"CAPÍTULO 41"

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Así pasaron tres semanas. Mi rutina se resumía a levantarme, comer algo, dejar que Roderick me pateara el trasero y que todos se rieran de mí, y luego huir a mi habitación para seguir con Vanessa la estúpida búsqueda. Y alguien se había unido: el hermano menor de Eric, Sebastian. Una mente extra nunca estaba de más y el chico era bastante inteligente, y una cosa totalmente opuesta a Eric. Tenía veintiséis años y sabía montones de cosas sobre la historia de este lugar; Vanessa encontró su alma gemela. Parecía que muchas parejitas especiales se estaban formando en este lugar y no en las mejores circunstancias. Aunque me estaba apresurando pues estos dos no mostraban señales románticas.

Por otro lado, recibía cartas de Lena, Katrina, Daniela e incluso de Damon, pero me rehusé a ver cualquiera de ellas. No tenía tiempo para ver sus patéticas disculpas.

El entrenamiento era terrible, pero quizás había tenido un progreso del 10%; Roderick me hacía como un trapo, pero un poco menos. Los hechizos de defensa y ataque se volvieron más sencillos, al menos en la teoría; la práctica era mi problema.

Todo parecía marchar en perfecto orden, hasta esa tarde. Eric pidió platicar conmigo a solas y tenía la certeza de que no era para algo bueno o amigable. Cuando llegué, Diego, uno de los guardias más jóvenes, estaba en la puerta. Sonrió al verme y abrió la puerta para mí.

—La ha estado esperando.

—Gracias.

Eric estaba sentado detrás de su escritorio y revisaba con curiosidad varios sobres.

—¿Querías verme? —hizo una seña para que me sentara.

—¿Algún progreso?

Mi aspecto no era el mejor y quizá le daba la respuesta; Roderick decidió practicar con agua y como resultado iba empapada. Quise cambiarme, pero Eric quería verme con urgencia.

—Más o menos.

—Han llegado muchas cartas —Eric arrojó los sobres—. Tu hermana piensa que te tengo en una celda amarrada y sin comer.

Al parecer él no sabía que no había respondido ni una sola carta y que no lo haría. Teníamos que manejar esto de la mejor manera posible y mi intención era que Eric se diera cuenta de que quería solucionar esto.

—Déjalos —puse los sobres en la mesa—. Ellos saben cómo estoy gracias a ti, estas cartas solo las mandan para pretextos muy patéticos y que no tienen importancia.

—Claro —sacó un puro de su pequeño cofre—. ¿Te molesta?

—Claro que no —lo prendió con mucha calma y cuando por fin estuvo listo me miró fijamente.

—Creo que es momento de poner las cosas en un contexto más serio.

—¿A qué te refieres? —pregunté.

—A que debemos discutir las condiciones de tu regreso a casa y lo que nosotros ganaremos con eso.

Un momento. Creí que todo eso ya había sido discutido con Robert. Después de todo ese idiota parecía estar tomando las decisiones junto con Damon. ¿Qué más quería de mí?

—Pensé que eso ya estaba claro —dejó el puro en la mesa sin importar que se estropeara.

—Dejaré esto en claro niña, he tenido mucha paciencia por Dëni pero para ser honestos ya me estoy cansando. Te tenemos aquí por un simple propósito: necesitamos volver a lo que éramos y para eso hay solo una cosa que quiero.

—¿Y la quieres de mí? —pregunté.

—Por supuesto —dijo como si fuera algo obvio—. Qué mejor que tener a la hija de los Vasilith como una aliada de verdad.

"El Elemento Perdido #2: Agua" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora