Heaven [ Harry Styles]

By miladyscaroline

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❝-Sabes que vas a ir al infierno por esto ¿no? -Le reprendí. -¡Que bueno! Porque soy alérgico al cielo.❞ More

Heaven
01. Entre la bala y la pared
02. Conociendo a mi objetivo
03. No me inspira confianza
04. ¿No tienes miedo de mi?
05. Peligro
06. Aléjate de el
07. Va a besarme
09. Te creo
10. Sentimiento erróneo
[Nota]
11. ¿Me trajiste flores?
12. ¡Jesucristo!
13. ¡Listo, me odia!
14. ¡Porque te vivo!
15. Celos y corazones rotos
16. Me duele tu tristeza
17. Te enamoraste
18. Tentaciones
19. Cena
Tu preguntas, Hoper responde.
20. Pasado rencoroso, pasado doloroso
21. Cada quien sufre su dolor
22. Mi lugar mas seguro
23. Egoista
24. ¿Hermanos?
25. Bajo mafia
26. Voy a encontrarte nena, lo juro
27. Ha terminado cariño, vayamos a casa
28. Estaremos bien, vamos a superarlo
29. Corres peligro junto a mi
30. Hospital
31. Tu nunca podrias perderme
32. Te pertenezco, me perteneces
33. Familia Styles
Nota: ES IMPORTANTE
34. Los Russo estan aqui
35. Vine por ti
36. en sus brazos
37. El amor tambien puede ser atemorizante
38. Nunca vuelvas atentar contra tu vida
39. Escena extra
40. EPILOGO
AGRADECIMIENTOS ...Y
Mis otras historias

08. Muy cerca de mi objetivo

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By miladyscaroline

Observo a Jacob alejarse en la carretera y la cara de Harry aún era un poema incomprensible, e incluso hay tristeza en ella.

—Hmm. ¿Se conocen? —Frunzo el ceño y mi pregunta lo toma por sorpresa.

—No, bueno sí. Lo he visto un par de veces en el bar donde trabaja. —Aprieta sus labios porque sé que no quiere decir nada más, por lo que tampoco insisto.

No te creo Harry.

—De acuerdo. —Contesto dudosa a su respuesta—. ¿Qué te trae por aquí?

—Bueno... —Rasca la parte posterior de su cabeza—. Ayer te invite a una fiesta en mi casa. No es exactamente una fiesta, es sola unas copas, una cena, algo sencillo.

Se cruza de brazos por un momento y los deja caer nuevamente.

¡Claro! Lo olvide por completo.

—No tenía idea de que hora vendrías, por lo que no estoy lista. —Señalo mi atuendo, unos vaqueros desgastados y una camisa de mangas—. Si me das unos minutos, podría arreglarme.

Me siento apenada y ni siquiera tenía que sentirme así.

—Sí, claro, por supuesto. —Lanza sus manos al aire y me regala una sonrisa.

Deslizo mis manos dentro de los bolsillos traseros de mis vaqueros y camino en dirección hacia mi casa, el sigue mis pasos y me hago a un lado para que él se adentre. Ruego a Dios que mi padre no esté en casa, y al notar las luces apagadas compruebo que no está.

— ¿Quieres algo de tomar? —Pregunto mientras enciendo las luces.

—Estoy bien así.

Asiento y me dirijo hacia las escaleras, recuerdo no ofrecerle que se sentara y me devuelvo hacia él, quien está parado junto a la puerta como un guardián, no puedo evitar soltar una risita.

—Puedes sentarte. —Le ofrezco y el me hace caso.

Subo casi corriendo por las escaleras intentando no tropezarme como es común en mí, llego hacia mi habitación y suelto una inspiración profunda.

 Está en mi casa, hice que él es pasara a mi casa estando sola. ¿Y si se roba algo? Muerdo mis uñas de tan solo pensar y me rio después de ello por lo paranoica que estoy siendo.

Su auto vale más que tu casa, se ríe histéricamente mi subconsciente de mí.

Bien, puedo hacer esto. Puedo ir a su casa, ahí debe tener algo. Personas borrachas que puedan soltarme algo.

...

Me miro en el espejo por tercera vez y compruebo mi atuendo, uso un vestido blanco con mangas largas y mi cabello suelto en ondas naturales. ¿Le gustaría como luce mi vestido? Pienso, y rápidamente me niego a creer lo que acabo de pensar ¿Por qué me tiene que importar su opinión sobre mi vestido? ¿Y mi cabello? ¿Luce bien? Que si mi cabello luce bien o fatal, no me importa su opinión sobre mi atuendo. Solo quiero ir ahí, y desenmascarar a este tipo en frente de la gente, de la prensa, de la policía. Porque hay algo oscuro detrás de ese hermoso cielo.

Minutos después me encuentro de pie sobre el último escalón de las escaleras con la mirada fija sobre él, y me sorprendo gratamente como puede parecer un adolescente como cualquier otro, no sé cuánto tiempo le tomara notar que estoy aquí de pie, observándolo jugar misteriosamente con sus dedos. Por lo que aclaro mi garganta y él se pone de pie rápidamente cuando su mirada cae sobre mí.

Estoy esperando una expresión de su parte pero no dice nada, quiero correr allí arriba y usar unos vaqueros y un suéter que cubra todo mi cuerpo e incluso mi cara. Tal vez piensa que estoy usando un vestido para impresionarlo y me siento ridícula. ¡No quiero impresionarte idiota!

—L-lo siento, no sabía que debía usar. —Intento sonar calmada pero es inevitable ¿Qué pasa conmigo?

—Estas muy bien así.

No sé si está halagándome, por lo que solo asiento con la cabeza como respuesta y agradecimiento.

— ¿Vamos? —Muerdo internamente mi mejilla y vuelvo asentir.

El me abre la puerta principal y yo me encargo de pasarle seguro, por consiguiente me abre la puerta del copiloto y no puedo negar que ha sido amable, e incluso. ¿Caballeroso? Hasta creo que estoy pensando que yo me estoy haciendo la idea de que este sujeto tiene una vida oscura y es simplemente un chico como cualquier otro, y debería buscar mi reporte por otro lado antes que... Antes que... ¡Oh cierra la boca Anna!

El da la vuelta casi trotando y se deja caer sobre el asiento, encendiendo el auto y poniéndolo en marcha, me siento derecha y no sé qué hacer, ni que decir, ni siquiera sé si respirar.

El silencio es bastante lóbrego y juego con el dobladillo de mi vestido.

—Y... ese chico y tú son....

— ¡No! —Contesto, pero me siento ridícula por ni siquiera dejarle terminar la frase.

¿Si somos novios? Capaz ni iba a preguntar eso.

—Entiendo. —Suelta tan bajo como puede acompañado de una risita nasal.

Nuevamente el silencio nos invade y ya cayó la noche por completo, hay pocos autos en la vía por lo que me permite dar una mejor vista tranquila afuera, observo por el retrovisor y una prenda de color bastante escandalosa me llama la atención de la parte trasera del auto. Me concentro en ella, en buscarle una forma coherente de lo que pueda ser. ¡Oh Dios mío! Qué asco. ¿Es un sostén?

Abro mi boca asqueada, pero rápidamente la cierro, no tengo nada que decir a esto.

— ¿Qué tienes? —Pregunta simple, fresco y llevo mis ojos otra vez al sostén a través del retrovisor—. ¿Qué? Es un sostén. —Escupe como si fuese la cosa más sencilla del mundo.

—Por supuesto que sé que es un... —Me niego a decirlo, me niego a pronunciarlo en su cara.

¡Qué vergüenza!

—Tienes cara como si nunca hubieses visto uno. —Me mira unos segundos, pero de inmediato vuelve a la carretera.

Me siento ofendida.

—Con la pequeña diferencia que lo he visto en dos lugares. —Suelto mis manos al aire y frunzo el ceño antes de seguir—. En la tienda o sujetando los pechos de una chica.

Suelta una carcajada llena de humor sarcástico y niega optimista con la cabeza. No dice nada al respecto y me cruzo de brazos. Intento por todos los santos evitar llevar mi vista hacia atrás, pero es inevitable. A parte de que su color rosa exagerado que opaca a la noche, todo tipo de pensamientos me vienen a la mente. Usa su auto como un hotel, porque es tan tacaño para no pagar uno o porque le parece deleitable escuchar los gemidos de una mujer en la parte trasera de su auto. Y yo estoy en él, posiblemente sentada donde una de esas mujeres haya puesto su culo desnudo aquí.

Me siento enferma y quiero vomitar ante tal pensamiento.

—Si te sientes tan incómoda podemos solucionarlo.

Comenta entre risas y lleva su mano izquierda hacia atrás, mientras con la derecha conduce y no deja de mirar a la carretera. Coge el sujetador en su mano y lo lanza por la ventana a cualquier lugar del bosque.

—Problema arreglado. —Suelta optimista.

Me quedo boquiabierta y quiero reírme, estúpidamente quiero reírme. Pero lo reprimo y cruzo mis piernas sobre el asiento evitando cualquier contacto visual con él. ¿Cuánto podría faltar para llegar?

—Estas ensuciando el asiento. —Me riñe dócil.

Este hombre es demasiado exquisito.

—Perdona, gran cosa. —Me burlo y limpio el asiento con las manos.

— ¿Gran cosa? —Pregunta ofendido—. Lo dice la chica que anda por la vida en un cachivache de la era de los pica piedras. ¿No te da vergüenza andar en él?

¿Perdón? Acaba de insulta a mi Javelin y quiero patear sus bolas.

—Ese cachivache me lleva a todos lados. Y por si no lo recuerdas te salvo la vida —Le escupo realmente irritada.

Puntos a mi favor.

Apaga el motor y se gira a verme, con el brazo sobre el reposa cabezas de su asiento.

—No te sorprendas si un día te deja botada.

Engreído, patán. Después de todo me causa risa, pero no le voy a dar la satisfacción de hacerme reír. Así que le doy la espalda y observo la noche oscura por la ventana.

—Deberías conducir. —Le sugiero rígida.

—Hemos llegado. —Dice ávido.

Le doy una vista al lugar y es evidente que esto no es el edificio donde vive, ni siquiera la avenida. Estamos casi en medio del bosque, sin edificios, sin casas. Arboles por todos lados.

— ¿Estas bromeando? Recuerdo perfectamente donde vives.

No dice nada pero se baja del auto, da la vuelta y abre mi puerta.

—Es aquí donde vivo Anna, baja. —Me tiende la mano pero no la sujeto, me bajo por mi cuenta. —Y espero no saludes a mi familia con esa cara de amargura.

Le doy una mirada dura y pongo los ojos en blanco.

¿Su familia? ¿Vamos a cenar con su familia? Ahora verdaderamente me siento nerviosa.

Cierra la puerta detrás de mí, y me guía por el sendero. Un camino hecho  con pequeñas piedras de rio y a lo lejos se alcanza a ver una luz. ¿Cómo es posible que alguien viva en medio de la nada?

Una vez que el camino termina levanto mi vista para encontrarme con una casa el doble más grande que la mía, un par de autos que yo no me podría gastar ni porque vuelva  a nacer tres veces y todo a su alrededor es verde y más verde.

Si mi mandíbula no estuviese pegada a mi cara, estaría ahora mismo barriendo el suelo.

—Ven. —Me saca de mi trance y me hace caminar a su lado.

Llegamos a la entrada de la casa y esta es rodeada por cuatro chicos con armas en la cintura de sus pantalones, dejando mostrar la parte superior de esta. Trago difícilmente, tienen apariencia de ser guardianes, vigilantes o matones.

—Feliz cumpleaños Harry. —Saluda uno de ellos amistosamente con una sonrisa.

¿Su cumpleaños? ¿Era su cumpleaños? Yo no lo sabía, ni siquiera le traje un regalo, ni siquiera le he felicitado. Aunque no es que me importe, pero no debería ser antipática con la persona que se supone que tengo que ganarme su confianza.

—Gracias Land. —Agradece cortésmente Harry—. Vamos adentro. —Los saluda a cada uno con un apretón de manos

— ¿Es tu cumpleaños? —Pregunto bajamente en un susurro.

—Te dije que había una celebración en mi casa —Se encoge de hombros inocente.

—Pero no me dijiste que tuya.

Sonríe y abre la puerta, y cuando estoy por quejarme nuevamente un coro de voces me lo impiden.

—Feliz cum... —Un grupo de chicos nos miran boquiabierto, especialmente a mí—. Ple años Harry. —Terminan por decir.

Eran alrededor de ocho chicos sin olvidar los cuatro que estaban atrás, uno de ellos era Hoper. Quien al verme no me dio la mejor de las miradas, todo el salón se llenó de un tenebroso silencio. Y se miraban confundidos entre sí.

—Trajiste una chica. —Comenta un castaño que sale de los ocho.

—Sí, Anna ellos son mi familia. Chicos, ella es Anna, a Hoper ya lo conociste. —Susurra cerca de mi oído.

Me congelo en mi lugar y les doy una sonrisa a cada uno que no me llega a los ojos, me siento incomoda. Juego con mis dedos y nadie se atreve a decir una palabra por lo que no me siento realmente bien recibida en esta casa. Especialmente por Hoper, que no he dejado de verme desde que puse un pie en su casa. Pero es el quien rompe el silencio.

—Búsquenle una copa de champaña a la chica. —Y es cuando veo que todos llevan una copa en sus manos.

Harry me presento a cada uno de ellos, y era imposible aprenderme sus nombres, capaz y con el tiempo ya me acostumbraría ¿Qué tiempo? No estoy pensando en volver aquí.

La casa era bastante acogedora y ordenada y si todos estos chicos vivían aquí, podría estar verdaderamente sorprendida por lo limpio y fresco que mantenían su casa, ellos hacían comentarios decentes por mi presencia y lo agradecía. Parecían chicos normales. Yo esperaba matones, malas conductas y chicos groseros. ¿Sera que vine a buscar mi reporte al lugar equivocado? Ellos lucían frescos y sus comentarios no eran nada imprudentes. Si no se hubiesen sorprendidos por mi visita hubiese pensado que Harry los preparo mentalmente para que actuaran como chicos normales.

Hoper me miraba más que cualquier otro, pero ya no era tan duro conmigo. E incluso me pregunto si necesitaba una copa más. Pero estoy en una casa con todo un grupo de chicos y no quiero perder el conocimiento.

La hora de la cena, por lo que vi ellos agradecían a Dios por lo que sus estómagos estaban por ingerir y me hizo recordar que desde la muerte de mi madre no voy a la iglesia. No agradezco a Dios por un día más de vida.

Desde que mi madre se fue, me he alejado de Dios.

—Necesito ir al baño. —Le comento a Harry quien está justo a mi lado en la mesa.

—Sales del salón y cruzas a la derecha, sigues todo el pasillo y la primera puerta a la izquierda ahí es.

Me disculpo con ellos y sigo el camino que Harry me ha indicado.

Abro la puerta con cuidado y me adentro, lavo mis manos y me miro al espejo. Yo vine aquí por algo, pero luego recuerdo que Harry me ha regalado su confianza de traerme aquí y siento que se me acumula toda la sangre en las mejillas pero me obligo a que no me importe.

Concéntrate Anna.

Salgo del baño y me paseo por el pasillo, viendo tantas puertas pero ninguna de ellas llama mi atención, excepto una que no coincide con el color del resto. Trago nerviosamente saliva y giro suavemente el pomo de esta. Me encuentro con otro pasillo, como otro lugar, como otro salón. Quiero devolverme pero mi parte suspicaz no me lo permite. Camino de puntillas intentando evitar cualquier sonido y me encuentro con otra puerta de acero.

Cada fibra de mi ser es consiente que estoy arriesgándome a lo que no debo, pero una diminuta parte me aplaude y me anima a que esto es lo que debo hacer si quiero ser una periodista, si quiero seguir los pasos de mi madre. Siempre estaré envuelta en este tipo de cosas. Así que dejo atrás a la Anna cobarde y abro de aquella puerta de acero.

Estoy muy cerca de mi objetivo.

Aguanto la respiración, aprieto los muslos y por un segundo pienso en salir corriendo de aquí. Me encuentro con una habitación oscura con paredes color carmesí. Una silla de acero, una mesa larga de acero, y una serie de armas de fuego sobre esta, ordenadas.

Camino el lugar y observo a mi izquierda un grupo de armazón de aceros con pequeños hondos en toda su figura. Era evidente que con ellas practicaban su tiro.

Mis manos tiemblan y saco mi celular rápidamente, colocando la cámara intento capturar toda la habitación, las cadenas, toda clase de armas guindadas a la pared. Cuando obtengo unas cuantas escucho un sonido me doy cuenta que es mi corazón el que late con fuerza.

Estoy sudando.

Por si no tuviera el corazón suficientemente acelerado, al darme la vuelta muy despacio me encuentro con alguien, pero la poca luz que me proporciona la habitación no me deja observar más que su silueta.

— ¿Qué haces tú aquí? —Pregunta severamente, y su tono pide a gritos una respuesta inmediata.


¡Dios me salve María! Alguien que comience a preparar mi funeral ahora mismo, porque de aqui no salgo viva.

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