Apostando el Destino

Por Eirian_RM512

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ROMANCE DRAMÁTICO. Tercer libro. Para aclarar, esta es una historia inventada, por lo cual muchas de las cosa... Más

Sinopsis
Nuevos Personajes
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Feliz año nuevo ❤
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Disculpen tantas notas
EPILOGO
Daril ♡
De Vuelta
CHRIS

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Por Eirian_RM512

Owen estaba junto a Tristan y Dániel, esperando en el aeropuerto a que la madre de Tristan fuera a recogerlos.
Owen estaba de lo más incómodo, no sabía que Dániel estaba incluido en los planes, todo el camino de ida en el avión estuvo maldiciendo a Tristan por no haberle dicho.

—Quita esa cara —habló Dániel.

—Eres la persona con la que menos quiero hablar en este momento —se apartó de Dániel.

—¿Qué hice mal?, ¿por qué estás enojado conmigo? —se volvió a acercar.

—Ahora no Dániel, te lo pido —lo alejó un poco nuevamente.

—Necesito hablar contigo de cualquier modo... respetaré lo que me dices, pero no te vas a escapar de ello.

Owen ignoró a Dániel, no estaba de humor para soportarlo.

Media hora más tarde, los tres ya estaban en casa de Tristan. En cuanto llegaron, Owen salió al patio trasero para poder llamar a Félix.

—¡Owen!, ¿cómo estás? —preguntó Félix en cuanto contestó.

—Bien, todo bien —sonrió, hace tiempo no hablaba con Félix.

—Me alegra saberlo —hizo una pequeña pausa— ahorita estoy un poco ocupado, ¿sabes? Pero qué te parece si vienes mañana en la tarde a mi casa, te escribiré mi dirección por mensaje.

—Okay, ya hace falta vernos —soltó una risa.

—Lo sé —rió también— bueno, te espero mañana.

—Nos vemos...

Colgó la llamada y se quedó un rato sentado afuera, la noche estaba agradable. Y ahora que se ponía a pensarlo, en ningún momento le dijo a Félix que iría, tal vez ¿Tristan le había dicho?
No tenía idea, pero no quería ponerse a pensar ese tipo de cosas justo ahora.

—Owen, ven para mostrarte donde te quedarás —habló Tristan, sorprendiendolo.

Sin decir nada, lo siguió.

Cuando estuvo en la habitación se fue directo al pequeño baño, abrió la regadera y se sacó toda la ropa. Diez minutos después, salió con una toalla enrollada al rededor de su cintura.
Abrió su maleta y sacó su ropa interior, se la colocó y dejo la toalla a un lado, se acostó en la cama así como estaba y apagó la lámpara de la mesa de noche. En un par de minutos había caído dormido.

En plena madrugada, sintió algo, o más bien alguien, ponerse arriba de él, para después comenzar a besar su cuello.

—Para Dylan —dijo inconscientemente, sin abrir los ojos.

—Puedes pensar que soy Dylan si quieres, pero no te vas a escapar de mi —en cuanto escuchó aquello abrió los ojos alarmado, era Dániel.

—¿Qué haces aquí? —lo apartó, pero como Dániel era mucho más grande y fuerte que él le fue un trabajo imposible.

—¿Qué parece que hago? —levantó las cejas y colocó sus manos en el pecho de Owen.

—No me toques —trató de quitar sus manos.

—Deberías simplemente disfrutar —le sonrió sin mostrar los dientes mientras bajaba una mano para posicionarla sobre el miembro de Owen.

—¡No me toques! —dijo aún más alarmado, quitando la mano de Dániel— vete de aquí por favor.

—No me iré Owen —rió— ¿te pones nervioso? —volvió a poner su mano donde mismo, pasando sus dedos de arriba a abajo.

—Te he dicho que no me toques —detuvo su mano y como pudo sacó a Dániel de encima suyo— vete ya —bajo la mirada, mientras se tapaba con la toalla que antes había utilizado.

—Te dejaré solo por hoy, pero no te libraras de mi tan fácil —repitió, vaya que Dániel era el único que no entendía.

Dániel se levantó y salió sin siquiera voltear a verlo.
Owen se quedo en aquella posición, sentado en la cama, con la toalla cubriendo de su cintura a piernas y con una erección bajo su ropa interior.

