"CAPÍTULO 33"

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Edward Anthony Hathaway.

Un niño. Había sido un niño. Y Lena estaba muy feliz al igual que todos. Aún no podíamos verlo, pero todos en el palacio estaban que no cabían de felicidad. Algo bueno después de tantas malditas desgracias. Mis padres aparecieron con Cedric y los Hathaway. Genial. Era lo único que me faltaba. Cataline venía con él y lo tomó de la mano en cuanto me vieron. Esa niña estaba enferma. A veces me hacía pensar que estaba enamorada de su hermano o algo así.

—¿Cómo está? —preguntó Adrián.

—Muy bien —respondí—. Todo salió de maravilla, fue un niño.

—¡Que buena noticia! —Adrián me abrazó, parecía muy feliz. Todos lo estaban.

—Pero Clara dijo que debíamos esperar un momento, y después pasaremos, Robert está con ellos.

—¿Dónde está Luvia? —preguntó Katrina.

—Esta con Vanessa y Dëni, ellas la están cuidando, mamá —respondí.

—Un nuevo heredero para estas familias —dijo Magnus y al hacerlo me miró de una manera muy extraña—. Es fantástico que Robert y Lena si puedan darnos niños sanos.

Tuve que reprimir el impulso de mostrarle el dedo medio o darle un maldito golpe. Era un imbécil igual que su estúpido hijo.

—Magnus —Marie lo miró—, por favor, no es momento para eso.

Marie vino hacia mí y me dio un rápido abrazo.

—No sabes cómo lo lamento linda, fue una tragedia.

—Pero, ya habrá tiempo para más —dijo Anabeth, la hermana mayor de Cedric—. Sé que tú y mi hermano tendrán el chance de concebir muchos bebés.

—Claro —bueno, era momento—. Aunque, no lo creo Anabeth, ya que no habrá boda.

—¿De qué rayos hablas? —Cedric soltó a Cataline y fue hacia mí.

—Lo que escucharon. He decidido romper el compromiso.

Me quité la sortija y se la entregué. Todos me miraban como si estuviera completamente loca, pero no era así. Me sentía más cuerda que nunca.

—Ahora si me disculpan, iré a mi recámara.

Comencé a caminar, dejando a todos ahí, y en parte lo hice antes de que Adrián o Katrina quisieran empezar con sus sermones. Me sentía tan bien. Eso era lo que debí haber hecho desde el principio, rechazar esa estúpida propuesta y seguir con mis planes. Pero no, tuve que caer en este estúpido plan todo para tratar de complacer a mi familia. ¿Dónde quedaba yo?

Caminé lo más rápido que pude, pero, aun así, pude escuchar los pasos de alguien y estaba casi segura de que era él. Llegué a mi habitación y antes de que pudiera cerrar, Cedric empujó la puerta y después la cerró con fuerza. No se pondría violento, no era estúpido. Aunque a estas alturas ya no estaba segura de eso.

—Rompes el compromiso —escuché el seguro de la puerta y aunque odiara admitirlo, me puse nerviosa— ¿Estás loca?

—Claro que no, es lo que quiero, ya estoy harta de ti.

—Alex —caminó a donde yo estaba, pero me aparté—, escucha, sé que han sido días difíciles, y no sólo para ti, también para mí, no te he apoyado cómo debería y sé que por eso estás molesta, pero yo te amo, te amo y lo sabes. Podemos seguir con esto juntos, los planes de la boda, reinar juntos, estar juntos y tener una familia.

Se fue acercando poco a poco hasta que quedamos frente a frente. Podía sentir su respiración contra mí. No pude contenerme y una carcajada salió. Era lo más ridículo que había oído en mi vida. Y vaya que escuchaba cosas estúpidas muy seguido.

"El Elemento Perdido #2: Agua" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora