"CAPÍTULO 31"

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Debo admitir que dudé un poco de Nath al principio, pero cuando llegamos todo eso simplemente desapareció. Todo parecía intacto, como si jamás me hubiera ido. Llovía, llovía mucho y ya casi eran las seis de la tarde. Al parecer esa era la única desventaja de viajar por portales. Quitaban mucho tiempo. Caímos cerca del Lago de la Viuda. No era el mejor lugar en mi opinión. Aquí fue donde todo empezó. Nathan tenía un pequeño auto escondido cerca del lago. Se veía un tanto viejo para mi gusto, pero él dijo que era parte del plan. Y así nadie le había puesto mucha atención. La lluvia parecía caer con más fuerza, pero no me importó. Se sentía de maravilla.

—Te daré ropa, Dëni siempre deja una maletita en la cajuela.

—¿Cuándo fue la última vez que vinieron? —pregunté.

—Me parece que en enero —respondió mientras hacía cálculos—. Antes de que nos mandaran al palacio.

No dije nada más. Se suponía que estábamos aquí para que yo me distrajera un poco no para recordar esa clase de cosas. Nathan hizo ese estúpido hechizo que me habían mostrado en el palacio y para mi gran sorpresa me hizo lucir como Cara y él se veía como un guardia que custodiaba el palacio. Me daban ganas de matarlo.

—Tienes un muy buen sentido del humor —dije mientras íbamos en el auto.

—¿Quieres presentarte como tú misma?, dime y lo arreglo antes de llegar.

—Púdrete.

—Lo siento —se disculpó—. Pero no se me ocurrió nadie más o al menos alguien que ellos no conozcan.

—Lo que sea. Ya estamos en camino, ¿me quieres decir que rayos haremos?

Nath no me había dicho nada acerca de cómo hablaríamos con mi familia. Se había limitado a manejar y se detenía de vez en cuando. No sabía si era el auto o lo hacía para que admirara el paisaje. Me traía muchos recuerdos. Pasé muchos años recorriendo estas calles, visitando esos locales, la heladería, la tienda de caramelos y hasta extrañaba venir a la biblioteca con Daniel.

—Lo que daría por volver aquí y empezar otra vez.

—No eres la única Alexia, creo que varios también lo quisiéramos.

Empezamos a alejarnos del centro. Las luces se quedaban atrás al igual que la gente que huía de la lluvia. Por la carretera, comenzaron a aparecer las primeras casas, algunas sencillas, otras las recién construidas y entonces llegamos a las casas que habían estado ahí por años.

—Espera —lo tomé del brazo, pero me apartó.

—No hagas eso, estoy manejando —se puso muy tenso—. Todo será muy fácil, lo prometo.

Por fin llegamos y ahí estaba. La enorme casa familiar de los Raven. La pintura había cambiado, ahora era blanca, totalmente blanca. Quizá Janine se hartó del azul. Las luces de la sala estaban encendidas al igual que las del comedor. Pero en la planta alta, en algunas habitaciones, todo estaba oscuro. Era lógico. Nadie dormía ahí.

Salimos del auto bajo la fuerte lluvia. Nathan se aseguró de que no funcionará por ningún motivo. Y esto sería igual que una película de terror. Unos extraños en la noche pidiendo ayuda por su auto descompuesto. Que mala referencia. Fuimos hacia la casa y poco a poco podía escuchar el leve sonido de la música que salía del piano. Era tan adorable escuchar la música que Janine tocaba. Siempre quiso enseñarnos a Dëni y a mí, pero jamás pasamos de la melodía del "Feliz Cumpleaños", así que se rindió.

Llegamos a la puerta y Nathan tocó el timbre. Mi corazón latía rápidamente y sentía que se saldría de mi pecho. El piano había dejado de sonar y pude escuchar las risas de una niña. Nathan tomó mi mano y me dio un leve apretón.

"El Elemento Perdido #2: Agua" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora