"CAPÍTULO 15"

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—Está bien Greta, puedes irte.

Esta miró con mala cara a Dëni y cerró la puerta.

Dios, se veía tan diferente. No sabía qué decirle, si alguna palabra llegaba a salir esta se vería opacada por el terrible llanto que sentía florecer en mi garganta. No tuve tiempo de nada. Fui hacia ella y la tomé entre mis brazos. Sentí como se tensó al principio pero luego de unos cuantos segundos me devolvió el abrazo.

—Todo este tiempo —dije entre el llanto—, creí que ustedes, y todo por...

—Estamos aqui Alex, todo este tiempo estuvimos aquí.

Nos quedamos así por no sé cuánto tiempo, hasta que sentí la blusa de Dëni mojada y decidí apartarme. Me sonrió un poco y limpió mis mejillas.

—Se supone que la dramática soy yo Raven —tomó mi mano y nos sentamos en la cama.

Sentía que en cualquier momento ella iba a desaparecer y todo esto sería un estúpido sueño. Y me despertaría en casa, oliendo el desayuno que Nina preparaba y escuchando a las gemelas reir, pero no pasaría.

—Creo que hemos arruinado tu fiesta.

—Eso no me importa en lo absoluto ahora.

Y era la verdad. Todo esto podía irse al infierno y no me afectaría en lo más mínimo. Sabía perfectamente que la muerte de Jill tenía que ver conmigo y quizá con Cedric también. Ella había sido atacada mientras yo me preocupaba por el estúpido vestido. Además estaba la cuestión de Dëni, Vanessa y Nath. El sólo pensar su nombre causó un dolorcito en el fondo de mi corazón. ¿Habría aceptado a Cedric de saber que ellos estaban aquí?

—¿Cómo? —fue lo único que se me ocurrió— ¿Cómo es que están aquí?

Dëni me miró por un momento y a pesar del tiempo que había pasado, conocía esa mirada perfectamente. Ella estaba pensando muy cuidadosamente qué decirme. ¿Tan malo era? Y aunque lo fuera, no me importaría. Los tenía aquí, vivos.

—Creo que ni yo lo sé Alex —su voz apenas y fue un susurro—, recuerdo la fiesta, recuerdo la música y luego recuerdo a esos chicos y después...

Se interrumpió. Sus manos aún estaban entrelazadas con las mías y podía sentir cómo temblaba. Era claro que estaba muy nerviosa, y ahora no sabía si quería que ella me dijera todo.

—Todo fue tan rápido —continuó—, pero no hay más, lo que vino después fue nosotros despertando, Nath y yo, por los gritos de Vanessa. Era como si la estuvieran torturando. Los gritos eran horribles y no podíamos salir de aquella habitación. Luego llegó ese hombre y nos dijo que todo estaba bien y no había nada que temer, que habíamos superado la prueba. Nos sacaron de ese lugar a los tres y salimos al aire fresco, estábamos en el bosque, muchos árboles grandes y muy verdes, pero hacia frio y ahí afuera estaba tu hermano.

¡Qué! Peter lo sabía.

—¿Estás segura?

Dëni apenas y lo había visto el día de la fiesta y pudo confundirse. O yo debía dejar de mentirme y aceptar el hecho de que ese maldito estaba actuando por cuenta propia, igual que siempre.

—Él se presentó como tu hermano, y lo recordábamos de la fiesta, queríamos que nos dijera qué demonios pasaba pero en lugar de eso, sus dedos sacaron fuego y lo lanzó hacia donde estábamos. Creí que nos mataría pero entonces pasó algo raro y cuando se dió cuenta sonrió muy complacido.

—¿Dëni qué pasó?

Quitó sus manos y las puso juntas por un momento, luego las separó y chasqueó los dedos. Y de verdad no esperaba eso. Pequeñas llamas azules salieron de las puntas de sus dedos.

—Esto fue lo que pasó —me miró fijamente y me tocó.

El pánico comenzó a apoderarse de mi, pero era estúpido el fuego no me dañaba. O eso era lo que sabía.

—No sé qué hicieron con nosotros pero Nath y Nessie tambien pueden hacerlo, dijeron que era la única forma de seguir vivos y a cambio de aceptarlo nos hicieron muchos favores.

Ellos ya no eran terranos. Un atisbo de esperanza surgió en mí. Podía cuidar de ellos sin ningún problema pues la gente no sabría jamás quiénes eran ellos realmente. A excepción de Lena y Cedric. Pero, por lo que Greta había dicho, Cara ya se había encargado de eso.

—Pude verlos varios días —Dëni sonrió—, incluso una vez, estuviste a punto de descubrirme.

Me tomó unos cuantos segundos darme cuenta de lo que ella decía. Lo recordaba perfectamente. Había descubierto que ella hablaba con las gemelas. Y yo creía que ellas lo estaban superando de manera distinta a nosotros. Pero era Dëni, ella realmente había estado en casa.

—¿Por qué no fuiste conmigo? —pregunté un tanto dolida.

Pudo hablarme, decirme que estaban bien, que estaban vivos y acabar con ese sufrimiento. Se levantó de la cama y fue hacia la puerta. ¿Se iría?, no. Solo puso el seguro y se giró de nuevo hacia mí.

—No era tan fácil, al menos no hasta ahora —el tono de su voz había cambiado, ahora parecía preocupada.

—Dëni, puedo protegerlos ahora, puedes decirme qué rayos pasó y nadie les hará daño. Lo juro.

—Alex, Nathan me mataría si te digo algo, estamos hasta el cuello con este asunto y literal hasta el cuello porque nuestras cabezas rodarán si no seguimos el plan. Te seguimos la pista desde hace mucho y luego esa chica, Cara, lo hizo todo más fácil, demasiado para mi gusto.

Cara. Cara. Cara. Estaba empezando a hartarme.

—¿La ama? —pregunté sin pensarlo dos veces.

Dëni podía decírmelo o no, pero prefería que si lo hiciera. No acababa de creerme ese cuento de que Nath se casaría con Cara. Debía existir algo más.

—Nath ha cambiado mucho desde que llegamos aquí, Alex, y me atrevería a decir que sí la ama, pero luego lo veré observando una foto tuya que trajo de Ravenville y eso me hará dudarlo de nuevo. No sé qué pasa con él. No es el mismo. Creo que ninguno de nosotros lo somos.

Demonios. Debía haber algo más. Sólo un poco. Aún no me cuadraba cómo ellos habían llegado aquí. Sólo sabía que Peter estuvo involucrado, pero no tenía ni idea de porqué o cómo los tuvo escondidos tanto tiempo.

—¿Puedo quitarme la chaqueta? —ni siquiera respondí y Dëni dejó la chaqueta negra en el respaldo de la silla.

Entonces algo llamó mi atención. El colgante de Dëni. Una estrella de ocho picos, parecía de plata. Me levanté de la cama y fui hacía ella.

—¿Qué ocurre? —preguntó confundida.

Cuando se dio cuenta de lo que yo había visto ya era demasiado tarde. Lo tomé antes de que pudiera cubrirlo y de verdad pedía a gritos en mi interior que esto no fuera verdad.

—¿Fueron ellos?, ellos los salvaron y por ellos estan aquí ahora.

Los ojos de Dëni comenzaron a vidriarse. Estaba conteniendo las lágrimas. Ella detestaba ocultarme las cosas así, como odiaba que yo le hiciera lo mismo.

—¿Es por eso que no me puedes decir nada? —pregunté en un tono más alto—, ¿los tres están con ellos?

Solté el dije y cayó de nuevo en su lugar. Dëni lo tomó como si su vida dependiera de ello. Respiró profundamente y me miró como si estuviera esperando mi perdón.

—Sí —respondió finalmente—, fueron ellos. Somos Zerkjis ahora.

"El Elemento Perdido #2: Agua" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora