Somos una mentira | Min Yoon...

By BaeHyunLee

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Abril era una completa mentira, lo único real era su sonrisa y la forma en que lo miraba. Min Yoon Gi era dif... More

Prólogo
T1 | Capítulo 1
T1 | Capítulo 2
T1 | Capítulo 3
T1 | Capítulo 4
T1 | Capítulo 5
T1 | Capítulo 6
T1 | Capítulo 7
T1 | Capítulo 8
T1 | Capítulo 9
T1 | Capítulo 10
T1 | Capítulo 11
T1 | Capítulo 12
T1 | Capítulo 13
T1 | Capítulo 14
T1 | Capítulo 15
T1 | Capítulo 17
T1 | Capítulo 18
T1 | Capítulo 19
T1 | Capítulo 20
T1 | Capítulo 21
T1 | Capítulo 22
T1 | Capítulo 23
T1 | Capítulo 24
T1 | Capítulo 25
T1 | Capítulo 26
T1 | Capítulo 27
T1 | Capítulo 28
T1 | Capítulo 29
T1 | Capítulo 30
T1 | Capítulo 31
T2 | Capítulo 32
T2 | Capítulo 33
T2 | Capitulo 34
El regreso...

T1 | Capítulo 16

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By BaeHyunLee


En cuestión de minutos, los chicos se habían convertido en un torbellino de emociones. Era muy cierto decir que ellos eran demasiado ruidosos pero no al punto de molestar sino de robarte sonrisas. En el tiempo en que estuvieron esperando en el camerino para salir a escena frente a sus fans, los chicos no paraban de reír y hacer bromas entre ellos.

Jin había comenzado con una divertida sesión de chistes. Era algo simplemente encantador, sobre todo por la manera en que hacía reír a los demás, en el caso de Jimin que con una sola mirada del mayor estallaba en una hermosa carcajada que hacía que sus ojos se cerrara aún más llevándolo al punto de derramar una que otra lágrima. Jungkook y Taehyung no se quedaban atrás. El menor de ellos se encontraba en el suelo presionando su vientre para contenerse... Pero lo que más me causaba gracia en ese momento, era el rostro de Yoon Gi. La incredulidad y el fastidio estaba grabado en su semblante mientras preguntaba una y otra vez "¿Por qué se están riendo? No es divertido" era ridículamente encantador.

La personalidad de Min Yoon Gi era un dolor de cabeza. Era de esos chicos que no hablaba mucho y que cuando lo hacía, era para decir justamente lo necesario, a diferencia de cuando estaba alrededor de sus amigos, que una vez empezaba a hablar, ya nadie podía detenerlo. Si, era un dolor de cabeza porque no podía entenderlo. Su lengua era como un filoso cuchillo, jamás se detenía a pensar si sus palabras mantenían la moral o al menos un poco de respeto. Cínico, extremadamente honesto y con un toque de arrogancia. Pero eso no era todo, antes de aprender a tratar con su personalidad, todo podía parecer malo pero con el tiempo, podía comenzar a encontrarle cierta diversión a su cinismo y arrogancia. Tenía una extraña forma de expresar el cariño y su forma de preocuparse por los demás era única, todo a su modo. Pronto, comencé a comprenderlo después de verlo trabajar... Yoon Gi era de esas personas completamente apasionadas por lo que amaban, y eso era lo que lo hacía extrañamente deseable.

Y fue en ese momento en que pasé mi primera vergüenza del día. No supe en qué momento me había quedado idiotizada contemplando Yoon Gi, que pronto, sus ojos estuvieron con los mismos con esa sonrisa ladina dibujada en sus labios... Una sonrisa traviesa, una que dejaba mucho que desear.

Mis mejillas adoptaron un color carmesí, lo que me hizo girar rapidamente y fingir que estaba sirviendo un poco de zumo de naranja junto a la mesa de aperitivos. Maldije en voz baja, me sentía avergonzada porque esa pequeña sonrisa en sus labios me hacía recordar la noche anterior y lo lejos que había llegado por un momento de locas hormonas, esa sonrisa que me hacía creer que nada inocente estaba cruzando por su mente en ese momento.

— ¡Chicos, cinco minutos! —Anunció el Manager Kim desde la entrada del camerino llamando a atención de todos.

Yo seguía con la mirada clavada en la mesa de aperitivos deseando con todas mis fuerzas que los chicos salieran rapidamente al escenario para empezar el evento, así podría al menos escapar por un momento de la insinuadora mirada de Yoon Gi.

Por los espejos rodeando las paredes pude ver como todos comenzaron a moverse rapidamente. Incluso los tres menores salieron del camerino para ver el recinto completamente lleno por sus fans. A mis espaldas Jin alisaba su sudadera deportiva con la marca que modelaban antes de seguir a los otros fuera del lugar. Nam Joon y Hobi no se movieron ni un centímetro de sus lugares en los mullidos sofás. Así como poco a poco, los miembros del staff salieron para ocupar sus respectivos puestos en el evento.

— ¿Vienes? —Pregunto Ha Neul desde la puerta. Rápidamente me negué aun en la tarea de fingir que seguía tomando el zumo de naranja.

Me atreví a volver a mirar a Yoon Gi a través del espejo, encontrándome de nuevo con su mirada, pero esta vez era diferente, una que no lograba interpretar. Me miró sin parpadear, para luego darle una ojeada a los otros dos chicos que quedaban en la sala, asegurándose de que ambos estuvieran concentrados en sus teléfonos. Fue ahí que se puso de pie. Sus oscuros ojos volvieron a encontrarse con los míos mientras él avanzaba lentamente en mi dirección. ¿Qué pretendía? Ese andar, lento y a la vez amenazador, tanto que me hacía querer salir corriendo en ese momento.

Se detuvo justo al estar de pie tras de mi. Estaba tan cerca que podía sentir su respiración en mi nuca, ni un solo centímetro de su cuerpo tocaba el mío y no sabía si eso era lo que tenía mis nervios de punta. Una de sus manos se estiró pasando a un costado de mi cuerpo para alcanzar quién sabe que en la mesa. Podía ver cada una de sus perfectas facciones a través del espejo.

Estaba jugando... Todo era parte de su estrategia, una donde yo era una presa a su merced. Fue entonces que sus ojos, oscuros e intensos, se posaron en mi, inclinó su rostro hacia un lado hasta que sus labios estuvieron a la altura de mi oído derecho. Su aliento despertó una corriente que terminó en la parte baja de mi abdomen, haciéndome temblar.

— Hay una corta distancia de tu trasero a donde termina esa sudadera que usas. Si te agachas, sería algo muy peligroso —Dijo con una sonrisa divertida.

— Es tu sudadera. ¿Qué esperabas?— Intenté burlarme arqueando una ceja a lo que él volvió a sonreír, el sarcasmo no estaba funcionando.

—¿Sabes que más me provoca el verte usar mi ropa? —Preguntó en voz baja, hipnotizandome. ¡Oh, no! Su voz ronca y baja no era de mucha ayuda para mantenerme concentrada. — Quitartela.

Y lo que sucedió a continuación, fue digno de enmarcar ante su reacción.

Me escandalicé, mis ojos se abrieron a más no poder, quise protestar, quejarme, golpearlo por su atrevimiento o lo que fuera pero mi mente estaba tan fuera de sí que no podía coordinar ninguna palabra, solo un chillido salió de mis labios cuando pude reaccionar. No pude controlar mis acciones, involuntariamente y con una fuerza imprudente giré mi cuerpo hacia él con la intención de encararlo o al menos, intentar verme ofendida, pero estaba tan cerca que el vaso con zumo de naranja terminó chocando con su cuerpo y derramándose sobre la sudadera vino tinto que llevaba puesta, incluso manchando su rostro.

No sabía que mis ojos se podían abrir más de lo que ya estaban. El vaso cayó al suelo y con las manos cubrí mi ropa. Detrás de nosotros pude escuchar a Nam Joon maldecir, y el semblante de Hobi tenía una mezcla de burla y sorpresa... A diferencia de la expresión de Yoon Gi, que parecía querer aniquilarme en ese momento.

— Yoon Gi... —Susurré. No sabía qué hacer. Tenía el defecto de que mis acciones se bloqueaban en momentos como ese, no era del tipo de persona que solía reaccionar rapidamente para solucionar un problema. Pues ahí estaba yo, de pie frente a él como una tonta sorprendida.

— Cierra la boca. —Soltó en un gruñido mientras daba un paso hacia atrás.

— Eh, Hoseok... ¿Deberíamos? —Dijo Nam Joon mirando a su amigo.

— Chicos... —Dije en tono de súplica buscando ayuda en ellos.

— Lo siento, creo que escuché que nos estaban llamando... —Se apresuró a decir Hobi, y como un par de cobardes evitando la furia que Yoon Gi seguramente lanzaría hacia mí, ambos chicos huyeron de la sala dejándome a la merced de ese chico con mirada felina y amenazante.

— ¿Qué crees que estás haciendo? ¡Haz algo! ¡Da te prisa! —Dijo de pronto. — No te quedes ahí parada como una idiota, tengo que salir en menos de cinco minutos. —Su regaño fue lo único que me hizo reaccionar.

Tomé un par de servilletas para limpiar la sudadera mientras él gruñía y se quejaba una y otra vez de mis dedos de mantequilla, estaba frustrado y realmente parecía estar conteniendose en ese momento de no gritarme.

— Realmente eres tonta. —Murmuró apartando la mirada de mi rostro.

— Lo siento. —Repetí una y otra vez. — ¡Esto no está funcionando! Ve al baño, iré por unas toallas y llamaré a Ha Neul, ella se encargará de esto.

Fue lo único que se me pudo ocurrir. Yoon Gi no dijo nada más y a paso lento fue hasta el pequeño cuarto de baño que tenía la sala. Saqué mi teléfono y marqué el número de Ha Neul, que para mí desgracia, no respondió así que tendría que solucionarlo por mi cuenta. Tomé un par de toallas y el bolso de Ha Neul con las cosas de los chicos que había dejado en la entrada, pero antes de entrar al baño, la presencia del Manager Kim me puso los pelos de punta.

— ¿Dónde está Yoon Gi? —Se veía sereno, al parecer los chicos no dijeron nada.

— En el baño. —Dije prácticamente temblando.

— Dile que no se tarde, Quedan tres minutos... —Informó regalandome una cálida sonrisa antes de desaparecer tras la puerta.

Reaccioné de golpe y salí corriendo hacia el baño, cerrando la puerta con seguro a mis espaldas una vez que entré. Y ahí estaba él, apoyado contra el lavabo intentando mojar la sudadera.

— Tenemos tres minutos. —Informé alarmada al tiempo que me acercaba.

— Mierda... —Dijo en voz baja.

— Ha Neul no responde. —Dije al tiempo que tomaba una toalla. Yoon Gi había logrado quitar la mancha amarilla de la sudadera pero ahora el parche oscuro por el agua era nuestro problema. — Retocaré tu maquillaje, e intentaré secar esto, solo mantengamos la calma.

— Tu eres la única que no está calmada, yo estoy molesto. —Murmuró girándose hacia mí para que pudiera cercar la sudadera.

— Lo sé, lo sé. ¡Es mi culpa! Ya te dije que lo siento, no tenías porqué decir esas cosas. —Solté en mi defensa, presionando la toalla para secar la sudadera, tocando levemente su pecho y abdomen en el proceso.

— Estaba jugando... —Se excusó haciendo un chasquido con su lengua. Yo rodé los ojos. — ¿Segura que puedes retocar el maquillaje?

— ¡Pues claro! Soy mujer... —Él se burló de mi respuesta. — Lo que quiero decir, es que sé maquillar, que no me maquille nunca para el trabajo no significa que no lo haga. — ¡Ah! Su sonrisita burlona estaba matándome en ese momento. — ¿Quieres dejar de reirte? Estoy intentando secar esto para que tu puedas salir de aquí para que no me despidan y tu solo estás riéndote como un idiota. —Ahora la enojada era yo.

— ¿Acabas de decirme idiota? —Su tono burlón era una novedad, no esperaba que se comportara tan juguetón en una situación como esa.

— ¡Si, eres un idiota!

— Dime una cosa. ¿Lo hiciste a propósito? —Me acusó y yo lo miré perpleja.

— Claro que no, fue un accidente, estaba sorprendida.

— No te creo, seguro lo hiciste a propósito para poder tocarme. —Y fue ahí que caí en cuenta que había colado una de mis manos debajo de la sudadera para estirar la sudadera mientras la secaba, pero mis dedos, inocentemente rozaban su abdomen.

— ¡De verdad que...! —Y la toalla cayó al suelo al igual que mis palabras quedaron en el aire cuando sus labios me silenciaron por un par de segundos con un corto beso.

— Ya estamos a mano. —Comentó con satisfacción al tiempo que yo fruncía los labios.

— ¿Cómo puedes hacer eso en un momento así? ¿No ves que tengo los nervios de punta mientras tu solo sigues jugando? ¡Te dije que no lo volvieras a hacer!

— Cierto, lo siento. —Susurró cubriendo sus labios para esconder una sonrisa. No creí en absoluto que lo lamentara. — Y tienes razón, en una situación como esta... Así que, quítate la ropa.

— ¿Qué? —Mis ojos grises se salieron de órbita al tiempo en que retrocedía.

— Si, eso. Quitate la sudadera, es mía. No seas pervertida. Esto no está funcionando y tengo que salir cuanto antes, así que damela, tu usa esta. —Demandó.

— ¡No! —Me apresuré a decir cruzando sobre mi pecho. — No puedo. Ha Neul debe tener ropa extra. —Y mientras hablaba, me arrodillé en el suelo para buscar en el bolso algo que me pudiera salvar en ese momento.

¡Bingo!

A escena salieron dos camisas de colores llamativos con estampados de palmeras. Mi rostro se iluminó por completa, a diferencia de Yoon Gi, que por su expresión parecía como si lo hubieran golpeado en sus partes bajas.

— No usaré eso. —Dijo antes que pudiera hablar.

— ¡Claro que si! Es la única opción que tenemos, tu usas esto, sales y yo conservo mi trabajo. —Dije con una amplia sonrisa. — No me haga las cosas difíciles.

— No lo haré. Son horribles... —Agregó cruzándose de brazos.

— ¡Yoon Gi! —Chillé. En ese momento, tocaron la puerta del baño.

— ¿Todo está bien? ¿Yoon Gi? —Ahora el Manager Kim parecía impaciente.

— Si, saldré en un momento. —Murmuró sin apartar la mirada de mí.

Esperamos un momento hasta que escuchamos la puerta de la entrada cerrarse cuando el Manager salió de la sala.

— Ponte esta camisa. —Se la tendí pero él volvió a negarse. — ¡Hazlo!

— No saldremos de este baño hasta que me des esa sudadera que llevas puesta. Si quieres, usa esa de palmeras. Yo no lo haré. ¿Prefieres darmela voluntariamente o harás que te la quite?

— No te atreverías. —Volví a retroceder pegando mi espalda a la puerta.

— No debiste decir eso. —Y sus palabras fueron como si de un reto se tratara.

Aquella oscura y traviesa mirada hizo que un escalofrío recorriera mi cuerpo, uno que me hizo reaccionar a defensiva en cuanto él avanzó hacia mí. Rápidamente me di la vuelta colocando mis manos en la cerradura de la puerta para salir del baño, pero sus brazos se envolvieron en torno a mi cintura apartandome de un solo tirón. Yoon Gi estaba demente si creía que por un momento iba a dejar que prácticamente me desnudara en el baño, a este paso, por mis bruscos movimientos terminaría golpeándolo en el rostro o quien sabe donde.

— ¡Suéltame, Yoon Gi! Esto no es parte de mi contrato, maldición... ¿Qué demonios crees que estás haciendo? ¡Ya! —Chillaba removiéndome entre sus brazos, mientras sentía como una de sus manos se deslizaba hasta mis muslos donde terminaba la sudadera.

— ¡Eres mi asistente, para eso te pagan! —Murmuró en mi oído. Podía sentir como su respiración se aceleraba al mismo tiempo que la mía frente esa lucha de forcejeos. — Si no me das esa sudadera no podré salir al escenario, y si yo no salgo, tú serás despedida. ¿No puedes sacrificarte al menos una sola vez? ¡Vamos, Abril! ¿Es tan difícil para ti quitarte la ropa?

— ¡Pues claro que sí! —Dije ofendida golpeándolo en los brazos para que me soltara. — Estás loco si piensas que voy a quitarme la ropa frente a ti.

Él soltó un bufido y aproveché aquel pequeño instante para pisar uno de sus pies. Instantáneamente sus brazos alojaron su agarre permitiendo que me escapara. Me giré en dirección hacia él para enfrentarlo, furiosa, sin importarme que estuviera quejándose del dolor.

— ¡Mira, Min Yoon Gi! Te lo advierto, desde este momento tienes absolutamente prohibido tocarme, acercarte, mirarme o lo que sea que cruce por tu pervertida mente. — Amenacé apuntándole con el dedo índice. — Soy tu asistente, trabajo para ti, pero eso no te da el derecho a que intentes quitarme la ropa cuando quieras. Voy a demandarte por acoso si lo intentas de nuevo. —De verdad que estaba furiosa, pero al parecer mi enojo le era irrelevante pues su mirada se había concentrado en algo más.

Sus oscuros ojos estaban puestos en mis muslos, o más bien... un poco más arriba. Realmente estuve a punto de golpearlo en la entrepierna hasta que noté la razón de su mirada. Entre sus intentos de quitarme la sudadera, esta se había subido hasta la parte baja de mi vientre dejando a la vista el bóxer negro que llevaba puesto reemplazando mi ropa interior, ese mismo que me había robado de las cosas de Yoon Gi.

— Eso es... —El chico tartamudeó y justo quería que me tragara la tierra en ese momento. Mis mejillas adoptaron un fuerte color carmesí al tiempo en que bajaba la sudadera para cubrirme. ¿Qué podía ser peor en ese momento? — Eso es mío, estás usando mi bóxer.

— No. Viste mal... — ¡Trágame tierra y escupeme debajo de mi cama!

— Vi perfectamente, robaste mi bóxer. Dudo que uses boxers Calvin Klein para hombre. Ya me estaba preguntando yo que usaste luego de haberte dado una ducha. — Esta vez su mirada volvió a encontrarse con la mía. — ¿Qué debería hacer contigo?

