Aiden.

By Poli_MDE

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Amy, una bruja, la más poderosa que podría existir, fuerte y valiente. Evan, un híbrido, el rey de los vampir... More

Aviso 1.
Prólogo.
Capítulo 01: Los novatos.
Capítulo 2: El destino que nos une.
Descripciones.
Capítulo 3: Aiden.
Capítulo 4: El desastre.
Capítulo 5: La bestia.
Capítulos 6: Caminos que se unen.
Capítulo 7: El ataque de los otros.
Capítulo 8: Atrapada.
Capítulo 9: De vuelta a casa.
Capítulo 10: Quien sea reina.
Capítulo 12: Sus recuerdos.
Aviso
Capítulo 13: A tu lado.
Capítulo 14: Olvídalo.
Capítulo 15: Acorralados.
Capítulo 16: Humana.
Capítulo 17: Jaque mate a la reina.
Capítulo 18: En una noche como esta.
Capítulo 19: Desconocido.
Capítulo 20: El demonio.
Capítulo 21: El lob... vampiro feroz.
Capítulo 22: Días de paz.
Capítulo 23: Donde el camino empieza.
Capítulo 24: Tu mirada.
Capítulo 25: Una nueva aventura comienza.
Capítulo 26: Hasta las lágrimas.
Capítulo 27: De vuelta en casa.
Capítulo 28: Un día especial.
⚠️Bueno, llego el gran aviso ⚠️
Capítulo 29: Feliz cumpleaños.
Capítulo 30: Peligro.
Capítulo 31: Finalmente lo que soy.
Capítulo 32: Diversión.
Capítulo 33: La decisión final.
Capítulo 34: Devuelta a casa.
Capítulo 35: La voz de su conciencia.
Capítulo 36: Liberame.
Capítulo 37: Aquél día
Capítulo 38: La extraño.
Capítulo 39: Tiempo de verano cálido.
Capítulo 40: La mujer de mis sueños.
Capítulo 41: A un paso.
Capítulo 42: Entre la niebla.
Mini trailer.
Capítulo 43: Te he esperado.
Capítulo 44: Un infierno brillante.
Hi babys. 💕
Capítulo 45: Una noche de recuerdo.
Capítulo 46: Armadura.
Capítulo 47: Sorpresa, el enemigo es fuerte.
Capítulo 48: Los visitantes.
Capítulo 49: La salvación.
Capítulo 50: A cargo.
Capítulo 51: Lado sádico.
Capítulo 52: En la noche...
Capítulo 53: Entre la noche.
Capítulo 54: Siempre tuya.
⚠️ Nuevo IG ⚠️
¿Por qué desaparecí?
Cap 55: Nuestro comienzo.
Capítulo 56: La pelea.
Capítulo 57: Amor de a tres.
Capítulo 58: Huésped.
Capítulo 59: Revelando al monstruo.
Encuesta para mis angelitos 💕
Capítulo 60: El despertar del ghoul.
Capítulo 61: Elijo a ambos.
Capítulo 62: Última decisión.
Aviso: Internado ⚠️
Peguenme un tiro, digo volví 😂
Capítulo 63: Aquel día.
Capítulo 64: La mejor decisión.
Capítulo 65: Una noche desafiante.
Capítulo 66: Organizados.
Capítulo 67: Salvados.
Capítulo 68: El deshielo.
Capítulo 69: El final de la batalla.
Capítulo 70: Ira.

Capítulo 11: Lluvia en el cristal.

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By Poli_MDE

–¿Cómo que se irá? ¿A dónde? –preguntó Amy una vez que Liam acabo de contarle lo sucedido con Naomi.

–No tengo idea.

–¡¿Pero por qué se irá?!

Liam se encogió de hombros, había prometido a su melliza que no diría el porqué de su viaje, si lo hacía Amy nunca aceptaría la ayuda.

–Y yo que sé, solo se fue, pero está bien.

–¿Y tú porqué crees en eso? Tu hermana fue atacado por Destructores ¿Quién te asegura que no fue raptada por ellos?

–Confio en Naomi.

–¡Liam, esto es serio!

–¡Ya basta! –la cortó su hijo. Ambos estaban en su casa, Liam permanecía recostado sobre el sofá y su madre estaba parada no muy lejos de él, con los brazos cruzados y una mirada dura –Es suficiente Amy; mi hermana es mucho más precavida que yo y sabe cuidarse sola, no tienes porqué preocuparte ¿O acaso no confías en nosotros?

–Ese no es el punto Liam, lo que yo quiero saber es con quién y porqué viajo Naomi.

–¿Naomi qué? –preguntó Evan ingresando a la habitación dejando sus papeles sobre una mesita –¿Dónde está?

–No tengo idea –exclamó Liam con un claro gestó de burla; era arrogante, testarudo y busca pleitos a tal punto que sorprendía.

–Se ha ido y él no quiere decirme a dónde, solo dijo que ella estará bien y que volverá pronto –le explicó Amy –Naomi es tu hermana Liam y si su vida corre riesgo tu deber es decirnos para poder ayudarla.

–Ella no está en peligro o bueno, eso creo –exclamó con pereza y luego soltó un bostezo. Le importaba poco lo que sus padres podrían decirle.

–¿A qué te refieres? –le preguntó Evan mientras se cruzaba de brazos y apoyaba la espalda contra el marco de la puerta.

Liam no respondió y sin pedir permiso se puso de pie, cruzó junto a Evan chocando sin querer su hombro contra el suyo y se fue directo a su habitación. Amy observó al híbrido pero éste solo se encogió de hombros con su mejor gesto de "¿Qué quieres que haga?" Su hijo era un rebelde y ellos no parecían ser el mejor ejemplo.

–Descuida, Naomi sabe lo que hace, te aseguro que estará bien –dijo Evan al ver como Amy gruñía por lo bajo y se masajeaba las sienes –Después de todo es una Halls y por lo tanto sabe lidiar con cualquier cosa.

–¿Enserio? ¿Acaso puedes seguir siendo tan arrogante incluso en este momento?

–¿Sorprendente, no? –y esbozó una sonrisa pirata que solo logró fruncir el ceño de la bruja un poco más.

–Eres, eres increíble –comentó molesta y salió rápidamente de aquel apartado para ir a la cocina ignorando totalmente a su enlazado.

–Sí, me lo has dicho antes –bromeó éste y comenzó a reír cuando la oyó gritarle "¡Y un grandísimo idiota!" desde la cocina.

****

Me recosté en mi cama para escuchar un poco de música mientras leía un libro digital en mi tableta sin embargo un ruido del cielo me sobresaltó. Afuera unos destellos celestes iluminaban las calles mientras las horas corrían y de a poco el cielo de tarde se iba volviendo noche.

Las pequeñas gotas de agua comenzaron a caer y chocar contra mi ventana como pequeños pedacitos de piedra, estaba segura que sería una lluvia pesada y molesta a pesar de que no caía en gran cantidad. Tomé con los dedos de mis pies una manta al final de la cama y la traje hasta mis glúteos, la acomodé sobre mí con tal de sentir algo de calor, quizás no hacía frío pero en los días cómo esto siento que necesito un poco de calor acogiéndome.

"Seria más cómodo si quien te diera calor fuera tu novio, pero no lo tienes" me dijo mi conciencia y me limité a voltear los ojos. Hasta mi propia mente se burlaba de mí, a veces.

Observé mi reflejo en la pantalla bloqueada de mi tableta y por un momento me pregunté ¿Habrá alguien que saldría conmigo? Yo era un desastre en actitud la mayor de las veces, era insolente, brusca y despistada por ello no conocía muchos chicos que estuviesen realmente interesados en algo así, después de todo cuando suelen insinuarse yo me alejo de ellos y actuó como tonta porque al parecer mi estúpido cerebro no sabe conectar dos neuronas al tratarse de entablar una conversación con un ser del sexo opuesto.

Y de pronto recordé a Aiden, sé que es tonto pensar en ello pero rememoré la vez que nos conocimos, yo lo insulte por ponerse en mi camino y él solo sonrió, es arrogante y burlón pero tiene en su mirada algo que me hizo estremecer al verlo. Es como si debajo de aquel verde primavera hubiese un caos, una enorme tormenta que anhela ser liberada y no puede. Me preguntó si ese es el reflejo de su alma ¿Acaso hay algo que oculta y sea de tal magnitud que puedo notarlo a través de su mirada?

"O quizás solo estás loca y obsesionada viendo los ojos de los demás"

Decidí que era hora de dormir, me puse de pie para llevar mi tableta hasta el escritorio y dejarla ahí sin embargo, una vez que estuve delante de la mesa ví mi cuaderno de estudios y los apuntes que el profesor Evan me dictó. No puedo creer si quiera como un hombre como él sea profesor, ni siquiera se ve como uno, más parece un tipo que robó la identidad del verdadero suplente y en su lugar solo es un chico de veintitantos años, posiblemente traficante de órganos que me quiere utilizar.

–Sí, definitivamente es eso. Con esa apariencia no puede ser un profesor, apenas es mayor que yo.

Me volví molesta hacia mi cama cuando mi teléfono celular sonó ante la llamada de un desconocido ¿Acaso había conseguido mi número? ¿Podía oír mis pensamientos? Espero que no.

Atendí y me llevé la sorpresa de oír a alguien que por poco olvidaba.

–Hola Miku, soy Victoria, lamento estar llamando tan tarde pero es que tú me diste tu número por si necesitaba pedirte algo más y yo...

–Dime que Rory no se volvió a extraviar –supliqué y ella rió.

–No, no, ella esta bien es solo que mañana tengo que trabajar así como Thomás y desde aquel día Rory no deja de preguntar por ti, me preguntaba si tú podrías, quizás, ser ¿Su niñera? –se oía avergonzada cuando lo dijo y de inmediato agregó –Solo si quieres, no es una obligación, yo solo...

–Por supuesto.

Necesitaba el trabajo, había decenas de cosas que quería comprarme aparte de un automóvil y ropa, quería ayudar a mis padres con el mantenimiento de la casa y a pesar de que el sueldo de niñera no era la gran cosa podría ayudar si ahorraba, además Rory era encantadora.

–¿Enserio?

–Claro, no hay problema, ella y yo nos llevamos muy bien. Me encantaría pasar un rato juntas.

Después de lo que dije Victoria se oía más animada y podría jurar que estaba sonriendo.

–Genial. No sabes cuánto te lo agradezco, a ella le encantará verte y te aseguro que te pagaremos muy bien, es solo cuidarla unas pocas horas y ya.

Sonreí mientras asentía a pesar de que no podía verme.

–Descuida, está bien, solo dime a qué hora debo estar ahí mañana y llegaré puntual.

"Bueno, la verdad es que has olvidado lo que es ser puntual el día que naciste".

–A las diez de la mañana ¿Está bien?

Me dará tiempo para dormir hasta tarde, es perfecto.

–Por supuesto.

Luego de eso nos despedimos y me arrojé a mi cama mucho más feliz de lo que pensaba, había conseguido trabajo al fin ya que era una de las cosas que tanto deseaba y solo debía cuidar a una dulce niña mientras sus amables padres no estaban en casa; pan comido.

–Nada malo podría pasar.

****

Tessa dormía plácidamente en su cama, rodeada de mantas y abrazando su almohada mientras disfrutaba de un hermoso sueño donde caminaba por un campo de flores lilas y oía a los pájaros cantar hasta que el aire se volvió un poco más denso, el viento sopló con fuerza como anunciando una tormenta y el cielo se tornó gris.

La muchacha se abrazó a sí misma y la alegría que había sentido se disipó ahora siendo tomada por la incertidumbre y el miedo irracional.

Tessa... –una voz desconocida la llamó y de inmediato se dió vuelta, a su alrededor solo había flores que bailaban furiosas por el viento helado –Tessa...

La voz era traída por aquel viento que calaba hasta sus huesos.

–¿Quién...? ¿Quién eres? –ella susurró pero su pregunta no fue respondida al instante.

Tessa, ayúdame...

Era la voz de una mujer que parecía estar a punto de llorar. Sin pensarlo la rubia echó a correr por aquel campo de lilas en busca de quien la llamaba, alguien necesitaba su ayuda no obstante era imposible de ver bien con la oscuridad consumiendo el cielo.

–¡No te veo, dime dónde estás! –gritó a la nada.

La voz que la llamaba se había detenido, no había más que el aullar del viento y los pastos golpeándose, todo era horriblemente sereno hasta que de repente, junto a su oreja, sintiendo un aliento cálido que le puso la piel de gallina oyó de vuelta a aquella mujer con un tono más cruel.

Si tu corazón late por él... el mío volverá a la vida.

–¿Qué?

De repente una fuerte punzada al corazón la despertó de golpe como si alguien le hubiese clavado un cuchillo y gritó adolorida en medio de la penumbra. En ese momento escuchó como su padre desde la habitación se levantaba a tropezones y corrió hasta su cuarto para abrir la puerta de par en par, lucía aterrado y un tanto somnoliento.

–¿Qué sucedió? Tessa ¿Estás bien? –Erick no dudó en acercarse y sentarse junto a ella en la cama –¿Qué te sucede cariño?

El dolor se había ido y la muchacha abrazó de inmediato a su padre siendo correspondida. La ventaja de tener un padre joven como él era que solía entenderla la mayor parte del tiempo, era gracioso y pasaban mucho tiempo junto así que eso hizo de su lazo padre e hija aún más fuerte, lo suficiente para sentir que él la protegería de todo con solo rodearla en sus brazos.

–Tuve una horrible pesadilla –exclamó la chica –Era una mujer, no pude verle la cara, pero sentí como si ella me hubiese apuñalado, además...

Erick había tomado el rostro de su hija entre sus manos con sumo cariño y cuidado como si fuese una esfera de nieve y le acarició las mejillas con los pulgares. Ella podía confiar en él puesto que él se encargaría de protegerla, de lo que sea.

–Dijo algo como, si tu corazón late por él, el mío...

Los ojos cafés del lobo se llenaron de sorpresa, una sorpresa que no se pudo disimular ante su hija. Erick había oído aquello antes, aún lo recordaba a la perfección, alguna vez su hermana soñó con algo similar y se lo contó así como Megan quien fue su mentora y amiga, también la había oído hace tiempo.

Erick se puso de pie rápidamente y observó a la lluvia que chocaba contra la ventana y una especie de halo helado había hecho una fina capa sobre el cristal como si algo o alguien más hubiese estado ahí hace un momento, observando.

–Papá ¿Está todo bien? –le preguntó Tessa queriendo no demostrar cómo temblaba de pies a cabeza y ahora mucho más al ver la mirada de su progenitor.

Erick asintió preocupado. Sabía quién era esa mujer a pesar de no tener ningún lazo con ella sin embargo Megan le contó la historia de Elizabeth en aquellos días donde ambos fueron buenos amigos, meses antes de que Amy volviera a Consville y el caos de Dominic se desatará.

Pero ¿Por qué hostigaba a Tessa? Eso solo pasaba con Hedia y Megan, solo por tener algo de afinidad con el lobo solitario.

Y la sorpresa llegó hasta él dándole una cachetada mental, así que de inmediato preguntó tomando a su hija por los hombros.

–Tessa dime la verdad ¿Conoces a un tal Wade Peichell?

La rubia se vio claramente sorprendida ¿Cómo es que su padre sabía de él si ni siquiera le contó lo que sucedió aquel día en que el chico de ojos dorados se quedó a su cargo?

Nerviosa asintió lentamente y para horror de Erick éste se apartó rápidamente; la vida que había deseado alejar y enterrar lo más lejos posible para que su hija no fuera herida, hoy en día trataba de salir y estaba queriendo llevarla consigo.

Pero no iba a permitirlo.

–Alejate de ese sujeto ¿Me oíste? Te pido –volvió hacia su hija y la tomó de las manos –No, te ordenó que te apartes de él.

–¿Por qué?

–Solo obedece. Aléjate de Wade, no le hables ni te acerques ¿Está claro? No quiero que por su culpa termines en problemas.

–Pero papá ¿Qué sucede? ¿Él que tiene que ver con mi sueño?

–En nada. Ahora sólo prométeme que me harás caso.

–Papá...

–Prometelo Tessa.

Ella bufó fastidiada.

–Lo prometo.

****

La gran habitación de Austin permanecía a media luz, él estaba recostado boca arriba en su cama con el torso desnudo y las manos detrás de la cabeza mientras veía al techo. Las finas marcas y cicatrices en su cuerpo narraban la historia de una infancia dolorosa que deseaba olvidar pero por más que quisiera no sucedería.
Afuera la lluvia parecía llamarlo en medio de su insomnio.

Ser vampiro era algo a lo que aún no se había adaptado del todo a pesar de los años transcurridos, siempre intentaba alejarse de su propio yo, odiando lo que era y a la vez aceptándolo. Cómo cazador le habían enseñado a la fuerza que los moradores de la noche eran seres desagradables y convertirse en uno de ellos debía de ser una deshonra sin embargo había personas como Bastián que no tomaron dichas palabras como él, aquel vampiro y ex cazador parecía estar orgulloso de ser vampiro, había logrado su objetivo ¿Por qué él no podía sentirse así de orgulloso con su condición? Austin se mantenía alejado de todo, era un solitario aliado al bando de los buenos pero no lograba encajar ni aunque quisiera.

