El sueño de William Darcy

Galing kay inthesoul

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William Darcy, un reconocido arquitecto inglés, viaja a Londres por negocios. Bastante confuso despierta... Higit pa

Capítulo I Un sueño revelador
Capítulo II La mañana de Lizzy Benett en Seldfridges
Capítulo III ¿Puede ser tan difícil encontrarse en Londres?
Capítulo IV ¿Cómo contestarle a Will Darcy?
Capítulo V Encuentro
Capítulo VI Las galerías Miró
Capítulo VII Regent Park
Capítulo VIII Distancia
Capítulo IX Distancia de seguridad
Capítulo X Londres sin tí
Capítulo XI ¿Vivir en Londres?
Capítulo XII ¡ Compórtate!
Capitulo XIII Me enamoré de tí
Capítulo XIV ¿ Qué harías si te invitan a un palacio?
Capítulo XV Languideciendo por el engreído de Darcy
Capítulo XVII San Miguel
Capítulo XVIII Sueños
Capítulo XIX ¿Casamiento ?
Capítulo XX Jane se casa y Caroline...
Capítulo XXI Víspera de navidad
Capítulo XXII Navidad
Capítulo XXIII Una mirada atrevida en navidad
Capítulo XXIV Fin de la navidad, no te quiero más
Capitulo XXV Una inocente fiesta de cumpleaños
Capítulo XXVI ¿Nos separamos o nos casamos?
Capítulo XXVII Elizabeth tenemos que hablar
Capítulo XXVIII Tristeza y alegría dos caras de una misma moneda
Capítulo XXIX El bebe más lindo del mundo
Capítulo XXX La noche antes de la boda
Capítulo XXXI La boda
Capítulo XXXII Tu mirada se robó mi alma
Capítulo XXXIII Mirarte es todo lo que necesito para ser feliz
Capítulo XXXIV Esperando para estar solos
Capítulo XXXV Romeo y Julieta
Capítulo XXXVI La magia no existe
Capítulo XXXVII No puedo dejarte
Capítulo XXXVIII Dibujar y amarte
Capítulo XXXIX La dulce espera cancela la fiesta
Capítulo XL Nuestros bebes
Capítulo XLI Captar el momento
Capítulo XLII El nacimiento
Capitulo XLIII Nuestra vida
Capítulo XLIV Cada uno de ellos y nosotros
Capítulo XLVI Aniversario
Capítulo XLVII Extañar
Capítulo XLVIII El bautismo
Fin ...
Felices pascuas
Información para las seguidoras del sueño

Capítulo XVI Olvidarte

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Galing kay inthesoul

Era sábado por la mañana, Elizabeth sumida en una profunda angustia repasaba en su cabeza una y otra vez sus encuentros con William Darcy, mientras sentada en uno de los sillones dispuestos en su pequeño patio, decoraba con purpurina la cara de unos angelitos que usaría para adornar el festejo de la fiesta de San Miguel en Londres.

Ella, Charlotte y Tris , que no regresaría a  Estados Unidos y formaba parte del plantel de decoración como una más, habían sido encomendadas para los arreglos de la iglesia en donde se realizaría la conmemoración principal de la ciudad.
El  padre de Tris era muy influyente y las había recomendado con los organizadores,  estaría el alcalde, varios representantes de la política, gente prestigiosa,  personas participando del evento como era una costumbre en esas fiestas. 

Toda la comunidad se encontraría en la misa alrededor de las once, para luego en familia o pequeños grupos caminar por las ferias que se organizarían en las inmediaciones, almorzar y pasar el tiempo al aire libre si la llegada del otoño lo permitía.

Era probable que alguien de la familia Darcy y también algún Bingley asistieran como invitados especiales, ya que la empresa de los Darcy se había ocupado de la remodelación de varios de los edificios eclesiásticos, que por el correr de los años estaban deteriorados, y Charles Bingley en persona había participado de la difusión a la sociedad a través de la prensa y las revistas de estos emprendimientos con el fin de recaudar fondos para tal causa. Finalmente,  como todo lo que rodeaba a estos hombres  había sido un éxito logrando la remodelación y el acondicionamiento de treinta iglesias. 

 A Lizzy le daba temor volver a ver a William, no era justamente una opción por esos días. 

Las cosas habían terminado y debían seguir así, verlo no remediaría quien era cada uno de ellos.

Todo en él daba miedo, ese mundo inmenso, opulento y ostentoso, la demanda de sus colaboradores, la participación de William en todo y el ensanchamiento directamente proporcional de su ego con el crecimiento de su fortuna . No había caso, no se trataba de los mensajes que Lizzy había visto de Will con Caroline,  ni de las pavadas y cotilleos de su poca fortuna en comparación con la él. Se trataba de la distancia de sus mundos. Ella no soportaría estar al lado de un ser tan egocéntrico, no soportaría el destrato una vez más  o los automáticos desplantes dejándola sin palabras, desubicada, desplazada, como si ella no pudiera comprender,  por no pertenecer al mundo de los lujos y los negocios siderales las cosas que le pasaban. 

Era improbable  que ella congenie  con eso,   era imposible formar parte de una relación en donde el desdén de Darcy por los sentimientos ajenos y el desprecio por los de su clase eran evidentes. ¿ Quién se creía?

Por momentos  él demostraba con actitudes la convicción de pensar ,  que él era  único en el mundo que tenía problemas y  no se daba cuenta que el peor de sus inconvenientes  era no saber amar,  no saber  rodearse de gente que lo ame con sinceridad, poseer el impedimento de adaptarse a lo nuevo y cambiar sus esquemas para que las nuevas personas se integren a su vida. 

Su propio carácter  lo dejaba fuera de toda posibilidad para el maniobrar en el juego del amor.  

Durante las semanas  en las que había visitado a Elizabeth  se disculpaba cuando aparecía algo de eso en el trato, pero Lizzy había llegado a notar que las disculpas se iban  convertiendo en una cuestión normal.  La relación se basaba en la sucesión de un continuo destrato,  al que seguían  los  arrepentimientos y el  estallido de amor de lo más profundo, no por eso poco doloroso.

Ella acostumbrada a los tratos posesivos de su madre, y al profundo amor de su padre, no soportaba semejantes circunstancias y había decido en contra de sus sentimientos; eso lo reconocía, terminar con la relación. 

 William orgulloso y petulante, queriéndose quedar con lo peor de sí mismo , en lugar de trocarlo por algo más apreciable, había decidido no ceder en esos tratos,  dejar el tratamiento psicoterapéutico en contra de todo pronósticos positivo y volver a Manchester junto con su ama de llaves. Típico de él.

Ella,  a esta altura no lloraba cuando lo recordaba, aunque sentía por momentos una pequeña sensación de malestar en el pecho. La  intensa relación había durado poco más de un mes y la distancia ya llevaba seis semanas.
Los días de las lágrimas descarnadas para su propia satisfacción, y también la de sus más allegados, habían ido cediendo,   se habían esfumado junto con el calor húmedo del verano.

Tris que había decido quedarse en Londres por diferencias con sus padres , sus deseos, su nievo novio, sus objetivos de vida y miles de otras cosas pertinentes a los dilemas de su edad, había sido la encargada de cuidar y acompañar a Lizzy en los peores días de ese agosto infernal
, y habían logrado forjar una linda amistad.

 Charlotte la visitaba a menudo y Jane también,  pero ninguna de ellas tenía el tiempo suficiente  para acompañarla en esa desventura amorosa.

No ver a Darcy durante un mes la había ayudado, pero  ahora que había posibilidades de volver a verlo en la fiesta del bendito San Miguel todo cambiaba de perspectiva, las cosas volvían a su sitio, la molestia y la necesidad de abrazarlo se instalaban,  y volvía a aparecer como si nunca se hubiera ido la desesperación por tenerlo a su lado.
Los ojos y la mirada la enloquecían, cómo podía seguir amándolo, se preguntaba.

Mientras todo esto pasaba por su mente, decidió llamar a Jane,  para conocer las novedades sobre el próximo evento y las novedades en general, Jane seguía siendo una de las periodistas más destacada de la maldita prensa Británica, que también tenía influencia en el desenlace de su infortunio con William, pero ese era otro tema.

                                                                                          *****

Para Jane,   las cosas  habían cambiado en esos  meses, continuaba con su vida profesional trabajando en el diario y en la revista,  había estado saliendo con Charles en algunas oportunidades, en una relación "intermitente", como a ella le gustaba llamarla, por los viajes de este a Miami y a Nueva York.  

Él estaba interesado, pero   había insistido en verla y juguetear simplemente, creyendo que  Jane sería una presa fácil .  Ella un día se había puesto sería, lo había plantado,   saliendo con otro a cenar a un lugar en donde todos la verían y ese acto a Bingley lo había enloquecido de celos, generando un intempestivo regreso de sus viajes del  nuevo mundo y la propuesta indeclinable de matrimonio para el mes de noviembre. 

¡Jane era la mujer más feliz del mundo;  y Bingley;  el soltero más afortunado por casarse con ella!

 Para los festejos faltaba poco tiempo y por supuesto que Caroline, la maldita estirada, envidiosa y poco juiciosa hermana del prometido, se encargaría de los arreglos de la boda, para el particular desagrado de Lizzy y sus otras amigas.

El teléfono se conectó en la primer llamada,   Lizzy con un tono agonizante dijo:

_Jane ¿qué cuentas?

_ Elizabeth Bennet ¿crees que puedo dejar de extrañarte? ¿Vendrás a verme?_Jane sonaba feliz.

_No puedo, tengo ángeles por toda mi casa, una semana de mucho trabajo y el jueves comenzamos en la iglesia. ¡Ven tu!

_No puedo, escribo para la revista, termino y tengo prueba del vestido, y otros arreglos de Caroline por la fiesta_había preocupación en su voz de repente.

_¡Serás la Sra. Bingley eso debería alegrarte!_ pudo sentirse un poco de tristeza en la voz de Lizzy al decir estas palabras.

_Si eso me aleja de ti o de mis más allegados, no creo. ¡Ven a la prueba será a 3, tomas un respiro de tu trabajo,  es sábado,  pasaremos unas horas juntas! _Jane sonaba necesitada.

_Bueno intentaré hacerlo, ¿tienes novedades de la ceremonia de San Miguel del sábado?

_¡Lizzy las novedades son las de siempre: vendrán todos y lo sabes!_ Jane sufría por tener que confirmar a Elizabeth sobre la presencia de los Darcy_ Georgiana quiere verte, me pidió especialmente que me ocupe de decírtelo, creo que hay algo que quiere hablar contigo en persona.

_No sé si podré soportarlo Jane._ Lizzy casi lloraba.

_Bueno en definitiva Elizabeth, tu lo has decido, nadie te ha obligado, si no lo quieres a tu lado, deberás soportarlo lejos, él no va a desaparecer de la tierra, y dadas las cosas,  tendrás que verlo alguna vez en cada año._ Jane parecía con poca paciencia.

_¡No es tan fácil!, entre el blanco y el negro hay mil colores y la personalidad de Will no es  fácil,  para él muchas veces todo es extremo y negro.¡ William es imposible!, estar a su lado puede ser insoportable y doloroso por momentos.

_Acéptalo entonces y sácate ese amor del corazón, si es que puedes.

_¡No se puede sacar el amor Jane!_  Lizzy hablaba casi sin aire.

_ Amalo entonces y deja de molestar a todos y a ti misma, ¡debes decidirte! – Jane se sentía agotada, Darcy y sus malditas locuras hacían que la pobre Lizzy sufriera, había sido todo un retorcido el magnate petulante.

_ Iré a tu prueba de vestido, solo para verte, para que sepas que a pesar de mi melancolía, sigues contando conmigo siempre ;  sobre todo en los momentos importantes.

_¡Lo sé, quiero verte!, te esperaré para entrar, sé puntual, y te ruego que atiendas el celular.

_ ¡Voy a dejar de usarlo si me siguen reclamando!, la humanidad ha pasado millones de años sin celular y ahora a los millenians se les impone la idea fija de:  atendeme, contestame, mirame, cada dos segundos, ¡es algo de locos! y con lo que yo no comulgo.

_¡Eres antigua!, debes haber salido de una de esas novelas de Jane Austen que tanto te gustan.

_Ojalá, sería Elinor,  la hermana mayor las tres hermanas de Sentido y Sensibilidad, y obvio que sería más feliz en esa época, y es posible que allí encontraría un amor correspondido, el amor de un caballero adinerado o no, pero sin escrúpulos de conciencia, ni tantos reproches, ni tanto orgullo y menos engreído,  por supuesto, un hombre que no crea, que sabe cómo debe ser el mundo y que quiera mandarte a vivir a su maldito modo.

_ Bueno,  te veo a las tres _ Jane sonaba impotente_  ¡tranquilízate un poco, que más que a Elinor,  te pareces a tu madre!

A Lizzy no le había gustado nada el comentario de Jane, porque se daba cuenta que se parecía a su madre, sintió enojo y espanto.

¡Qué espanto! Ese maldito Darcy la hacía enloquecer.

Ella amaba a su madre, claro, pero de ahí a parecerse, era otra cosa.

Decidió continuar con su tarea, mientras esperaba a Tris que se uniría a ella por unas horas, para ayudar en la confección de los más de trescientos angelitos que estarían dispuestos en los bancos de la iglesia, cada ángel sería el souvenir para los invitados especiales.

Una idea se le impuso en la cabeza, ¿cuál de esos ángeles se llevaría Darcy?, quería ponerle un alfiler, para que cuando él lo tocara se pinchara el dedo y sufriera por ser tan maldito y orgulloso con ella, se reía sola, en realidad quería ponerles su perfume, a cada uno de esos angelitos, para que él lo reconociera al olerlo, la recordara y la extrañara como un loco. Como cuando la venía a visitar de sorpresa durante el primer mes de su relación era tan apasionado que ella se había enamorado perdidamente se sus visitas sorpresa.

Tris llegó apresurada,  venía con los mil y un trastornos esa semana, la relación con su padre, la relación con su madre, la relación con su novio, entonces el sábado en lugar de descansar, prefería pasar el día con Lizzy, trabajando para evitar pensar sobre su vida. Ese año se lo tomaría sabático para pensar qué hacer el año entrante con su vida universitaria.

_¿Cómo estas hoy Lizzy? _ le dijo al llegar, interesada en sacar un tema de  conversación que le evite hablar y pensar sobre sí misma.

_Algo contrariada, iré a la prueba del vestido con Jane, hemos estado hablando del tema de la fiesta, irá William, no sé si estoy preparada todavía para verlo.

_ ¿Pero qué es lo que te pone tan mal, si eres tú la que no quiere estar con él?

_No es que no quiera, es que es imposible su personalidad, no es un hombre fácil de tratar.

_¡Por amor uno a veces cede Lizzy, no todo es color de rosas!

_¿De dónde has sacado tu esas frases? – Lizzy sonreía.

_Las frases son de mi propia vida y experiencia, lo vivo con novio, pero hay un lugar en internet donde están "las maravillosas frases de amor " y ahí te las dicen todas_ Tris sonaba convencida de saberlo absolutamente todo por haber leído en internet un cumulo de frases.

Elizabeth lo suponía, los chicos de la generación de Tris, buscaban todo hecho en internet y repetían como loros las frases de los post. Se sentía abrumada,  como si el amor o el desamor, se pudieran explicar en una frase publicada en internet.

_Necesito pensar tranquila en qué haré. Sé que no puedo olvidarlo, ahora de llorar desconsolada he llegado a estar en esta situación y me queda mejor ¿o no?_  continuó Lizzy mientras  pensaba.

_ Y si, de estar tirada una semana en el sillón a verte sentada en el jardín,  hay grandes avances, pero eso no significa que hayas resuelto el problemita _la ironía caracteristica  de Tris era insoportable.

_Claro es lo que digo, no he dejado de pensar en él, ni he dejado de quererlo, o al menos eso creo.

- Lo de los mensajes es una pavada y se puede olvidar ¿o no?_ dijo Tris interrogando a Elizabeth.

Y dale con los mensajes, pensaba Lizzy, quería olvidar que había encontrado esos mensajes de Darcy con la artera de Caroline.

Pero no podía olvidar, olvidar es algo que la mente hace a su antojo, ella soñaba con que existiera un aparatito que eliminara los recuerdos que le causaban el dolor de perder a  William , pero en su cabeza en el momento menos esperado transitaban  tranquilamente las ideas sobre él, y los mensajes leídos en su celular a hurtadillas, parecía que pagaba por haber hecho esa fechoría, su castigo era repasar una y otra vez en su cabeza, lo que había leído.

Se quedó en silencio,  mientras sus manos se movían impacientes exigiéndose en su arte... Lizzy recordaba:

<< Will toda la vida esperando a que encuentres un amor, decidida a aceptar la derrota, pero caer tan bajo, con esa insignificante decoradora de los suburbios>>

<< Caroline, sabes que eres una dama de la alta sociedad, pero cuando te conduces de este modo, no lo pareces. Te recomendaría  que te ocupes de las empresas de tu familia y dejes de intentar disuadirme en mis elecciones personales>>

<<Al menos no la defiendes, eso me da esperanzas, dime ¿la quieres? , solo dime eso>>

<<Deja de molestarme, no te diré nada>>

<< William Darcy por el amor de amigos y por nuestros encuentros de amor frustrados, dime si la quieres y ya no te molestare más >>

<<No lo sé ¿estás conforme? NO LO SE, YA DÉJAME EN PAZ>>

Lizzy no aceptaba el último mensaje, ni mucho menos que Darcy no le haya contado de sus amoríos con la mujer más repugnante que ella había conocido en toda su vida.

Era difícil perdonarlo, lo peor era que él se había enojado con ella por haber leído los mensajes, y aunque era cierto lo de su intromisión, había sido sin querer.

La cuestión se había dado de la siguiente forma:  luego de un largo fin de semana en Manchester, compartiendo actividades sociales, familiares y momentos de la más alta intimidad juntos, Will desayunaba en su palacio, Lizzy charlaba con Georgiana  que   entre otras cosas,  le había dicho que no le perdiera pisada a su hermano, comentario que a Lizzy le había parecido del todo desajustado,  ya que él, no le daba motivos de desconfianza,
. Mientras él terminaba de desayunar ella había vuelto a cambiarse a la habitación y se había encontrado con su  celular  abandonado en la cama , nerviosa pero sin detenerse lo había tomado, y había  revisado los mensajes.

Eran mensajes laborales, a excepción de estos de Caroline  recibidos esa misma mañana hacía no menos de una hora, mientras ella se bañaba a pocos  metros de él. 

Eso había provocado una inmensa angustia en Lizzy, que no se había podido contener, en lugar de callarse y guardarse el conocimiento, había increpado a Darcy, pidiéndole explicaciones de lo escrito, completamente desbordada y desconsolada.

Había hecho su maleta sin avisarle y había decidido llamar a un coche que la lleve a aeropuerto.

Ante esta situación la desesperación de Will, que casi sin entender nada la demoraba en su huida,  había cancelado ese viaje pero su partida   se produciría a las 3 o 4 horas, habiendo hablado de lo acontecido con William y sin llegar a ningún acuerdo entre ambos. Notando sus infranqueablea diferencias se habían despedido.

Y así terminaba lo que había comenzado en las galerías Selfridges con tan solo  un par de miradas. 

Había durado  seis semanas, William y Elizabeth se despedían destrozados, luego de una charla irreproducible, alejados por sus desencuentros constantes, por pertenecer a mundos distintos, por la rigidez del pensamiento de él , pero también por la testarudez y obstinación de ella, que con algunas de sus actitudes rayaba la inmadurez.

Por la imposibilidad de compatibilizar características, se saludaban con  dolor y terminaban con una relación que no dejaría de hacerlos pensar al uno en el otro, que no los dejaría tranquilos, por más que ellos se propusieran evitarse, y negar lo que sentían. Porque a veces, solo a veces, negar lo que se siente no tiene sentido, porque aflora de un modo o de otro,  ¿era posible evitar ese amor?

¿Existe en este mundo alguna posibilidad de que Lizzy Bennet permanezca por mucho tiempo lejos de William Darcy?

Vaya pregunta... yo creo que no.

Solo nos queda esperar.

En el próximo episodio lo veremos.

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