— ¿Perdonar y olvidar? —Tenté mi suerte pero él solo me miró de mala manera. — ¡Bien, si es tuyo! ¿Qué esperabas que usará? No me dejaste ir a casa anoche, tuve que ducharme en tu baño, usar tu ropa y tus boxers para que los chicos no notaran que había pasado la noche ahí. ¿Crees que no es incómodo para mí andar usando tu sudadera como un vestido y ganarme todas las miradas de los miembros del staff? Esto es tú culpa. —Entonces él comenzó a reír por lo bajo, dejándome desconcertada.

— Tienes que dejar de culparme por todo lo que te pasa. —Se defendió, a pesar de que su voz era calmada y llena de diversión. — Lo olvidaré solo si me das la sudadera para que podamos salir de aquí. El Manager Kim me matará si no salgo en un minuto, y no puedo hacerlo luciendo así. Mira, esta vez lo haré bien, no volveré a tocarte, incluso me giraré y no miraré. —Y mientras hablaba, se dio la vuelta dándome la espalda. — Toma esto como un son de paz para nosotros. —Y yo realmente lo consideré. Y antes de que me arrepintiera ya había sacado la sudadera blanca por mi cabeza.

— Te golpearé donde más de duele donde te atrevas a girarte. —Dije una vez que le di la sudadera. No podía ver su rostro pero sabía que estaba sonriendo.

A diferencia de él, yo sí miré cuando se sacó la sudadera vino tinto por la cabeza para reemplazarla por la que yo estaba usando. Fueron segundos, pero al menos pude ver cada detalle de su delgada y marcada espalda.

Al igual que él, no tardé en vestirme con la sudadera que ahora me daba. Tampoco estaba tan loca como para usar esa camisa de palmeras que seguro me quedaría aún más corta de lo que lo hacía la sudadera. Tan pronto como ambos estuvimos listo, y que en cuestión de segundos retocaba el maquillaje de Yoon Gi, el pelirrubio salió del baño como si nada hubiera pasado, dándome un pequeño "gracias" y desapareciendo a mis espaldas.

Segundos después, el bullicio de las fans se hizo presente en todo el lugar, estaba seguro que los chicos ya habían salido a escena. Pronto, sus voces comenzaron a escucharse por los altavoces, ellos eran expertos en interactuar con las fans, haciéndolas reír para que disfrutaran del momento mientras que yo... Sí, yo estaba organizando en desastre que habíamos hecho en el baño.

El tiempo que tardé fue el suficiente para que el parche de agua en la sudadera se secara. Se suponía que debía salir para ayudar al staff una vez que acabara pero me rehusaba, estaba tan agotada que no podía mover ni un solo musculo así que terminé por arrojarme en uno de los mullidos sofás, cerrando mis ojos con la intención de repasar en mi mente todo lo que había sucedido minutos antes, pero una voz masculina me sacó de mis pensamientos.

Solté un respingo cuando vi a uno de los hombres de seguridad del lugar de pie en la entrada de la sala. Palidecí por un segundo luego, ridículamente recordé que era miembro del staff y mis miedos desaparecieron. El hombre me miró con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre su pecho, parecía como si estuviera esperando una respuesta a algo que había preguntado y yo no había escuchado, cosa que le di a entender por la expresión en mi rostro.

— Pregunté: ¿Qué hace aquí, señorita? —repitió el hombre de seguridad acercándose a mí. — No sé cómo hizo para entrar, esta sala tiene acceso restringido para las fans.

— No, debe estar equivocado, soy parte del staff. —Intenté arreglar el mal entendido poniéndome de pie rápidamente. El hombre solo rodó los ojos y soltó un bufido.

— ¿Sabe cuántas veces he escuchado eso? Luce demasiado joven para ser parte del staff, por favor, acompáñeme a fuera antes de que decida sacarla de aquí. —Ahí realmente me espanté y me coloqué detrás del sofá, como si eso fuera a defenderme. — ¿Tiene su identificación de miembro del staff? Por favor, no me haga perder el tiempo.

— ¡La tengo! —Dije palmeando los bolsillos de la sudadera pero pronto, mis ojos por poco se salieron de órbita al recordar que mi identificación se había quedado en el bolsillo de la sudadera que Yoon Gi tenía puesta. — Vera, esto será muy gracioso pero... no la tengo. —Comencé a reír como tonta, levantando las manos en forma de defensa cuando el hombre quiso volver a acercarse. — Puede preguntarle a cualquiera de los miembros del staff, soy la asistente de Min Yoon Gi, él tiene mi identificación. —De acuerdo, ya estaba en pánico.

— Señorita, por favor. Acompáñeme afuera. —Demandó molesto. — Debo sacarla del evento y confiscar su teléfono, no podemos arriesgarnos a que haya tomado fotos de las cosas de los chicos, por favor, hágalo mientras soy amable.

— No tengo mi teléfono. —Estaba en crisis, el gorila de seguridad parecía cada vez más molesto así que no me quedó más alternativa que correr. Pero fui muy tonta al creer que me podía escapar, el tipo de seguridad me capturó mucho antes de que llegara a la puerta y me cargó como si fuera un costal de papas sobre su hombro derecho. No sabía que era más vergonzoso, que me estuvieran cargando de esa manera o que me estuvieran echando de mi lugar de trabajo.

Chillé, patalee pero eso solo sirvió para enfurecer más al hombre.

— No lo entiendo, está loca. Comprendo que amen a los artistas pero no pueden hacer estas cosas. ¿Colarse a sus camerinos? ¡Por Dios! Fácilmente las pueden demandar por eso, estas niñas no aprenden. ¿Sabe cuántas veces me han dicho que pertenecen al staff? La última vez fue una fanática de EXO, que incluso se robó los boxers de uno de los chicos. Realmente están locas. —Decía el hombre mientras caminaba hacia la puerta de salida.

— ¡Le estoy diciendo la verdad! Se va a meter en problemas si no me deja bajar. —Chillé histérica. ¿Cómo era posible que ninguno miembro del staff hubiera aparecido en ese momento para salvarme? Esas cosas solo me pasaban a mí.

De pronto, el hombre se detuvo en seco. No podía ver muy bien que estaba pasando pero pronto escuché la voz de otra persona, a la que solo alcancé a ver sus zapatos por estar colgada de cabeza en el hombro del gorila. El recién llegado preguntó sobre aquella escena que estaba montando.

— Esta fanática se coló en los camerinos de los artistas, iba a sacarla del evento. —Dijo el gorila, y el otro comenzó a reír.

— Déjala ir con una advertencia, estas chicas son así. Regresala con las demás, seguro pagó mucho dinero para estar aquí. —Dijo el otro, seguramente era de seguridad. — No es la primera vez que pasa, ya sabes que estas chicas están locas.

El gorila lo dudó por un par de segundos antes de bajarme, en el suelo, tambalee y terminé desplomándome, sintiendo como la sangre salía de mi cabeza. Maldije por lo bajo y luego le lancé una mirada amenazante a los dos hombres que ahora se reían de mí.

— ¿Debería hacer un escándalo por esto? ¿O solo debería ir por mi identificación y restregártela en el rostro? —Solté enfadada.

— Señorita, ingrese al salón antes de que me arrepienta de dejarla aquí. —Repuso el gorila señalando el camino.

Resoplé y me crucé de brazos, no sabía si quería golpear al idiota ese, o al otro idiota que tenía mi identificación. ¿Por qué tenía que pasar por algo así? Y sin mas, les di la espalda para ir hacia el gran salón donde estaban los chicos reunidos con sus fans.

En cuanto entre, prácticamente me arrepentí. Las chicas iban vestidas con prendas hermosas, su cabello bien arreglado, maquillaje y mil accesorios para que los chicos firmaran. Esto era una locura, había visto cómo eran estos eventos en YouTube, y mi aspecto era el menos indicado para estar en ese lugar, y me quedó muy claro cuando unas cuantas miradas se giraron hacia mí cuando comencé a buscar un asiento vacío.

Mi cabello recogido en una coleta alta y desordenada dejando que unos cuantos mechones castaños cayeran sobre mi rostro, la sudadera vino tinto que llegaba hasta mis muslos, un par de zapatillas deportivas blancas y nada de maquillaje no era uno de mis mejores conceptos, de hecho, era el peor, y la chica de falda corta y blusa de encaje me lo hizo saber con la mirada de pocos amigos que me lanzó cuando me senté a su lado.

— ¿Estás segura de que quieres conocer a los chicos vistiendo de esa manera? —Su suave voz de la chica a mi lado me sorprendió.

— ¿Qué tiene de malo? —Fingí no saber nada.

— Quiero decir... —La chica me dio una ojeada de los pies a la cabeza y yo hice un gran esfuerzo por no decir alguna grosería en ese momento. — Olvídalo. —Y con eso di por finalizada aquella incómoda conversación.

Respiré profundamente y contemplé todo a mí alrededor. Con que de esta manera lucía uno de esos eventos de los que tanto hablaban. Era algo increíble de creer y a la vez, muy natural. Desde donde estaba tenía una perfecta vista de los chicos, estaban tan cerca que podía escuchar sus voces incluso cuando no usaban los micrófonos, era realmente un evento para interactuar con las fans. Podía verlos en el escenario sentados tras una larga mesa mientras una por una las chicas iban con ellos para recibir sus autógrafos y tener un par de minutos recibiendo completamente la atención de ellos. Y si, estaba anonadada y sorprendida hasta el punto de querer suspirar.

Lo hice, suspiré ruidosamente.

La chica a mi otro lado, no la tonta que me juzgo por mi manera de vestir, soltó una pequeña risita al escucharme. La miré, no iba muy diferente a mí, a diferencia que ella cubría sus piernas con unos jeans con agujeros en las rodillas.

