¿Debería comenzar a arrepentirme?
El autobús en el que me transportaba se movía lentamente por el tráfico a pesar de ser tan temprano por la mañana. No sabía por qué aquel día había despertado con escalofríos, pero por alguna razón sabía que eso tenía que ver con Min Yoon Gi y las amenazas de la noche anterior.
Cada vez era más difícil entender a ese chico. Era frustrante y agotador intentar trabajar a su lado, no sabía nada de él además de lo que decían en las redes sociales, Yoon Gi era completamente diferente a eso. Me atormentaba cada noche pensando en lo que había sucedido para que reaccionara a mí de esa manera ¿Realmente me odiaba tanto?
Cuando llegué a casa de los chicos me sorprendió el verlos despiertos a todos. Estaban en la sala tumbados en los sofás, todos menos Yoon Gi. Llevaban aún sus ropas de pijama y los cabellos alborotados como si estuvieran recién levantados. Jungkook dormía apoyado en el hombro de Taehyung, y Nam Joon murmuraba algo que seguramente ni él mismo podría entender.
— ¿Qué pasó? ¿Por qué todos están...? —Pero mis palabras quedaron en el aire cuando Hobi señaló a Yoon Gi, quien pude ver en el pasillo. El chico caminaba de habitación en habitación cargando los cestos de la ropa sucia.
— El muy loco nos despertó a todos temprano, parece que no ha dormido pero aun así está muy enérgico. —Murmuró Jin, soñoliento— Tengo una vaga idea de lo que sucederá...
Yo lo miré extrañada. Los demás no dijeron nada, solo hacían un gran esfuerzo por no quedarse dormidos. En eso, Yoon Gi salió de la habitación de Jungkook cargando al parecer, el último cesto de ropa. Luego, se dirigió a la sala donde estábamos todos reunidos con una amplia sonrisa en sus labios dejando ver sus encías.
— ¿Qué ocurre contigo? —Pregunté en cuando él me miró con suficiencia.
— Tengo un trabajo solo para ti... —Dijo Yoon Gi cruzándose de brazos— Ya que estás aquí, ¿Porqué no te encargas de todo el lavado de la ropa? hoy es mi turno de hacerlo y estoy muy ocupado... —Por poco se me cae la mandíbula al suelo.
— ¿Qué? ¿Todo el lavado? —Estaba escandalizada, incluso gritando. ¡Era imposible!
— Hyung... Es mucho para ella. ¿Debería ayudarla? —Intervino Jimin a lo que Yoon Gi negó.
— No. No hay muchas cosas que ella haga, seguro puede con esto. ¿No te estabas quejando de que no te daba tareas que hacer? Bueno... Empieza con esto. —Murmuró Yoon Gi cruzándose de brazos. Este chico estaba a punto de volverme loca.
— Lo sé, pero... Pero entre mis tareas, no está lavar toda su ropa. —Me negué rotundamente.
— Defíneme cuáles son tus tareas. ¿Alimentarme? No me hagas reír. Tú estás para servirme, nada más... Quiero que hagas esto en vez de que estés echada junto a mi puerta todo el santo día. Si no puedes hacerlo... Puedo hablar con el Manager Kim y solucionaremos esto. —Yoon Gi sabía lo que estaba haciendo, claramente cumplía su palabra ante sus amenazas.
— Lo haré... ¡Ah! Espero no se incomoden con qué tenga que lavar toda su ropa interior también. Creo que seré la envidia entre las ARMY —Me burlé mientras dejaba mis cosas justo al lado del sofá para ir directamente al cuarto de lavado. Pude escuchar a los demás quejándose sobre el asunto.
¡Iba a golpear a Yoon Gi!
Cuando entré al cuarto de lavado por poco me caigo al pisar una camiseta roja. Había siete cestos repletos de ropa sucia, ya me estaba lamentando completamente. Ese condenado buscaba que renunciara pero no le daría el gusto tan fácilmente, de no ser por el contrato de confidencialidad que había firmado, ya hubiera publicado una foto de los bóxer negros de Yoon Gi en Twitter.
Podía reconocer fácilmente los cestos de ropa: El de Yoon Gi estaba repleto de suéteres manga larga negro; el de Jungkook con camisetas blancas y sus reconocibles pantalones camuflados; el de Jimin tenía las camisas color pastel; el de Nam Joon la ropa gigante; el de Hobi la ropa colorida; el de Jin si o si tenía algo color rosa y el de Taehyung tenía la ropa delicada para lavar a mano. ¡Me iba a demorar una eternidad! Y sobre todo... Odiaba hacer el lavado.
Comencé con la de Jungkook, puse todo lo que pude en la lavadora, seguro se sentiría avergonzado cuando regresara el cesto con su ropa interior bien doblada encima, era adorable verlo apenado cuando se trataba de algo íntimo.
Las horas pasaron, estaba agotada y me dolía hasta la existencia. Seguramente Yoon Gi estaría durmiendo en su estudio mientras yo hacía todas sus tareas domésticas.
Justo estaba poniendo la ropa de Jin en la lavadora cuando él entró.
— Déjame ayudarte... —Se ofreció al tiempo que comenzaba a poner la ropa de Hobi en la secadora.
— Mm... Puedo hacerlo yo, gracias. —Me excusé regalandole una sonrisa al tiempo que intenté detenerlo pero él tomó con cuidado mis manos— De verdad puedo hacerlo sola.
— Está bien para mí, suelo hacer este tipo de tareas, de hecho, hoy es mi turno... y el de Yoon Gi, pero como siempre él termina quedándose dormido cuando tiene que hacerlo. —Él sonrió, entonces yo acepté, no me hacía mal algo de compañía.
Ambos comenzamos a doblar la ropa de Hobi mientras esperábamos que saliera la suya para pasarla a la secadora. Jin comenzó a contar sus famosos chistes de papá y yo no podía parar de reír, no porque fueran graciosos si no porque me encantaba verlo intentar dejar de reír para contar sus chistes. Era algo maravilloso de ver.
— ¡Wow! Eres como Jimin, solo él se ríe siempre de mis chistes... Gracias. —Dijo volviendo a sonreír. Jin era bastante atractivo cuando sonreía. — ¿Puedo preguntarte algo? —Yo asentí con la cabeza. — ¿Cómo terminaste trabajando para nosotros? Eres psicóloga ¿Cierto? Deberías estar trabajando en otros lugares... —Él hizo una pausa al contemplar mi rostro inexpresivo— No es porque quiera que estés en otro lugar. —Agregó rápidamente apenado, negando con ambas manos— Es solo que tengo un poco de curiosidad.
— La verdad es que... — ¿Qué podía decir? Mi vida era una mentira frente a ellos— Antes trabajaba con respecto a mi carrera pero la situación era complicada, verás... conseguir empleo no es tan sencillo como parece. Un día estaba trabajando y al siguiente fui despedida. No tengo familia aquí así que tuve que aceptar cualquier trabajo de medio tiempo hasta ahora... Creo que he sido afortunada de conocer a Ha Neul, ella me trajo a este trabajo.
— ¿Solo por eso? —Preguntó en voz baja. Yo me sonrojé.
— No solo por eso, también tuve la suerte de conocerlos. —Fui completamente sincera—A pesar de los problemas con Yoon Gi, me alegra haberlos conocido, es algo que seguro de no ser por el trabajo, nunca lo hubiera hecho. Me hacen sentir en casa... —Él sonrió ante mi respuesta.
— Es agradable tenerte aquí, es algo... Diferente. —Dijo él posando sus oscuros ojos en mí.
— Gracias... Solo ustedes piensan así. A diferencia de ese cavernícola encerrado en su cueva...—Quise ser graciosa ya que su mirada comenzaba a ponerme nerviosa. En ese momento mi celular vibró en el bolsillo trasero de mi pantalón. Distraídamente lo saqué para leer el mensaje que había llegado.
Cavernícola: (Yoon Gi)
Es lo más cursi que he escuchado.
Deja de sonreír como tonta.
¿Qué demonios era eso?
Entonces levanté la mirada rápidamente hacia la puerta del cuarto de lavado, y ahí con el semblante serio estaba Yoon Gi apoyando su espalda contra el marco con los brazos cruzados y el celular en una de sus manos. ¡Me puse pálida!
— Jin Hyung... Tus mascotas de azúcar tienen hambre, no dejan de chillar. —Informó el recién llegado, haciendo que Jin soltara un respingo al verlo.
— ¿De verdad? Debería ir ahora... Se ponen de mal humor si no comen... Se parecen a Jungkook, es terrible cuando tiene hambre. —Se apresuró a decir dejando la última prenda en el cesto antes de salir del cuarto dejándonos a solas.
— ¿Qué haces coqueteando con Jin? —Preguntó con seriedad. De no ser porque la actitud con la que hablaba me molestaba, me hubiera sonrojado.
— Yo no estaba coqueteando con Jin, y de ser así, no sería asunto tuyo —Me limité a decir ahora comenzando a cambiar la ropa de Jin de la lavadora a la secadora para poner ahora la de Yoon Gi. — ¿Qué hacías escuchando nuestras conversaciones?
— Eso no es asunto tuyo. — Me imitó. ¡Ah! Era tan frustrante— Si vas a andar coqueteando, deberías disimularlo un poco más, te ves muy obvia... Ajumma. —Dijo haciendo énfasis en la última palabra.
— ¿Ajumma? ¡Ya! ¿A quién crees que le estás diciendo Ajumma? —Estaba escandalizada. ¿Acaso me estaba diciendo vieja? Puse ambas manos alrededor de mi cintura dispuesta a enfrentarlo— ¿Acaso no puedes ver mi rostro? Con esta cara de bebé deberías diferenciar que es una Ajumma... ¡Deberías decirme Noona! Y tu... Ahjussi... —Debía aprovechar que fingía que tenía 28 años para poder hablarle con libertad, seguro Yoon Gi me jalaría las orejas de saber que solo tenía 22 años.
— ¿Noona? ¿Ahjussi? ¡Ya! No me agradas como para llamarte de esa manera. Además, con la imagen que tienes ahora lavando, eres la perfecta Ajumma... Y yo tengo más cara de bebé que tú, es obvio... —Repuso él, imitando la pose que tenía al poner sus manos en sus caderas.
— ¡Tu no respetas, soy mayor que tú! —Refunfuñe ahora arrojándole una camisa en el rostro. — Pero tienes razón, tu si eres un bebé... —Entonces sujeté uno de sus bóxer y lo levanté jugando frente a él— ¿Por qué usas bóxer tan grandes si tienes traserito de bebé?—Bromee solo para molestarlo.
Yoon Gi estaba literalmente escandalizado. Cuando quiso acercarse a mí para arrebatarmelo comencé a arrojarle más prendas solo para impedírselo. Él se quejaba una y otra vez hasta que comenzó a arrojarme también ropa en el rostro, literal aquella era mi primera guerra de ropa.
Ambos gritamos en el cuarto de lavado hasta que él logró alcanzarme, ahora éramos un par de niños luchando por un bóxer. Yoon Gi pasó su brazo por mi cintura con la intención de sujetarme para quitármelo pero yo me seguía negando. Lo que estábamos haciendo era lo más tonto que nunca antes me había pasado, yo ya no sabía si reírme o seguir luchando contra él.
— ¡Dámelo! —Gritó
— No quiero... —Me burlé.
— ¡Abril!
Se escuchó la tela del bóxer rasgarse. Ambos abrimos los ojos como platos al ver que la prenda se había dividido en dos. Yo comencé a reír a carcajadas ya que solo así descubrí los agujeros que tenía. A diferencia de mí, las orejas de él se pusieron rojas.
— Este es demasiado grande para ti, ¡Ah! —Bromeé.
— Era de Jungkook... —Musitó. Intenté apartarme pero esta vez me sujetó de la blusa para que no me alejara así él pudo arrojarme otra prenda de ropa al rostro— Para tu información, tengo la misma talla que Jungkook.
— ¡No necesitaba saberlo! —Chillé volviendo a iniciar la guerra de ropa.
Yoon Gi volvió a tirar de mi blusa y varios botones salieron volando dejando al descubierto mi sostén negro y ante mi intento exagerado de cubrirme terminamos por caer al suelo. Para el mundo fueron escasos los segundos en los que él estuvo sobre mí y su mirada puesta en mi rostro, pero para mí... Se sintió mucho más que eso.
