Distraction {Elijah Mikaelson}

Von ValMarquet

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◤Cuando la paz se creía una realidad, ella llegó a poner su mundo de cabeza en todas las formas posibles. Eli... Mehr

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Epílogo
LIBRO 2 (COME BACK)

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Von ValMarquet

—Acepta qué solo me quieres mantener lejos de Jesse. —Mencionó Skylar casi riendo. Su mano y la de Elijah estaban entrelazadas mientras él conducía.

—Si, eso quería. —En parte era eso, pero había algo más importante que debía hacer estando solos.

—Yo no trato de alejarte de Hayley. —Podía sonar tranquila, pero en el fondo estaba celosa, con miedo de perderlo. Apartó la mano, mordiendo el interior de su mejilla mientras veía por la ventana para calmarse.

—Cariño... —Elijah odiaba verla así. Colocó su mano en el muslo de Skylar, subiendo y bajando lentamente.

—¿Cuánto tiempo pasó desde que Hayley rompió contigo definitivamente antes de qué me conocieras? —No siempre pensaba en aquello, de hecho, trataba de olvidarlo, pero la pregunta salió antes de poder evitarlo.

—Un par de meses. —No había sido mucho de hecho.

—¿Por qué te fijaste en mí?

—Tus ojos, son hermosos, también me gusta tu cabello. —Ver el camino, mirarla a ella, ver el camino, mirarla a ella, eso era todo lo que hacía el original. Suplicaba que ella volteara, anhelaba verla a los ojos y transmitirle cuanto la amaba. Decidió omitir la parte de "Quería distraerme y tú eras perfecta para eso", ella jamás sabría eso, nunca.

—¿Qué tienes con mi cabello? —Entonces giró la mirada un poco, pero seguían sin verse a los ojos. Sujetó un mechón de la larga cabellera rojiza.

—Me encanta, como el resto de ti.

—¿Y si un día decido cortarlo?

—No lo harás porque sabes que lo amo así. —Entonces Elijah tomó uno de los mechones antes de estacionarse frente a un restaurante a las afueras de New Orleans. Sky no tenía que entrar para saber que obviamente era bastante elegante y caro.

—Para esto es que me hiciste poner esto... —Vio hacia su elegante vestido negro y zapatos altos. Finalmente entendía por qué Elijah insistió tanto en qué se lo pusiera.

—Me hiciste ir a un lugar grasoso lleno de estudiantes, ahora te toca a ti ser una Mikaelson. —Realmente no quería decir eso, el mundo de los Mikaelson es más qué fiestas, lugares elegantes y ropa costosa; era muerte, masacres, sangre y dolor. De eso huyó Hayley al terminar con él.

Ahora despertaba cada mañana con el temor de qué Skylar también quisiera huir. Si ella se iba no lo resistiría.

Elijah bajó del auto y abrió la puerta para que ella también lo hiciera. Se tomaron nuevamente de la mano mientras entraban.

Se veía mucho más fino desde adentro. Hacía mucho que Skylar no pisaba un lugar tan elegante, había entrado a algunos, pero al poco tiempo descubrió que prefería las hamburguesas al caviar.

Elijah no tuvo que hacer mucho para que les dieran una mesa apartada del resto de las personas. Apartó la silla para que ella tomara asiento, era todo un caballero.

—Lindo... —Vio los platos sobre la mesa, en aquel momento estaban vacíos. No tardaron mucho en colocar platillos con lo que parecía pollo sobre una cama de verduras perfectamente colocadas y decoradas con la salsa. También llenaron las copas de vino. —Muy lindo, de hecho. —Tomó los cubiertos de forma correcta.

—No es la primera vez que comes algo así, ¿verdad? —Preguntó Elijah al ver la forma en qué comía.

—Mis padres me enseñaron a comer en lugares públicos, luego lo hizo la madre de...

—Entiendo. —Interrumpió de forma educada, no quería saber nada de ese licantropo.

—Lo siento... —Volvió a comer, realmente sabía bien y era lindo compartir eso con Elijah. —Así que... ¿Así es ser un Mikaelson?

—Solo en apariencia para ciertas personas. —Lo iba a hacer, tenía que decirle. —En realidad nuestro mundo está lleno de...

