"CAPÍTULO 38"

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—¡Ay, maldición!

Caímos en el suelo y no de la mejor forma. Al menos con Nath pude llegar de pie.

—Lo siento —Dëni me ayudó a levantarme—, ese idiota es quien hacía los portales cuando veníamos.

—Creí que dominabas esto —la cadera me estaba doliendo muchísimo y no sabía si era una buena señal—. Maldita mentirosa.

—Lo siento, estoy fuera de práctica.

Estábamos en el mismo lugar donde llegué con Nath pero algo no estaba bien. El sol brillaba en su punto más alto.

—¿Qué hora es?

Debía ser mediodía. Nath me había dicho que a veces el tiempo era muy complicado en cuanto a viajar a través de estas cosas, pero ahora fue demasiado.

—Es la tercera vez que diré lo siento, Alexia, esto es muy difícil. Si supieras hacerlos, sería más rápido con el flujo de magia que tú manejas.

Pff. Ya estaba harta de darme cuenta de que lo único que sabía hacer eran estúpidas bolas de fuego y una que otra técnica de defensa mágica, pero a comparación de lo que debía saber, esto era nada.

—No puede ser —murmuró Dëni— ¿Dónde está el auto?

Miramos por todos lados y yo estaba segura de que el auto se había quedado ahí la noche que Nath y yo partimos.

—Será imposible llegar así —Dëni caminó hacia el lago—. Míranos, estamos hechas un desastre.

Y vaya que tenía razón. No tuvimos tiempo de cambiarnos de ropa siquiera y seguíamos con lo que teníamos en Caudentry. Al menos yo estaba en pantalones y botas, no representaba un problema, pero la falda que Dëni llevaba y el estúpido vendaje en su brazo no nos permitiría pasar desapercibidas.

—¿Crees que pueda hacer lo que hice ayer?

—¿De qué hablas? —preguntó mientras enjuagaba sus manos.

—Ya sabes, desaparecimos de mi cuarto a la biblioteca.

Se quedó pensando un minuto, igual que yo. Fue mi idea, pero ahora ya no estaba tan segura. Fue un milagro que saliera a la primera pero no sabíamos lo que podía suceder.

—Alex, sabes lo que arriesgamos y no quiero que ellos estén involucrados...

—Será como tú dijiste.

Yo tampoco quería que nuestra familia tuviera que ver en esto. A estas alturas, Eric ya sabría que estábamos aquí y contábamos con muy poco tiempo antes de que nos encontrara.

—Una despedida para siempre.

Algo extraño apareció en su rostro. Terminó de lavarse las manos y recogió su cabello.

—Espero que pienses muy bien en tu habitación, Raven.

Pero no fue su habitación en la que pensé. Recuerdos de una habitación con cama doble pintada de dos colores distintos: morado y rosa, llena de ositos de peluche y muñecas a montón. Dëni se quedó observando todo mientras nos poníamos de pie. Estábamos en la habitación de las gemelas. Y todo estaba muy silencioso para mi gusto. Esperaba verlas aquí, jugando o algo más pero no se escuchaba ni una mosca; bueno si se escuchaba algo, el molesto tic-toc del reloj en forma de flor que estaba en la pared.

—No, no puedo creer que volví —Dëni fue hacía el tocador de las niñas—. Están cambiando tanto.

Y de repente recordé algo. Dëni no sabía nada acerca del bebé. Era una idiota, pero con tantos líos no se me vino a la cabeza.

"El Elemento Perdido #2: Agua" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora