Liam como todos los días caminaba por los pasillos del instituto, con su mochila al hombro y mirando hacía el suelo, parecía un típico día, pero no lo era. ¿Cómo rayos se había metido en ese lío?, el punto era que el ahora era tutor de uno de los chicos más escandalosos y poco amables de su instituto... Niall Horan.
Sub capitán del equipo de futbol, respetado por alumnos y maestros y todo un imán con las chicas, -por lo que había escuchado-. Era un típico chico popular, engreído y caprichoso, creyendo que todo el mundo era de él y para él... y a Liam le daba nauseas aquello.
Cerró su casillero fuertemente y suspiró, aguantar al rubio teñido no sería tarea fácil.
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Por otro lado, en el campo de futbol un chico rubio no podía mantener la concentración en el entrenamiento, puesto que se maldecía una y otra vez por nunca haber puesto atención en la clase de química y haberla reprobado, porque le habían asignado un tutor para poder aprobar, porque si no dejaba el año, y eso significaba salir del equipo de futbol, y eso ni pensarlo.
El tutor de Niall era Liam Payne, estudiante honorífico y de impecable historial, era callado y muy amigable con todas las personas –porque Niall se había dado cuenta de ello- y eso le enfermaba, no quería pasar tiempo con ese chico ñoño y latoso como de seguro era ese tal Payne.
Niall se acercó a las bancas y se sentó en una de estas, logró normalizar la respiración descontrolada debido al juego y tomo un poco de agua, "Horan, ¿estás idiota?, ¡Tenias el pase, joder!" le gritaban sus compañeros, Niall suspiro resignado.
Seguiría así de desconcentrado si pasaba demasiado tiempo con Payne.