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Hudson recogía a Matt de una fiesta, eran las cuatro de la mañana y Matt estaba realmente mal.

—Señor, se ve terrible —habló Hudson en cuanto Matt subió al auto.

—No... no me llames Matt —dijo muy apenas en si— llámame Matt —sin quererlo, a Hudson se le escapó una pequeña risa— ¿qué es tan divertido?

—Nada, Matt —le sonrió— ¿cuánto has bebido?

—Sólo un poco —hizo una pausa— quiero vomitar... voy a vomitar —se hizo para adelante— abre la ventana, abre la ventana.

Asustado, Hudson abrió la ventana lo más rápido que pudo, Matt sacó la cabeza y vomito, después de haber terminado, volvió a meter la cabeza. Se limpió los labios con la mano.

—¿Tienes agua? —preguntó mientras subía la ventana. Hudson le pasó una botella de agua que tenía de su lado.

—Te ves realmente mal —Matt volteó a verlo.

—Me gustas —soltó, poniendo a Hudson incómodo— y me gustan tus ojos, tu cabello y todo lo demás —miraba embobado.

—Para —pidió serio.

—¿Parar qué? —sonrió divertido— me gustas, me gustas...

Hudson no contestó, se quedó callado... y en cuanto menos lo noto Matt se había quedado dormido.

Minutos más tarde, se encontraban estacionando frente a la casa. Matt había despertado... pero se había vuelto a acomodar en su asiento.

—Matt, despierta, ya llegamos —lo movió Hudson.

—No quiero —se quejó.

Hudson suspiró, bajó del auto y abrió la puerta del lado de Matt.

—Vamos anda, te ayudaré a bajarte.

Matt extendió los brazos hacía Hudson, quien lo abrazó por el torso y lo saco del auto, puso el brazo de Matt en sus hombros y caminó hasta la entrada de la casa, con cuidado de no hacer ruido y como pudo abrió la puerta.

Llevó a Matt a su habitación y lo acostó en la cama.

—Quédate conmigo, por favor —pidió Matt, tomando a Hudson por la muñeca.

—No puedo hacer eso, lo siento —tragó saliva, Matt lo ponía nervioso.

—Por favor —lo jaló hacía él— hasta que me duerma... acuestate conmigo.

Hudson se sentó en la cama, sabía que Matt era terco a morir.

Horas más tarde, Matt se despertó, su cabeza dolía horrible y no sabía ni como había llegado a su habitación. A su lado estaba Hudson, dormido profundamente.

Sin pensarlo dos veces, Matt se acercó a darle un beso en la mejilla.

—Despierta —lo movió un poco, poniéndolo boca arriba— despierta —repitió, pero Hudson seguía sin responder.

Sonrió, se acercó a darle un beso en los labios, el cual Hudson no respondió y en cambio lo apartó.

—¿Qué es lo que haces? —preguntó mientras se sentaba en la cama.

—¿Qué es lo que tú haces en mi habitación? —sonreía divertido.

—Me quedé dormido —dijo nervioso.

—Ya estás aquí, así que quédate —sonrió y se acercó a él.

—¿Qué tal si entra alguien?

—Nadie viene a mi habitación, no te preocupes por eso.

Hudson estaba un tanto inseguro de lo que decía Matt... pero esta vez ya no se iba a resistir, sabía que quería a Matt y no iba a desaprovechar esta oportunidad.

Apostando el DestinoWhere stories live. Discover now