36

1.6K 207 72
                                    

Hoy era un día muy especial, estaba emocionado y ansioso por que este día llegará.

Me levanté temprano para poder aprovechar bien el día, estaba tan nervioso también que por poco olvido lavarme los dientes antes de salir de casa.

Cuando subí al auto revisé que todo estuviera en orden y que no me faltará ninguna cosa. Todo estaba en su lugar.

Comencé a conducir en dirección a una cabaña que mi padre tenía a casi una hora de la ciudad para seguir con los arreglos.

Le había pedido ayuda a Chris para que cocinara y traía todas las cosas que me había pedido para prepararlo. Guardé todo en el refrigerador y preparé la mesa.

Cuando todo estuvo en su lugar y me convencía como se veía, salí de ahí para ir a encontrarme con Félix.

Después de una hora manejando llegué a su casa, el sólo hecho de pensar en que tendríamos una cita hoy me hacía querer sonreír bastante. Toqué el timbre, segundos después Félix abrió la puerta.

—¿Estás listo? —pregunté mientras me acercaba para darle un beso en la mejilla.

—Sólo déjame ponerme zapatos, ahorita nos vamos —contestó sonriente, dejándome pasar.

—Tómate tú tiempo amor —Félix se puso rojo, aún no se acostumbraba a que lo llamará así.

—Eres tan molesto —se quejó con una risa.

—¿Pues qué?, ¿no eres mi amor? —me acerqué a abrazarlo.

—Cállate —trató de apartarme, mientras reía.

—Cállame entonces —me acerqué a sus labios

—Para —tapo mis labios con su mano.

—¿Qué? Dejame besarte —dije sin apartar su mano.

—No, espera —trató de soltarse.

—¿Esperar qué? —me aparte.

—Aún no me lavo los dientes —contestó mientras se dirigía al baño.

—Dios, Félix —reí, ¿en serio se preocupaba por eso?

—Déjame —volteó a verme mal.

—Ya bueno —levanté las manos y me fui a sentar al sillón de la sala.

Un par de minutos después, ya íbamos saliendo de su casa, para subir a mi auto.

Primero iríamos a caminar un poco al parque y de ahí nos iríamos a la cabaña. Lo único que esperaba era que todo saliera perfecto.

—¿Me dirás a dónde iremos después? —preguntó curioso, como siempre.

—Deja de preguntar, te he dicho que es una sorpresa —sonreí mientras volteaba a verlo.

El tiempo paso muy rápido, tanto que ya estábamos por llegar a la cabaña.
Mis nervios aumentaban entre más nos acercabamos y solo esperaba que todo saliera bien.

Cuando estábamos en el parque le había mandado mensaje a Chris diciéndole que podía empezar a cocinar.

Y ahora que me ponía a pensar, antes Chris jamás hubiera aceptado ayudarme, pero me supongo que es gracias a Daril, desde que él apareció en su vida Chris ha cambiado bastante, cualquiera podría decir que es otra persona.

En fin, habíamos llegado y ahora estábamos frente a la cabaña.

—¿A qué venimos aquí? —preguntó, creo que ya sabía lo que él estaba pensando.

—Dijiste que tenías hambre —me miró confundido, abrí la puerta y lo dejé pasar.

La mesa estaba servida, Chris se había esmerado y sabía de sobra que ahora le debía un favor.
Félix sonrió en respuesta, amaba sus sonrisa, amaba todo de él.

La cena transcurrió de acuerdo a lo planeado y ahora se llegaba lo que más me ponía nervioso.

—Félix —empecé, seguíamos en la mesa, recién habíamos terminado de comer. Tomé sus dos manos, había practicado lo que iba a decirle pero ahora ya no recordaba absolutamente nada— sé que la situación en la que nos conocimos no fue la mejor, lo he dicho un millón de veces... pero quiero que sepas que agradezco haberte conocido, no me imagino mi vida sin ti. Te amo más que a nadie y no me importa todo lo malo que sucedió antes —suspire, estaba nervioso a morir— sé  que somos muy jóvenes, pero de algo estoy seguro... quiero tenerte en mi vida por siempre, así que Félix —solté sus manos para sacar del bolsillo de mi pantalón una pequeña caja negra— ¿te casarías conmigo? —abrí la caja, dejando ver el anillo de compromiso que había elegido para él.

Félix no contestó, se tapo la cara con las manos. Empecé a temer que me rechazará y todo acabará aquí.

—Si —contestó, sin quitar las manos de su rostro, mi corazón se aceleró y me acerqué a él.

—Gracias —dije, quitando sus manos— gracias, gracias, gracias.

Puse el anillo en su dedo y para la suerte que tenía le había quedado, lo había comprado tanteando la medida y suerte la que tenía. Besé sus labios, estaba tan feliz, todo había salido a la perfección.

Y tal vez era una decisión apresurada, el pedirle que se case conmigo a mis escasos casi veinte años... pero no podía esperar más. Amaba a Félix y era lo único que me interesaba en ese momento. Él me hacía feliz y no podía imaginar mi vida con alguna otra persona que no fuera él.

●○●

Y bueno, así termina el maratón, con un capítulo dedicado a Beckblay narrado por Marc. La verdad fue difícil hacerlo pero aquí lo tienen.

Y pues nada, Feliz Navidad 🎄❤ espero se la estén pasando de lo mejor. Mis mejores deseos para todos y cada uno de ustedes que me leen.
Espero les haya gustado este regalo que con mucho amor y dedicación les doy ❤

Gracias por leer, y estén atentos que para año nuevo les tengo otra pequeña sorpresa.

Muchas gracias por leer ❤

Atte: Su escritora que los ama y adora ❤

Apostando el DestinoWhere stories live. Discover now