—Sangre, muerte, destrucción, masacres. Puede que no lo recuerdes, pero te vi arrancarle el corazón a una mujer. —Elijah no lo creía, lo dijo como si no fuera nada en realidad.

—¿No te molesta? —Hayley tenía un pasado oscuro que en realidad se parecía al de Skylar: ambas eran huérfanas, pero en realidad había grandes diferencias, la principal es qué Skylar no era una mujer lobo, era cazadora.

—Elijah... —Soltó un suspiro pesado, el tema de muerte era complicado por los puntos de vista. Dejó los cubiertos a un lado. —Crecí escuchando ridiculeces como "Te pinchas él dedo para asegurar la muerte de tu enemigo" "la sangre en tus manos es sangre de los inocentes que has salvado". Tengo una obsesión sobrenatural por matar, que por cierto aun no resuelvo, y he matado más gente de la qué puedo contar. Créeme que puedo soportar el drama de los Mikaelson siempre y cuando tu estés sujetando mi mano. —Elijah la veía cono si fuera un bicho raro y añadió —: Reté todas mis creencias sobre vampiros al darte el primer beso, no me voy a rendir tan fácil contigo.

Era imposible, era demasiado perfecta. 

—Debes matar pronto antes de que tengas una recaída. —Decidió cambiar el tema o terminaría lanzándose sobre ella para llenarla de besos.

—Lo hago otro día. —No estaba de humor y no lo estaría por un buen tiempo.

—Solo no quiero tener que ir a buscarte otra vez al hospital... —Su brazo cruzó la mesa y sujetó la mano de Skylar.

—No lo harás, te lo prometo. —Entrelazaron de nuevo sus manos y continuaron comiendo como podían, así con sus manos juntas.

—¿Algo más que me quieras contar del drama Mikaelson? —Estaban colocando el postre, fresas, chocolate y algo parecido a uvas en una copa.

—Pues... —Mil años de vivencias se resumían en una sola cosa, un solo trauma. —Tengo... Un trauma. —Cuando ella frunció el ceño prosiguió. —No puedo tener las manos cubiertas de sangre.

—¿Demasiado fino? —Elijah río y negó.

—Pasó cuando me convirtió mi madre. Maté a la mujer que amaba y desde entonces escondo toda la culpa tras "la puerta roja" —Skylar tardó un rato en entender que era realmente. Finalmente lo hizo, un lugar representativo en su mente.

—Yo tengo uno también. —Elijah dejó los cubiertos sobre la mesa para prestarle completa atención. —Bueno... Si fuera inmortal creo que sé en qué lugar escondería mis pecados.

—Finalmente alguien me entiende. —Sonrió. Sus hermanos lidiaban de otra forma con las culpas, Klaus pintaba, Rebekah lloraba y Kol... Ni idea que hacía.

—Creo que... Mi lugar sería el sótano del orfanato, ahí nadie bajaba, a nadie le importaba que pasaba tras esa puerta, ni que me hacían... —Hizo una mueca que preocupó a Elijah. Ella lo notó y decidió despreocuparlo. —Ahí pasó lo de... Ya sabes. —Señaló su brazo, más precisamente el lugar por donde pasaban las venas. —Además, había un agujero con algo parecido a un túnel que terminaba en el bosque, por ahí me escapaba de vez en cuando. —Guiñó un ojo, haciendo obvio que escapó más de un par de veces. —Aunque... También el sótano de la casa de mis padres, ahí me escondía cuando hacia algo malo.

—Tienes algo con los sótanos.

—Tú tienes algo con mi cabello y no te digo nada. —Ambos rieron suavemente.

Finalmente terminaron y salieron del restaurante. Elijah abrió la puerta del auto para que ella entrada y después condujo nuevamente.

—Creo que vas en dirección contraria. —Ella creía que volvían a la casa Mikaelson. Que equivocada estaba.

—Vamos a otro lugar, cariño. —Elijah sonreía, pero en el interior estaba nervioso por lo que iba a hacer.

