Carey había huido de la presencia de Peter y había buscado consuelo en Bucky y Steve. Ambos no se ponían de acuerdo para animarla y eso hacía que ella se sintiera peor.
—No te está siendo infiel, Peter no es de esos. —dijo Bucky sin estar muy seguro de lo que decía, ya que en realidad de nada conocía el carácter del chico. Bajo su humilde opinión y su extensa experiencia, él creía que sí. Pero no era lo que ella necesitaba escuchar y aunque odiaba a Peter, la quería feliz a ella.
—No mientas Buck, no lo conoces. —le dijo Steve empujándolo con suavidad.— Carey es una persona inteligente, no te va a creer con ese argumento tan malo.
Las palabras de Steve sólo hicieron que el llanto de Carey incrementara, Bucky lo miró haciendo una mueca y negó.
—Steve, ¿qué tal si remamos los dos hacia la misma dirección?
—Perdón, mejor me callo. —opinó el rubio aclarando un poco su voz y dejando que su amigo fuera el que se encargara de consolarla.
Bucky trató de convencerla de que solo había sido un malentendido y que no debía preocuparse, pero al parecer Carey era igual de terca que su padre. Nada la convenció de lo contrario.
—Es que lo de Liz... ella está enamorada de él y... —se secó parte de sus lágrimas y abrazó con fuerza a Bucky, ahora Steve parecía que sobraba.— él estaba enamorado de ella. Y lo de Michelle, era mi amiga y ahora se manda mensajitos con mi novio. ¿Es que no es raro?
—Yo no me veo capaz de remar en la misma dirección ahora mismo, Buck. —opinó Steve mirando la escena algo incómodo. A él tampoco le estaba gustando Peter como novio de su hija porque había llegado a la misma conclusión que él.
Bucky le dio un golpe "discreto" y le dedicó una sonrisa forzada a Carey.
—Es un malentendido seguro.
—Mira, Peter me dijo que eran mis amigos solo porque era la hija de Tony Stark y porque era su novia. Y ahora de repente no son mis amigos, y sigo siendo la hija de Tony... Pero para ellos, ¿sigo siendo la novia de Peter? —secó sus lágrimas.— igual es eso, que Peter me es infiel y para ellos ya no soy su novia.
Bucky tragó saliva y pasó la mano por su frente. Era como defender al diablo.
—No digas eso, Peter está obsesionado contigo, no te sería infiel. —mintió ahora Steve.
—Bien Steve, por fin estamos de acuerdo en algo. —le dio la razón Bucky.— Peter piensa en ti en todo momento, ni yo soy así de obsesivo.
Se hizo un silencio entre ellos tres bastante incómodo, tanto Steve como Carey malinterpretaron eso, pensando que Bucky pensaba regularmente en ella.
—No es eso, malpensados. —aclaró Bucky frunciendo el ceño.— me refiero a que cuando a mí me gustaba alguien no era tan obsesivo.
Steve suspiró con más tranquilidad e incluso rió un poco, pensó bastante cosas malas en esos segundos antes de que Bucky lo aclarara todo.
—Normal que no te obsesionaras Buck, todas las chicas querían estar contigo. ¿O es que no te acuerdas, sargento Barnes? —dijo Steve con una sonrisita haciendo que Bucky comenzara a sentir vergüenza.—
Carey que comenzaba a distraerse de su mayor preocupación en ese momento se separó de Bucky para mirarlo con curiosidad.
—No me digas que tú eras el rompe corazones de tu época. —dijo ella mientras miraba a Bucky, sonriendo ligeramente— no me extraña.
—No... No tanto como eso. —respondió Bucky estando un poco sonrojado.— salía muy de vez en cuando con alguna que otra chica, no más. Tampoco tenía más tiempo, estaba centrado en el ejército y... Bueno. Eso. Jamás le rompí el corazón a nadie.
Steve abrió la boca con sorpresa y lo miró escandalizado, sin poder creer lo que acababa de decir.
—¡Serás descarado! —exclamó Steve dándole un manotazo a Bucky.— qué mentiroso eres, todas querían estar contigo y al parecer tú querías estar con todas. Además te esmerabas en buscarme citas a mi también.
—Pero yo siempre fui sincero y a ninguna le dije que la quería de novia, jamás engañé a nadie. —se justificó, riendo.— nunca aceptabas ninguna cita, creía que era porque tenías baja autoestima o que estabas demasiado centrado en la guerra pero ya veo que era porque ninguna se parecía a Stark.
—No digas tonterías. —dijo riendo Steve.— la verdad, yo estaba muy preocupado por la guerra. Más bien por poder entrar en el ejército.
—¿a qué te refieres? —preguntó Carey con curiosidad.—
—Yo originalmente no era ni tan alto, ni tan fuerte. —le confesó Steve.—
—Pero ese corazoncito valiente siempre ha sido el mismo. —añadió con melancolía Bucky. Sentía por un momento que estaba en su época, de nuevo, hablando y contando batallas con su mejor amigo.
