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Tony seguía negándose a contratar a un abogado nuevo. No porque Lucas fuese irreemplazable como le había dicho a Bucky, sino porque conocía a Peter como la palma de su mano y sabía que mentía desde hacía días.

Peter era totalmente transparente y en cierto modo ese era su encanto. Él cuando mentía se ponía muy nervioso y huía de la situación, justo como había actuado desde hacía días. Tony aparentemente no le dio la misma importancia que le estaba dando Carey, pero en mente tenía un plan para confirmar su sospecha.

Eran al rededor de las dos de la mañana cuando el millonario salía de la cama con mucho cuidado para no despertar a su prometido que dormía al lado. Costaba hacer algo en la madrugada sin que Steve lo supiese, pues a parte de no dormir casi nada tenía el sueño muy ligero, cosa que no beneficiaba a Tony en totalmente nada.

El camino hacia la puerta de salida se le estaba haciendo eterno, era una de esas veces en las que odiaba tener una habitación tan grande. Caminaba con sigilo y mucho cuidado para no hacer el mínimo ruido y cuando creía que lo conseguiría, pasó lo que tanto temía.

—¿A donde vas? —se escuchó la gruesa y ahora somnolienta voz de Steve retumbar por toda la habitación.

Tony dejó que un suspiro saliese de sus labios y se giró para mirar al rubio, que lo observaba esperando impaciente una respuesta.

—Vuelve a dormir, debo ir a comprobar una cosa. —contestó Tony esperando que por alguna razón Steve le hiciera caso por primera vez.

—No vas a ir al laboratorio ahora, debes dormir. —dijo Steve casi como una orden.

Ya eran innumerables las veces que Tony se pasaba sin dormir casi nada durante días y cuando cedía e iba a dormir se intentaba escapar de nuevo en la noche para volver al laboratorio a hacer dios sabe qué. Steve quería al menos que una noche la durmiese entera y con él, por lo que no lo dejaría irse tan fácilmente.

—No iré al laboratorio, será rápido. —contestó con calma Tony para luego intentar retomar su paso.

—Pues a donde vayas, no. Puede esperar a mañana. —se levantó y se puso detrás de él, poniendo una mano sobre su hombro para así evitar que siguiese caminando.— tienes que dormir, no puedes vivir como si nada te afectase.

Tony lo miró fijamente y asintió ligeramente. Verlo tan preocupado por él le enternecía muchísimo, Steve era ese tipo de hombre que no te decía directamente todos los días que te quería pero lo hacía con esos pequeños gestos. Aunque aún así no podía vivir con la duda de saber por qué Peter estaba mintiendo, debía ir a comprobar lo que ya hasta él mismo estaba poniendo en duda, e iría sí o sí.

—Dormiremos, pero primero debo ir a comprobar algo. —repitió haciendo que Steve suspirara con frustración, muy en el fondo no quería quedarse solo como casi todas las noches.— ¿sabes? Me harías falta tu también. —añadió haciendo que la expresión de Steve se relajase un poco.— acompáñame y ayúdame.

Steve tomó su camiseta que estaba encima de una silla y se la puso, comenzando a caminar hacia la puerta de salida donde lo esperaba Tony.

—¿En qué se supone que te debo ayudar? —dijo Steve caminando al lado de Tony, que parecía querer salir del complejo.

—En una cosa, ya sabes, hacemos buen equipo, Cap. —contestó con aparente tranquilidad mientras llevaba a Steve al gran jardín del complejo.

El jardín estaba completamente vacío a excepción de una pequeña lápida, perteneciente a la tumba de Lucas. Steve aún no entendía las intenciones de Tony, no había nada en el jardín que le generase especial interés al millonario, nada que le hiciera despertarse en mitad de la noche.

La Stark Where stories live. Discover now