De pronto recordó cuando estuvo en lo que queda de Consville, aquel pueblo que cayó y ahora no era más que ruinas y cuentos sobre fantasmas. Rememoró el instante donde Bastián lo tomó por sorpresa dándole un beso que lo paralizó. Era extraño, nunca había intentado salir con nadie porque definitivamente no sentía la necesidad de estar junto a otro ser, de crear una pareja, un lazo y le era realmente raro que alguien más lo viera atractivo, ni siquiera sabía que tenía aquel encantó. Sin embargo todo acabo cuando Austin se apartó de inmediato empujando a Bastián y retrocediendo shockeado, para su sorpresa quien fue alguna vez su compañero de equipo solo se rió de él y eso lo hizo sentir vergüenza.

"Te ves aterrado Austin ¿Acaso nunca antes te han besado?" Había preguntado aquel vampiro con un halo de sarcasmo que solo lograba hacerlo sentir aún más avergonzado.

En ese momento solo pudo decirle a Bastián que era un idiota porque nada más se le venía a la mente, era nítido que parecía un inocente niño ante una situación de cariño o cercanía como si nunca hubiese tenido algo así.  Lo hacía sentir patético.

"Te ves lindo cuando te pones nervioso" le había dicho Bastián.

"Realmente eres un idiota. No vuelvas a hacer algo así porque prometo matarte si lo intentas" había dicho viéndose claramente enojado y tal vez confundido.
Después de ello Austin se retiró de aquel lugar dejando a Bastián tras suyo, quizás el vampiro esperaba otro tipo de respuesta pero Austin no podía compartir sus sentimientos, ni siquiera sabía que tenía alguno.

En medio de la noche se cubrió la cara con ambas manos y soltó una bocanada de aire que estuvo conteniendo en sus mejillas. La lluvia de afuera lo traía de vuelta a la realidad haciéndolo sentir un idiota nuevamente, como si aún fuese un niño de preparatoria que no sabía qué sentir realmente.

Se enderezó en la cama y arrojó las sábanas azules al suelo, se puso de pie y caminó hasta la ventana a ver como el agua caía con pesadez. Apoyó la mano derecha en el cristal y vio a duras penas su reflejo, el de un chico apartado y silencioso que creía ser a veces solo una máquina de matar, un juguete usado solo para destruir, alguien sin la capacidad de sentir cariño por otra persona.

"Un guardia de la sede llevaba al pequeño Austin tomado del brazo con fuerza, haciéndole sentir como si fuese a arrancarle el brazo y lo arrastraba por uno de los pasillos hasta su habitación designada más parecida a una celda luego de haber sido castigado por querer ayudar a una niña hija de vampiros que trajeron para una prueba donde todos los otros niños aspirantes a ser cazadores la comenzaron a golpear queriendo darle muerte, pero él fue el único que se negó a hacerlo e intentó ayudarla puesto que después de todo era una inocente; por ello Clary que observaba todo ordenó el castigo y se lo llevaron hasta la plaza mayor donde conoció el comienzo de sus torturas, allí le quitaron la camiseta y lo ataron abrazando un poste de madera, lo habían azotado con un látigo haciéndole grandes tajos en la piel esperando que pida perdón por su estúpido intento de haber querido ayudar a la hija de sus enemigos sin embargo, a pesar de todo aquel dolor, él no se doblegó, para Clary era una sorpresa, la fortaleza y determinación de aquel niño había llamado en grande su atención.

Cuando su tortura había cesado fue tomado por el brazo y arrastrado por quién lo azotó sin siquiera sentir pena de un niño. Fue arrojado al suelo frío de su cuarto en medio de la oscuridad y a duras penas el pequeño levantó la cabeza del piso para al fin emitir un pequeño quejido que había guardando en su garganta. La sangre se deslizaba por su piel y manchaba los harapos que traía por ropa haciéndolo preguntarse ¿Por qué su padre dejo que lo trajeran aquí? Desde entonces y sin saber un rencor estaría creciendo dentro suyo contra su papá, algo que no se olvidaría ni siquiera en su muerte.

De pronto una luz tenue se encendió y de inmediato secó sus lágrimas que habían resbalado por sus mejillas sucias sin haberlas podido detener. Otro niño se acercó a él, traía una vela en la mano y las mismas ropas viejas que le daban a los otros pequeños.