—Idiota —dijo con frustración.

Se sentía incómodo, con tal erección creciente bajo su ropa interior. Se levantó de la cama y se dirigió al baño, una vez que bajó su erección salió de ahí y se volvió a acostar para seguir durmiendo, no sin antes haber cerrado la puerta de la habitación con seguro.

A la mañana siguiente, Owen se levantó lo mas temprano que pudo, se vistió y tratando de hacer el menor ruido posible salió de la casa.

Comenzó a caminar sin rumbo, pero fijándose bien en las calles por las que iba para saber por donde volver.

Después de una hora de caminata, terminó encontrando una escuela. Se sentó en frente y se quedó un buen rato ahí, viendo como todos los niños llegaban.

Minutos después, su celular comenzó a sonar, era una llamada de Tristan.

—¿Dónde estás?

—Tranquilo —rió— estoy frente a una primaria.

—Quédate ahí, no te vayas a mover, pasaré por ti para ir a desayunar algo.

—Okay —contestó para luego colgar.

Diez minutos después, una camioneta gris estaciono frente a él, Tristan conducía y Dániel iba de copiloto, se subió después de dar un suspiro, no sabía ni como mirar a Dániel.

—Owen, no puedes estar tan deprimido, te traje para que te distraigas.

—Lo siento —se disculpó.

—Sonríe idiota, tu no dependes de Dylan, sé feliz —lo regaño Tristan.

—No lo menciones —el solo hecho de escuchar su nombre le hacía querer llorar.

—Bueno, ya, por favor disfruta esto ¿si? —Owen asintió con la cabeza y se quedó callado el resto del camino.

La mañana pasó de lo más incómoda junto a Dániel, pero cuando menos recordó, ya iba camino a casa de Félix.

Una vez llegó a donde Félix le había indicado, tocó el timbre. Un niño que se le hacía conocido abrió la puerta.

—¿Qué quieres? —contestó grosero, ahí fue cuando recordó de quién se trataba... el niño que era compañero de Félix cuando aún estaba en la universidad.

—Busco a Félix.

—No esta —cerró la puerta. Owen volvió a tocar el timbre— ¿Qué? —preguntó el mismo niño en cuanto abrió otra vez la puerta.

—Quedé de verme con él —el niño volteó los ojos y abrió la puerta para dejarlo pasar.

—Espera en la sala entonces.

Owen pasó y cerro la puerta detrás de él. En cuanto llegó a la sala, había un chico pelirrojo junto a otro que sino mal recordaba era el novio de Félix. El niño se sentó en las piernas del pelirrojo, dejando a Owen confundido.

Sin decir absolutamente nada, espero pacientemente sentado en el sillón, tratando de no prestar atención al espectáculo que el pelirrojo y aquel niño del cual no recordaba el nombre estaban montando. Se la pasaban peleando, pero literal peleando... no discutiendo, el pequeño de repente le soltaba golpes por alguna cosa que le molestara, mientras que el otro le quitaba su celular en repetidas ocasiones y apretaba sus mejillas.

Veinte minutos después, la puerta principal se oyó abrirse, aliviando a Owen.

—Puedes dejar tus cosas en la sala por mientras —hablaba Félix a la persona con la que iba.

—Gracias —en cuanto Owen escuchó aquella voz, se puso nervioso... ¿qué hacía Dylan aquí?

—Owen —lo llamó Félix en cuanto lo vio— llegaste temprano —dijo dándole un abrazo.

—Bueno, no tenía mucho que hacer —rió nervioso.

En cuanto Owen y Félix se separaron, Owen pudo ver a Dylan quien se dirigía hacía él.

—Sorpresa —lo abrazó, sin saber como más responder lo abrazó también.

—Pueden irse cuando quieran —habló Félix con una sonrisa.

—¿Ir a dónde? —preguntó Owen.

—Es una sorpresa —contestó Dylan.

—No iré.

—¿Qué?, ¿por qué? —preguntó ahora Félix.

