<< ¿Sabes cuál es tu problema Elizabeth? que vos querés una solución mágica a lo que nos pasa, per la magia no existe, entonces acá estamos en el medio de la nada, sin ir y sin volver, a medias, vos testaruda, haciendo reclamos y reclamos que no resuelven nada. He sido distinto contigo, he hecho lo imposible, ya no creo que pueda hacer nada más. Si no te gusta nada de mi vida tendrás que irte, puedo cambiar algunas cosas, puedo entender otras, pero es demasiado, no puedo cambiar quién soy, creo que nadie puede >>.― dijo Will con seriedad antes de desaparecer de la habitación que compartían. Y aunque Lizzy creía en la magía y sabía que simplemente se trataba de esa química especial, que había aparecido en su vida cuando por algo del destino todo la había llevado a conocer a Willian Darcy que con su galantería la había hecho volver a creer, a sentir, y a reir por lo que antes sufría, no podía detenerlo. Él, se despedía esa mañana con esas palabras después de que ella le reclamara insistentemente que no le gustaba vivir con los sirvientes y con la Sra. Reynolds en esa enorme mansión y la magía entre ellos por primera vez desaparecía y los desprotegía retirando ese velo de felicidad que hasta ese día los había encantado. Lizzy, lloró porque supo por primera vez que podía perder a Will, que él podría desaparer de su vida, luego se levantó y comenzó a juntar sus cosas.
Georgiana se había ido a Manchester con su marido y su pequeño hijo Will, que con casi tres meses ya estaba precioso y fuera de peligro, Brandon los había acompañado, y en Londres la Sra. Reynolds, Philip encargado de seguridad, y seis personas para el mantenimiento general de la mansión vivían con ellos, eran demasiados a su entender. Ella de todos solo aceptaba a Brandon, a él lo sentía cercano, le tenía aprecio, pero con la Sra. Reynolds la relación no terminaba de sellarse, "cuestión de piel decía Elizabeth", pero era algo más. La Sra. Reynolds llevaba tantos años en la casa que se creía la dueña y a Lizzy eso no le gustaba. A veces consentía a Darcy de manera incorrecta, notando que muchas cosas de su temperamento eran producto de las consentidas de la señora que no ayudaban en nada, más que en hacerlo ver inmaduro y quisquilloso, con manías ridículas. Una de las manías más ridículas que ella conocía era que Reynolds lo llamaba todas las mañanas antes de las nueve si él no había bajado, Elizabeth le había pedido encarecidamente a ambos que ya no lo hagan y ella lo seguía haciendo, sábados, domingos, feriados, era insufrible, nunca podían disfrutar tranquilos de nada porque ella llamaba para molestar.
Ese domingo por la mañana la discusión había comenzado por el llamado de Reynolds a las nueve y un minuto, había seguido porque Will se iba a jugar al tenis con los Bingley, y había terminado cuando Lizzy algo descompuesta, más allá de no disfrutar en particular de la compañia de Caroline, había confirmado que no lo acompañaría. Una cosa había llevado a la otra y de repente ella se encontraba en el auto de Jane, con Tris y una maleta, entristecida y confirmando con rotunda convicción que: ¡No volvería a la mansión nunca en su vida!, no le importaba nada. Will no conocía sobre su decisión, por supuesto, él se sentía incómodo con las peleas constantes por el mismo tema, pero no creía que ella tomaría una decisión así, se enteraría al regresar dos horas mas tarde.
Lizzy estaba agotada, no había forma de acostumbrase a la casa, no le gustaba nada, era enorme, con tanta gente dando vueltas y observando, sabiendo cada movimiento, mirando sus cosas, no había manera, era peor que vivir en un hotel; desde que Georgiana había dejado que los sirvientes hicieran y deshicieran, era horrible y la Sra. Reynolds había osado hasta en llamar a una decoradora que se ocupaba de los arreglos cuando Darcy padre aún vivía. Todo era una locura que no mejoraba con el pasar del tiempo y que Will minimizaba, preocupado por cosas de la empresa y de las obras en construcción. Elizabeth y él se entendían en la intimidad, nada había cambiado en ese sentido, pero la convivencia era imposible, apenas comenzaba el día el llamado de la Sra. Reynolds comenzaba las diferencias, no coincidían en nada de nada, si Will creía que algo era una pavada, para Lizzy era importante, en caso de que Will se preocupara por algo a Lizzy le parecía sin importancia y así iban como el agua y el aceite.
Durante algunas horas Lizzy ordenó cosas que había trasladado desde la mansión, sobre todo cosas del trabajo y una valija con prendas que usaría esa semana, la mayoría de las cosas que tenía en la casa de William eran de esa nueva vida y a ella le parecían tétricas, Jane ordenaba la ropa en el cuarto de Lizzy, mientras ella y Tris acomodaban objetos en el garage para el próximo lunes y Tris se dió cuenta que algo faltaba:
― Elizabeth me imagino que mudaremos el sótano a algún lugar, no podemos prescindir de esos objetos, son tuyos, ya hemos firmado veinte contratos contando con esas cosas me acabo de acordar que mañana alguien tendrá que ir porque falta una lámpara de pie.
Lizzy que no había tenido en cuenta eso y no le interesaba en absoluto, le iba bien en el trabajo y todo había mejorado luego de ganar el concurso de decoración de vidrieras de la nueva temporada de primavera, por lo que no estaba preocupada por nada de eso y le respondió sin demorar:
_Ni me importan esos cacharros viejos y anticuados de los Darcy. Espero no haya problema si se los pido, en definitiva fue un regalo, pero no me interesan en lo más mínimo, alquilaremos como antes de conocer a William, mi vida no comenzó con él.
Jane que se había acercado abrió los ojos y miró a un costado escondiendo su gesto de sorpresa, Tris escuchó atenta y ambas guardaron silencio, Lizzy parecía otra persona, superada de todo y sin preocupaciones. Ambas sabían que eso no duraría mucho y que ellas serían las únicas que se ocuparían de servir de paño de lágrimas cuando Elizabeth se diera cuenta de lo que estaba haciendo. Jane palmeó a Tris sabiendo que ella sería quien se ocuparía ese día, se había convertido en una hermana menor a esas alturas y estaba sola porque Ed recuperado de una quebradura de brazo que le había impedido presentarse por meses en recitales estaba nuevamente de gira.
― ¡Lizzy dejé todo ordenado, tengo que buscar a Charles para ir a almorzar!, bajemos las últimas cosas _ dijo Jane que había terminado con lo suyo, buscaría a Charles en el club y juntos irían a almorzar.
―Gracias por tu ayuda Jane, te debo una― contestó Lizzy esforzándose para que no se note su angustia. Sintió una puntada en el corazón que la hizo temblar, los ojos se le enrojecieron, dejó la canasta de pompones que estaba acomodando y se sentó en el piso del garage, secó algunas lágrimas que no pudo impedir que caigan sobre sus mejillas, respiró profundo y lloró en silencio. Estaba sola. Tris había salido apurada para retirar las últimas cosas al auto y eso le permitió pensar en lo que estaba haciendo. Se sintió morir, cómo haría para vivir sin Will, se preguntaba, él no la perdonaría por esto, pero tampoco era opción quedarse en la mansión. Ella no podía vivir con siete personas que no conocía de observadores continuos de su vida. No podía y no podía, no era algo que ella pudiera tolerar, lo había intentado de mil formas, ella vivía sola desde los diecinueve años, viajaba por el mundo, estudiaba en universidades enormes con miles de personas, pero vivía sola. Will y sus hijos podrían vivir con ella, las demás personas no. Lo máximo que podría tolerar era alguien que se ocupara de la casa mientras ella trabajaba como tenía su amiga Charlotte. Pensó en ella, la llamaría de inmediato para contarle lo sucedido, así podría controlar la angustia y pensar en qué hacer durante el día para pasar ese primer momento, lo único que creía de la frase de William de la mañana era en eso de que la magia no existía ya entre ellos y que a ella tarde o temprano le dolería terriblemente esta decisión.
Jane había vuelto preocupada y la miraba desde la puerta.
_¿Me has oído?_ dijo con suavidad.
_Claro, ya dejaba esto e iba a despedirte, te agradezco, ve con tus cosas, estaré bien.
_Me preocupo y no diré nada, pero habla con Will, me pones en el medio de todo esto, Charles se enojara conmigo por haberte ayudado a escapar.
_No me importa Charles ni nadie Jane, es mi vida, no viviré con sirvientes, no es lo que me propongo en la vida, de qué me habla este William Darcy, si quiere vivir en el mundo de la riqueza que se quede ahí, yo vivo en mi casa y él en su palacio_ contestó recomponiendose y sonando enojada. Elizabeth estaba convencida, Jane la miraba asustada y pensaba, cuando se dé cuenta va a ser muy tarde, pero no se animó a decir una palabra, conocía a su amiga y no era el momento de contradecirla.
_ Me voy entonces Lizzy, si necesitas algo puedes llamarme. Luego de almorzar estaré en casa, escribiendo para la revista y pasando la tarde con Charles. Espero que estés bien_ Jane intentaba sonar normal, no sabía si eran un chiste sus últimas palabras, pero eran las que le habían salido, Lizzy no estaría bien de ningún modo y eso era un hecho.
_No te preocupes Jane, estaré aquí. Vendrá Charlotte con los niños a pasar la tarde conmigo, iremos al parque y luego a tomar el té, ya le envié un mensaje. Tris estará cerca me lo ha dicho.
_Eso espero_ dijo Jane mientras la besó en la frente dulcemente y se fue sin pensar, si lo hubiera pensado la hubiera regresado a la mansión con algún invento que disimule semejante locura, William enloquecería al enterarse que Lizzy no pensaba volver, Jane no quería pensar pero era en vano las ideas no dejaban de acosarla.
Llego a buscar a Charles y se encontró con Caroline, Samira y Will conversando en la puerta a punto de despedirse, se veían esplendidos, distendidos, Jane sintió odio, Samira era una amiga de Caroline, había salido alguna vez con Charles la hubiera atropellado con el auto, hizo sonar su bocina.
_Baja y saluda preciosa, no es de buena educación lo que haces_ dijo Charles mientras sonreía como era su costumbre. Ella le hubiera contestado, ¿ es de buena educación tirarse a cuanta amiga de tu hermana y fulana pasa por tu casa?, pero guardó silencio, puso su mejor cara de felicidad y se bajó del auto.
_Hola ¿cómo están todos? Se los puede ver radiantes.
_ La primavera me sienta esplendida_ dijo Caroline con un gesto demasiado feliz que a Jane le sorprendió para ser honesta, miró a Will y él se hizo el desentendido, algo raro había entre esos dos.
Charles saludó a todos y se retiró a buscar su bolso apoyado a unos metros, Jane hizo lo mismo y los otros tres se quedaron sin moverse.
Apareció Brandon y Darcy se subió al auto, Caroline y Samira con él, Jane sacaba humo por la boca, se le notaba en la mirada, mientras caminaba al auto no podía dejar de mirar, temía por el futuro de la relación de amor de su amiga. No quería exagerar pero algo grande estaba pasando.
Charles subió al auto, Jane no pudo con su genio y le preguntó:
_ ¿Caroline estaba muy divertida y alegre, que notable no te parece?
_ Si , le gusta compartir los domingos por la mañana con nosotros como antes de casarnos y hoy Darcy estuvo especialmente atento y confió en nosotros, algo no va tan bien con Elizabeth_ Charles sonrió hasta que se dio cuenta que estaba hablando con Jane y modificó la sonrisa.
_ ¿Te divierte que a tu amigo le vaya mal en un matrimonio que no tiene ni dos meses?_ le dijo enfurecida, Jane sufría como si le estuviera pasando a ella.
_ No dramatices, solo fue un comentario, de cualquier modo ha sido una pelea, se reconciliarán_ Charles quería desentenderse del tema, se había equivocado y lo sabía.
_ ¡No es así Charles!, no es como dices, te vi disfrutar de eso, te quedas aquí o te dejo en nuestra casa, me iré con Elizabeth_ Jane estaba furiosa, no quería verlo porque sabía que eso terminaría mal, verlos a los cuatro hablando al llegar al club le había dado una mala impresión, no parecían dos hombres casados con sus amigas de siempre, parecían dos parejas flirteando en un pub de mala muerte de los suburbios de Londres.
_ ¿Pero de qué hablas?_ dijo charles sin entender.
Jane frenó el auto y se sinceró:
_Me iré a pasar la tarde con Elizabeth, se fue de la mansión, no soporta la vida viviendo con siete personas desconocidas y no soporta la actitud de William desde que Georgiana se fue a Manchester, ahora llego y veo esto, no me gusta, deberías pensar. Voy a estar con ella, es como una hermana y acaba de separarse_ Jane hablaba convencida.
_ Debes calmarte Jane, no ha pasado nada, nadie quiere separarse_ Charles no tenía posibilidad, cuando ella se ponía así no había manera de convencerla.
_Por dios Charles, ¡parecían adolescentes coqueteando recién!, yo los vi, sabés que medio Londres me haría añicos si esto se supiera, ¡ Tienen que comportarse como hombres casados! el presumido de Darcy ¿contar sobre sus asuntos matrimoniales a Caroline y a la otra chismosa?, un papelón, ¡esperaba mucho más de él!
_ Me quedo en casa, puedes ir con Elizabeth no quiero interrumpirte y créeme que el comentario lo hice riendo sin intención, no quiero que Will y Elizabeth estén mal, pero él se veía exhausto y yo más que nadie sé que ha hecho lo imposible para cambiar por ella _ dijo Charles desanimado pero entendiendo que se había pasado, y sabía que Will también, esperaba que Jane no se enterara por la chismosa de su hermana, pero Will con enojo había estado maldiciendo la hora en que se había comprometido con Elizabeth, no porque no la amará, sino porque se le hacía difícil convivir con ella y con sus desprecios permanentes a la riqueza. Era muy loco, justamente lo que él había deseado toda la vida, una mujer desinteresada de sus lujos. Charles se quedó pensando en eso para chantárselo en la cara a su amigo a penas lo volviera a ver. Toda la vida pidiendo eso y rechazando mujeres que amaban su dinero y ahora que tenía eso también lo maldecía. Típico de Darcy.
Jane dejó a Charles y llamó a Elizabeth para unirse en la salida al parque con los hijos de Charlotte, Lizzy se alegró, sabía que su amiga no tenía tantos conflictos en la convivencia con su nuevo marido y hacía un esfuerzo por acompañarla en ese momento.
Quedaron en encontrarse directamente en el parque almorzarían y pasearían, Collins estaba en uno de los estudios de la BBC con una jornada extendida de grabación, hacían un documental sobre los atentados en Londres y en EEUU en los última década y no podía faltar. La tarde fue bastante divertida Lizzy no llevó su celular, Jane y Charlotte mientras ella jugaba con los niños en un puente colgante subiendo y bajando escaleras y riendo hablaban sentadas en un banco.
_ Será difícil, aún no ha pasado nada_ dijo Charlotte mirando a Lizzy desde lejos.
_Ya lo creo, he estado pensando, no será simple nada de lo que vendrá, ella cree que estará bien y me parece que no sabe a lo que se está arriesgando, él no es nada de lo que nosotros hemos visto, puede recrudecer su temperamento y convertirse en el ser despreciable que era antes de conocerla_ en el tono de Jane podía escucharse el miedo.
_Parece que hablas conociendo algo que yo no_ dijo Charlotte resuelta y esperando oir lo que tenía para decir Jane.
_No sé nada, solo puedo hablar de lo que conocí de William Darcy antes de Lizzy, no era el más caballero con las mujeres, siempre ha sido más de entretenerse y no entregarse, con ella fue distinto, pero a ella no le alcanzó_ Jane estaba preocupada.
_Bueno no todo es él, Lizzy ha sido toda la vida independiente, yo me alegro de tener una persona que me ayuda, pero tiene que ser difícil vivir con extraños que dicen qué hacer y qué no, y en realidad no son más que empleados, la entiendo bastante, por otro lado ella es la nueva y ellos llevan años ahí. Yo no sé si podría_ dijo Charlotte convencida.
_Creo que Elizabeth no acepta ser la dueña de todo eso, entonces no ha podido poner límites ni imponerse ante la Sra. Reynolds por ejemplo, ella debe adueñarse pero no quiere, y ahí me parece que está el problema_ Jane parecía reflexionar en voz alta.
_ Jane como sea, si él la quiere las cosas serán diferentes, dime qué necesidad tienen que vivir en semejante lugar para estar todo el día encerrados en su habitación, las cosas como son, él vive ahí porque ahí nació pero no usa nada de eso, está para que lo limpien los empleados, uno tiene que vivir estas experiencias para darse cuenta que no tiene ninguna gracia tanta opulencia_ Charlotte hablaba con convicción y respaldaba en todo a su amiga.
_Charlotte me parece que tienes razón, pero Lizzy aceptó todo y luego..._ interrumpió sus dichos por la interrupción de la otra.
_Y luego nada Jane, y luego la vida no es color de rosa y lo que ella creía que podría se convirtió en una locura total y ella no puede vivir así.
Lizzy se acercó sonriendo los niños seguían jugando.
_ Me he cansado_ dijo suspirando_ ellos te llenan de energía.
_Si, podrías quedártelos una semana Lizzy no los extrañaré sabiendo que están bien a tu lado y yo podría salir con Collins o simplemente descansar_ Charlotte sonreía.
_ Ahora que seré la tía soltera de nuevo, podrán venir_ dijo Lizzy con añoranza.
Jane miró su celular, era Charles, no sabía si atenderlo sus amigas la miraron, ella dudo, la llamada se perdió.
_ ¿Qué sucede ?_ dijo Lizzy sorprendida.
_Nada solo que no quiero estar en el medio, es posible que llame porque tu no tienes el celular encima ¿qué tengo que decir?_ Jane sonaba aturdida.
_Jane no te amargues, di la verdad estamos en el parque con Charlotte y los niños.
El celular volvió a sonar Jane contestó y luego de unos minutos se la escuchó decir:
_Estamos en el Regent Park con Charlotte y los niños_ sonaba terrible.
Lizzy se sentó junto a sus amigas y hablaron de todo y de nada, como si ella no se hubiera mudado a su casa siete horas atrás, eran casi la cuatro de la tarde.
Lizzy sintió un malestar y tuvo una especie de sensación de falta de aire, nada grave pero decidió que era tiempo de irse a su casa, era casi primavera ya no hacía tanto frío pero todavía el invierno en Londres podía sentirse. Recordó de repente, su boda en primavera y sonrió. No habría boda, no había nada para festejar y menos ese día. Caminaron por el parque hasta llegar a la esquina en que Charlotte seguía dos cuadras al oeste con sus hijos y ellas tres al este hasta su casa, Jane había dejado el auto en lo de Lizzy. Su teléfono volvió a sonar y jane contestó.
_Estamos llegando a lo de Elizabeth, en cinco minutos_ dijo luego de oír a Charles.
_ ¿En dónde?_ dijo después mientras doblaban en la esquina y veían el auto de Will en la puerta de la casa de Elizabeth con Charles a su lado. Lizzy había entendido sin que Jane le diga una sola palabra.
Entre dientes hablaron los últimos sesenta metros que restaban caminar.
_Tomate con calma esta charla, te molestan sus sirvientes, a él lo amás_ dijo Jane con seguridad.
_Ya no sé qué me molesta Jane, Will no es lo todo lo que tú crees_ dijo Lizzy con tristeza.
Jane recordó la escena en la puerta del club, odiaba a todos los hombres por inmaduros en ese momento.
_Él te ama Lizzy, no es perfecto, pero sé que ha hecho mil esfuerzos por su amor y por ti_ sus palabras sonaban tan convincentes que Lizzy sintió añoranza.
Charles se bajó del auto, saludó a Elizabeth con amabilidad y demostrando interés y abrazó y besó a su hermosa mujer, la amaba por sobre todas las cosas, más allá de cualquier pavada que pudiera hacer. Los dos se despidieron de Darcy que bajó apurado del auto. Elizabeth abrió la puerta de la casa casi sin mirar a Will, le agradaba su visita, pero no había mucho para decir.
_ ¡No me atiendes el teléfono!_ dijo él con seriedad.
_ ¿Eso te importa? _dijo Lizzy sonando aburrida.
_Y si te vas de mi casa sin avisar, como mínimo me gustaría una explicación_ dijo él creyendo que tenía una reunión de empresarios, no parecía él, estaba enojado, como las primeras veces que Lizzy lo había visto, mal ante todo lo que contradijera su voluntad.
_ Es que es como dices, ¡TU CASA!_ dijo Lizzy gritando cuando pronunciaba las últimas dos palabras.
_No quise decir eso, es nuestra casa, bueno es igual_ Will seguía sonando distante, desalmado, era justo lo que Lizzy quería evitar, oirlo así la lastimaba, él había tenido suficiente en los últimos días, pero ahora no le importaba la empresa, ni los problemas de las obras, esto era importante para él pero no sabía ser de otro modo.
Para ella vivir no era tener millones, ni problemas millonarios, para ella vivir era tener buenos momentos, amar su profesión, ocuparse de ella y trabajar para mejorar y para obtener buenas ganancias, compartir con los afectos.
La empresa millonaria no le interesaba en nada, y no podían recriminarle que luego abusaba de los lujos, porque no era así, al contrario, los lujos le molestaban y la incomodaban cada día más.
Verlo ahí con esa actitud la había convencido, se iba a separar de William Darcy aunque aún algo de él todavía le interesaba, recordaba los primeros momentos, había sido como un desafío, conquistarlo, conocerlo, no sabía hoy en que se había convertido eso, pero ese William con esa actitud no le interesaba para nada.
Lizzy se quedó callada, no tenía nada para decir, él tampoco dijo nada. Se sintió incómodo, su celular sonó, él atendió, lo escuchó decir ya voy, mientras la miraba con tristeza.
Se movió a la puerta y dijo:
_Me tengo que ir.
_ Lo sé _ dijo Elizabeth completamente devastada con lo acontecido, no tenían nada más que hablar, se fue apurado, algo era urgente, más urgente que resolver el problema con ella y eso hizo que Lizzy llore durante horas en el mismo sillón en donde había confiado en él por primera vez.
Lloraba por ellos, lloraba por él , por no poder aceptarlo como era, por saber que aunque volviera a la mansión nada mejoraría, no se trataba de un cosa simple, se trataba de compatibilizar dos personas con temperamentos fuertes que no cederían en algunos puntos y lamentablemente ella no volvería a vivir con extraños nunca en su vida. Podía soportar su carácter, podía soportar que lo llamen a cualquier hora y que el responda, pero no viviría con una decena de extraños ni por el amor que tenía por William. Se durmió después de mojar los almohadones del sillón de la sala, se tapó con una manta, acurrucada abrazando un almohadón.
En medio de la madrugada se despertó sobresaltada, Will estaba de nuevo en su casa, la llamaba para que suba a dormir en su habitación, Lizzy suspiraba, no se recuperaba de haber llorado por horas, se dejaba llevar. Verlo la hacía sentir bien, pero no entendía lo que sucedía.
_ ¿Qué haces aquí?, ¿ eres tu?_ dijo Elizabeth entre dormida y tocó a Will como reconociendo su cuerpo.
_ Si Lizzy, soy yo, la magia no existe, pero yo estoy aquí.
Ella suspiró sintiendo que el velo de la magia del amor volvía a protegerlos, subió la escaleras como pudo y se desplomó a en su cama, él la siguió y se acostó a su lado abrazándola. No sabían qué pasaría al día siguiente pero él no podía vivir sin ella y ella era feliz sabiendo que él dormía a su lado.