Media hora después se estacionó en la entrada de un hotel bastante alejado de la ciudad de New Orleans, pero era muy lindo según vio Skylar. Bajaron del auto, Elijah la sujetó de la cintura y mientras entraban Skylar vio algo que no le gustó para nada, había una piscina en la parte de atrás.

—Disculpe, ¿En qué puedo ayudarles? —Apareció frente a ellos un hombre bajo, sonriendo de forma fingida debido al cansancio.

Elijah lo vio a los ojos, Skylar sabía exactamente lo que iba a hacer: —¿Podria darnos el pent-house, por favor? —El hombre asintió y comenzó haciendo un ademán para qué lo siguieran este comenzó a caminar.

—Amo el control mental. —Murmuró para que solo Elijah escuchara. El solo atinó a sonreír.

—Es bastante útil en situaciones como esta. —Ella no entendió, solo quería sacarla de la casa, no entendía que importante tenía esta "situación".

—Ok... —Se encogió de hombros cuando las puertas del elevador se cerraron.

Mientras subían Elijah la sujetaba, como si tratara de evitar que ella saliera a correr. Las puertas volvieron a abrirse y solo había una puerta frente a ellos, a unos cuando metros de distancia. El hombre sacó de su bolsillo una llave para dársela a Elijah. 

—Disfruten su noche. —En cuanto la linda pareja salió de la cabina el elevador se cerró y bajó hacia el primer piso de nuevo.

—¿Qué haremos exactamente aquí?

—Un experimento. —Metió la llave dentro de la cerradura y después la puerta se abrió dejando ver un lugar bastante amplio en tonos blancos y negros, la cocina perfectamente limpia, al otro lado un balcón amplio. Al lado contrario había una puerta que seguramente era el baño.

—Es lindo. —En todo ese tiempo no se habían soltado y Elijah descubrió una nueva faceta: era posesivo.

—Aun no ves todo. —La sujetó de la mano y entrando a la habitación ella se detuvo y negó con la cabeza.

—¿Ya habías estado aquí antes?

Fue una mala idea haber dicho aquello. 

—Una vez, vine a recoger a Rebekah. —Mas mentiras, odiaba mentirle, pero era mejor que decirle "traje a Hayley hace unos años".

Pareció creerle. Se encogió de hombros y volvió a tomar su mano. No es mentira si es para protegerla, ¿verdad?

Al final logró llevarla hasta el baño sin que hiciera más preguntas. Estaba nervioso de por sí y sus preguntas solo lo ponían más nervioso.

Al entrar se encontraron con un baño perfectamente arreglado, con una ducha de cristal, un lavabo lleno de flores entre demás arreglos. Entonces apareció ante los ojos de Skylar la razón por la cual Elijah la llevó directamente ahí.

—Se lo qué quieres hacer y no pienso hacerlo. —Dijo él y ella dio media vuelta para irse, pero él la sujetó de la cadera y la levantó mientras ella pataleaba.

—No sabes lo que quiero hacer. —Una sonrisa se formó en los labios de Elijah al estar así con ella, se sentía... Tan vivo, tan humano.

—Quieres meterme en esa bañera ¡Lo sé! —Gritó aun pateando y tratando de soltarse. No lo lograría.

—Quiero que superes tus miedos.

—¡Misma cosa! —De lo mucho que luchaba el vestido se levantó hasta arriba de sus muslos, casa que no le importó porque solo quería salir de ahí.

—¿Confías en mí? —El tono con que lo dijo, las palabras en sí la hicieron dejar de pelear. Suspiró y se relajó, dejando que Elijah prácticamente la cargara. —Esa es mi chica.

La dejó en el suelo sobre sus propios pies. Bajó las manos hasta el borde de la tela sedosa, el hecho de que su hubiera levantado tanto durante la pelea hizo más fácil poder sacárselo. Ella subió los brazos para hacerlo más fácil, cuando los bajó parecía una estatua. Elijah lanzó el vestido a una esquina de la habitación. 

—¿Cuál es tu plan? —Preguntó Skylar, sintiendo que todo su cuerpo comenzaba a sudar.