—Pero ser valiente no era suficiente para entrar en el ejército. —aclaró Steve.— aunque en alguna que otra pelea estuve envuelto, a pesar de mi físico.
—Oh dios, eso es verdad. —corroboró Bucky con gesto exagerado.— todos los días estaba en una nueva, y como era tan delgado y débil al final tenía que dar la cara yo por él.
—Qué baja autoestima tenía en esa época. —dijo Steve con lástima, haciendo que Bucky le frotara el brazo para reconfortarle.—
Carey estaba encantada con las historias de los hombres, conocer cómo era su pasado le apasionaba y no se privaba de hacer preguntas.
—¿Por qué baja autoestima? Steve es bastante atractivo. —preguntó confundida la chica mientras los miraba interesada.—
—Cariño, te agradezco el cumplido, pero me temo que mi supuesto atractivo solo es fruto del suero. —respondió Steve en una suave risa mientras se levantaba.— el que siempre fue alto, guapo y fuerte fue Bucky. Ojalá yo haber nacido con su físico.
—Si no fuera porque eras como eras no estarías representando al país, Capitán América. —le recordó Bucky.— Steve era flacucho y me llegaba a la altura de mi hombro, pero seguía teniendo esa carita de ángel que tiene ahora. —añadió Bucky.— él también era guapo. Pero nunca quiso venir a citas conmigo.
—Es que la guerra...
—¡No es excusa! Yo también estaba centrado en la guerra. —le echó en cara Bucky.—
—Pero no estábamos interesados en las mismas trincheras. —se burló Steve.— aunque miento, luego sí tuve novia. Por razones obvias no seguimos juntos.
—¿lo del hielo? —preguntó Carey con una mueca.—
—lo del hielo. —dijeron Bucky y Steve al unísono.—
Ambos hombres habían conseguido distraer a Carey de sus malos pensamientos con respecto a Peter, pero no podrían hacerlo por mucho tiempo más. Steve lo último que quería era que Carey se pusiera muy nerviosa, sería muy malo para el bebé y no estaba dispuesto a aguantar mucho más por culpa de un descuido de Peter.
Al otro lado del recinto, en una de las salas, se encontraban Tony Stark, Peter Parker y Lucas Murphy. Peter se quejaba y se lamentaba, Tony no sabía si darle la razón a él o a ella. Por un lado entendía a Peter, era su amiga y agregarla con un corazón rojo no era un delito. Pero por el otro su hija tenía más razón que él, estaba embarazada y más sensible, además que poniéndose en el lugar de ella si viera que Steve habla con alguien que puede ser considerado una amenaza lo mataba.
—¿Te quieres dejar de llorar mocoso? —dijo de mala gana Lucas, que tenía un dolor de cabeza bastante grande debido a la ingesta de alcohol de la noche anterior.— tengo resaca, eso significa que no puedes hablar.
Peter secó una lágrima con rapidez y suspiró mirando de una mala manera al abogado.
—Lloro si quiero, antipático. —murmuró Peter.—señor Stark, creo que la perdí para siempre. —preguntó haciendo que este rodara los ojos.—
—Mi más sentido pésame, es una pérdida irreparable. Ahora cállate. —respondió Lucas tirándole una almohada.—
—No se ha muerto. —respondió Peter devolviéndole la almohada.—
Lucas se levantó y quitándose las gafas de sol que tenía puestas para evitar que su dolor de cabeza incrementara, se acercó a Peter y lo sacudió por los hombros.
—¿Si no se ha muerto por qué lloras? —gritó con enfado.— por favor, Peter, me caes bien, pero ahora mismo eres un dolor de cabeza, si tanto te preocupa esa chica ve y discúlpate, no vengas a llorar aquí a mi lado. Pesado.
—Es que no me quiere entender ni dar la razón. Solo quiere ver su punto de vista y ni si quiera hace caso de lo que le digo. —dijo Peter con tristeza mientras miraba al rubio.—
—Peter, querido, ¿me ves cara de psicólogo? —preguntó Lucas con antipatía.— si no te quiere dar la razón es que quizás no la tienes.
—Eres muy antipático y desagradable.
Lucas suspiró y con agobio se sentó quejándose del dolor de cabeza. Volvió a ponerse las gafas de sol y miró a Tony cruzándose de brazos.
—Lo que pasa aquí es que llevamos siglos encerrados, no hemos visto a otras personas ni hemos podido salir a tomar aire fresco. La gente empieza a perder la cabeza, y es normal. —explicó Lucas.— la convivencia es difícil, pero lo es más si ni siquiera salimos a comprar pan. De ahí que estamos todo el día discutiendo todos con todos.
Tony se quedó pensativo y finalmente le dio la razón a Lucas. Sí que necesitaban salir de ahí.
—Bien, nos iremos de excursión a la ciudad. Vayan a prepararse.