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Segunda semana de clases, Daril no había conseguido hacer ningún amigo y no tenía interés en ello.
A primera hora, Charlie se acercó discretamente a él.

—Lamento no haberte hablado la semana pasada —se disculpó, aunque más bien parecía que lo hacía más a fuerza que de gana.

—No importa —contestó de la misma manera sin siquiera mirarlo... realmente no le importaba.

—Amm... ¿te sientas conmigo en el almuerzo?

Daril levantó los hombros.

—Lo tomaré como un si —le sonrió para no hacer las cosas tan obvias y se fue a sentar a su lugar— ¿feliz? —preguntó a su compañero.

—Te debo una —contestó Jessie con una sonrisa llena de felicidad.

—Bueno, nunca se sabe que esperar de él... mejor no te emociones —le dio una mirada rápida.

—¿Por qué lo dices? —preguntó interesado.

—Antes de entrar mi hermana salió con un amigo suyo... —Jesse interrumpió.

—No sabía que a tu hermana le gustaban más chicos —rió Jessie.

—Que tonto —lo miró mal— ahí esta lo raro, estuvimos platicando... fue a la universidad.

—¿A qué te refieres? —cuestionó confundido, realmente no le creía.

—Si, estuvo estudiando en una universidad de San Francisco —susurró, como si fuera todo un secreto.

—Seguro te mintió, eso no es posible.

—No lo había pensado... bueno, ese no es el punto... —fue interrumpido, justo en la parte más importante.

—Charlie, Jessie... guarden silencio —habló la maestra, evitando que Charlie pudiera seguir diciéndole a Jessie el porque de su comentario.

La clase prosiguió normal. A la hora del almuerzo, en cuanto Daril se levantó para ir a comer el sándwich que la mamá de Félix le había preparado, Charlie se acercó a él.

—Te sentaras con nosotros, ¿cierto? —preguntó Charlie antes de que Daril pudiera siquiera salir del salón.

—Que da —contestó y siguió a Charlie.

Una vez que estuvieron en el comedor se sentaron en una mesa justo en medio de todos. A los dos minutos llegaron Jessie, Dianne, una chica que no conocía y un chico que Daril había visto una vez en el baño. Jessie y el chico que había visto en el baño se sentaron junto a él, dejándolo en medio. Dio un suspiro.

—Chicos, él es Max... no hay problema si se sienta aquí, ¿verdad? —preguntó la otra chica.

—Para nada —dijeron Charlie y Jessie al mismo tiempo. Daril dio un suspiro una vez más, los chicos de su edad parecían realmente... tontos.

—Eres hermano de Matt, ¿cierto? —preguntó Dianne, claramente interesada.

—Si —asintió Max, odiaba que lo conocieran simplemente como "el hermano de Matt".

—Que genial —sonrió.

—No me digas... que... te gusta —dijo con una expresión de horror.

—Es sólo que es tan guapo —suspiró.

—Cada quien sus gustos... —dijo Max para él.

Durante todo el almuerzo Daril estuvo buscando a alguien que lo mirará o algo así, aún tenía la duda de quien era la persona que había escrito la carta de la otra vez. Nada.

Apostando el DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora