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El dolor era agudo.

Peter se encontraba sobre una cama descansando, todo su cuerpo estaba cubierto con pequeños cortes y pronunciados hematomas, lo que hacía que tan sólo la idea de mover un brazo le abrumara. Aunque ese dolor que causaba todas esas marcas era insignificante comparado con el dolor ocasionado por la herida de bala que tenía en el costado derecho.

El chico llevaba al rededor de cinco minutos despierto pero aún no había querido abrir los ojos. No tenía la menor idea de dónde se encontraba y a juzgar por el silencio del lugar, creía estar sólo.

Abrió los ojos y tras varios segundos acostumbrando su vista a la luz, empezó a ver con más nitidez.

Su expresión se hallaba desprovista de toda emoción mientras miraba hacia delante. Débilmente movió la cabeza mirándose primero el cuerpo, vagos recuerdos del día anterior le venían a la mente pero los evadía al instante.

—Que bueno que ya despertaste. —escuchó decir una voz masculina a su lado derecho.—

Peter alzó la vista con el ceño ligeramente fruncido, esperando ver algún tipo de visita. Pero nada de eso.

Reconoció al azabache al instante, se trataba de Tony Stark. Eso no era lo que le extrañaba en sí, le extrañaba que el hombre no estuviera allí en calidad de visitante sino en calidad de paciente también.

Tony y Peter compartían habitación, ambos malheridos por la batalla que se había librado hacía unas horas.

—¿Está usted bien, señor Stark? —preguntó el chico con voz ronca mientras analizaba pausadamente el cuerpo del mayor.—

Tony le dedicó una suave sonrisa y asintió lentamente como respuesta.

—Sí Peter, estoy de maravilla. Nada que en una semana no esté arreglado. ¿Y tú qué tal estás? —el hombre hablaba en tono suave y dulce, como si estuviera hablando con un indefenso e inocente niño.—

Peter sonrió discretamente y se encogió de hombros antes de responder la pregunta.

—Todo lo bien que se puede estar después de que te den un tiro en el costado. —respondió haciendo que ambos rieran ligeramente.— ¿dónde están todos?

Tony miró la habitación como si quisiera rememorar un recuerdo pasado. Sonrió mirando los globos y regalos que habían tirados por esta para luego volver la vista hacia su compañero de habitación.

—Vinieron mientras aún descansabas, dejaron todo esto y se fueron a la cafetería a comer algo. —se acomodó en su cama mirando al frente está vez.—

Peter notaba a Tony algo inquieto, o eso pensaba él. No paraba de mirar a todas partes y reacomodarse en su camilla cada ciertos segundos, pero no le dió mucha importancia, había que tener en cuenta que acababa de salir de un secuestro.

—¿Están bien Carey y el Capitán Rogers?

—Carey gracias a dios sí. Pero está ingresada en otra habitación recuperándose. —suspiró y comenzó a jugar cuidadosamente con sus dedos.— Steve por desgracia también está bien.

Peter sintió unas locas ganas de reírse en ese instante, amaba la relación amor odio entre Tony y Steve. Tristemente se tuvo que contener la risa porque el dolor corporal era muchísimo mayor que el deseo por reír.

—Oye Peter sobre lo de ayer... No lo hagas más —le dijo con seriedad al chico.— no te quiero ver involucrado en más situaciones como esta y más si es sin equipo. No sé si sabes que un plan liderado por Steve para liberar rehenes suele tardar pocas horas en realizarse. Y la mayoría de las veces sin ningún daño importante. —tomó una pausa tomando algo de aire para luego volver a hablar.—ayer todo estaba fuera de control, el único rehén que había era yo y eso debería haber sido una tarea tan fácil como abrir una lata de refresco.

La Stark Where stories live. Discover now