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Tony consolaba a su hija, siendo sorprendentemente comprensivo con ella. Desconocía el motivo de la ruptura, pero tenía la mínima inteligencia emocional para saber que ese no era el momento de preguntar nada. Era igual de dramática que él y podía hacerse una idea de cómo sería la reacción de la chica si le preguntase.

—Peter cada día está más diferente, está paranoico con todo. —dijo con enfado la Stark mientras volvía a quitar una lágrima. Su padre estaba sentado y acariciaba el cabello de ella fingiendo escuchar todos sus lamentos. Carey, que usaba el regazo del hombre como almohada, seguía molesta y lo hacía saber con sus repetidas quejas.— si tengo a su hijo y sale igual que él, yo me suicido igual que Lucas.

—Las relaciones no son para siempre y menos a tu edad. —le recordó el millonario mientras seguía acariciando su cabello.— si hubieses sido una adolescente normal y te hubieras limitado a salir de fiesta sin permiso en vez de querer ser madre, lo sabrías.

Carey rodó los ojos y suspiró al escuchar lo que decía su padre, no era el mejor consolando y tampoco se le daba bien disimular sus sentimientos negativos.

—Ya sé que odias la idea de que el bebé nazca pero, ¿podrías disimular un poco más? Se te nota demasiado. Aún no he tomado una decisión y lo que menos necesito ahora es eso. Así que ahórratelo.

Tony bajó la mirada para observar a su hija, que razón no le faltaba. Odiaba la idea de ser abuelo, aunque más bien odiaba la idea de que su hija fuera madre tan pronto, pero no podía hacerle ver a su hija que eso era así, siempre la había protegido de sus malas opiniones y de la realidad en sí misma. Él se encargaba de hacerle todo más fácil y bonito, como cuando mintió diciéndole que había estado con Marie muchos años antes de decidir tenerla. Eran "pequeñas" mentiras que según él, hacían de la vida de su hija una feliz y mejor.

—Claro que no lo odio, pero hay que tomar una decisión ya. Si decides tenerlo, tú sólo preocúpate en hacerlo sano y sobretodo, niño.

—Está bien, a sus órdenes señor Stark. Si se da el caso, será niño. —dijo con ironía mientras su padre la observaba fijamente.— no me mires así.

—Tengo derecho a mirarte, estás viva gracias a mi... Bueno, tu madre también intervino, pero tengo un cincuenta por ciento de mérito en el trabajo de crearte. —contestó en una risa el millonario.— eres mi mejor creación, no quiero que sientas nunca que no te apoyo.

Carey se reincorporó y sin pararse a meditarlo ni un solo segundo, abrazó con una gran sonrisa a su padre. Había que reconocerlo, esta vez Tony había sabido cómo consolar y contentar a su hija.

—¿Mejor creación que la Mark I?

—Rectifico, eres mi mejor creación después de mi armadura. —y de nuevo, había vuelto el Tony Stark que ella conocía y quería.— no me mires así de mal cariño, esa armadura fue la primera de todas, el principio del mejor héroe que verá jamás este mundo.

Carey soltó una suave risa y negó ligeramente, su padre era una gran distracción y esa tarde había superado con creces los consuelos del mismísimo Steve, que parecía ser experto en sentimientos.

—Oye, volviendo al tema del niño, o niña o... Bueno, el bebé. —dijo la Stark poniéndose un poco más seria.— se supone que ya sería posible ver algo, pero siento que no ha crecido totalmente nada en estos meses.

Tony se separó del todo de su hija y la observó durante unos segundos, dándole toda la razón. No quería alarmar a su hija, pero algo de preocupación sí que sintió en ese momento. Dispuesto a disipar cualquier preocupación que tuviera su hija, trató de convencerla de que eso no era gran cosa.

La Stark Where stories live. Discover now