Noir le abrió el pecho de par en par, sacándolo de su estupor mientras el dolor lo atravesaba. Su amo se había vuelto más sádico en sus intentos para asegurarse de que Guillermo sufriera tanto como fuera posible. Y asegurándose de que no volvería a escapar.
No que quisiera hacerlo.
No tenía razones para irse, y tenía muchas para quedarse. Mientras estuviera en este lugar, _____ estaría segura. Eso era todo lo que le importaba. Al menos eso era lo que se repetía una y otra vez. Pero después de varias semanas, se le hacía más difícil recordar el sonido de su voz. La suavidad de su toque. Lo aterraba que pudiera llegar el día en que ya no pudiera recordarla.
Y eso era una tortura peor que cualquier cosa que le hicieran tanto Noir como sus demonios.
Pero su tortura inicial, después de haber vuelto a este lugar, al menos le dejaba algo en claro. Él sabía por qué la forma de chacal de _____ le había parecido tan familiar. Su madre había sido uno de los chacales en su familia adoptiva.
Su abuelo había sido el que lo había vendido a Noir.
La ironía de eso, se había quedado en su mente. Pero no cambiaba la parte de él que la amaba incondicionalmente.
Noir desgarró el costado de la cara de Guillermo con sus uñas, y se alejó. “Eres demasiado repulsivo para tener que mirarte.”
Guillermo no tenía respuesta para eso, cerró sus ojos y trató de escapar en su mente.
Pero le había dado a _____ su golondrina y su collar para mantenerla a salvo cuando se despertara, y sin ellos, él no tenía elección más que quedarse y sentir todo.
* * *
_____ flotó en el reino de los sueños con sus alas blancas de gasa. Ella no sabía por qué, pero su tatuaje de la golondrina seguía trayéndola a este lugar durante la noche. Era como si estuviera tratando de decirle algo. Pero lo que sea que estuviera buscando, ellas nunca lo encontraron.
Cambiando su rumbo hacia el cielo oscuro, vio una sombra moverse debajo. Una que era terrorífica y…
Ella vio una dura mirada en una cara que le recordaba la calidez.
Pero fue solo un instante antes de que desapareciera.
Sí, perdí la cabeza.
Y la había perdido.
Hora de levantarse y mudar el resto de sus cosas de su casa en Inglaterra a la de su padre.
Todavía estaba enferma como secuela de la semana que había pasado en coma. Y él estaba
demasiado preocupado de que estuviera sola. Ella no tenía problemas con eso.
_____ tenía el presentimiento que en los próximos días iba a necesitar a alguien con ella. Sólo que no sabía por qué.
* * *
Guillermo sintió una presencia cerca de él, pero no podía abrir los ojos para ver si era Noir o Azura. Aunque no le importaba. El dolor era dolor, sin importar quien lo causara.
¿Ya era hora de que lo volvieran a drenar?
¿No habían estado en este lugar ya?
Él no podía recordarlo. Cada vez que se alimentaban de él parecía dolerle más que la anterior y se le mezclaban en un ciclo de crueldad que parecía nunca acabar.
Una mano le sacó el pelo de la cara. Enfermo de la agonía que le causaban, trató de alejarse y pelear, aunque sabía que era en vano. Hasta que logró abrir sus ojos lo suficiente como para ver la cara de su torturador.
Por un minuto entero, no pudo respirar al ver a la última persona que se hubiera imaginado ver otra vez…
_____ sintió que las lágrimas le hacían arder los ojos al ver lo que Noir le había hecho.
Y todo por ella.
El candado estaba nuevamente en su lugar y él había sido golpeado con tanta brutalidad que no reconocía los rasgos de su rostro. Le habían pegado tantas veces que sus ojos estaban hinchados, deformes y con diferentes tonos de violeta a su alrededor. Él apenas podía abrirlos un poquito.
Ella se tragó un sollozo antes de hablar. “Te dije que siempre volvería por ti,” ella le susurró antes de darle un beso suave en su mejilla llena de sangre. Ella dio un paso hacia atrás para que él pudiera ver que no estaba sola.
Ma´at, Maahes, Thorn y Solin estaban con ella.
Maahes le quitó las cadenas mientras Ma´at lo curó, y Solin hacía de campana por si aparecía alguno de los demonios o Noir.
Guillermo luchó contra su liberación, pero no pudo hablar hasta que Maahes le quitó el candado. Él se ahogó con su propia sangre, y luego se negó a irse con ellos. “No puedo irme. No estarías segura.”
“No te voy a dejar en este lugar,” _____ insistió.
Furioso con ella, lo miró mal a Solin. “Llévatela de aquí antes de que la encuentren.”
Solin se burló. “Créeme, traté de hacerla entrar en razón. Pero no me escuchó.”
Guillermo lo miró a Thorn. “¿Por qué los trajiste hasta acá?”
Thorn sonrió. “Solin me hizo una oferta que no pude rechazar. Créeme, violar mi tregua con Noir no es algo que me tome a la ligera.”
Él quería matar al bastardo por eso. Pero Thorn era inmortal al igual que él. Además, tenía poderes que ni siquiera Guillermo podía comprender.
La miró nuevamente a _____. “Tengo que quedarme… por favor.”
_____ no podía creer que él todavía estaba dispuesto a quedarse por su seguridad. Si antes tenía alguna duda de cuánto la amaba, eso la disipaba.
“Está bien. Si tú te quedás. Yo me quedo.”
“Todos nos quedamos.” Dijo Maahes.
Ma´at asintió. “Yo también estoy de acuerdo.”
Thorn se burló. “Pueden quedarse si quieren. Pero yo me rajo. El lado de Noir apesta. Prefiero a mis demonios y mi agujero asqueroso al de él.”
Guillermo lo miró furioso a Solin, odiándolo por su interferencia. “¿Por qué se lo dijiste? ¡Maldito seas! Ella nunca se habría acordado de mí.”
_____ le arqueó una ceja. “Mi padre no me dijo nada, y todavía estoy enojada con él por eso. Pero yo me acordé de ti. Aun cuando no lo entendía, te sentía conmigo todo el tiempo. Y como si eso no fuera suficiente…” Ella tomó su mano y la puso sobre su panza, para que él pudiera sentir el pequeño bulto en ella.
“Me dejaste un regalo muy especial.”
Esas noticias le pegaron más fuerte que uno de los golpes de Noir. ¿Ella estaba embarazada?
Con su bebé.
Una inconcebible alegría lo atravesó mientras sentía el pequeño movimiento de su hijo o hija
moviéndose en el interior de _____.
Pero eso solo reforzó su decisión. “No vas a estar a salvo si me voy.”
Ella acarició su rostro, que ahora estaba curado. “Nadie está a salvo, Guillermo. Sin importar lo mucho que lo intentemos. Sin importar nuestros planes, ni cuanto nos preparemos. Siempre habrá un enemigo en la puerta y una tormenta tratando de derribarnos. La vida no se trata de estar seguro. Se trata de levantar los pedazos una vez que todo termina y seguir adelante. Podemos elegir ser cobardes que tienen miedo de dejar que alguien entre en nuestro interior, y hacer las cosas solos. O podemos elegir ser valientes y dejar que alguien esté a nuestro lado y nos ayude. Yo no soy cobarde. Nunca lo fui. Y no hay otro lugar en donde planee estar, que no sea a tu lado. Para siempre. Aunque sea en la tierra, o acá en este agujero infernal, si eso es lo que tengo que hacer. Siempre voy a estar contigo.”
En ese momento, él se dio cuenta que no necesitaba que su golondrina lo llevara lejos de su dolor.
Ella era todo lo que él necesitaba.
Y ella tenía razón. Se necesitaba más coraje para abrirle el corazón a alguien que para mantenerlo cerrado. Dejar que alguien más entre en ese lugar dentro de uno donde solamente esa persona te puede lastimar.
Solamente _____ podía destruirlo.
Y aun así, solo ella le daba una vida… al menos una que valía la pena vivir.
Solin frunció el labio en su dirección. “Créeme, no estoy contento con su decisión mucho más que tú, pero somos familia y las familias permanecen unidas. Así que si no te queréis ir… George te va a odiar por siempre. Le encanta su habitación en Grecia y no va a estar contento de renunciar a la vista que tiene. Pero se va a acostumbrar a esto. Eventualmente.”
Guillermo no podía creer lo que estaba escuchando. ¿Estaban dispuestos a quedarse para protegerlo?
¿Estaban locos?
“¿Qué pasaría con Verlyn?” preguntó Guillermo. Noir lo soltaría nuevamente. Y ahora que _____ estaba embarazada, ella correría todavía más peligro que antes.
_____ sonrió. “No te preocupes. Tenemos un lugar para llevarte, donde vas a estar a salvo de su alcance hasta que regresen todos tus poderes.”
“¿Cómo podéis estar tan segura?”
Fue el turno de Ma´at para reírse. “En eso estaba trabajando cuando se los llevaron de mi templo. Te lo juro, vas a estar seguro ahí. Es el único lugar en el que ni Noir ni Azura o ninguno de sus demonios, pueden tocarte.”
Aun así, él no estaba convencido. Hasta que miró a _____ a los ojos. “No te voy a dejar solo en este lugar, Guillermo.”
Ella besó el collar que estaba usando, y luego se lo sacó por la cabeza para colgarlo alrededor de su cuello.
Al principio, pensó que era el mismo que le había dejado, sabiendo que la protegería una vez que saliera del hechizo que había puesto en ella para hacer que pareciera muerta. Pero al verlo, se dio cuenta que era diferente.
Ella le sonrió. “Significa ´Te Amo´ en egipcio antiguo… para que lo sepas. Ahora, por favor, ven a casa conmigo.”
Él miró los jeroglíficos dorados que sobresalían, y deletreaban las palabras que él no conocía.
No hasta que llegó _____.
Sintió que se le secaba la garganta.
Hogar. Él nunca había tenido uno de esos antes.
Ni siquiera estaba seguro de lo que significaba la palabra.
Pero cuando la miró a los ojos, vio la única cosa que no podía negar.
La única mujer por la que él moriría. Así que si estaba dispuesto a morir por ella, lo menos que podía hacer era vivir por ella también.
“Llévame a casa, _____.”