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—Yo me voy —dijo Noah mientras se daba la vuelta y tomaba a Max por la muñeca.

—Noah, ¿no tienes suficiente con lo que hiciste? —habló Marc, Noah torció los labios.

—No entiendo de que me hablas —contestó, frío, Marc era la última persona con la que quería hablar en ese momento.

—Al menos danos una explicación, sabes perfectamente de lo que hablamos —habló ahora Chris, mientras se acercaba un poco a Daril, quien estaba con la mirada fija en el celular, con Bobby en su regazo.

—Estaba ebrio —simple, su explicación fue así de simple.

Noah caminó hasta la puerta, no daría más explicaciones... ¿por qué contribuiría a que el hermano de quien tanto le hizo tanto daño tuviera un "final feliz"? No, no lo haría.

—¡Noah! —Marc alzó la voz, mientras se levantaba del sillón y caminaba hacía él— le debes una explicación a Daril.

—Yo nunca pedí una —exclamó Daril molesto, mientras bajaba a Bobby y se levantaba para ir a la cocina.

—No te vayas Daril —habló por primera vez Félix.

—Si me quiero ir, me voy a ir, idiota —abrió el refrigerador y saco un poco de jugo, era claro que estaba de mal humor, pero en tal situación ¿quién no lo estaría?

Nadie le había pedido su opinión, en cuanto llegó, Félix lo sentó junto a Chris a pesar de que le había dicho claramente que no. Poco les importó su opinión. Treinta minutos después llego Noah junto a Max... con lo enojado que estaba ni siquiera le pudo preguntar a Max que era lo que hacía con alguien tan... idiota como Noah.

—¡Daril! Regresa —dijo Marc desde la sala.

Ahora estaba más enojado, ¿por qué tenía que hacerle caso a todos ellos? El que fueran mayores a él no les daba derecho a nada y mucho menos tenían el derecho de meterse en su vida personal, si las cosas eran con Chris, eran solo con él. No con Félix, no con Marc. Estaba harto, frustrado y confundido. Lágrimas de frustración empezaron a bajar por sus mejillas, no entendía nada, quería regresar a casa... con sus padres.
Pero no podía, ni siquiera tenía a sus padres, nada...

—¿Daril?, ¿estás bien? —preguntó Chris entrando a la cocina— ¿por qué lloras? —se acercó a él.

Daril bajo la mirada y apretó los dientes, ¿por qué tenía que verlo en ese estado? Vulnerable, estando así no podía pensar bien y temía cometer una tontería, como perdonarlo. De un momento a otro Chris abrazó a Daril.

Lo había olvidado, había olvidado lo cálidos que eran sus brazos y la bella sensación que sentía al abrazarlo. Le gustaba que sólo uno de sus brazos pudiera rodear su cintura sin problema y que su mano restante estuviera acariciando su cabello. Lo había olvidado por completo. Pero él lo había arruinado.

Y en cuanto su cabeza tocó el pecho de Chris, se desmoronó... su llanto era fuerte, la sudadera de Chris no tardo ni cinco segundos en quedar empapada de las lágrimas de Daril. Le dolía verlo así y le dolía no saber el porqué de su llanto... ¿era por él? Era una de las pocas veces que lo veía así. El pequeño estaba temblando de los nervios y del enojo.

De un momento a otro Daril se quedó quieto, levantó el rostro y sus ojos se encontraron con los de Chris.

—Perdón —susurró, mientras posaba la mano en la mejilla de Daril.

Los ojos de Chris empezaban a ponerse llorosos, no podía ver a la persona que amaba en esa condición, porque si, lo amaba. Lo había comprendido. ¿Qué importaba la edad?

Daril quitó los brazos de Chris de su alrededor, empezo a respirar irregularmente y con dificultad, bajo la mirada y apoyó sus manos en el pecho de Chris para mantener distancia.

—Idiota —susurra.

—¿Di-disculpa? —preguntó confundido, ¿cómo habían pasado de estar abrazados a esto?

—¡Idiota! —alzó la voz mientras sus lágrimas volvían a salir, rápidamente bajo las manos de pecho de Chris y limpió sus lágrimas con la manga de su sudadera— no vas a jugar conmigo, no voy a caer.

—Daril, yo no estoy jugando contigo.

—¡Mentiroso! —gritó alterado— no quiero verte, ya no, no quiero saber nada de amor. ¿No lo entiendes? —el pobre chico era un mar de lágrimas.

Y sin darle oportunidad a Chris de contestar salió de la cocina. En la sala todos estaban atentos, en silencio... observando fijamente a Daril.

—¿Estas bien? —preguntó Aleksey, preocupado.

—¿Crees que estoy bien? Dios, todos son tan estúpidos, ¿cómo pueden hacer todo esto sin siquiera saber como me siento?

—Daril... tranquilo... —Félix se levantó de donde estaba sentado y se acercó a Daril.

—Quiero ir a casa —susurró para Félix cuando estuvo lo suficientemente cerca.

Félix apretó los labios y tocó el hombro de Daril.

—Me pides lo imposible —le daba tristeza ver a Daril así, podía notarse en sus ojos.

Daril sólo quitó la mano de Félix de su hombro y a paso lento salió de la casa.

—¿A... a dónde vas? —preguntó Aleksey.

No recibió respuesta. Daril comenzó a caminar en dirección a casa de Charlie, no iría a molestarlo a las 10-11 de la noche, sólo iría a un pequeño parque a unas cuantas cuadras de ahí.

Chris había querido ir detrás de Daril, pero no lo dejaron. En su lugar fue Félix, pero a los pocos minutos lo perdió de vista. Daril tenía que volver, pero era preocupante, un chico de sólo 14 años andando solo por las calles a altas horas de la noche.

Dos cuadras antes de llegar al parque, Daril chocó con alguien, haciendo que casi cayera, pero esta misma persona había alcanzado a agarrarlo antes de que eso sucediera.

—Perdón, no me fije por donde iba —habló el chico, Daril no contestó, sólo se alejó un poco del chico.

—No hay problema —dijo casi audible.

En cuanto levantó la mirada, vio a un chico rubio de ojos azules... y le parecía familiar, lo había visto en alguna parte pero no podía recordar en dónde...

Apostando el DestinoWhere stories live. Discover now