Mi corazón se aceleró...
Él reaccionó primero y se dejó caer a un lado, una de sus piernas seguía sobre las mías mientras que nuestros pechos subían y bajaban rápidamente por nuestras respiraciones aceleradas. Estábamos tan cerca que pude aspirar su perfume. Fue entonces que ambos giramos nuestros rostros para mirarnos.
Solo dos segundos... Y comenzamos a reír.
Era la primera vez que lo escuchaba reír.
Los ojos de Yoon Gi se cerraron mientras reía, también era algo maravilloso de ver aunque con él, nunca lo admitiría. No entendía cómo podía reír de esa manera a mi lado, tan fresco y tranquilo cuando antes solo sabía gruñir.
Los botones de mi blusa no fueron un problema en ese momento, de hecho, lo olvidé hasta que una voz hizo que ambos regresáramos a la realidad.
— Estos niños... ¡Ya! ¡Miren el desastre que hicieron! —Jin estaba de pie en la entrada mirando todo a su alrededor. Poco a poco detrás de él comenzaron a aparecer el resto, hasta podía escuchar la risa de Taehyung en algún lado.
Yoon Gi y yo nos incorporamos hasta quedar sentados, fue en ese momento que se hicieron notar mis pechos al tener la blusa abierta. Los ojos de los demás se abrieron bastante, yo volví a gritar mientras ponía las manos sobre mi pecho y Yoon Gi... Él fue el único inteligente, quien tomó el pedazo roto del bóxer para ponerlo sobre mí así cubrirme.
— ¿Qué estaban haciendo que la dejaste así? —Comentó Nam Joon bastante sorprendido.
— ¡Oye! ¿Qué dices? —Se quejó Yoon Gi al tiempo que se ponía de pie. Yo no era capaz de decir nada, mi rostro colorado hablaba por mí.
— ¡Oh! Ese es mi bóxer... —Dijo de pronto Jungkook señalando el pedazo de tela con el que me cubría— ¿Qué hicieron? Espera... ¡Hyung! ¿Qué te dije de no usar mis cosas? —Entonces todos comenzamos a reír de nuevo...
Aquella era la perfecta postal.
Ese día, el plan de Yoon Gi salió completamente mal ya que Jin nos regañó a ambos por el desastre que habíamos hecho en el cuarto de lavado. Estaba tan molesto que incluso nos encerró a ambos en ese lugar repleto de ropa con la intención de no dejarnos salir hasta que organizáramos todo.
Usé una camiseta de Hobi para reemplazarla por mi inservible blusa arruinada, incluso le dije a Yoon Gi que le cobraría más por haberla dañado. Ambos estábamos en silencio en ese momento doblando la ropa de Taehyung que fue el último cesto que nos quedaba cuando él de pronto me quedó mirando con cierta curiosidad.
— ¿Qué? —Pregunté en voz baja ya que Yoon Gi no se decidía para hablar.
— ¿Estás saliendo con alguien? —Preguntó de pronto, sorprendiéndome.
— No necesitas saberlo... —Repuse algo incomoda.
— Solo dime... Tengo curiosidad. —Él estaba actuando raro.
— No estoy saliendo con nadie... ¿Por qué? —Ahora era yo la curiosa.
— ¿Entonces por qué estas usando un sostén de ese tipo? ¡Ya! Es un desperdicio, no uses ese tipo de cosas si no sales con nadie... —Respondió, claramente se estaba burlando de mí— ¿Encaje negro? ¡Dios! Estás loca...
Yo no podía creerlo, estaba completamente atónita, incluso puse los ojos en blanco.
— ¿Has estado pensando eso todo este tiempo? —Pregunté con las mejillas coloradas.
— Si. A pesar de todo, sigo siendo hombre... —Respondió con tranquilidad, como si eso no significara nada.
— Voy a matarte... —Murmuré.
Yoon Gi me miró con cierta diversión, pero su semblante cambió cuando otra prenda de ropa aterrizó sobre su rostro.
Estábamos completamente perdidos.