro antes de agarrar la perilla de la puerta y girarla. Cuando salgo del baño, noto que Shawn sigue ahí. Él se da cuenta de mi presencia y se gira inmediatamente.

Me queda mirando hasta el punto en el que me pone incomoda. No llevo más que su camiseta que apenas me tapa hasta el muslo. No traigo ni siquiera ropa interior, así que estoy casi desnudada.

Shawn aclara su garganta y se da la vuelta para ir a la puerta. Algo dentro de mí, me dice que le diga que no se vaya, porque la verdad es que no quiero. Si fuera por mí, dormiría con él en la misma cama.

Me quedo en mi sitio, observando su espalda. Mantiene la cabeza gacha y lo único audible en la habitación son nuestras respiraciones.

Sin previo aviso, se gira y camina hacia mí a paso rápido. No se me viene a la cabeza ni una idea de lo que él podría hacer, hasta que siento sus labios sobre los míos, y la manera salvaje y sexy en la que me besa. Como sus manos se posan en mi cintura y de un momento a otro, yo ya he caído a sus pies.

Sus manos recorren mi cintura hasta que llegan al dobladillo de la camiseta. Introduce sus manos debajo de ella, mientras me sigue besando con desesperación.

Jadeo cuando siento su tacto cerca a mis pechos. Shawn empieza a besar mi mandíbula, mi oreja, y finalmente llega a mi cuello. Reparte infinitos besos por esa zona al mismo tiempo que sus manos tocan mis pechos. Una incontrolable sensación recorre mi cuerpo y me hace estremecer.

Shawn se separa ligeramente y me mira a los ojos. Sus labios están rojos, y supongo que los míos también.

—No me digas que no estás usando ropa interior. —Pide en un murmuro. Su voz está algo ronca y eso me excita.

No sé de donde, pero sonrío de manera sensual y pego mi boca a la suya nuevamente. La guerra de besos vuelve en lo que él se decide por sacarme la camiseta.

Quedo, ahora si, completamente desnuda ante él. Shawn sigue bien vestido, así que doy el siguiente paso, y le comienzo a quitar la camiseta.

De un momento a otro, me lleva directo a la cama, él cae sobre mí, manteniéndose apoyado sobre sus brazos a los costados de mi cuerpo.

Paso mis manos por su pecho, pasando por su abdomen, hasta llegar a la V que se le forma cerca de su miembro. Siento como se estremece ante mi tacto y vuelvo a sonreír.

Ésta vez, con la punta de su nariz, hace una línea por todo mi pecho, bajando su cabeza poco a poco, hasta sentir mis pechos, besando cada uno con delicadeza.

Cuando siento que ya es el momento, le desabrocho el pantalón con rapidez. Shawn me ayuda, y ahora si se quita la prenda que me molesta. 

Sus bóxer también se van, quedando en algún lugar de la habitación.

El canadiense me da una última mirada antes de introducirse en mí. Siento el placer llenar mi cuerpo en lo que él empieza con los movimientos lentos. Poco a poco, la sensación se vuelve aún más placentera. Ambos respiramos agitadamente, con gotas de sudor en la cara, la boca entreabierta y expresión de satisfacción.

Al abrir mis ojos, el día ya está presente. Me toma unos momentos en saber donde estoy.
Inmediatamente me golpea la noche anterior.
Sé dónde estoy. Reconozco esta habitación.

Giro hacia el otro lado para ver a "Peter" dormir plácidamente a mi lado.

Me paro con cuidado de la cama, y empiezo a buscar en el suelo mi ropa. Me visto con lo que tengo en la mano, pero me falta mi sujetador, pero no puedo perder el tiempo

Sin más que hacer, me pongo mi camiseta y luego la misma sudadera que traía anoche. Agarro mi celular y me aseguro de que no se me quede nada de nada. 

Esto lista. Tengo que salir de aquí.

Pero lo miro. Sonrío inconscientemente, observando su rostro. Sus labios los mantiene entreabiertos mientras respira tranquilamente. Como me gustaría besarlo de nuevo. Camino a la puerta y posiciono mi mano en la manija. La giro lentamente, y abro la puerta tratando de no hacer mucho ruido.

Doy un respiro y aprieto los ojos. Esto me está costando más de lo que creía.

—¿A donde vas?

Su voz me hace saltar en mi sitio. ¿Ahora que voy a hacer?

Antes de retirarme, me volteo a verlo por última ves.

—Fue lindo conocerte, Shawn.

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