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Al salir de la casa de los Parker, en la entrada esperaba Happy para llevarlos a la torre. Carey, más feliz que nunca, fue por todo el camino hablando animadamente con Steve. Los Parker eran muy agradables con ella, pero extrañaba muchísimo a su familia y su casa.

Según llegaron a la torre fue directa a dar con su padre, que también la recibió con un gran abrazo. Su padre tenía planeado una gran tarde de juegos y actividades, quería disfrutar al máximo de su último día con su hija antes de volver al trabajo. De sus "tíos" solo estaba Steve, pero eso a la niña no le molestó, al revés, siempre se había sentido muy querida por el Capitán.

Tony tenía pensado al día siguiente, antes de irse, llevarse a su hija y a Peter a un parque de atracciones temporal que habían puesto en Nueva York, y de ahí, que se fueran directamente con May. Sabía que a su hija le iban a encantar esos dos días y eso le entusiasmaba más. Quería que esta olvidara todo lo malo que había pasado con su madre y también, que olvidara que se iba a ausentar varias veces por este tipo de misiones.

Su madre, por otra parte, se encontraba más que molesta con la pérdida de la custodia de su hija. Había pasado todas esas semanas maldiciendo la existencia de Tony Stark, y aunque estaba recibiendo una fuente de ingresos por parte de los Anderson, esto no le bastaba, porque pensaba en que podría estar facturando el doble si su hija siguiera con ella.

Cuando creía que no podía estar mal molesta, ese mismo día en el que su hija pasaba una tarde divertida con su padre, apareció en casa de Marie Singh un misterioso hombre. Era moreno, de unos cincuenta años, con unos profundos y penetrantes ojos azules e increíblemente atractivo. Marie lo miró de arriba abajo, no lo conocía pero tan solo por lo guapo que era agradecía su visita.

—¿Quién eres? ¿Qué quieres? —dijo con poca amabilidad Marie.—

—¿Marie Singh? —preguntó el hombre antes de recibir un asentimiento por parte de ella.— encantado, soy Joel Murphy. —le tendió la mano.— vengo a hablar de su hija, a proponerle algo. —añadió con una sonrisa ladina.—

Marie lo miró un poco extrañada, por su traje costoso y su imagen impecable creyó que sería de los servicios sociales o un abogado quizás, por lo que, aunque no quería, le indicó que pasara a su casa.

—No vengo nada más que a ayudarla. —dijo de nuevo el hombre, mientras tomaba asiento en la polvorienta y poco decorada sala de estar.— sé que ha perdido la compañía de su hija recientemente, y me consta que la necesita para tener ingresos extra.

—¿Cómo sabes tú eso? —preguntó extrañada la mujer.—

—Querida, yo sé muchas cosas. —le guiñó un ojo.— ¿te importa que fume? —preguntó, y tras un gesto de aprobación por parte de ella, se encendió un cigarrillo.— créeme Marie, entiendo tu dolor. También soy padre y mis hijos son un dolor de cabeza... Pero por eso vengo a ayudarte.

—¿Por qué me fiaría de un desconocido? —preguntó con gracia.— ¿y por qué usted me ayudaría en algo?

—Obviamente no por caridad. —contestó riendo.— digamos que yo también tengo un problema con Stark. No entraré en detalles —resumió.— me interesa tenerlo nervioso, que pierda lo que tiene, desestabilizarlo...

—Me interesa. —accedió Marie.— ¿cuál es tu plan Joel?

—Pensé en desestabilizar el negocio de Stark, pero desde que va con ese traje y se cree la gran cosa ya no le presta mucha atención. —dijo Joel, mientras Marie mostraba estar de acuerdo con él.— así que utilizaremos a tu hija. ¿Te parece?

—Mientras no muera hasta los veintiuno, accedo a todo. —dijo la mujer medio riendo.— ¿qué más tiene pensado?

—Es muy pronto para decirle, digamos que estoy siguiendo de cerca a otra persona que es vital para nuestros planes. —abriendo la americana de su traje sacó una tarjeta, pasándosela a la mujer.— te vendré a visitar cuando tenga todo atado en un mismo cabo, mientras tanto, ahí tienes mi contacto por si necesitas algo antes.

Marie miró el papel, asintiendo lentamente mientras se guardaba este en un cajón de la sala.

—Muchas gracias por acceder Marie, estoy cien por cien seguro de que trabajaremos muy bien. —añadió Joel con esa sonrisa que denotaba tanta desconfianza.— ya hablé con Lily y Oliver Anderson, así que solo me queda decirte que bienvenida al equipo.

—esto es extraño, ¿te refieres a los Anderson de esta misma calle?

—Obviamente, Tony Stark es una persona muy importante que no a todo el mundo nos gusta, por eso es mejor trabajar todos juntos que por separado —le explicó escuetamente mientras se dirigía a la puerta.— nos reuniremos en unas semanas, mientras tanto, si vas a hablar con los Anderson procura ser lo más discreta posible.

Y abandonó la casa, sin dar alguna explicación más. Marie vio su oportunidad de recuperar a su hija, si se demostraba que Tony no era buen padre, o mejor, si Tony caía, no le quedaba más remedio a Carey que tener que volver, y todo su dinero pasaría a ella, su tutora legal.

Claramente le extrañaba que ese extravagante hombre la hubiera buscado para crear una coalición contra Tony junto con sus vecinos, pero no perdería una oportunidad así solo porque no conocía a ese tal Joel. Desde que pudiera, iba a ir a preguntarle a Lily sobre esta situación, principalmente para enterarse de quienes más estaban en el plan, pues los Anderson no solo eran Oliver y Lily sino que también estaban sus dos hijos; Mikel, un muy popular y guapísimo hombre de veintidós años, y Alan, el menor de dieciocho años y novio por contrato de su hija, el cual intentaba acabar la secundaria en una escuela de adultos.

Tenía un muy buen presentimiento, sentía que le iba a ir muchísimo mejor que poniendo a su hija en un absurdo contrato.

Al día siguiente, tras pasar un genial y cansado día con Steve y Tony, Carey se había despertado completamente agotada. Estaba algo nerviosa porque ya su padre le había dicho que irían al parque de atracciones con los Parker, pero aún así trató de mantenerse serena toda la mañana. También le entristecía algo saber que se tendría que despedir de su padre para unos cuantos días más, pero era algo con lo que debía aprender a vivir.

Carey no paraba de preguntarle a su padre que de qué era la misión, y Tony ya no sabía cómo esquivar su atención de eso. No le parecía correcto que su hija supiera más de lo necesario porque quería evitarle situaciones de ansiedad o estrés por la gravedad de mucha de sus misiones. Prefería que creyese que eran misiones de "súper héroes" que salen siempre bien y no son dañinas.

Por la tarde, cuando iban a dar con los Parker para dirigirse al parque de atracciones, Steve y Tony tuvieron que ocultar su identidad con algún que otro accesorio. Lo bueno de Nueva York es que había tantísima gente que camuflarse era bastante fácil. En esos momentos, Carey agradecía ser totalmente anónima.

—Vale, a la de tres deben desfilar, ¿vale? —les dijo Carey riendo tras un rato andando.—

—Vas a perder Rogers. —le dijo Tony con diversión a Steve, que no parecía que fuera a participar en el juego.—

—Uno... Dos... ¡Y tres! ¡Hagan sus pases de modelo! —exclamó la chica.—

Steve se mantuvo serio, y de hecho se alejó un poco porque Tony, con la mano en la cintura y un paseo exagerado, comenzaba a avergonzarle bastante.

—Y en primer lugar les presentamos a nuestra mejor y mas famosa modelo, Tina Stark, con unos andares envidiables y una vestimenta propia de una modelo de su nivel. —comenzó a narrar Carey, provocando la risa hasta en Steve y haciendo que Tony exagerara más sus andares.—

—Y justo a su lado tenemos a Stella Rogers, como siempre, poco participativa y más amarga que un brócoli seco.

—Se llama no querer llamar la atención. —rodó los ojos Steve con diversión.—

Entre risas y bromas, seguido de la actitud de súper modelo de Tony, fueron por todo el camino hasta llegar al parque, donde se encontraron con sus amigos.

Carey se lo estaba pasando increíblemente bien, pero algo que le quitaba el sueño era su repentina buenísima relación con May Parker. Entendía que se llevara bien por la pasantía de Peter, pero por lo que sea, le sonaba algo sospechoso.

No lo quiso pensar más, y desde que vio a Peter, se limitó a disfrutar de la tarde planeada por su padre .

La Stark Donde viven las historias. Descúbrelo ahora