—¿Cómo me pides ir contigo?, ¿cómo si nada hubiera pasado? —un ataque de sinceridad se acercaba— no sabes que tan mal estoy por lo que sucedió y tú actuas como si nada hubiera pasado... ¿crees que querría salir contigo después de que han dicho que me engañaste todo este tiempo con tu ex-novia?

Al ver lo que estaba sucediendo, Marc, Félix, Chris y Daril subieron al segundo piso.

—Déjame recompensarte por todo eso, te prometo que si no quieres perdonarme después de hoy te dejaré en paz... te lo suplico, sólo hoy.

Owen se quedo callado, ¿podría soportar un día con Dylan después de lo sucedido?

—Esta bien —accedió después de haberlo pensado un poco— pero no te atrevas a volver a abrazarme o siquiera tocarme.

—Lo entiendo, gracias, en serio —en sus ojos podía notarse que en serio estaba agradecido con Owen.

Dylan y Owen subieron al carro de la hermana de Félix, después de haberle pedido las llaves a Félix.

Dylan puso la dirección de un restaurante que Félix le había recomendado en su celular y comenzó a conducir. El camino fue silencioso, Owen se resistía a hablar y Dylan no lo obligaba.

Momentos después estaban sentados en una mesa para dos en un pequeño pero bonito restaurant-café. Comenzaron a hablar de cualquier cosa, Owen se limitaba a contestar con monosílabos y oraciones cortas, se sentía un tanto incómodo.

Cuando terminaron, subieron al auto de Lea una vez más y Dylan condujo hasta el lugar donde verían la película, el cual estaba un tanto alejado de la ciudad. Owen estaba claramente nervioso, sus manos sudaban... no sabía a donde era que Dylan lo estaba llevando pero no quería preguntar.

Cuando llegaron, Owen se tranquilizó al ver que se trataba de un cine en los que puedes ver la película desde tu auto.

—¿Qué película veremos? —preguntó Owen... de cierto modo comenzaba a sentirse cómodo junto a Dylan.

—No lo sé, Félix no me dijo, pero sólo disfrutala —le sonrió, las mejillas de Owen se tornaron de un color rojo.

—Bien —contestó muy apenas.

Los dos chicos subieron al techo del auto para poder ver la película mejor. La película era una comedia romántica, Dylan y Owen veían aburridos.
Dylan cada vez se acercaba más y despistadamente a Owen, quien parecía no notarlo.

Dylan puso su mano sobre la de Owen, sorprendiendolo, pero de cualquier modo, no la quitó.

La película iba por la mitad, Owen había recargado su cabeza en el hombro de Dylan, mientras esta tenía sus brazos al rededor de él.

—Owen —llamó Dylan— quiero pedirte perdón por todo lo sucedido.

—No lo menciones ahora, por favor —se separó de Dylan.

—Si no lo digo ahora, no sé si me querrás escuchar después —Owen se quedó callado— lamento tanto no haber sido sincero contigo respecto al tema del vídeo, no quería hacer que te preocuparas para no arruinar las cosas, pero todo terminó mal... no sabes que tan mal he estado desde que lo nuestro terminó, jamás había llorado tanto por algo así estando sobrio.

—¿Qué pretendes con esta conversación?

—Quiero que sepas que estoy arrepentido por todo lo malo que ocurrió entre nosotros, quiero pedirte que lo volvamos a intentar.

—Las cosas no son tan fáciles... —lo interrumpió.

—¿Puedes dejar de pensar tanto en ello? Te necesito Owen, eres mi primer amor y el amor de mi vida, por favor, intentemoslo otra vez, te prometo que haré todo lo posible porqué esta vez todo sea perfecto.

—¿Me lo prometes?

—Te lo juro, por el amor que te tengo —tomó sus dos manos.

Owen se acercó a besarlo, estaba dispuesto a volverlo a intentar.

—¿Eso es un si? —preguntó Dylan con una sonrisa, Owen asintió— gracias, gracias, gracias —lo abrazó fuerte.

Dylan y Owen se quedaron así por unos cuantos minutos, Dylan estaba más que feliz, mientras que Owen se cuestionaba si había tomado la decisión correcta... solo esperaba no arrepentirse de ello.

—¿Quieres salir de aquí? —Owen no lo dudo ni un segundo y asintió.

Bajaron de la parte de arriba del auto y entraron en él. Dylan comenzó a conducir, buscando un hotel, después de varios minutos pudo divisar uno. Owen sabía lo que pasaría a continuación, pero no había problema, esta vez estaba seguro de lo que quería.

Después de estacionar y llegar a la habitación por la cual Dylan había pagado. Dylan se acerco a besar desesperadamente a Owen.

Owen respondía sus besos torpemente, al estar nervioso, le era difícil seguirle el ritmo.

Dylan sacó la playera de Owen y comenzó a besar su pecho, mientras que este lo disfrutaba emitiendo pequeños gemidos. Dylan tomo a Owen por los muslos y lo levantó, para llevarlo a la cama, recostarlo y posicionarse arriba de él, sin dejar de besarlo en ningún momento.

—Me encantas, Owen —decía Dylan mientras bajaba sus besos hasta el abdomen de su compañero— eres perfecto, pequeño.

Lentamente desabrocho el botón de su pantalón y bajo el cierre, de un tirón, bajo el pantalón hasta sus rodillas, mirándolo y sonriendo. Owen le regresaba la sonrisa, aunque claramente estaba nervioso.

Dylan se acerco para darle un beso en los labios, mientras que Owen le quitaba la camisa.

Y en lo que Owen se encargaba de desvestirlo, Dylan metía una de sus manos en su ropa interior, tomando su miembro erecto y acariciandolo de arriba a abajo.

—Sigue... sigue —decía Owen en la boca de su compañero entre pequeños gemidos.

—Esperé tanto por esto —Dylan se separó de Owen con una sonrisa.

Con sus dos manos, bajo por completo la ropa interior de Owen para segundos después bajar la suya, dejando a la vista su miembro erecto y excitando más y más a Owen.

Las caricias entre ellos se mantuvieron por unos cuantos minutos más, los dos estaban al límite de placer, pero seguían necesitando más.
Dylan se metió un dedo a la boca, para después colocarlo en la entrada de su compañero.

Al principio, el rostro de Owen no expresaba más que dolor, pero después de que Dylan lo estimulará correctamente y después de haber metido otro dedo, logró encontrar el punto de mayor placer de Owen, haciéndolo sentir bien.

Sacó sus dos dedos, para poner la punta de su pene ahora, con cuidado de no lastimarlo, empezo a introducir su miembro en Owen. Empezando a penetrarlo lento, para ir aumentando un poco la velocidad de sus embestidas.

Ninguno de los dos se contenía, haciendo que sus gemidos inundaran por completo la habitación.

—Te extrañé tanto, Owen —dijo volteando el rostro de Owen para besarlo.

Después de varios minutos, habían cambiado de posición, estando Owen abrazando una almohada y Dylan en sus rodillas para seguir embistiendo a su compañero.

—Estoy... estoy a punto de... —decía Owen entre gemidos.

—Yo también, bebé —contestó, mientras tomaba el miembro de Owen y comenzaba a estimularlo, para hacerlo venir más rápido.

Los gemidos de los dos se hacían más fuertes conforme estaban a punto de venirse.

—¿Puedo correrme dentro? —preguntó Dylan, en el oído de su compañero, quien sólo asintió.

Los dos chicos pegaron un grito de placer al correrse al mismo tiempo. El estómago de Owen comenzó a sentirse caliente debido a que Dylan se había corrido dentro de él.

Pronto sus respiraciones agitadas era el único ruido en la habitación. Con cuidado, Dylan salió de Owen y se acostó al lado de él.

—Deberíamos tomar un baño —habló Dylan.

—¿Deberíamos?, ¿juntos? —preguntó Owen.

—Te ayudaré a limpiarte, vamos —tomó su mano.

Sin protestar, Owen siguió a Dylan hasta el baño. Para media hora después, estar los dos acostados nuevamente en la cama, ya bañados y de lo más cansados.

—Bebé —habló Dylan, captando la atención de Owen— te amo.

Owen se puso rojo, oír esas palabras de Dylan era simplemente hermoso.

—También te amo —contestó nervioso— quiero estar contigo para siempre.

—Estaremos juntos para siempre, es una promesa.

—Una promesa —Owen sonrió, acercándose para besar a Dylan en los labios.

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