—Espera. —Le dio un beso en la frente, un beso dulce y tierno antes de acercarse a la dichosa bañera blanca, era bastante grande de hecho. Elijah giró la llave del agua caliente, después el agua fría para dejar la temperatura perfecta, mientras se llenaba puso varias esencias en el agua. A pesar del dulce olor que llenaba la habitación, Skylar quería salir corriendo sin importar estar semi desnuda. —Ven. —Cerró el flujo del agua cuando se llenó la bañera hasta un poco más de la mitad.

—No quiero... —Recordaba la sensación de ahogarse y sí, ella misma se lo buscó y se arrepentía de aquello más que nada en el mundo, pero no quería estar ahí dentro, no quería recordar cuánta agua tuvo que escupir para que el aire volviera a sus pulmones.

—Confía en mí. —Se acercó a ella y la besó en los labios, sintió como esos dulces labios temblaban, pero le correspondía. —¿Te sentirías mejor ahí desnuda?

—No... —No le daba vergüenza que la viera como Dios la trajo al mundo, pero en ese momento se sentía muy vulnerable y sería peor sin estar cubierta.

—Está bien. —Le dio un beso en el hombro antes de prácticamente empujarla hacia la bañera. —Yo voy a estar aquí. —Colocó su mano en el muslo de Skylar para levantarlo y hacer que primero su pie entrara, la sensación fue agradable en realidad, pero esa sensación se fue cuando la pierna entró más en el agua. —No te vas a ahogar.

El agua estaba llena de espuma y burbujas, el ambiente olía a una mezcla de vainilla y rosas, pero no era suficiente, ni siquiera el brazo de Elijah rodeando su cintura y su mano tratando de meterle la pierna completa en el agua la hacían desear meterse. 

—Suficiente por hoy. —Murmuró Skylar. Las piernas le temblaban y sentía que al final se iba a desmayar.

—Quédate de pie ahí dentro y habremos terminado. —El aliento cálido de Elijah chocó con su cuello, haciéndola estremecer aún más.

—Bien. —Se mordió el labio, con tanta fuerza que una pequeña marca negra apareció en él. Entonces pisó la base de la bañera, descubriendo que no era resbalosa como lo imaginaba. Mordió aún mas el labio cuando levantó la otra pierna y la metió en el agua.

—No te hagas daño. —Hizo que se diera la vuelta para encararlo, tenía el labio inferior hinchado y peor aún, una gota de líquido negro brotaba de la piel.

—Lo... Siento. —Tartamudeó en respuesta. Su cuerpo temblaba como un flan, pero se sentía bien el agua que le cubría hasta más arriba de las rodillas. Que se sintiera bien no quería decir que el miedo hubiera desaparecido, pero podía manejarlo... O eso esperaba.

Se recogió el cabello en un moño alto para que no se mojara y sin esperar ordenes se sentó, sentada el agua llegaba hasta la mitad de su pecho. 

—Esa es mi chica perfecta. —Sonrió Elijah viendo cómo se sujetaba de los bordes de la bañera como si quisiera romperla, además temblaba como si el agua estuviera helada.

—Cállate... —La voz también sonaba como si estuviera entre hielos.

—Relájate, cariño. —Esa orden no funcionó, seguía temblando y tensando todo el cuerpo. Entonces pensó en algo mejor, se quitó el abrigo elegante y lo arrojó junto al vestido de Sky, después siguió la corbata y los zapatos. —No me mires así. —Ella quitó la mirada inquisitiva, solo lo admiró hasta que quedó totalmente desnudo frente a ella, era su vista favorita en todo el mundo.

Sin preguntar entró en el agua caliente, frente a ella. La abrazó y poco a poco la acomodó sobre sus piernas. 

—¿Qué haces...? —La voz no tambaleó, se estaba calmando. Cuando estuvo totalmente acomodada, con su mejilla recostada en el hombro de él y sus piernas rodeando la cintura de Elijah dejó de temblar finalmente.

—Te dije que estaría contigo. —El la sujetaba, la abrazaba con delicadeza. Las delgadas bragas de Skylar era lo único que separaba sus sexos. —Dejaste de temblar.

—Tú me calmas... —La voz volvió a sonar nerviosa y no era para menos.

—¿Por qué te calmo? —Sus manos estaban en la espalda baja de Skylar para sujetarla sobre él.

—Solo por ser tú. —Cerró los ojos por un momento. Elijah podía sentir su corazón latiendo cada vez más lento.

—¿Por qué yo? —La respuesta le preocupaba, le carcomía la cabeza ¿Por que él y no Jesse? ¿Por qué él y no Kol o Niklaus? ¿Por qué él y no un humano? ¿Por qué eligió a un monstruo?

—Rebekah me dijo que no solías sonreír ¿Por qué? —Evadió la pregunta y no era por no saber que responder.

—No evadas mi pregunta... Por favor. —Su tono era suplicante. Ella se apartó para poder verlo a los oscuros ojos que tanto amaba.

—Porque... Mis mañanas están repletas de tus sonrisas, que iluminan mi alma de una forma incomparable, jamás me había enamorado de alguien como lo he hecho contigo. —Skylar lo veía a los ojos y él no podía creer lo que oía, su chica dura, su chica llena de secretos estaba abriéndose ante él. —Tu sonrisa es mi debilidad más grande, ya que es la luz de mi vida, cada vez que sonríes me sonrojo y no entiendo por qué. —Elijah quería besarla, pero cuando estaba por hacerlo ella colocó su dedo índice en los labios de él para detenerlo. —Déjame terminar. te contaré un secreto, tus sonrisas inocentes y espontáneas son mis favoritas, te hacen ver... Tan humano y vulnerable, no ese monstruo que la geste dice que eres y que tú mismo dices ser. Si tan solo supieras que para mí eres un ángel, mi ángel guardián, siempre cuidas de mí, pero no estamos hablando de eso ahora. Solo me queda decir que tu sonrisa hace a la mía, y lo que más amo es que yo soy la completa responsable de la mayoría.

—Soy un monstruo, cariño... Eso no lo puedes cambiar. —Hayley se había marchado por eso, por estar rodeada de monstruos, por tener que irse a la cama y dormir con uno de los mayores monstruos del planeta.

—Me enamoré del monstruo vestido de traje si eso quieres creer. Pero te contaré un secreto, todos los humanos son monstruos, yo soy un monstruo que no quiere cambiarte porque te ama, aunque tengas las manos cubiertas de sangre, con o sin la puerta roja. Te amo, Elijah. —Y entonces finalmente lo comprendió, debía dejar de compararla con Hayley, ella no era Hayley, ella estaba ahí, soportando el pasado oscuro sin esfuerzos. Ella era perfecta para él, con un pasado oscuro obligado por personas ajenas.

Entonces sin esperar más la besó, la besó para mostrarle lo mucho que la amaba, el miedo que tenia de perderla, le entregó todo en ese beso. 

—Te amo, Skylar Dollanger. —Dijo cuando sus labios se separaron, pero el contacto visual no se perdió en ningún momento.

—Dios... —Se sonrojó de repente, cubrió su rostro con las manos mientras negaba con la cabeza. —Acabo de caer en cuenta de todas esas cursiladas que dije... —Elijah sonrió por eso. —Me va a dar diabetes.

—A mí me gustó. —Subió sus manos por toda la espalda hasta el broche del sujetador negro que llevaba.

—Recuérdalo muy bien porqué es la última vez que digo algo así. —Se veía tan tierna, con esa sonrisa hermosa, los ojos brillando y sin miedo o secretos, el cabello recogido, estaba en el agua como una sirena, era la visión perfecta de Elijah. —Ya quítamelo, sé que quieres hacerlo. —Habló Elijah lo entendió, le quitó el sujetador y lo lanzó a un lado sin importar que el suelo se mojara. —Jamás he tenido sexo en una bañera. —Murmuró de manera insinuante levantándose del regazo de Elijah, se sacó las bragas y las lanzó fuera de la bañera, ya no tenía miedo del agua, solo quería ser suya en cuerpo y alma.

—No tendremos sexo... —El original se acercó y volvió a colocarla sobre su regazo, sonriendo de forma involuntaria mientras ella también lo hacía. —Haremos el amor cuantas veces quieras.

Y así fue, esa noche fueron uno solo. Hablaron, se besaron, hicieron el amor, fueron felices sin importar el resto del mundo, solo eran ellos dos en su noche de amor.

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