"CAPÍTULO 29"

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Después de que Cedric se largara cerré las puertas con seguro pues no quería a nadie en la habitación. Apenas y había dormido, jamás me había sentido tan enojada y humillada. Tenía miles de sentimientos encontrados pero por el momento, la tristeza fue opacada por la ira y el coraje. Cedric supo jugar muy bien y fui tan estúpida para creer que yo lo manejaba a mi antojo. Vaya que me equivoqué.

Pero ahora ya no había marcha atrás. Él sabía perfectamente cuáles eran los planes y decidió arruinarlos. No tenía ni la más mínima idea de cuán cerca estaba su fin.

...

Me desperté a la mañana siguiente, aún me sentía un poco débil y era más que lógico, no había probado bocado desde esa mañana y Lena dijo que perdí mucha sangre. Era una completa loca.

Me levanté y fui al closet. Busqué ropa y por suerte encontré unos pantalones y chaqueta. No tenía ganas de ver los vestidos que Henrietta me dio para estos meses. En el baño había agua y aunque estaba fría o mejor dicho helada fue un alivio pues me despertó por completo. Cuando por fin estuve cambiada y lista, salí de la habitación. Tuve que sostenerme un poco de las paredes mientras caminaba.

Al llegar a las escaleras, Dëni venía subiendo, traía una bandeja con tazas y platos con comida. Cuando alzó la vista, la bandeja se movió y varias cosas se cayeron.

—¡Maldición! —dejó todo en el suelo y comenzó a recogerlo— ¿Me quieres decir qué rayos haces levantada?

La miré por un momento y pareció arrepentida por cómo me habló. Dejó todo ahí y me abrazó. Pero era raro, ya no quería llorar. Aún así su abrazo fue reconfortante.

—Deberías estar descansando, vamos te llevaré a la habitación —me tomó de la mano pero la detuve.

—No, quiero salir de ahí Dëni, no puedo estar aquí encerrada, ¿dónde están todos? —bajamos las escaleras y me tomó de la mano para ayudarme. 

—¿No te dijeron? —me miró sorprendida— Creí que Cedric te lo había dicho.

—¿De qué hablas?
—Tus padres y él fueron con los Hathaway —respondió Dëni—. Creo que les darían la noticia de lo que te pasó.

¿Se largaron y no me dijeron nada? Vaya, ¿así era como Cedric quería jugar? Perfecto.

—No me dijo nada, apenas y hemos hablado.

—¿Está todo bien?

Llegamos a la entrada del comedor. La luz del sol entraba por las ventanas y sin sentirlo siquiera, el calor me inundó de inmediato. No quería hablar de Cedric por ahora y era mejor no decirle nada a Dëni ni a nadie. Ya llegaría el momento.

—Claro que sí —respondí con una de mis mejores sonrisas—. Quiero desayunar en el jardín.

...

El sol estaba en su punto más alto y se sentía muy bien en mi piel. La comida fue deliciosa, aunque me sentí un tanto rara porque nadie estuvo conmigo ahí afuera. Dëni dijo que tenía ciertas cosas que hacer con Vanessa. Ella y Greta estaban en la biblioteca. Mi hermana parecía un tanto preocupada, pero dijo que sólo estaba estresada y volvería conmigo en un rato. Algo me estaban ocultando.

Todos los miembros de la corte, los sirvientes, las cocineras y cualquiera que me vio ahí, me miraban con lástima o de plano se limitaban a pasar por ahí con la cabeza gacha. Esos sí que eran ánimos. Pero ¿qué podía esperar? Cuando cosas así pasaban, era lo que la gente hacía. Se limitaban a decir que lo sentían, pero la pregunta ¿qué podían sentir si ellos no eran los del problema?

—¿Me puedo unir? —Damon apareció detrás de mí.

No sabía que él se había quedado. No había tenido oportunidad de tener una plática real con él. Apenas y nos topábamos en el palacio.

"El Elemento Perdido #2: Agua" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora