"El Elemento Perdido #2: Agua...

由 DanielaHernandez1940

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Todo ha vuelto a la normalidad en Caudentry. La familia Vasilith esta más fuerte que nunca con el regreso de... 更多

PRÓLOGO
"CAPÍTULO 1"
"CAPITULO 2"
"CAPÍTULO 3"
"CAPITULO 4"
"CAPITULO 5"
"CAPITULO 6"
"CAPITULO 7"
"CAPITULO 8"
"CAPITULO 9"
"CAPÍTULO 10"
"CAPITULO 11"
"CAPITULO 12"
"CAPÍTULO 13"
"CAPITULO 14"
"CAPÍTULO 15"
"CAPÍTULO 16"
"CAPÍTULO 17"
"CAPITULO 18"
"CAPÍTULO 19"
"CAPÍTULO 20"
"CAPÍTULO 21"
"CAPITULO 22"
"CAPÍTULO 23"
"CAPÍTULO 24"
"CAPÍTULO 25"
"CAPÍTULO 26"
"CAPÍTULO 27"
...
"CAPÍTULO 28"
"CAPÍTULO 29"
"CAPÍTULO 30"
"CAPÍTULO 31"
"CAPÍTULO 32"
"CAPÍTULO 34"
"CAPÍTULO 35"
"CAPÍTULO 36"
"CAPÍTULO 37"
"CAPÍTULO 38"
"CAPÍTULO 39"
"CAPÍTULO 40"
"CAPÍTULO 41"
"CAPITULO 42"
"CAPÍTULO FINAL"
¡TERCERA PARTE!

"CAPÍTULO 33"

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由 DanielaHernandez1940

Edward Anthony Hathaway.

Un niño. Había sido un niño. Y Lena estaba muy feliz al igual que todos. Aún no podíamos verlo, pero todos en el palacio estaban que no cabían de felicidad. Algo bueno después de tantas malditas desgracias. Mis padres aparecieron con Cedric y los Hathaway. Genial. Era lo único que me faltaba. Cataline venía con él y lo tomó de la mano en cuanto me vieron. Esa niña estaba enferma. A veces me hacía pensar que estaba enamorada de su hermano o algo así.

—¿Cómo está? —preguntó Adrián.

—Muy bien —respondí—. Todo salió de maravilla, fue un niño.

—¡Que buena noticia! —Adrián me abrazó, parecía muy feliz. Todos lo estaban.

—Pero Clara dijo que debíamos esperar un momento, y después pasaremos, Robert está con ellos.

—¿Dónde está Luvia? —preguntó Katrina.

—Esta con Vanessa y Dëni, ellas la están cuidando, mamá —respondí.

—Un nuevo heredero para estas familias —dijo Magnus y al hacerlo me miró de una manera muy extraña—. Es fantástico que Robert y Lena si puedan darnos niños sanos.

Tuve que reprimir el impulso de mostrarle el dedo medio o darle un maldito golpe. Era un imbécil igual que su estúpido hijo.

—Magnus —Marie lo miró—, por favor, no es momento para eso.

Marie vino hacia mí y me dio un rápido abrazo.

—No sabes cómo lo lamento linda, fue una tragedia.

—Pero, ya habrá tiempo para más —dijo Anabeth, la hermana mayor de Cedric—. Sé que tú y mi hermano tendrán el chance de concebir muchos bebés.

—Claro —bueno, era momento—. Aunque, no lo creo Anabeth, ya que no habrá boda.

—¿De qué rayos hablas? —Cedric soltó a Cataline y fue hacia mí.

—Lo que escucharon. He decidido romper el compromiso.

Me quité la sortija y se la entregué. Todos me miraban como si estuviera completamente loca, pero no era así. Me sentía más cuerda que nunca.

—Ahora si me disculpan, iré a mi recámara.

Comencé a caminar, dejando a todos ahí, y en parte lo hice antes de que Adrián o Katrina quisieran empezar con sus sermones. Me sentía tan bien. Eso era lo que debí haber hecho desde el principio, rechazar esa estúpida propuesta y seguir con mis planes. Pero no, tuve que caer en este estúpido plan todo para tratar de complacer a mi familia. ¿Dónde quedaba yo?

Caminé lo más rápido que pude, pero, aun así, pude escuchar los pasos de alguien y estaba casi segura de que era él. Llegué a mi habitación y antes de que pudiera cerrar, Cedric empujó la puerta y después la cerró con fuerza. No se pondría violento, no era estúpido. Aunque a estas alturas ya no estaba segura de eso.

—Rompes el compromiso —escuché el seguro de la puerta y aunque odiara admitirlo, me puse nerviosa— ¿Estás loca?

—Claro que no, es lo que quiero, ya estoy harta de ti.

—Alex —caminó a donde yo estaba, pero me aparté—, escucha, sé que han sido días difíciles, y no sólo para ti, también para mí, no te he apoyado cómo debería y sé que por eso estás molesta, pero yo te amo, te amo y lo sabes. Podemos seguir con esto juntos, los planes de la boda, reinar juntos, estar juntos y tener una familia.

Se fue acercando poco a poco hasta que quedamos frente a frente. Podía sentir su respiración contra mí. No pude contenerme y una carcajada salió. Era lo más ridículo que había oído en mi vida. Y vaya que escuchaba cosas estúpidas muy seguido.

—¿Y de verdad esperas que te crea esa estupidez?

—Estaba enojado Alexia —me tomó del brazo—. Me sentía mal por lo ocurrido, también era mi bebé.

De verdad debía pensar que yo era una idiota.

—Fue lo mismo que yo te dije Cedric, y solamente te dedicaste a echarme en cara que esto pasó por mi culpa. Sigues sin darte cuenta que, aunque no quieras, siempre seré mejor que tú y que todos y por eso me trataste así. No pudiste hacerlo de otra manera. Sólo teniéndome indefensa y con una autoestima pisoteado has logrado hacerme menos, ¡pero ya no más!

—Es por él, estás así desde que ellos llegaron aquí —me puso contra la pared, su agarre se hizo más fuerte al grado de lastimarme el brazo.

—No es verdad, suéltame.

—¡Claro que sí! —me gritó— Todo este juego tuyo de segundas oportunidades era una maldita farsa.

—¡Igual que el tuyo! No creas que he olvidado que casi me matas.

Y jamás lo olvidaría. Lo haría pagar por el daño que causó. Por empezar por esto con Peter y desviar el camino que se supone teníamos que seguir.

—Parecía que lo habías olvidado —dijo muy cerca de mi boca—, aquel día en el prado, y la noche que estuve contigo luego de tu patética pelea con Nathan.

Traté de soltarme, pero era muy fuerte. Parecía un maldito loco. Sus ojos me atravesaban como cuchillas.

—Dejaste que usara tu cuerpo a mi antojo, y vaya que lo hice.

Traté de darle un rodillazo, pero tenía mis piernas atrapadas con las suyas, todo el peso de su cuerpo estaba encima de mí. Lo que alguna vez llegó a gustarme ahora me asqueaba.

—Te hice mía, te entregaste a mi aun cuando se suponía tenías que manejarme —deslizó su mano por mi cuello y fue bajando poco a poco.

Tenía que quitármelo de encima de alguna manera.

—Eso es lo que tú crees —dije entre dientes— ¿Quién te asegura que ese bebé era tuyo?

Dejó la mano a medio camino. Entendió el mensaje perfectamente. Y yo era una maldita mentirosa. Con la mano libre tomé su antebrazo y comencé a sentir como un flujo de energía. Cedric abrió los ojos como si hubiera visto algo horrible y se puso muy pálido. Comenzó a caer de rodillas, pero no lo solté.

—¿Qué me estás haciendo? —preguntó con esfuerzo.

La verdad no tenía idea, pero mi debilidad desapareció y me sentí más fuerte que nunca.

—Ya me imagino que hará mi padre cuando lo sepa —me incliné hacía él—. Eres tan patético, siempre lo has sido Cedric, así que te daré un pequeño consejo, déjame tranquila.

Cuando por fin lo solté se tendió en el suelo y respiraba con dificultad, como si hubiera corrido miles de kilómetros.

—Ellos tienen razón, eres un fenómeno.

Abrí la puerta y le di una última mirada. Pobre tonto.

—Lo sé.

...

Fui a la habitación de Lena. Esperaba no encontrar a nadie. Quizás pensaban que Cedric me convencería y esto sólo era un arranque de locura. No se veía a nadie por ahí. Qué alivio. Abrí la puerta del cuarto y me di cuenta de que Lena estaba dormida. Su rostro reflejaba mucho cansancio y agradecía mucho no haber estado en el parto. Presenciar el de Luvia fue un evento un tanto perturbador. Y junto a su cama en una pequeña cunita estaba el bebé. Se veía tan pequeñito envuelto en la mantita blanca. Me recordó a Albert. Apenas y tenía una matita de cabello, pero era muy blanco, igual que el de Lena. Me dieron muchas ganas de cargarlo, pero podía despertarlo y si lloraba no sabría qué hacer. Le di un pequeño besito en la frente y uno a Lena. Se lo merecía por el esfuerzo.

—Espero un buen regalo para mi bebé —susurró.

—Maldita, estás despierta.

—No digas malas palabras enfrente del bebé.

—Te dejaré descansar Craiden, te veré más tarde.

Cerré la puerta con mucho cuidado para no hacerle ruido ni a Lena ni al bebé. Hablaría más tarde con ella. Los dos tenían que descansar.

—¡Señorita, debe venir rápido! —Greta venía corriendo por el pasillo— ¡Tiene que venir con las chicas ahora!

Me tomó de la mano y corrimos a mi habitación. Prácticamente me empujó dentro y cerró la puerta.

—¡Greta qué rayos te pasa!

—Nos tenemos que ir —Vanessa y Dëni aparecieron detrás de mí.

—Maldita sea, me matarán de un susto, ¿qué ocurre?

—Escuchamos a tu padre con los guardias —Vanessa dijo casi tartamuda—, les ordenó que nos atraparan.

—¡Qué!

—Cedric estaba con él —Dëni por su parte lucía furiosa—, y también su padre, ordenó buscar a Nathan y luego a nosotras. Tenían mi collar Alexia. No sé cómo rayos sucedió, mandé un mensaje de fuego, pero no pudimos abrir el portal.

Dëni estaba cerrando todo y sacó una bolsa de mi closet. Comenzó a meter muchas cosas ahí. Parecía loca.

—Alguien nos delató, tu padre ya sabe quiénes somos —Dëni estaba tratando de contener el llanto podía darme cuenta.

—¡Dónde rayos está Nathan! —gritó Vanessa.

El cuarto comenzó a temblar. Las cosas del tocador se cayeron al suelo. Un gran hoyo se abrió en la pared y de repente hubo mucha luz.

—¡Entren aquí, rápido! —era Nathan.

¡Abran la puerta en nombre del rey!

Antes de que pudiera darme cuenta, la puerta se hizo mil pedazos. Las dos se quedaron detrás de mí. Tendrían que pasar sobre mi cadáver antes de llevárselas. Dëni empujó a Vanessa dentro del portal.

—¡Dëni, no lo hagas! —y desapareció.

—¡Deténganlas! —era mi padre.

Y Cedric estaba detrás de él. Prendí mis manos. Quemaría pollos si era necesario. Los dos guardias que venían con ellos se detuvieron al ver el fuego que salía de mis manos.

—No lo piensen siquiera —Adrián me miró molesto—. Ninguno de ustedes.

—Dile a Eric que ya sabe lo que debe hacer.

—¡Estás loca Dëni!

—Ya lo sabemos —le dio una patada a Nathan y éste cayó en el portal.

Segundos después se cerró.

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