–Oye ¿Estás bien?

Desde que llegó a aquel infierno nadie antes se lo había preguntado, pero para evitar verse débil ante aquel chico Austin simplemente asintió. Desde ese instante también comenzaría a ocultar sus sentimientos de tal modo que ni él recordaría del todo lo que era sentirlos.

El otro niño se sentó a su lado, tenía una revuelta cabellera café y unos ojos cristalinos como si hubiese estado llorando hace un momento, aún así sonreía para Austin queriendo que confiara en él, se veía realmente amable.

–No son muy profundas, tranquilo estarás bien –le dijo observando las heridas sangrientas –Quizás solo te quedaran cicatrices pero el dolor no será permanente.

–No me duelen –mintió con su dulce voz de niño.

El otro pequeño agrando su sonrisa, a diferencia de Austin él parecía tener una mirada más positiva sobre todo aún cuando traía un vela de tristeza sobre los hombros como los demás reclutas.

–Soy Bastián –le tendió la mano, sus uñas traían tierra por debajo como si hubiese estado escarbando –Seré tu compañero de cuarto.

¿Por qué era tan amable? Austin ni siquiera le respondía lo suficiente como para recibir aquellas sonrisas y aún así Bastián lo hacía, lo veía como a un amigo.

El pequeño de ojos verde musgo tomó la mano del otro y asintió apenas.

–Austin Oliver.

–Austin que gran nombre.

Bastián se puso de pie, era muy delgado y su piel blanca se veía tan frágil que daba la impresión de ser algo etéreo. Fue hasta su cama y tomó una caja vieja que estaba debajo, la acercó a Austin y de ella sacó unos paños blancos con algo de agua oxigenada, era la caja de primeros auxilios que cada cuarto tenía ya todas las heridas debían ser tratadas por ellos mismos para aprender a valerse por sí solos.

–¿Qué vas a hacer con eso? –preguntó Austin y el otro niño pequeño lo ignoró.

Bastián tomó el borde de la camiseta de su compañero e intentó quitársela pero Austin bastante avergonzado lo apartó bruscamente sin poder evitar gimotear por el dolor que le produjo el movimiento brusco.

–¡¿Qu, qué haces?! –preguntó con la mejillas rosáceas y Bastián solo rió; su voz era tan dulce que se complementaba con los movimientos delicados que tenía y lo hacían ver como un bello angelito.

–Solo quiero curar tus heridas, no pienso hacerte daño ¿O acaso quieres que se te infecte?

Austin negó lentamente, cabizbaja.

–Bien, entonces coopera –le dijo Bastián y le quitó la camiseta con sumo cuidado, disculpándose al oírlo gemir adolorido cuando la tela rozó sus cortes.

Una vez que limpió las heridas con sumo cuidado ayudó nuevamente a Austin con su camiseta y se regocijó al oír como éste le agradecía en un tono muy bajo, era adorable.

Ambos se acostaron en sus respectivas camas, al ser un cuarto compartido y pequeño dormían en una superpuesta de metal por lo tanto Bastián eligió la cama de abajo y Austin tuvo que subir unas escaleras; se recostó con cuidado cubriéndose solo las piernas con una fina manta gris.

Bastián apagó la vela y cerró los ojos cuando la voz del otro niño le llamó la atención.

–¿Por qué me ayudas?

–Pues, porque se ve que eres bueno.

–¿Y por qué crees eso? ¿Ni siquiera te preguntas por qué me azotaron?

La sonrisa de Bastián volvió a iluminar su rostro.

–Solo golpean a quienes están en contra de Clary, a quienes no ven a los  vampiros como enemigos. Ellos solo quieren doblegar tu espíritu para que seas un soldado leal, a su merced como el cuento del elefante y la estaca.

–No lo conozco. –el tono serio del pequeño hacía que Bastián riera, realmente le parecía encantador su modo de ser, curioso, precavido y distante a su vez.

–Creo que te golpearon por pensar distinto y por eso no eres malo.

–¿Acaso a ti...?

–Sí, me golpearon hace tiempo, pero estoy bien –exclamó un poco menos animado.

Entre los dos se hizo un silencio, con eso de "hace tiempo" Austin se quedó pensativo, aquel niño llamado Bastián lucía más joven que él y mucho más frágil ¿Cuánto tiempo pudo haber pasado de una tortura parecida? Y ¿Hace cuánto tiempo es que está aquí?

–Yo no creo que los vampiros sean malos, si fuese por mí sería uno –de repente oyó decir.

–No digas tonterías –exclamó Austin.

–No lo son para mí, planeo ser uno cuando sea mayor, claro, si salgo de aquí con vida –bromeó, espero unos segundos y prosiguió –¿Sabes? Tú y yo somos parecidos Austin, no debemos estar en este lugar y aún así miranos.

–¿Por qué eres tan raro?

Bastián rió de nuevo y se encogió de hombros.

–No lo sé, pero me gusta, yo espero nunca cambiar ¿Y tú?

–¿Cambiar?

–Sí, cambiar. Yo prometo seguir siendo bueno, estaré del lado correcto, seré vampiro y vencere a Clary –comentó orgulloso, el otro pequeño solo volteó los ojos ante tales palabras –...¿Austin?

–¿Qué?

–¿Tú seguirás siendo tú o seguirás a Clary? ¿Vas a seguir apoyando a los vampiros o te doblegaras?

Aquella pregunta lo desconcertó muchísimo, Austin sabía que mientras más se resista a las decisiones de su líder mucho más seria su sufrir, lo azotarían muchas veces y quién sabe que más le harían, pero él no sentía tener el valor necesario para quedarse de brazos cruzados mientras ve como los demás lastiman a un inocente solo por provenir de vampiros, eso era horrible.

Colocó los brazos debajo de la almohada y suspiró.

–Yo lucharé y aguantaré hasta que ya no pueda más ¿Qué piensas?

–Creo que está bien.

–Aunque eso no sucederá si tengo aliados –agregó al oír un poco desanimado a su nuevo amigo –Mi mamá dice que la oscuridad jamás gana si hay una chispa de luz en medio.

–Entonces, yo te ayudaré. Juntos ella no podrá vencernos."

****

Aiden dormía con el ruido de la lluvia de fondo cuando de pronto un estruendo lo hizo abrir los ojos y la habitación se iluminó momentáneamente de un tono celeste eléctrico. Con un extraño dolor de cabeza se incorporó y observó a las raras figuras que formaban las sombras durante la noche.

No había luna y había una extraña sensación en el ambiente que lo mantenía bastante alerta. Las gotas de lluvia golpeaban el cristal como si lo llamarán a jugar, él había ido a pasar la noche a su departamento alquilado luego de descubrir que su madre jugaba con su mente y su nuevo hogar no le parecía del todo cómodo, quizás el estar solo lo alteraba un poco.

Arrojó las sábanas a un lado y se puso de pie para caminar descalzo hasta la ventana, no sabía porqué pero la soledad no solía ser su amiga, sentía como una angustia profunda en su ser que le pedía a gritos la presencia de alguien más como si le tuviese miedo a la oscuridad y necesitará de su madre, pero la verdad era que Clary nunca fue muy cariñosa con él, ni siquiera recordaba si alguna vez ella había dormido a su lado cuando niño y mucho menos le había leído un cuento, sinceramente no recordaba la última vez que su madre actuó como madre cuando era niño.

Las luces de la calle estaban encendida pero ningún ser concurría y los edificios del frente se veían  aburridos sin nadie asomado o luces encendidas. El mundo era totalmente otro cuando caía la oscuridad.

Soltando un suspiro cansado apoyó la mano en el cristal al ver como del otro lado una gota fina se resbalaba hasta perderse contra el borde del marco blanco y fue en ese preciso instante que tuvo una especie de destello, una luz blanca que le hizo ver otro día lluvioso donde su angustia interna se incrementó ante el recuerdo.

El cielo rugía como si fuese a quebrarse y caerse en pedazos mientras la lluvia golpeaban con fuerza al son del viento azotador.
De pronto había llamas a su alrededor que le abrasaban la piel, no se alcanzaba a ver claramente pero el fuego parecía perseguirlo sin embargo no podía huir, estaba tirado en el piso ¿Por qué no podía moverse?

Su angustia era grande, pero su miedo aún mayor y de pronto oyó a un niño gritar algo que lo heló.

"–¡Mamá!"

Aiden dejo ir una bocanada de aire como si se hubiese estado ahogando y se llevó las manos a la cabeza ¿Qué había sido eso?
Su corazón latía con fuerza y estaba seguro de que aquel niño gritando fue él, pero ¿Por qué?

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