A falta de amor

By YouFailedMe

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Ada es torpe, pero a la vez la más brillante de su salón, tiene la capacidad de llegar a ser un completo dolo... More

El inicio de todo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 8
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 9
Capítulo 12 Especial ♡
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Epílogo
Mason Jones

Capítulo 16

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By YouFailedMe

Homer.

Dos semanas y aún no la había buscado.

Se me había pasado por la cabeza eso de ir por ella y rogarle que me perdone, sin embargo, mi orgullo no me lo permitía. ¿Por qué? Pues no lo sabía.

Estaba sentado junto a Mason en la terraza de mi casa. Aún no había hablado, pero estaba seguro que en poco tiempo me mandaría a donde no se ve el sol.

—Creo que me equivocaba al pensar que te gustaba Ada — dijo mirando al cielo. No respondí —Hey, sabes que puedes contarme cualquier cosa, ¿Cierto?

—Lo sé, Mase, lo tengo claro, pero no tengo nada que decirte, creo que estás jugando a los dos bandos — sabía que cualquier cosa que salga de mi boca, Mason no lo divulgaría por ahí. Era confiable.

—No lo hago — se encogió de hombros — es sólo que los dos me importan por igual.

—Ella llegó hace pocos meses y resulta que le tienes la misma confianza que a mí — hablé con amargura.

—No te pongas celoso — me reí un poco y le dí un golpe en el brazo.

—¿Por qué tiene que ser tan insoportable? — pregunté sin saber bien a quién me refería.

—¿El qué? ¿El hecho de que te gusta esa chica y no puedes admitirlo? ¿O el sentimiento de arrepentimiento? — golpe bajo.

—Ada, me refiero a Ada. Ella es tan...— no encontré palabras para describirla en este momento, y además, Mason se me adelantó.

—¿Bonita? — regresé la mirada hacia él y fruncí el ceño.

—Si te gusta tanto, ¿Por qué no vas y la besas de una vez por todas? — alzó las manos en posición de defensa y dijo.

—Después de que saliera de tu casa enojada, la seguí y nos besamos — me paré de golpe escuchando esa mierda salir de su boca.

—¿Qué dijiste? — pregunté apretando los dientes.

—Que nos besam.. — lo corté.

—Si, ya te escuché, no tienes que repetirlo — imaginar a Ada besándose con Mason, hacía que mi estómago se revolviera con fuerza.

—Homer.

—¿Qué quieres? — murmuré molesto.

—Hombre, ella es como una hermana para mí — se acercó a mí tratando de intimidarme — Pero yo sé que te gusta, así que no puedes negarlo. — Me froté el rostro con las manos.

—Si es como una hermana para ti, ¿Por qué rayos la besaste? Eso es enfermo. — dije cortante.

—No la besé — fruncí el ceño confundido, pero a la vez, aliviado.

—Tú dijiste que...

—Sé lo que dije, sólo admite que te gusta la chica y deja de hacerte el complicado — me froté el rostro con las manos y exploté.

—De acuerdo, si, me gusta, me vuelve loco, quisiera pasar horas sentado a su lado mientras hablamos de estupideces y la hago enojar, porque maldita sea, me encanta verla furiosa o sonrojada, ¡¿Contento?! — sonrió como si se hubiera ganado un helado y asintió.

—De hecho, si. Ahora anda y arregla las cosas — lo miré cansado.

—No es tan fácil, Mase — alzó una ceja curiosa y rodé los ojos con fastidio —¿Qué crees que debería hacer? ¿Buscarla después de dos semanas y decirle "lo siento, me gustas, no fue mi intención, vamos a comer algo"?

—Tal vez algo más sutil — choqué mi frente con la palma de mi mano y me quedé mirando al piso durante un tiempo.

Aún tenía oportunidad de arreglar todo, conozco a Ada, ella no guarda rencor hacia ninguna persona. Olvidaría lo que era mi plan en un inicio, y podría darme la oportunidad de ser feliz con alguien como ella.

—De acuerdo — dije alzando la mirada.

—¿De acuerdo? — preguntó Mason.

—Regreso más tarde, sabes dónde están las llaves — mencioné mientras tomaba mi abrigo e iba en dirección hacia la puerta de mi casa.

Conduje por las calles de la ciudad hasta que estacioné el auto a unas cuadras de la casa de Ada. Si mis cálculos no fallan, sus padres ahora mismo deberían estar en el trabajo. Eso me ahorraría tiempo.

Caminé y cuando llegué a su puerta, toqué tres veces y me escondí a un lado para que no pudiera verme. Estoy seguro de que si supiera quién soy, no abriría la condenada puerta.

Gritó desde adentro un "¿quién?" Pero me mantuve callado. Estiré la mano y toqué de nuevo.

Abrió la puerta y sin darle tiempo, entré a su casa mientras ella se quedaba procesando los hechos durante unos segundos.

—Hola — saludé amablemente.

—¡¿Qué rayos te pasa?! Sal ahora mismo, Homer — me señaló la salida pero me mantuve quieto.

—Tenemos que hablar — hablé bajo y ella sonrió irónicamente.

—¿En verdad? — asentí —No quiero escuchar nada que salga por esa sucia boca — reí un poco, pero paré al ver que hablaba en serio — Sal ahora mismo.

—¿O azúcar? — me miró confundida y supe que no entendió mi chiste.

—Homer, hablo en serio, no me hagas llamar a la policía — vaya, no estaba de humor.

—No lo harías — miró atrás mío y me di cuenta que era en donde estaba el teléfono. Caminó apresuradamente pero sin pensarlo dos veces, la cargué y mientras escuchaba sus gritos la dejé en el sillón mientras me sentaba encima de ella tratando de no aplastarla.

—¡Quítate de encima, imbécil, estás gordo! — gritó tratando de que me quite.

—No me quitaré hasta que me escuches — de quedó callada.

—Está bien, si me dejas libre, escucharé toda la porquería que tengas que decirme — la miré a los ojos tratando de ver si me decía la verdad, al fin de todo, me quité.

Me senté a su lado por si se le ocurría escapar.

—Vengo a decir que lo siento — hablé calmado.

—Bien. Puedes irte — suspiré con frustración.

—Ada, perdón, sé que fui un idiota y no tuve la agallas suficientes como para venir a disculparme antes. Pero estaba enojado, no sabía lo que estaba sintiendo hasta que por fin Mason me hizo entenderlo — me miró y pensó un rato antes de responder.

—¿Qué fue lo que entendiste? — tomé una respiración profunda y hablé.

—Que me gustas, Ada — abrió la boca con sorpresa y trato de disimular bostezando.

—¿Por qué debería creerte? — dijo interrogante.

—Porque me vuelves loco. La simple idea de imaginarte con alguien más, me aterra, es difícil sentir algo como esto porque nunca antes había estado en esta posición, Ada. — bajó la cabeza y supe que se sentía mal. Era un gesto que había aprendido de ella.

—¿Mase te lo contó? — supe al instante que se refería a lo que escondía.

—No, no lo hizo — respondí. Suspiró y entonces hizo algo que nunca ví posible.

—Hace unos años — contó su historia — fui al baile de primavera que organizaba mi anterior colegio — presté atención a cada palabra — Digamos que no era la más querida o popular entre las chicas de ese entonces. Les estresaba mi manera de ser, no les gustaba verme sacar notas tan altas cuando hacía mis trabajos sola. Algunos maestros me ponían de ejemplo y no podían soportarlo. No es que a mí me agradara del todo, pero no tenía la culpa, Homer, necesitaba buenas calificaciones para sacar becas en un futuro, mis padres no tenían tanto dinero y dolía verlos estresados. Entonces, esa noche, me encerraron en una pequeña habitación — recordé sus claustrofobia y quise detenerla, sin embargo, no me dejó — empecé a desesperarme por verme encerrada en un espacio tan pequeño con globos alrededor. Gritaba, pero sólo las escuchaba reír. Todo empeoró cuando alguien accidentalmente provocó un incendio afuera. Todos salieron en cuestión de minutos, pero yo me quedé atrapada — cerré los ojos al imaginar cosa tan horrible — después de lo que para mí fueron horas, los bomberos me sacaron. Fui al hospital, y cuando me recuperé, me cambiaron de colegio, después de eso ya conoces la historia.

—Yo...— No supe qué decir. Alzó la vista y sus ojos estaban llenos de lágrimas.

—Ya sabes la historia, Homer. ¿No era eso lo que querías desde un principio? No tienes que quedarte, no sientas pena — le acerqué a ella y la abracé mientras la escuchaba llorar despacio.

—No voy a dejarte, linda — acaricié su cabello.

¿Cómo podían existir personas tan crueles e ignorantes en el mundo? Pudieron haberla matado, esto no se trataba de una simple estupidez, era odio, envidia. Un odio irracional hacia alguien que no tenía la culpa de nada.
Entonces, pasaron los minutos y levantó la vista.

—¿Qué sigue ahora? — pronunció.

—No lo sé — aparté un mechón de cabello de su rostro — ¿Me quieres, Ada? — Sus mejillas se sonrojaron y eso me bastó como respuesta — Excelente, porque yo también te quiero — sonrió un poco y me golpeó.

Reímos y nos recostamos en el sillón mientras veíamos la televisión. Una sensación nueva creció dentro de mí, ahora mismo estaba feliz a su lado. Mason tenía razón, sentía que Ada y yo éramos el uno para el otro.

***

—¿¿Ada?? — preguntó alguien.

Su madre.

Nos levantamos de golpe y las mejillas de la chica a mi lado se volvieron aún más rojas de lo que estaban.

—Mamá, yo...— no pudo decir nada más, pues su madre la interrumpió.

—¡Hola, Homer! — dijo contenta. Ambos soltamos un suspiro de alivio.

—Buenas tardes, señora Nichols, es un gusto volver a verla — puso una mano en su pecho encantada y Ada rodó los ojos.

—No sabían que ya eran novios, estoy tan feliz por ustedes dos, chicos — carraspeé un poco y hablé antes de que Ada dijera algo.

—Nos alegra que apoye nuestra relación — sonreí aún más al notar la mirada de Ada sobre mi.

—Que encanto, déjenme prepararles algo de comer — iba a decir que no era necesario, pero me interrumpió — No acepto un "no" de respuesta. Esperen unos minutos.

Desapareció por la cocina y tomé la mano de Ada para llevarla al jardín.

—¿Por qué le dijiste eso, Homer? Aún no — le dí un pequeño beso en los labios sin dejar que termine de hablar.

—Sé mi novia, Ada — le pedí mirándola directamente a los ojos.

—¿Estás bien? — preguntó tocando mi cabeza en busca de algún golpe.

—Me quieres, te quiero, Mason nos quiere — soltó una pequeña risa — ¿Quieres que me ponga de rodillas? — susurré con una sonrisa.

Me agaché y ella rió pidiéndome que me ponga de pie.

—Ada Nichols — tomé su mano y la puse en mi corazón —¿Aceptas quererme del mismo modo en que yo lo hago, siendo mi novia para poder presumirte? — le brillaron los ojos y asintió.

Me levanté de un sólo paso mientras la abrazaba. Ahora sí, todo estaba resuelto.

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