— ¡Son hermosos! —Murmuró la pelinegra apretando sus propias mejillas, por un momento creí que se iba a desmayar.

— Si, bueno... Lo son. —Reconocí, ella volvió a sonreír.

— Es que... solo míralos. —Ella estaba alucinando. — Siempre soñé con ir a uno de estos eventos para poder conocerlos, y mírame ahora, estoy aquí, y estoy nerviosa. ¿Qué debería decirles? ¡Les traje regalos a todos! ¡Dios! —Y explotó en un monólogo del que hice un esfuerzo para no reírme. En cierto modo era adorable. — Espero poder cruzar mis dedos con los de Suga. —Y aquellas palabras fueron como si un balde de agua helada me cayera encima, ahí regresé a la realidad.

— ¿Te gusta Suga? —Bien, me mataba la curiosidad. La chica era hermosa.

— ¡Me encanta! —Chillo emocionada. — Mira su sonrisa, ese hombre malvado me ataca con su hermosa sonrisa. Siento que voy a desmayarme cuando lo vea. —Era muy dramática.

— Un hombre malo, eh... —Murmuré volviendo mi mirada hacia él y fue ahí que comprendí las palabras de la chica.

Yoon Gi era un hombre peligroso, eso ya lo sabía, pero cada vez más comenzaba a odiar el hecho de verlo como en ese momento, tan tranquilo, feliz y sonriente, siendo más dulce que un algodón de azúcar mientras hablaba con las chicas, mientras que cuando estaba conmigo, nada era más filoso que su lengua al momento de hablar. ¿Cómo podía sonreír de esa manera delante de los demás?

Realmente, me molestaba verlo así.

— ¡MIN YOON GI, ERES UN HOMBRE PELIGROSO! —Grité a todo pulmón, sin pensar y sin importarme nada. — UN HOMBRE MALO QUE ME HACE PASAR UN TIEMPO DIFÍCIL. —Continué, robando algunas risas del público, incluso el mismísimo Yoon Gi comenzó a sonreír apenado al escucharme, mi ventaja era que seguramente no tenía ni idea de quién se trataba.

— ¿Qué haces? —Susurró la chica a mi lado entre risas.

— Dijiste que era un hombre malo, tiene que pagar. —Agregué, aunque eso era mi propia venganza. Desde el escenario, Yoon Gi hacía un intento por contener una sonrisa haciendo pucheros y jugando con alguno de los regalos que las fans había traído para él, pero no era suficiente. — ¡TIENES QUE HACERTE RESPONSABLE DE ESTO! ¡VOY A DEMANDARTE, MIN YOON GI! —Volví a gritar, esta vez más fuerte haciendo que él sonriera radiantes, avergonzado y como si quisiera que se lo tragara la tierra en ese mismo momento. Se sentía tan bien verlo.

Ahora había algo muy malo: me encantaba su rostro avergonzado.

— ¡UN HOMBRE PELI...! —Y mis palabras quedaron en el aire cuando sus ojos se cruzaron con los míos. Me había descubierto y yo estaba temblando. Su sonrisa tímida jamás se borró, pero aquella mirada amenazante se clavó en sus ojos, esa mirada felina, de advertencia, esa que me decía que estaba metida en un millón de problemas.

A mi lado la chica chilló de emoción porque Yoon Gi me estaba mirando, por otro lado, yo solo pude sonreír mostrándole por completo mi satisfacción, quería hacerle saber que no me arrepentía en absoluto por la vergüenza que le había dado.

Otro par de ojos dieron conmigo. Jin, quien estaba sentado junto a Yoon Gi comenzó a reír a carcajadas para luego decirle algo al oído a su amigo. No tenía ni idea que estaba sucediendo pero la risa de Jin cada vez se había más estruendosa, algo mágico de escuchar.

— Fila 5, su turno. —Se escuchó por los altavoces, y antes de que pudiera reaccionar, la pelinegra que estaba a mi lado me tomó de las manos para arrastrarme en dirección al escenario.

¡Mierda, mierda! Esto sí que no lo había planeado.

— Va a matarme... —Susurré al tiempo que colocaba la capucha de la sudadera sobre mi cabeza intentando ocultar mi rostro, recién había caído en cuenta que si el Manager Kim me venía entre las fans, seguramente terminarían despidiéndome antes de que pudiera explicar lo que pasó.

— Tranquila, va a matarte de ternura. Suga es la cosa más bella. —Dijo la chica ahora frente a mí en la fila. Yo la miré perpleja ¿Ternura? Esta chica tenía serios problemas.

Tenía los pelos de punta.

Primero me encontré con Taehyung, no contuvo la risa al verme ¿Y qué más daba? Yo también comencé a reír y para disimular, terminó por dibujar en mi antebrazo un corazón deforme ya que no tenía ni un papel rasgados para que ellos firmaran mi supuesto autógrafo. Jimin no se quedó atrás, sus ojos prácticamente desaparecieron por la sonrisa que me regaló al verme, él dibujó quién sabe qué (según él, anillos en mis dedos). La expresión de Nam Joon y Hobi fue de culpa, ambos se disculparon por haberme abandonado cuando hice aquel desastre en la camisa de Yoon Gi. Los ojos de Jungkook se abrieron como platos al verme, entre la confusión y la diversión, y uniéndose a los demás, dibujó un pequeño conejo en la palma de mi mano, era algo realmente adorable de él.

El siguiente y más deseoso por verme, fue Yoon Gi. Tomó mis manos justo en el momento en que estuve frente a él, tiró un poco de ellas para que me acercara mientras él hacía lo mismo acercando su rostro al suyo... Y por un momento pensé que había enloquecido cuando susurró:

— ¡Voy a matarte...! —Y me soltó de repente lanzándome otra de esas miradas amenazantes suyas, concentrándose luego en hacer algunos garabatos en mí ante brazo. — Si quieres jugar de esta manera, bien. Espera que regresemos a casa... —Agregó en voz baja cuando apartó rotulador negro de mi piel... De acuerdo, comenzaba a arrepentirme ahora.

Jin fue mi momento de salvación. A diferencia del anterior, el mayor de los chicos me felicitó por mi gran hazaña, aún se reía hasta el punto de soltar una que otra lágrima, dijo también que haría algunos chistes con respecto a lo que había sucedido hoy, y también me dijo que podía esconderme detrás suyo cuando Yoon Gi quisiera vengarse.

Lo amé por completo.

Pero todo no podía ir tan bien como esperaba. Cuando me puse de pie, Ha Neul apareció delante de mí con el ceño fruncido y los brazos cruzados. Ahora si estaba en problemas.

Rápidamente salí de la fila y fui tras de ella hasta el interior de los camerinos, los que aún permanecían vacíos, tal cual estaban antes de que el gorila ese me sacara.

— ¿Qué crees que estás haciendo? — ¡Oh! Estaba molesta.

— Lo siento, solo me estaba divirtiendo.

— Este es tu trabajo, no tu patio de recreo. Abril, sabes en las condiciones que te encuentras, no tienes tiempo para ponerte a jugar, Yoon Gi debe estar molesto y tienes suerte de que el Manager Kim no estuviera en ese momento ¿En qué estabas pensando? —Murmuró agitando sus manos, realmente se estaba conteniendo de no gritarme.

— Me disculparé con él cuando...

— No es algo que se solucione con una disculpa, seguramente lo que gritaste ya está en internet con millones de comentarios. Y no solo eso, el hecho de que estés usando la ropa de los chicos ¿Crees que no lo sé? Por Dios, soy su estilista, conozco toda la ropa de ellos, esa sudadera que tiene Yoon Gi ahora es con la que llegaste esta mañana. ¿Acaso estás durmiendo en casa de ellos? ¿Qué está pasando?

— No es lo que piensas... —Quise intervenir pero ella no me dejó.

— No me interesa. Si te di la oportunidad de tener este trabajo era para que lo aprovecharas, no para que estuvieras tonteando con Yoon Gi, o Jin, o cualquiera de los chicos, Abril. Trabajo es trabajo y lo sabes. ¡Por Dios! No actúes como una niña cuando supuestamente tienes que aparentar mucha más edad y madurez. ¿Quieres acaso que te descubran? ¿Tienes idea de todo lo que arriesgamos para que entraras aquí? —Me riño, y ante cada palabra que decía, sentía como un nudo se formaba en mi garganta.

— No se volverá a repetir... —Fue lo único que pude pronunciar.

— Espero que así sea, si no, seré yo misma quien haga que te despidan. Eres mi amiga y te quiero, pero tienes que diferenciar la amistad del trabajo, recuerda que también mi trabajo está en juego por esta mentira que creamos. Mantén la compostura y cualquier cosa que hayas iniciado con Yoon Gi, es mejor que lo termines ahora. —Finalizó, y antes de que pudiera decir algo más, me dio la espalda para regresar al evento dejándome sola.

Ha Neul tenía razón...

Por un momento había olvidado la manera en cómo había llegado hasta ese lugar, las personas que estaban de por medio y lo que significa que me involucrara más allá de lo que debía.

Era tiempo de parar antes de que las cosas se salieran de control.

Debía detenerme para no llorar...

Ella no merecía que hiciera estas cosas después de todo lo que me había ayudado.

Me estaba comportando como una tonta.

Y al final...

Solo soy sería la única que terminaría perdiendo.     

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